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Extraño sueño, terrible pesadilla. (OneShot) por ZaraRock

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Notas del fanfic:

Antes que nada debo destacar que One Piece no me pertenece, es propiedad de Eiichiro Oda.

Los pensamientos de los personajes están en letra cursiva :33

Notas del capitulo:

¡Holi :33 sexys lectores! Este es mi primer fic de One Piece, esta inspirado en un doujinshi que leí hace poco. No estoy muy segura si esta pareja sea de su total agrado, pero si se animan a leer espero por lo menos sacarles una sonrisa.

Érase una vez en un lugar remoto de Grand Line, una isla dividida en tres gloriosos reinos, el reino azul gobernado por Sanji rey de todos lo cocineros. El reino naranja gobernado por Nami la reina de las tacañas la mejor navegante del mundo y por ultimo el reino rojo gobernado por Luffy el rey de goma.

En medio de estos tres reinos vivía un joven muchacho, de rebeldes rizos negros, tez morena y contextura delgada, cobarde y mentiroso pero de gran corazón. Vivía en una pequeña cabaña situada a las faldas del bosque por el cual se llegaba al reino naranja.

Una tarde un apuesto espadachín cabeza de marimo de peculiar cabellera verde,  fiel soldado del reino naranja llamo a su puerta, hambriento y exhausto por el viaje, pidiendo asilo en su hogar durante una noche para poder descansar y continuar su excursión al día siguiente.

El joven de negros rizos lo miro con algo de desconfianza por la ventana antes de abrir la puerta, pero al ver el emblema de la reina Nami en la deslumbrante armadura del peliverde se armó de valor y abrió la puerta de par en par situándose en medio del umbral con su pose más amenazante.

–¿Quien osa invadir la propiedad del Gran Usopp?- Exclamo levantando los brazos, intentando disimular el temblor de sus piernas (que mas bien parecían gelatina a medio cuajar). El espadachín al que nada le tomaba por sorpresa, no se inmuto ante esto.

–Mi nombre es Roronoa Zoro, estoy aquí por un encargo de la reina Nami- Respondió con voz autoritaria, pero sin dejar de lado el aura tranquila y despreocupada que le caracterizaba –Debo llegar al reino azul, pero debido a ciertos percances se me ha hecho tarde (Lo que en realidad se traduce como: ‘‘me perdí en el bosque’’) y necesito un lugar para pasar la noche-

–¿Y dime por qué el gran Usopp, Rey de los francotiradores debería dejarte quedar en su casa Roronoa Zoro?- pregunto el moreno, alzando la frente con aires de superioridad.

–Tu cabaña es la única en un radio de 5 kilómetros y la más cercana al bosque- respondió con tono de obviedad. –¿Me vas a dejar entrar o no?- pregunto ya perdiendo la paciencia.

–De acuerdo Roronoa, pero te advierto que soy un peligroso criminal, tengo aliados en todo el mundo y hay una gran recompensa por mi cabeza- mintió con descaro el pelinegro –Entras bajo tu propio riesgo- culmino dándole paso a su hogar.

Una vez dentro de la cabaña, Usopp le invito a sentarse y  ponerse cómodo cerca del fuego, ya que las noches en aquella isla eran largas y frías. Le sirvió un plato de suculenta comida que Zoro devoro en un abrir y cerrar de ojos.

Luego de un rato el ambiente empezó a tornarse muy agradable, después de comer comenzaron a charlar tranquilamente, como amigos que se conocen de toda la vida.

–¿Oye Usopp donde están tus padres?- pregunto el espadachín al darse cuenta de la ausencia de los mismos.

–Mi padre es un gran pirata, se fue cuando yo aun era muy pequeño y mi madre… murió unos años después de su partida- respondió con la mirada perdida y en un tono algo melancólico.

–¿Vives aquí tú solo?- ante su respuesta una extraña sensación se apodero de él,  sintió una punzada de preocupación. 

–Si, pero no me falta nada, tengo algunos amigos en las aldeas cercanas, vivo bastante bien- dijo con una gran sonrisa en el rostro. Aquella sonrisa cálida y sincera logro apaciguar un poco la naciente preocupación que crecía en  el pecho del peliverde.

–En momentos como este me vendría bien algo de sake- comento para cambiar el tema.

–Oh espera, creo que tengo una botella de sake guardada en algún estante- el pelinegro se levanto presuroso en busca de la dichosa botella. –La verdad yo no bebo muy a menudo, pero hare una excepción esta vez, casi nunca tengo invitados- sonrió victorioso al encontrarla, la tomo y se la mostro desde lejos al peliverde.

El espadachín solo se limito a sonreír complacido. Continuaron hablando y bebiendo durante horas y horas, se sentían tan agradados el uno con el otro que Usopp sin darse cuenta término cayendo rendido en el regazo del mayor. Zoro, que a diferencia del pelinegro solía beber mucho mas se mantuvo despierto hasta terminar la botella de sake, acariciando la indomable maraña de rizos negros.

No estaba verdaderamente consciente si era debido a su estado de ebriedad (aunque no era para tanto ya que Zoro bebe como cosaco sin fondo), pero  debía aceptar que sentía una profunda simpatía por el joven tirador, podría decir que incluso le tenia afecto; se dedico entonces a observar su rostro llevándose la botella a los labios una y otra vez; tenia unos ojos pequeños y muy brillantes, sus labios eran gruesos, su nariz inusualmente larga y delgada; ciertamente Usopp no era el mas atractivo de todos, pero había algo en su semblante, en su aura, en su sonrisa; algo que lo hacia terriblemente adorable, hermoso, violable. Parecía tan frágil, que con tan solo mirarlo Zoro ardía en deseos de protegerlo como el delicado y tierno ángel que era. Pobre de aquel que se atreviera a ponerle los dedos encima.

Al llegar el amanecer Zoro se dio cuenta de que había permanecido en la misma posición desde la noche anterior, la botella de sake yacía vacía y olvidada en el suelo. Usopp parecía tener un efecto hipnotizante en él.

Al cabo de un tiempo el mas joven se removió algo incomodo, parecía estar recuperando la consciencia luego de prácticamente caer en estado de coma por el alcohol, el peliverde miro expectante como las brillantes orbes del pelinegro comenzaban a entreabrirse delicadamente.

–Ya es hora de que me marche Usopp- sonrió dulcemente el espadachín –Pero, regresare…- 

–Si, es cierto. Te preparare algo de comer- dijo, mientras se incorporaba con una diminuta sonrisa en los labios, de alguna manera haber dormido en el regazo del espadachín había resultado realmente cómodo y reconfortante. –Si te apetece puedes ir a darte un baño- comento, dirigiéndose a la cocina. Zoro le siguió por detrás hasta la pequeña cocina, recostándose en el umbral de la puerta con los brazos cruzados sobre el pecho, observando meticulosamente cada uno de sus movimientos. Usopp se ató un delantal a la cintura y prosiguió a colocar dos huevos en una sartén.

El mayor se acercó a paso lento y le abrazo por la espalda, tomándolo por sorpresa. –¿Y si mejor nos bañamos juntos?- susurro cerca de su oído con picardía, depositando miles de besos diminutos por todo el cuello y las mejillas del pelinegro en fracción de segundos.    

–¿Eh?- sintió sus mejillas arder, las manos comenzaron a temblarle y las piernas también.

–Solo bromeo- rio sonoramente el peliverde apartándose del más joven –ahora regreso- y sin mas se perdió tras la puerta de la cocina.  

oOOo

Cuando por fin llego la hora de marcharse ninguno de los dos parecía querer despedirse, era obvio que ambos tenían mucho que decir pero las palabras se negaban a ser articuladas. Zoro ante el evidente silencio del pequeño moreno decidió ser el primero en hablar.

–Usopp, quiero que vengas a vivir conmigo al reino naranja- dijo sin rodeos, con un tono tan autoritario que haría estremecer hasta es el hombre mas rudo de todo Grand Line. Y sin siquiera darle oportunidad de responder le planto un beso, un beso tan corto que no pudo alcanzar a percibir dulce sabor de sus labios. –Vendré a buscarte cuando regrese del reino azul, espero tu respuesta- Acto seguido se monto en su caballo y partió como Nami cobrando una herencia alma que lleva el diablo.

El joven francotirador permaneció inmóvil donde estaba, con los ojos desmesuradamente abiertos. Se llevo el dedo índice a los labios y una queda sonrisa se deslizo en ellos, era una completa locura… una locura a la que no podía o mas bien no quería negarse.

Zoro había dicho aquello sin pensar, solo deseaba gritar lo que sentía, ciertamente Usopp le recordaba a su primer amor, al que había perdido tiempo atrás al ser incapaz de proteger, pero en esta ocasión no permitiría que eso sucediera de nuevo.

Lo que no sabía el apuesto espadachín era que muy a su pesar él no había sido el primero ni el ultimo en ser hechizado por la nariz los encantos del pelinegro… El Rey Luffy había quedado maravillado con las historias que solían contarse en los alrededores de su reino acerca de un tal Usopp, rey de los francotiradores, un valiente guerrero de los mares que contaba con nada menos que ocho mil aliados y que había derrotado solo a los más grandes monstros marinos. 

Tanta fue la impresión causa por estas historias que el mismísimo Rey de Goma se había hecho amigo personal de Usopp.

Unas horas mas tarde ese mismo día Luffy decidió visitar a Usopp, acompañado de su singular corcel, un majestuoso reno parlante y que de hecho era considerado el mejor doctor de todo Grand Line. Ambos, rey y corcel, irrumpieron bruscamente en el humilde hogar del francotirador.  

–¡Usopp vamos a pescar!- grito  alegre y campante el monarca de goma, echando la puerta abajo.

–¡Oye Luffy! creo que debimos tocar la puerta antes de entrar- comento el reno transformándose en un pequeño ser que fácilmente se podría confundir con un tanuki.

–¿Usopp donde estas?- pregunto Luffy al no recibir respuesta alguna, comenzando a buscarlo por toda la casa.

El susodicho yacía dormido tranquilamente en su habitación cuando el rey de goma lo encontró. 

–¡Oye Usopp despierta vamos a pescar!- le zarandeo energéticamente para luego arrástralo hasta la salida.

El francotirador había caído en un sueño tan profundo que no logro despertarse hasta que iban por la mitad del camino.

–¡Espera! ¿Donde estoy?- pregunto el tirador somnoliento sintiendo el pelaje del reno sobre su rostro –¿Chopper? ¿Luffy? ¿Qué estoy haciendo aquí?-

–Oh, ya despertaste Usopp, vamos a pescar- respondió Chopper, parecía igual de animado que Luffy.

–¡No puedo! Luffy debo regresar- Usopp se hallaba recostado en la parte trasera de Chopper. En una posición tan incomoda que le estaba costando mucho trabajo incorporarse –si Zoro regresa y no me encuentra se va a preocupar- pensó¡Luffy bájame!-

–¡Vamos Usopp será divertido!- afirmo el despreocupado rey.

–Luffy me urge regresar podemos ir a pescar luego-

–Ah no seas aguafiestas- le reprocho frunciendo el ceño.

–¡Déjame bajar!-

En ese momento el rey Sanji que casualmente pasaba por allí escucho las ‘‘suplicas de auxilio’’ del joven francotirador, que a lo lejos sonaban agudas y parecían mas bien los gritos de una dama. Ante la sola idea de una señorita en peligro el rubio se lanzo al rescate. Entretanto Zoro que se encontraba en compañía del rey pervertido azul, permaneció en la distancia ajeno a lo que sucedía.

–Soltad a esa damisela malvado rey de goma- Grito, interponiéndose en el camino de Luffy. –No os preocupéis doncella yo te rescatare de este peligro-

–¿Sanji? No es una dama es Usopp y no esta en peligro vamos a pescar juntos- esbozo una sonrisa infantil.

Sanji lo miro entrecerrando los ojos, lentamente extrajo de su bolsillo un gran trozo de carne, lo alzo con su mano derecha mostrándoselo a Luffy.

–No volveré a repetirlo, soltad a la dama- El rey de goma se doblego inmediatamente ante el apetitoso aroma de la carne y accedió a bajar a Usopp de su corcel. 

–¡Carne, carne carne!- exclamo impaciente, comenzando a babear. Sanji tomo el trozo de carne y lo arrojo tan lejos como le fue posible, Luffy salto de su corcel y corrió con todas sus fuerzas tras la carne hasta perderse en el horizonte, seguido el pobre y confundido Chopper.

Zoro desconcertado al darse cuenta de que aquel joven que tenia a tan solo unos metros de distancia era su adorado francotirador comenzó a caminar apresuradamente en su dirección. Usopp se mantuvo de pie estupefacto, sin entender verdaderamente lo que ocurría a su alrededor.

–Ciertamente no eres una dama, pero te ves incluso más hermoso y deslumbrante que cualquier señorita que haya visto en mi vida- comento caballerosamente el rubio tomándolo por la cintura –He quedado tan encantado con tu belleza que incluso me atrevería a proponerte matrimonio en este mismo instante- dijo esta vez acercándose peligrosamente a su rostro.

Las orbes del peliverde se abrieron desmesuradamente al ver las intenciones del  cejas de tornado monarca de los cocineros.

–¡Sanji no te atrevas a tocarlo!- amenazo el espadachín apresurando aun más su andar. –¡Usopp!- exclamo, esta vez comenzando a correr, pero entre mas avanzaba ellos parecían alejarse aun mas y todo alrededor se tornaba oscuro.       –¡Usopp!- extendió el brazo en un intento desesperado por alcanzarlo.

–¡USOOOOOPPPP!- Grito Zoro despertando por fin de su pesadilla con los brazos extendidos en su dirección. Se puso de pie y corrió a su encuentro, lanzándole un puñetazo al pobre Sanji que se había acercado al pelinegro para ofrecerle un vaso de limonada. El rubio quedo noqueado contra el mástil del barco.

Zoro aun somnoliento y sin poder razonar, tomo a Usopp por la cintura y lo beso con todo el amor del mundo, un beso dulce y apasionado, un beso tan vehemente que incluso tenia nombre propio: ‘‘no quiero perderte nunca’’

Luego del desayuno y como era habitual el espadachín se había quedado dormido en la cubierta del barco, si bien parecía que el sueño que tenia no era muy agradable, ninguno de sus nakamas se atrevía a despertarlo por temor a molestar la tan sagrada siesta del peliverde. Todo transcurría normalmente hasta que de la nada Zoro se despertó gritando el nombre del joven francotirador, para luego correr y plasmarle un beso en los labios ante la mirada atónita de toda la tripulación (a excepción de Luffy que continúo pescando como si nada y Sanji que aun estaba inconsciente en el piso).

–Z-Zoro… ¿q-qué?- tartamudeó Usopp, completamente sonrojado, y es que a pesar de la tez morena del pelinegro se notaba perfectamente el rubor que le cubría  prácticamente todo el rostro. Al darse cuenta de lo que acababa de ocurrir le aparto lejos de sí y le golpeo repetidas veces en la cabeza –¡¿Acaso estas demente?! ¡¿Por qué hiciste eso?!-

Zoro sonrió divertido al ver su reacción –Lo hice porqué quería- afirmó sin remordimiento alguno. Pasó su brazo alrededor del cuello del francotirador y lo sentó entre sus piernas para poder abrazarlo cómodamente –No dejare que ese pervertido Rey azul te aparte de mi lado otra vez- dijo en su fuero interno, para luego volver a cerrar los ojos e intentar conciliar el sueño.

–¡No Zoro! ¿Qué haces? ¡Suéltame!- Usopp intentaba escapar del fuerte agarre del espadachín sin mucho éxito y si darse cuenta en medio del forcejeo él también  término durmiéndose recostado sobre su pecho…

Pronto los demás integrantes de la banda Mugiwara reanudaron sus actividades cotidianas restándole importancia al reciente acontecimiento.

Por su parte Zoro se sumió en un profundo y pacido sueño con el moreno de negros rizos entre sus brazos; esta vez se aseguraría de no tener la misma pesadilla…   

Notas finales:

Si llegaron hasta este punto espero que no se vayan sin dejarme sus comentarios, insultos y críticas constructivas. Por si les interesa voy a dejar el link del doujinshi que les mencione: http://nagahana-scans.livejournal.com/6138.htm (esta en Japonés)

Sin mas que decir, será hasta otra ¡chau! :33 


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