Sentado en frente de una plaza que está al lado de la carretera, viendo autos y buses llenos de personas, de diferente rasgos, algunas mirándome como si fuera un insecto, ¿Es porque soy pequeño y de ojos grandes? ¿Tan horrible soy? Bueno, ya lo sabía, pero sigo viviendo, qué pena por ellos.
Es un día nublado y escucho la canción de Yiruma – River Flows In You, en ese frío día de miércoles, una perfecta canción para este clima, me lleva a otro mundo… Estoy esperando a mi amigo Suho, quien me había avisado para juntarme con él a pasar el día, ya que me había reclamado que no nos veíamos y se sentía mal. Lo aprecio mucho así que acepté.
No sé por cuánto tiempo estuve esperándolo, tanto así que me quedaba dormido a ratos, pero por miedo a que me roben tenía los ojos abiertos cada vez que un grupo de chicos con pinta de delincuentes se aproximaba donde yo estaba, pero pasaban de largo, quizás no eran delincuentes, o tal vez lo eran, en la noche, quién sabe, en este mundo ya nada es impresionante.
Mis orejas se relajan en la melodía del piano y me dejo llevar por mis ojos que inocentemente miraban a los alrededores de la plaza… la fuente, mal cuidada con una temática india, donde tallaban a los dioses para adorarlos y cosas así, estaba sucia, malgastada, pero lo que la hacía hermosa era el agua que pasaba por los detalles de esta fuente, las palomas se quedaban allí a refrescarse, aún así con el frio que había.
Miro a unos cuantos sentados alrededor de la fuente, una mujer que no tendría más de 23 años, esperaba pacientemente, mordiéndose las uñas, quizás por la desesperación de que eso que esperaba tanto no llegaba, pero luego se fue, algo resignada, me dio pena por ella, parece que esperaba algo importante.
Luego vi a un señor con las piernas rectas en frente de la banca en la que yo estaba… con la mirada ida, pensando hasta quedarse dormido.
Ya iba pasando una hora de que Suho no llegaba y comenzaba aburrirme, yo solo quería verlo pero la paciencia se estaba agotando, estaba dispuesto a irme, imaginándome otro día como estos otro día, cuando Suho me avise que llegaría tarde, pero…
En ese momento… te vi.
Fuiste el mejor paisaje que mis ojos pudieron apreciar.
Estabas con tu mochila negra, desaliñada, ese cabello castaño y algo desordenado que parecía que tuvieras un gato en tu cabeza, pero podía imaginar lo suave que sería si pasara tus manos por ellas, tus brazos y piernas estaban cubiertas con jeans claros y un sweater negro, ibas al árbol y te sentaste en el césped escuchando música. Mirabas a todos lados, también esperabas a alguien ¿A tu novia? ¿Novio? Nunca lo supe, pero sé que me dieron un poco de celos al imaginarme besando otros labios.
Tus miradas a los alrededores eran serias, como si no esperabas nada de lo que pasaría, nada. Eras un infeliz en tu vida, pero hacías lo que sea para hacerla más alegre, pude notarlo cuando dos perritos pequeños jugaron alrededor de ti, y reías un poco. Y me causó ternura, tu sonrisa era de un niño de jardín, pero no dejabas de ser provocativo con cada mirada que dabas a tu derecha o a tu izquierda.
Solo estabas ahí, escuchando música y mirando hacia todos lados, como lo hacía yo en ese momento. Cuando te volteabas en donde estaba yo miraba la fuente, pero sentía que me mirabas porque sentía una sensación extraña, pero no desagradable. ¿Es posible sentir algo que ves por primera vez? ¿Siquiera es normal?
Soy alguien muy reservado, me gusta más observar que callar, termino analizando las cosas y me alejo cuando sacó conclusiones que son malas para mí y termino solo. Pero contigo es diferente, no puedo decir nada de ti porque simplemente… eres indescriptible.
Tus ojos oscuros, deben esconder miles de deseos, sueños y pensamientos que me gustaría saber, tus labios gruesos y rosados, serían un pecado para cualquier persona que podría pasar al frente de ti, tus huesudos dedos, adornados con algunos anillos que no puedo ver desde aquí, pero cuando miraba tus manos y acariciaba las mías, preguntando si entrelazarlas sería conmovedor, pero…
Sólo lo ven mis ojos, ¿Cómo serás en la realidad?
¿Te llegaré a hablar algún día?
¿Nos volveremos a ver?
.- Kyungsoo…- Oh. Aquí está mi mejor amigo Suho… un poco agotado, creo que debió correr.- Lamento la tardanza, la profesora hizo una clase antes del examen.
.- No te preocupes, de todas maneras no me iba a mover.- Al principio era así, pero ahora que lo vi, no me quería ir.
.- Vayamos a comer algo, yo invito.- me dijo después de una sonrisa encantadora que tenía siempre. Asentí y nos íbamos yendo.
Me di cuenta de que te habías ido… y ni siquiera sabía tu nombre, mis esperanzas habían bajado cuando ya estábamos a una cuadra de la plaza e íbamos por algo de comer.
Hasta que un grito ronco que me dio una descarga eléctrica hasta la medula nos detuvo.
.- ¡Suho…!
Eres tú… el chico de la plaza, no puedo creer lo pequeño que era el mundo. Y me encantaba que fuera así en estos momentos, para no separarme de ti.
.- ¡Kai! ¿Qué haces aquí? Tus clases terminaron hace una hora.
.- Lo siento, es que no quería irme a casa, es muy aburrido…- me miró y me sonrió, mostrando sus blancos dientes de perla, tan hermosos que no dije nada, estaba mudo.- Ya que Suho no nos presentó… Soy Kim Jongin… pero llámame Kai.
.- Kai…- su nombre es perfecto con él, encaja como anillo al dedo.- Soy Kyungsoo, Do Kyungsoo.
.- Kyungsoo…- dijo mi nombre y mostró su sonrisa ladina, una muy provocativa.- Debo irme ahora, pero espero volverte a ver algún día.- Sentí ese doble sentido a sus palabras, y yo sonreí, sentí que me sonrojaba pero ¿Qué podía hacer? Era la persona más bella que haya visto en mi vida.
.- Espero lo mismo, Kai.- Me hizo una pequeña reverencia y se fue corriendo a la parada de autobús, en cambio yo y Suho seguimos nuestro camino normalmente para él, para mí…
Yo solo esperaba volverte a ver, cada segundo era contado por mi mente y mi consciencia, haciendo juegos en mi cerebro con tal de verte otra vez.
Kim Jongin… me enamoré de ti cuando mis ojos se posaron en ti, y no me arrepiento de nada haberte visto.
Te amo.