En nuestro mundo, en nuestras vidas, indagamos día tras día sobre nuestro futuro, sobre aquello que deseamos lograr con el fin de llenar las expectativas de una vida perfecta. La vida a nuestros ojos no es más que un rostro subjetivo de lo que es y significa para nosotros, para algunos es amable, para otros es llena de desdichas.
Esta es una historia peculiar, una historia que jamás pensé contaría, pero necesito sacarlo de mí, o jamás podré descansar en paz.
Me encuentro en mi lecho de muerte, sé que falta poco para terminar con mi vida, más sé que no podría haber sido de mejor forma. He sido un hombre afortunado, mi vida fue colmada de alegrías más que de tristezas… si tan sólo me hubiera dado cuenta antes; es verdad, también he vivido y llorado mis tristezas, esas que no han sido ni la mitad de penas que lloró él…
Sé que es complicado de entender, debes pensar ahora mismo que estoy loco o demasiado asustado por mi inminente final, pero tranquilízate, realmente estoy feliz de que estés aquí, escuchando cada una de mis incoherencias. Me iré, pero me iré con una sonrisa, porque pude vivir intensamente, porque cuando creí conocerlo todo de la vida, me di cuenta a tiempo que esta nunca me dejaría de enseñar, pero lo más importante, porque tuve el privilegio de ser amado.
Ahora me miras con una sonrisa divertida, como si no creyeras en lo que te dicho. Tal vez tú no lo sabes todavía porque aún eres joven, pero el amor es un verdadero privilegio, así como lo es amar. El amor es puro y limpio si ninguna clase de pretensión egoísta, es paciente, es bondadoso y no es jactancioso; el amor no es sólo pasión y deseo, es el anhelo de la felicidad del ser amado; ahora bien, te abras dado cuenta que no cualquiera podría amar de esa manera, mucho menos ser amado en tal forma.
Te debe ser fácil pensar en que todos recibimos ese amor de nuestra familia, nuestra madre y nuestro padre, seres que siempre piensan en nuestro bienestar y en mantenernos seguros en este mundo… ese pensamiento es errado, la verdad es demasiado dura, no te parece.
Ahora me miras enternecido, lo que veo es un atisbo de lastima en tus ojos, definitivamente piensas que estoy desquiciado, lo que no sabes es que he aprendido a leer las emociones que hasta el semblante más inexpresivo puede ocultar, cada una de ellas, soy capaz de identificarlas, no me subestimes, porque tú no has vivido ni padecido ni siquiera la mitad de lo he hecho yo.
Si lo que sientes es lastima por mí, permíteme pedirte un último favor antes de marcharme, debe ser algo tedioso y aburrido escuchar a un viejo decrepito como yo, más no lo fui siempre, estoy seguro de que te hubieras sorprendido gratamente al conocerme en mis días de juventud.
Ahora me observas por unos segundos que parecen años, sonrió al ver que asientes levemente mientras tomas asiento, soy realmente agradecido de que me hayas concedido hacer mi última voluntad. No me gustaría que fuese algo forzado, eres joven y lleno de vida, lo último que desearías es desperdiciar tu valioso tiempo con este anciano, por eso me atrevo a preguntar:
¿Te gustaría escuchar mi historia?