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~Pastel de limón~. por PinkRabbit

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Notas del fanfic:

Les presento mi primer One-shot, lo escribí de forma rápida pero con mucho cariño para ustedes, sólo espero que les guste tanto como a mí. ¡Disfruten! <3 

El sonido de la puerta al cerrarse fue lo último que oyó KiBum antes de darse cuenta de que estaba nuevamente solo en aquél departamento que compartía con su mejor amigo, ¿qué había pasado?  Oh cierto, JinKi se había ido a trabajar a la cafetería como era habitual todas las tardes después de la universidad y KiBum se quedaba hundido en el aburrimiento, sin saber qué hacer y extrañando la presencia del que acababa de irse.

Key; ése era el apodo que le había concebido JinKi hace años, era un muchacho con unos ojos preciosos y profundos, rubio, de piel suave, delgado y dueño de una personalidad muy peculiar. Seguramente quiénes le conocían de forma superficial dirían que era alguien muy egocéntrico e incluso regañón pero no es así, cuando KiBum actúa de esa manera es simplemente para poder defenderse de los ataques de los envidiosos o mal intencionados, pero en el fondo Key es una persona muy dulce y hasta tímido, sólo que muy pocos tienen acceso a su verdadera forma de ser y a su corazón y entre esas personas se encontraba JinKi, él era alguien muy especial…

Un largo suspiro proveniente de los labios bonitos se escuchó en la sala del departamento, el rubio se encontraba de vacaciones y desde hace unos días que se quedaba solo en las tardes debido al trabajo de su amigo. Decidió que lo mejor era aprovechar el tiempo y poner un poco de orden en el lugar y gracias a que no tenía la deslumbrante sonrisa de su amigo que le distrajera de su objetivo pudo avanzar a un ritmo casi envidiable y en poco más de una hora estaba todo impecable, sólo quedaba un lugar por ordenar y de seguro era el que más le tomaría trabajo: El cuarto de JinKi.

KiBum entró en la habitación del mayor y todo era realmente un caos: Libros regados por todas partes, notas adhesivas despegadas, lápices en el suelo, carpetas sin cerrar, ropa arrugada, clips, papeles y más papeles y un sinfín de cosas más. Key se armó de paciencia y sonrió al recordar que a pesar de que su mejor amigo u Onew; como le gustaba llamarle a él, era alguien muy inteligente, guapo y carismático también era alguien muy distraído y torpe pero no le culpaba por el desorden en su cuarto porque cuando se estudia y se trabaja es imposible ser ordenado, al menos así lo creía el rubio.

Ya eran casi las nueve de la noche y KiBum estaba completamente agotado pero feliz con el resultado obtenido en la habitación de Onew, todo había quedado espléndido y en su lugar, sólo le quedaban un par de camisas que dejar en el armario y antes de guardarlas no se resistió a probar de su aroma, hundiendo su pequeña nariz en aquellas suaves telas, cerrando los ojos por inercia y deleitándose del perfume de su mejor amigo. Luego de algunos minutos se regañó mentalmente por su actuar adolescente y dejó las camisas en su lugar, bostezó largamente y se sentó en la cómoda cama de JinKi.

—Más le vale a Onew que dure el orden aquí, sino no habrá comida deliciosa para él durante algunas semanas… —Dijo Key en un murmullo mientras se recostaba en la cama lentamente—.

Y con esa advertencia al aire KiBum cerró los ojos para descansar un poco, sin embargo no fue capaz de controlarse y vencido por el cansancio cayó profundamente dormido en el reconfortante lecho de JinKi, abrazando una almohada de forma inconsciente y disfrutando una vez más del aroma que había dejado impregnado su amigo en sus pertenencias.

Por otro lado estaba JinKi, quien agotado de tanto trabajo no hallaba la hora de volver a su departamento, molestar a su amigo hasta lograr que sus mejillas se encendieran y ver cómo le reclamaba por haberle dejado ‘’abandonado’’ durante toda la tarde.

—Ah, si supieras que por mí estaría todo el día a tu lado… —Soltó en voz baja Onew—.

— ¡Hey, Lee! —Se escuchó una voz alegre entrar en la cocina del lugar—. Tengo buenas noticias para ti.

JinKi se sobresaltó levemente al verse interrumpido en sus pensamientos y se volteó para observar a su jefe.

—Adelante, dígame señor. —Bromeó Onew, llevando el borde de su diestra a su sien para imitar el tradicional saludo militar—.

—Déjate de tonterías, desde hoy saldrás temprano del trabajo porque hemos contratado a un nuevo muchacho pero no te preocupes, tu sueldo permanecerá intacto. —Exclamó el jefe sonriente, palmeando los hombros ajenos y dirigiéndose a la salida—.

— ¡Muchas gracias Bae hyung! ¡Eres el mejor! —JinKi corrió a abrazar a su jefe y amigo, quien le había ayudado mucho dándole empleo en aquella cafetería—.

—Ya, ya JinKi, deja toda la cursilería y vete a casa a celebrar con KiBum antes de que me arrepienta. —Dijo Bae despidiéndose de Onew y regresando a sus quehaceres habituales—.

Y JinKi no podía estar más feliz, saldría temprano del trabajo, su salario no sufriría alteraciones, podría descansar más y lo más importante de todo: Tendría más tiempo para estar al lado de Key. Rápidamente se quitó su uniforme de trabajo y lo guardó en su pequeño bolso negro, su reloj de muñeca le indicaba que pronto serían las diez de la noche y decidió apurar sus acciones, se despidió de sus compañeros de trabajo con una enorme sonrisa y al pasar por las vitrinas de los pasteles se detuvo al recordar lo mucho que le gustaban a KiBum.

—SunHee noona, ¿podrías darme ese pastel de limón? —Pidió amablemente el de cabellos castaños mientras le indicaba a la chica lo que deseaba de aquella vitrina—. 

—Claro, sólo espera a que lo envuelva. —Dijo la chica a la vez que tomaba el pastel y se lo llevaba para envolver—.

Un par de minutos más tarde apareció SunHee con el pastel listo entre sus manos y se lo entregó a Onew, éste último lo cargó con cuidado y extendió los billetes con su mano libre para pagarlo.

—Oh, no te preocupes, estos son los beneficios de trabajar aquí. —Le medio susurró la chica, sonriendo amablemente—.

—Muchas gracias noona, ¡nos vemos el lunes! —Se despidió alegremente con una reverencia, saliendo del lugar a toda prisa—.

Habían transcurrido casi treinta minutos desde que Onew salió de su empleo y por fin había llegado a su departamento, no quiso tocar el timbre porque quería sorprender a Key y abrió la puerta con sus llaves en silencio. Al entrar en su hogar vio como todo estaba limpio y ordenado, recorrió la sala en busca de KiBum pero no había rastro de él y tampoco estaba en los demás lugares del departamento. Resignado y sin ser consciente de que el pastel aún permanecía en sus manos se encaminó a su cuarto, encontrándose con el rubio profundamente dormido sobre su cama y una habitación completamente en orden, todo perfectamente apilado y archivado.

JinKi sonrió ampliamente ante la escena, dejó el pastel sobre el pequeño velador que se hallaba a un lado de su cama y se sentó con cuidado sobre el colchón para no despertar a Key quien parecía disfrutar mucho de su sueño. Lentamente y sin poder resistirse Onew acercó una de sus manos hasta el rostro del menor y le acarició con cuidado como si fuera el más valioso de los tesoros, ¿cómo podía verse alguien tan bonito mientras dormía? Eso era lo que se preguntaba él en estos momentos, sólo alguien como KiBum podía parecer el ser más hermoso abrazado a una almohada, con el cabello alborotado y los labios levemente abiertos. Pasaron varios minutos sin que el mayor moviera un solo músculo, se encontraba embobado ante la imagen que le proporcionaba su mejor amigo hasta que un susurro cortó el silencio de aquella habitación.

—Onew… Onew… yo…

JinKi quedó paralizado, ¿Key le llamaba en sueños? ¿Estaría bromeando? No, claro que no, el orgullo del rubio jamás le permitiría bromear con algo así y los ligeros suspiros que emanaban de sus labios le indicaban que seguía dormido, sus labios, esos labios tan… y nuevamente JinKi actuaba sin pensar, sin poder resistirse a esos labios se inclinó levemente y como si estuviera hechizado depositó un casto y tierno beso en aquella boca rosada y cálida, así es, Lee JinKi le había robado un beso a su amigo mientras dormía.

— ¿O-Onew? —Cuestionó el menor con voz adormilada mientras se tallaba los ojos para ver mejor en la oscuridad de la habitación—.

JinKi rápidamente se enderezó en su lugar, sintiendo como sus mejillas ardían y rogando porque Key no haya sentido aquél beso.

—Key, yo, yo no quería…

— ¡Has llegado! —Dijo el rubio mientras se reincorporaba sobre la cama para poder envolver con sus brazos el cuello de su amigo en un enorme abrazo—.

— ¿Eh? Oh sí, salí temprano del trabajo y así será desde hoy Key. —Respondió Onew a la ferviente bienvenida de su amigo, abrazándolo también—.

— ¿Bromeas? ¡Eso es maravilloso! No tienes idea de cómo te he extrañado y… —KiBum paró en seco sobre sus palabras al darse cuenta de lo que había dicho—.

— ¿Me has extrañado Key? Vaya, que coincidencia porque yo también lo hago cuando no estoy contigo. —Admitió el mayor, riendo por lo avergonzado que parecía su amigo—.

—¿En serio? —Preguntó el menor, evitando la penetrante mirada del otro—.

—Claro que es en serio, mira, si hasta he traído tu pastel favorito. —Dijo mientras tomaba el pastel del velador y le quitaba el envoltorio para enseñárselo a Key—. ¿Lo ves?

KiBum estaba desconcertado, su rostro estaba rojo de la vergüenza, porque sí, el rubio había sentido aquél beso que le había robado Onew, mas decidió no decir nada por la timidez que le invadía en ese momento pero aquellas palabras, ese rostro precioso, ese perfume varonil y ese dulce presente que le extendía el mayor ahora sólo indicaban una cosa: JinKi gustaba de él y no podía sentirse más pleno.

La travesura de Key se activó rápidamente y fingiendo inocencia untó un poco de la crema del pastel sobre la nariz de JinKi, logrando que ambos se miraran fijamente sin dejar de sonreírse.

— ¡Hey! —Dijo el mayor, imitando a su compañero y manchando el rostro ajeno con más crema—.

—¡Onew! No seas tramposo, yo no utilicé tanta crema. —Se quejó el rubio, haciendo un pequeño puchero y tomando más crema para manchar el rostro de JinKi—.

Siguieron jugando de esa forma entre sonrisas  y carcajadas hasta que el mayor decidió que lo mejor sería volver a dejar el pastel sobre su velador antes de que terminara arruinándose por completo.

—JinKi. —Dijo apunto de reírse el rubio—.

Onew se giró rápidamente al oír como Key le llamaba por su nombre, estaba un poco sorprendido.

— ¿Qué ocurre Key?

—Tu rostro, aún tiene crema. —Comentó mientras señalaba todo su rostro—.

—Es cierto, tú comenzaste todo esto así que ahora mismo me limpias. —Contestó el castaño, fingiendo arrogancia y cruzando sus brazos con autoridad—.

—Está bien, pero conste que tú mismo lo pediste…

KiBum estaba decidido, él daría el primer paso ahora, por lo que se arrodilló con cuidado sobre la cama y tomó el rostro de JinKi en sus manos, éste último le miraba nervioso pero con un brillo especial en sus ojos sin hacer nada para impedir los movimientos del otro, ambos sabían que se amaban desde hace mucho tiempo, sin embargo, ninguno se atrevía a confesarse y todo se había convertido en algo así como un secreto a voces. El rubio se acercó lentamente hasta el castaño y le quitó un poco de crema que había en una de sus comisuras con un pequeño y húmedo beso, continuó con su nariz y finalmente con sus mejillas, todo transcurría bajo un silencio único y mágico, ninguno de los dos quería acabar con eso jamás. Cuando KiBum acabó de quitar toda la crema del rostro de JinKi, éste decidió hablar.

—Ahora es mi turno… —Susurró Onew, acariciando las mejillas de Key sin apartar la mirada de sus ojos—.

JinKi comenzó a quitar la crema del mismo modo en que lo había hecho el rubio hace unos momentos y se detuvo cuando sólo quedaba un poco cerca de sus labios. Lentamente se acercó, quitó el último rastro de crema que quedaba y luego lo besó, lo besó de manera suave y llena de amor paralizando el tiempo momentáneamente para ambos, hasta que tuvieron que separarse a causa de la falta de oxígeno. Se miraron, se sonrieron y se volvieron a abrazar.

—Te amo Key, siempre lo he hecho y siempre lo haré. —Dijo ligeramente sonrojado, acariciando los labios bonitos con su pulgar—.

—Yo también te amo Onew y no te dejaré ir nunca, aunque me robes besos mientras duermo. —Confesó el rubio, logrando que el sonrojo del otro aumentara—.

— ¿Lo sentiste? Lo siento, no pude resistirme…

—No te disculpes, sólo cállate y dame más besos.

—Todos los que quieras…

Y los besos que siguieron fueron más apasionados, más intensos y más juguetones, tanto que cada vez que sus lenguas se unían ambos sonreían, parecían recién casados y de aquella forma la noche transcurrió en medio de palabras amorosas, juegos y bromas hasta que el sueño se apoderó de ellos y decidieron acostarse. La verdad es que JinKi no dejó que KiBum se fuera de su habitación y por medio de pucheros y besos le convenció para que durmiera junto a él en su cama. Cuando ambos estuvieron cómodamente abrazados y arropados Onew recordó algo importante.

—Key, debo decirte algo importante.

— ¿Qué ocurre Onew? —Preguntó el rubio con algo de curiosidad—.

—Kim KiBum, ¿quieres ser mi novio?

Key sonrió totalmente emocionado y le contestó con gracia.

—Lee JinKi, por supuesto que quiero ser tu novio.

Y volvieron a besarse, JinKi sujetó al rubio de la cintura bajo las sábanas para atraerle más a su cuerpo y el otro simplemente se dejaba hacer por su ahora novio. Luego de una larga sesión de besos se volvieron a acomodar para dormir pero Onew al parecer recordó algo más.

—Key, hay otra cosa importante que olvidé mencionar.

— ¿Qué es? —Dijo bostezando el menor—.

—Adoro el pastel de limón, más cuando sabes a él…

—Eres un pervertido, pero yo también lo adoro cuando lo pruebo de tus labios…

Ambos se rieron y cerraron sus ojos para dormir, ciertamente el pastel de limón es delicioso y nadie se resiste a él pero solamente ellos saben que sabor adopta éste cuando lo prueban sobre los labios del otro.

 

 

Notas finales:

¿Les gusto? ¿No es el OnKey más dulce que un pastel? No olviden dejar su review, pronto volveré con pequeñas sorpresas para ustedes. ¡Nos vemos!


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