Varias veces me advirtieron de no ir al baño del fondo del pasillo del boliche "Inframundo", puesto que ocurrían cosas extrañas en el mismo. Esto me pasó por no hacer caso...
Entré velozmente al oscuro pasillo lleno a rebosar de chicos y chicas besuqueándose. Mis jeans eran tan ajustados que mi vejiga se quejaba por ir al maldito baño de una vez, ni siquiera corriendo llegaría al baño que estaba al otro lado de la pista de baile donde Sara me esperaba. Al llegar a la puerta me cuestioné sólo una vez si debía entrar o no, pero mi necesidad como humano fue mayor. Era un baño común y corriente, con la simple diferencia de que las luces eran rojas, por lo tanto el cuarto se veía sombrío y oscuro. Hice de mis necesidades en un cubículo sin puerta, puesto que ninguno tenía sólo entré al azar en el del fondo. Iba a cerrar la cremallera de mi pantalón diciéndome que les contaría a todos mi hazaña de entrar y salir del baño sin que nada me haya sucedido en el momento justo en que las luces parecieron atenuarse. Me extrañé.
-Hola -dijo una voz susurrante a mi oído sobresaltándome en el acto.
-¿E-eh? -quise girar mi rostro para verle pero el lugar era demasiado oscuro.
-Lo siento, no puedes girarte -seguía susurrando en mi oído el chico, pues estaba seguro de que era hombre; sus brazos ahora estaban en mi cintura sosteniéndome para evitar que me girara completamente, evitando mi intento de querer mirarle a pesar de la escasa luz.
-¡S-suéltame! -intenté sonar lo más desafiante posible, pero una cosa húmeda me acarició la oreja haciéndome estremecer. Mi punto débil, demonios...
-Shh... Intenta no hacer ruido o vendrán mis hermanos, Kinoguchi-kun -Oh demonios, ¡mierda, mierda y más mierda! ¿Cómo carajos sabía mi nombre? El temor hizo que mi cuerpo se pusiera rígido de repente.
-Como... ¿cómo conoces mi nombre? -dije lentamente.
-Hehe... que ¿cómo lo conozco? -dijo la suave voz mientras las manos iban dejando su fuerte agarre a mi cintura- Bueno... digamos que yo si te conozco, pero tú a mí no... O tal vez si me conozcas pero no lo recuerdes...
-¿Qué? -sus palabras me habían descolocado por completo.
-Mírate Kinoguchi-kun -dijo ignorando mi pregunta- estás tenso... ¿quieres que te ayude a relajarte? Sé dar buenos masajes -sus manos comenzaron a descender por mi cintura y con horror pude sentir cómo me agarraba firmemente del pene por dentro de mis bóxeres.
-¿¡Qué diabl- -un mordisco en mi hombro me hizo callar para gemir de dolor.
-Silencio Kin-chan -dijo infantilmente- sólo quiero ayudarte, estás muy tenso. Así que déjame relajarte -dijo al tiempo que volvía a pasar su lengua por mi oreja descendiendo hasta mi hombro para lamer donde me había mordido. Su mano comenzó a moverse haciendo despertar a mi hombría.
-... -mi mente estaba en blanco, ¿cómo lo detenía? ¿Qué podía decir? ¿Por qué esto me estaba... gustando?
-¿Te he dejado sin palabras Kin-chan? -dijo la burlona voz- tu novia, al parecer, no te satisface ¿cierto?
-... -hablaba de Sara, el sólo hecho de mencionar ese nombre me hizo reaccionar- Suéltame -mi voz sonó increíblemente baja.
-Oh, qué pena... creo que no te oigo bien Kinoguchi-kun... creo que sería mejor que te ayude con ese problema -casi me da un infarto al sentir como, con su mano desocupada, bajaba mis bóxeres y con éste mi ajustado jean.
-¡D-detente! -pude exclamar con la voz aún muy baja.
-No puedo escucharte con claridad, y eso es un problema -pude sentir cómo su cuerpo se acercaba al mío y se apoyaba en él. Oh Dios santo, que eso sea una periódico enrollado, por favor, ¡que eso que siento detrás de mí sea un rollo de periódico!
-Yo conozco una forma muy divertida y excitante de que te vuelva la voz -la mano que había quedado quieta en mi cintura se dirigió a mi pene nuevamente, comenzando a bombear.
-Ah... -gemí bajito, sentía mi rostro arder de vergüenza.
-¿Ves? Ni siquiera he empezado el "tratamiento" y ya puedo escucharte mejor Kin-chan -su lengua comenzó a acariciar mi cuello y hombro derecho de nuevo. Por el rabillo del ojo pude ver por un momento su cabello; a pesar de la rojiza luz supe con claridad que su cabello era negro, totalmente el contrario a mi blanco cabello que se veía algo rosa por la luz.
-P-por favor -susurré con la voz ahogada- déjame.
-¿Por qué debería hacerlo? ¿Eh? -dijo entre tanto dejaba besos en mi piel, no sé en qué puto momento me quitó mi camiseta.
-Debo... debo irme... Sara... yo... -su mano dejó de bombear al tiempo que me apretaba el pene con algo de brusquedad- hmn... -eso realmente dolía.
-Creo que no es suficiente aún Kin-chan. Aún no puedo escuchar bien tu voz, pero no te preocupes, haré de esto lo más rápido y placentero posible ¿sí? -volvió a restregar su hombría por detrás de mí, estaba muy duro y caliente. Esto iba de mal en peor.
-No... -dije sintiendo la boca seca, su trabajo manual estaba funcionando y mi hombría ya se encontraba orgullosamente en alto.
-Creo que hablas demasiado, y es una molestia ya que lo haces tan bajo que no puedo entenderte ¿sabes? mejor hagamos esto de otra manera -la mano que se encontraba rodeando mi cintura ocupó el lugar de la que me masturbaba y ésta acercó algo a mis labios. Mi camiseta- abre la boca -dijo autoritario.
-... -a pesar de mis negativas constantes por alguna razón hice caso, quizá la manera en que lo dijo arrastrando las palabras me hizo sentir que debía obedecerle. Puso toda la tela que pudo dentro de mi boca impidiéndome hablar- hmn hn gmn -intenté decir algo pero me era imposible.
-Así está mejor -su mano soltó la camiseta dejándomela en la boca y bajó por mi pecho hasta tomar uno de mis pezones- ahora te ayudaré con tu problema ¿entendido?
-... -cerré los ojos al sentir cómo jugaba con mi botón mientras comenzaba a menear su cadera contra mí.
-Creo que ya es momento de que yo también me divierta ¿no? -su otra mano dejó mi pene y comenzó a acariciar mi trasero despacio.
-¡hnm! -me sobresalté al escuchar mi "intento de queja" muy parecido a un gemido de satisfacción.
-Tienes una piel muy suave Kinoguchi-kun... -susurró otra vez muy cerca de mi oído- por cierto... Llámame Arael -y entonces un dedo se adentró en mí.
Continuará~