-¡Socorro! ¡Ayúdenme!- una mujer de unos treinta años pedía auxilio, dos hombres enmascarados la estaban atracando, y ella, con todas sus fuerzas, se resistía a que la robaran, le acababan de dar el sueldo y lo necesitaba para pagar sus deudas. Lo único que pasaba en ese instante por su mente era en su hijo, un niño recatado, solitario y miedoso. De repente oyó dos golpes secos y como sus agarrantes soltaban presión, abrió los ojos asustada y, girándose rápidamente, pudo ver a un joven alto, con el pelo negro y las facciones detalladas.
-¿Se encuentra bien?- la preguntó el chico.
-S-sí, gracias- agradeció y sonriéndole cálidamente se marchó a paso ligero a su casa.
En ese momento Minho supo que se había enamorado, de una desconocida, de alguien que pronto conocería.
A la mañana siguiente los dos desconocidos hicieron lo mismo, se levantaron, se ducharon, se vistieron, desayunaron, se cepillaron y sus rutinas se separaron. Hyo fue a despertar a su hijo, que todavía dormía a pierna suelta.
-Taemin, cariño, despierta- le zarandeó levemente, recibiendo un gruñido perezoso como respuesta.
En cambio Minho preparó su mochila y salió de su casa, bajando despacio las escaleras del piso, para que Kibum pasara de largo, no soportaba a ese chico y tampoco lo hacía con su “novia”, aunque estos se negaran a que lo eran, cuando lo vio salir por la puerta de la entrada continuó.
Mientras arreglaba un poco el salón su hijo apareció con los pelos revueltos y con el pijama descolocada, no pudo evitar soltar una risita, y aun viéndole todas las mañanas así no podía evitar que le pareciera tierno, Taemin buscaba la mesa a tientas, pues no tenía ganas ni de abrir los ojos.
-Un poco más a la izquierda- le dirigió Hyo. Tocó la silla y la alejó de la mesa, para sentarse y luego arrimarse a ella. Cogió la cuchara y tomó un puñado de cereales, masticándolos lentamente, una vez Hyo acabó de colocar todo le miró, todavía le quedaba vestirse y preparar las cosas, y Kibum pronto llegaría.
-Date más brío Taemin, Kibum estará al caer.
-No tengo ganas de nada.
-Lo sé cariño pero tienes que ir.- se acercó a él y le peinó un poco con la mano. Cuando Taemin se levantó yéndose a vestir llamaron al telefonillo.
-¿Quién es?- preguntó.
-Soy Kibum, señora Lee- la contestaron por el telefonillo.- ¿está su hijo ya preparado?
-Oh, ahora mismo baja, un segundito- y colgó, se dirigió a la puerta de la habitación de Taemin y con suavidad le llamó- ¡Taemin sal ya! ¡o te levantas de la cama o te sacó a rastras!- Taemin alarmado, porque sabía que lo que decía su madre lo cumplía, abrió la puerta y con mochila en mano corrió hacia la entrada.
-No estaba tumbado en la cama, como mucho solo descansaba los ojos ¿eh?- informó Taemin girando el pomo de la puerta, Hyo fue hacia él y le dio un, dos, tres besos como despedida, apretándole de las mejillas, Taemin ponía cara de desagrado, pero cuando ella se señaló la mejilla, con claras intenciones de que le diera un beso, lo hizo sin rechistar.
-Que te vaya bien.
-Ya soy mayor para tantos besos- Hyo seguía besuqueándole.
-Para mí siempre serás mi niñito pequeñito- y con una palmadita en el culo cerró la puerta, Taemin sonrió con las cosas de su madre y con paso rápido bajó las escaleras.
-A buenas horas bajas- se quejó Kibum.
-Pero si eres tú el lento, Key- le gritó mientras corría.
-¡Ey, no me dejes atrás!- y salió corriendo también.
Minho estaba sentado en su asiento, charlando con Jinki, que sonreía contando como lo había pasado ayer en la noche, en la cita que había tenido con Tiffany, una chica de la clase de al lado, pero Minho no le prestaba mucha atención, estaba pensando en la mujer de anoche y en que tenía que encontrarla, cuando por su oído se filtró como Jinki le avisaba de que habían llegado la parejita de nenas, sonrió malicioso. Al sentarse Taemin en la silla Minho, con disimulo, la empujó un poco, haciendo que el culo del más joven golpeara contra el suelo en vez de con la silla, entonces los dos amigos estallaron en carcajadas, pronto vino corriendo Key para recriminarles.
-¡¿Qué creéis que hacéis imbéciles?! ¿¡acaso os parece gracioso?!- gritó
-Jajajaja, si- dijo como pudo Onew entre risas, Key bufó y ayudó a Taemin a levantarse, este se sobó el golpe y acercó su silla, sentándose y pasando de los dos chicos que se reían de él.
-Estoy bien, Key- le tranquilizó Taemin, asintiendo levemente con la cabeza y sonriéndole, mientras empujaba a Key para que se marchara a su asiento.
-Esto no quedara así, os las veréis conmigo- amenazó Key.
-Uy que miedo, mira como tiemblo- se burló Minho.
-Sí – le secundó Onew imitando temblores, Kibum les miró desafiante y les iba a gritar cuando el profesor entró, pero no iba solo, un chico no muy alto con reflejos rubios y sonrisa risueña le acompañaba, observando a todos, y para Kibum el tiempo se paró, todo su al rededor se apagó para que después dos focos se encendieran solo sobre ellos dos, sus miradas conectaron y todo dio vueltas, el chico apartó la vista y, luego de asentir, se dirigió a él… o no, y la realidad le golpeo, el chico pasó de largo, sentándose en la última mesa del fondo.
La campana del fin del primer bloque de clases sonó, despertando a Taemin de su ensoñación, no recordaba quedarse embobado viendo el hueco que había en la pared, hoyo causado por los bestias de su clase, cuando golpearon con la pelota allí, sabían que la pared era, como, de papel cartón pero en ese momento a nadie le importó. Kibum se acercó a él para irse juntos al patio, saliendo por la puerta un golpe seco le hizo girarse alarmado, vio como Key se sobaba la frente, la cual estaba roja, corrió hacia él para preguntarle qué había pasado, después de preguntarle si estaba bien, claro, Key solo se limitó a negar con la cabeza y siguió caminando. Taemin estaba confundido, pero ya le sonsacaría la información. Una vez en el patio se sentaron debajo de un árbol, en la parte más solitaria del patio, y no es que no tuvieran amigos, bueno Taemin no los tenía pero eso era otra historia, porque Key tenía amigos hasta debajo de las piedras, pero desde que se juntaba con Taemin nadie se le acercaba, al principio Kibum se molestó por el comportamiento pero poco a poco se fue acostumbrando a dejar pasar falsas amistades, y Taemin tampoco había sido así siempre, antes era un chico vivaracho que le gustaba dar sonrisas inocentonas y ser tratado como el bebé que era, pero un día todo cambió y el blanco se convirtió en negro y Taemin se encerró en sí mismo, dejó de hablar a todo el mundo y de sonreír, y a pesar de que Taemin pasaba absolutamente de Key este no se rindió hasta que el fantasma de una sonrisa se asomó en sus labios, fue en ese momento que Key decidió que no abandonaría a aquel chico solitario y fuerte.
Taemin por fin se había enterado de por qué aquel golpe, y ahora estaba más que feliz y excitado, su amigo se había enamorado, y debía aceptarlo el chico nuevo estaba para toma pan y moja, no paraba de incitarle que hablara con él, pero Kibum se negaba, decía que le daba mucha vergüenza, Taemin aguantó la risa, vergüenza decía, desde cuando Key sentía vergüenza por algo, si siempre era el primero en lanzarse a todo. Key le golpeó juguetonamente el hombro, volvió la vista al frente y afuera de las verjas pudo divisar a una señora maquillada levemente que le sonreía y saludaba, cuando cayó en la cuenta de quién era se lanzó hasta las verjas, su madre le acarició el cabello y le dijo:
-Cariño, te olvidaste el libro de mates en la cocina, si es que, que cabeza tienes.- le regañó y le pasó el libro por entre los barrotes rojos.
-Gracias mamá, nos vemos luego.
-Hasta luego, mi vida- se despidieron y Taemin corrió de vuelta al lado de Key quien negó burlonamente con la cabeza.
Para Minho aquel día fue el mejor, en cuanto salió de la cafetería vio a la mujer que salvó por la noche, corrió hasta ella, que caminaba tranquila, y la saludó.
-Buenos días, señorita, a donde va tan guapa- la halagó.
-¡Omo! Pero si es el chico que me ayudó ayer, ¿Qué tal?
-Bien, señorita, pero ¿Qué hace por aquí?
-Ah pues veras es que he venido atraerle el libro que se le olvidó a mi hijo en casa- explicó sonriendo.
-¿su hijo va a este instituto?- Minho pensó justamente en ese momento que se había enamorado de una casada, que además tenía un hijo, y por si no fuera poco iba al mismo instituto que él, ya solo faltaba que fuera a su clase.
-Sí, puede que tal vez le conozcas, mira, es ese de… oh ¿Dónde se ha metido?- el hijo de la mujer ya no se encontraba por allí, Minho suspiró aliviado internamente, no tenía ganas de saber quién sería su hijastro, si conseguía ser el novio primero.
-No se preocupe, de todas formas ya debo de entrar, adiós- se despidió.
-Adiós- devolvió alegremente y siguió su camino, Minho podía sentir a su corazón golpear su pecho con violencia, y con el calor en su rostro salió corriendo a su clase.
Cuando entró al aula pudo escuchar como la divita le decía a su novia algo sobre un libro, durante un momento pensó alterado que el rarito seria el hijo de su amor pero rápidamente desechó esa idea. Onew se acercó a él y le dijo que le acompañara a presentarse al nuevo, la charla de la parejita paró drásticamente y Minho y Kibum se miraron, y Onew y Taemin podían jurar que de sus ojos salían rayos que chocaban, luego la competición empezó, amistad contra amor, Kibum se pegó contra el pico de la mesa y Minho trastabilló con una mochila que estaba tirada por ahí, el primero en llegar fue Kibum pero cuando abrió la boca ningún sonido salió de ella, el nuevo le miró confundido y Minho se regocijo en su suerte y lo intentó él.
-Hola, me llamó Choi Minho, ¿y tú?, seamos amigos- rápido, claro y sencillo.
-Hola, Kim Jonghyun y, claro porque no, seamos amigos- aceptó, elevaron la vista hacia Kibum y observaron el rostro cabizbajo del muchacho, luego empezó a temblar levemente y algo que les desconcertó fue cuando dos gotas chocaron contra la mesa, Key estaba llorando.
Taemin se asustó, realmente se asustó, nunca antes había visto llorar a Key y si eso pasaba para Taemin era como si el mundo se fuera a acabar, se acercó velozmente a él y lo sacó de allí, corrieron al baño. Se encerraron en uno de los cubículos y Key se aferró a él con desesperación.
-Key ¿Qué sucede? Si es por lo de Jonghyun tampoco es para tanto- intentó tranquilizarlo, no podía llegar a entender a Key, acababa de ver a ese chico, y todavía tenía una oportunidad.
-Se acabó… lo sabía… siempre pasa… lo mismo…. Siempre hay alguien… que me quita lo que más quiero…- dijo entre sollozos, entonces Taemin recordó a todos los ex-novios que se fueron con otras, recordó la noche que llegó a su casa empapado, llorando y suplicando que pararan, recordó lo que Key le contó, como su padre le había alejado de su madre, para siempre. No sabía que decir para consolarle pero sí sabía lo que tenía que hacer, abrazó fuertemente a Kibum, acunándole entre sus brazos.
Minho había visto como Taemin corrió con el rostro desencajado hacia Kibum, pensó que había hecho algo malo, y la culpa le recorrió el cuerpo, pero luego se dio cuenta de donde estaba, no podía dejar ver que esa mugre le importaba. Desvió la atención de lo sucedido, riendo e insultando a los que no estaban allí.
-¿Enserio? Jajaja, pero que nenaza- y todos al ver que él se reía le siguieron, metiéndose con los dos chicos, Jonghyun estaba confundido ¿Qué se supone que había pasado?, en cambio Onew estaba molesto.
-Minho, deja de burlarte de ellos, no te han hecho nada- le reprendió, con la mirada severa, por un momento Minho dudó, pero rápidamente se recompuso.
-¿Acaso estas con “esas”? ¡¿Eh, Onew?! Ya sabes lo que sucede si no estás conmigo- dijo en tono creído, mirándole con superioridad, con la barbilla alzaba.
-No, no estoy con “esas”, Minho- gruñó Jinki, y se fue a sentar a su sitio, a veces no soportaba a su “amigo”.
La clase ya había empezado cuando Taemin y Key entraron, Kibum se acercó a su silla con la cabeza gacha y sin mirar a nadie, mientras Taemin le daba explicaciones al profesor, unas que le convencieron, caminaba hacia su asiento, pero miró a Minho y por primera vez su mirada, normalmente indiferente y vacía, reflejó todo el daño que guardaba, él y Key. Minho tragó seco, aquella forma en que le miró le había calado muy fondo, y algo se removió en su interior.
Los alumnos estaban callados, pero se podía notar en el aire la atmosfera tensa, y por el fondo del aula unos murmullos empezaron a elevarse, “mírale que estúpido”, “menuda nena está hecho”, “le ha tenido que proteger el nerd ese”, “si es que…”
-¡Ya vale ¿no?! Si os metéis con alguien que sea conmigo, pero dejar en paz a Key- Taemin se levantó estrepitosamente, golpeando con los puños en la mesa y la cabeza gacha, estaba cansado de que se metieran con su amigo por su culpa, aunque este le dijera que no se molestara, que estaba bien, que no le importaba, se la tenía que devolver, Key hacia mucho por él, más de lo necesario.
-¡Minho, que la noviecita se rebela!- le gritaron, había intentado no meterse, pero estaba en la mira, todo se jugaba en lo que hacía ahora, seguir siendo el líder de esa manada de hipócritas, el popular que tiene a todas las chicas a sus pies, o convertirse en un don nadie, en un marginado. No, definitivamente haría eso…
-¿Defendiendo a tu marida?- protegería su estatus de rey en ese instituto, además solo era el tonto nerd de Lee, ¿Qué le haría este? ¿cosquillas hasta que ya no pudiera más?
-Minho, para, y voy muy enserio- Onew intentaba que Minho no saliera mal parado, aunque él también pensara que Taemin no le haría nada, prefería prevenir.
-Choi…- siseó y sin que nadie lo viera venir, le partió el labio a Minho, quien con la cara girada se tocaba el labio que le sangraba, al ver la sangre sus ojos se agrandaron e incrédulo miró al pequeño niño que temblaba levemente sujetándose el puño, con los ojos cerrados fuertemente, intentando retener las lágrimas que golpeaban contra sus parpados…
-¡BIEN! ¡CORTEN!