El día estaba frio, demasiado para mi gusto. Era la penúltima clase del día Matemáticas, genial no podía ser mejor. Yo simplemente quería irme de una buena vez a mi casa, no soportaba el frio, pero no aún faltaba una clase que no podía ser peor que matemáticas, espera si podía y esa clase era física, no me molestaba física lo que me molestaba era el maestro, era todo un idiota contando sus “chistes” si así se le podían llamar. La clase término, que alivio. Teníamos 10 minutos antes de que llegara el siguiente maestro y fuera del salón ya estaban las 3 chicas que siempre venían a verme “Hey te buscan” me dijo mi amigo con una sonrisa divertida, ya lo sé pensé con cierto fastidio pues yo sabía bien que ellas solo venían porque a una de las tres yo le gustaba, claro que no iba a decir que lo sabía, además no sabía que veía en mi aquella chica digo no soy la gran cosa tengo una estatura promedio, un cabello negro ni corto ni largo, mi piel era un color intermedio entre morena y blanca y mis ojos no son nada peculiares son totalmente cafés, no entendía que veía en mí ya que ella era linda, aunque no llamaba mi atención, pero era linda. Salí del salón para quedar a un lado de la puerta y recargarme cerca de la ventana mientras “escuchaba” a las chicas bromear junto con mis amigos, solo pensaba en ya terminar el día. Jack un de las 3 noto que estaba distraído y tratando de animarme o algo así me empujo levemente mientras me decía que dejara esa cara larga. En ese momento sentí un fuerte mareo, vi girar todo a mí alrededor y antes de desmayarme pude sentir que algo me jalo.
Al despertar me vi en una pequeña habitación, me incorpore sentándome y pude ver que en esa habitación al lado de la cama había un buro y al lado de este una silla donde estaba sentado un chico de cabellos rubios tal vez un poco más alto que yo, no lo podía decir exactamente ya que estaba sentado, llevaba una camisa blanca y unos pantalones negros, se veía algo formal, se me hizo extraño y más aún su mirada sus ojos eran violetas y su piel era un poco morena, seguí viendo el lugar cuando me di cuenta que en la esquina de la cama había otro chico él tenía su cabello como entre rojizo y negro sus ojos eran negros y su piel era blanca, vestía unos pantalones café claro, una camisa blanca y un suéter ligero color gris, parecía un poco más bajo de estatura, debo decirlo ese chico era lindo, más que guapo era lindo tenía una apariencia linda que daba cierta ternura.
-Que bien que despertaste Erick. –Dijo el chico que estaba sentado en la silla –Me llamo Kenshi y él es Yuuto -El chico a la esquina de la cama me saludo con una sonrisa le salude de igual manera antes de percatarme de lo que estaba ocurriendo.
-E-esperen un segundo ¿Dónde estoy? –Dije relativamente tranquilo tratando de no exaltarme, debía haber una explicación para estar en ese lugar ¿cierto?
-Emm –Kenshi se llevó una mano detrás de la nuca –Pues no te vayas a alterar, pero estamos en una dimensión alterna a la tuya, no espero que me creas así de fácil, pero es la verdad.
-Tienes razón, no te creo.
-Lo sabía, deja que te explique –Puso una expresión seria y me miro a los ojos –Tu madre biológica vivía en esta dimensión era la anterior princesa Yoko del reino del este, murió cuando tu tenías 4 años justo después de que sellamos a Leiko que era su esposo Rey del reino del sur, tu madre no lo amaba ya que ella amaba al general Hayato, quien es tu padre, cuando Leiko se enteró se dejó dominar por un demonio el cual devoro su alma y tomo su cuerpo, trato de destruir todo el reino deseaba dominarlo, creo que es la historia común de un demonio, Hayato y Yoko fueron los que lograron sellarlo y mantenerlo encerrado, pero el sello está a punto de romperse según lo que el oráculo nos dijo. Tu madre la reina Yoko antes de que las cosas empeoraran te mando al mundo humano para protegerte y una de esas razones es que tú ahora eres el único que puede sellar a Leiko junto con la princesa Claris.
-Es demasiada información como para procesarla tan rápido, en realidad no es muy sorpresiva, pero es demasiada. –Dije totalmente shockeado, no sé si esa sería la palabra adecuada para describir como me sentía, estaba aliviado de alguna manera pues siempre pensé que no encajaba en el lugar donde vivía y ahora sabía porque y por otro lado también sentía enojado ya que había vivido una mentira.
-Mira te enseñaremos algo –Dijo Kenshi al notar que no me sentía muy bien. –Yuuto –El chico de cabellos rojizos se acercó a mí y me pidió que le mirara a los ojos, cuando lo hice note que su mirada comenzaba a cambiar de color esos ojos negro profundo cambiaban lentamente a un gris y caí inconsciente.
Durante aquel tiempo en el que estuve desmayado pude observar una parte de mis recuerdos, vi a mi madre, si, vi a Yoko ella era hermosa con un cabello largo negro y su piel blanca, su vestido rojo largo le lucia perfecto y junto a ella estaba yo de pequeño. En aquel momento ella me decía que tenía que marcharme y podía notar en su mirada una enorme tristeza, junto su frente con la del pequeño yo dijo una serie de palabras, abrió un portal y entre en él. Después de eso desperté, unas lágrimas recorrían mis mejillas.
-¿Demasiado emotivo? –Dijo Kenshi –Viste a tu madre ¿cierto? Es el don de Yuuto, es injusto ya que él tiene dos dones, deja que te explique. En este lugar todos tenemos el poder de utilizar la magia, pero además de eso cada uno de nosotros nace con un don especifico que nadie más puede tener o en algunos otros casos tienen el poder de ejercer la magia a un grado que para los demás es imposible, en el caso de Yuuto él puede hacer que los demás vean parte de sus recuerdos que parecen perdidos, además puede recordar todas sus antiguas vidas, yo por mi parte controlo el agua, un don simple, pero nadie más puede hacerlo. –Seguía pensando que era demasiada información, pero aquel recuerdo de mi madre me hizo tranquilizarme –Por cierto no te lo he dicho, pero Hayato y Yoko murieron hace tiempo, lo siento. –Más información. Kenshi debía entender que no necesitaba saber más por el momento.
-Kenshi, creo que debes dejar de decirle más cosas, déjalo descansar por hoy, mañana llega Ryou y él le enseñara por lo pronto a utilizar la espada.
-Tienes razón. Bien descansa Erick mañana será un día muy largo –Dijo y salió de la habitación.
Tenía que descansar, pero como hacer eso después de toda esa información recién descubierta, en este momento tenía demasiadas cosas en la cabeza. De una u otra manera caí dormido, supongo que el hecho de que mi cabeza me canso mentalmente.
Al día siguiente Kenshi entro a la habitación temprano, creo que era temprano no tenía reloj así que es difícil saberlo con exactitud. Me despertó y me entrego algo de ropa para cambiarme, después salió de la habitación y me dijo que esperaría afuera debíamos encontrarnos con Ryou en menos de 30 minutos. Al terminar de vestirme salí de la pequeña habitación, estaba en la parte alta y aquí había otras 2 habitaciones, en la parte baja al fondo de la casa había otra habitación, un pequeño pasillo donde estaba el baño, cruzando el pasillo estaba la cocina no era muy grande, pero supongo que tenía lo básico, seguida de esta estaba un comedor y antes de llegar a la puerta de salida estaba la sala que constaba de 2 sofás uno de 3 personas y el otro de dos y una pequeña mesa de centro.
Salí de la casa donde estaban Kenshi y Yuuto esperándome. El paisaje era hermoso, era un bosque, la casa estaba rodeada de árboles. Mientras contemplaba el paisaje que me rodeaba Yuuto me comenzó a contar que el pueblo estaba a unos 20 km de distancia. Al mismo tiempo que hablaba con Yuuto, pude notar como Kenshi comenzaba a notarse inquieto y daba vueltas en un mismo punto.
-¿Qué le sucede? –Le pregunte a Yuuto.
-No es nada, lo que sucede es que la princesa Claris va a llegar hoy, se supone que llegara mañana, pero al parecer se adelantaron los planes y eso lo pone nervioso –Soltó una risita al final y comprendí lo que significaba.
-Bien al parecer la princesa se va a tardar un poco más, pero Ryou ya debe de estar esperándonos a la orilla del rio, él no sabe aún como llegar hasta esta casa así que vayan ustedes por él. –Dijo Kenshi mientras se acercaba a nosotros.
-De acuerdo –asintió Yuuto.
Caminamos un rato hasta llegar al rio donde estaba un chico de cabellos negros, tez blanca ojos color verde, vestía unos pantalones blancos, una camisa azul con un saco negro.
-¡Ryou! ¿Qué tal? ¿Cómo has estado? –Lo saludo de manera alegre Yuuto acercándose a él pelinegro.
-Muy bien gracias ¿Y tú como has estado?
-Muy bien, aunque la verdad es que con todo esto me siento algo preocupado, pero bueno en todo caso, escuche que ahora tienes una pareja.
-Oh si se llama Sen lo conocí cuando las cosas con mi padre se pusieron difíciles –Ellos dos parecían inmersos en su conversación, parecía que se conocían de tiempo, carraspee para que salieran de su mundo.
-Perdona Erick –Dijo Yuuto volteando a verme –Él es Ryou es el hijo de mi padre. Así que nos conocemos desde pequeños, además por ahora será el que te ayudara a manejar tus poderes y además es quien te trajo aquí, ya que él conoce a un chico que vive de donde tu vienes –Volvió la vista a Ryou –Y Ryou él es Erick el hijo de Hayato.
-Mucho gusto Ryou.
-Mucho gusto, lamento haberte traído tan bruscamente, pero era necesario –Dijo con una sonrisa, de hecho desde que lo vi tenía esa sonrisa, que molesto.
-Bien vamos donde Kenshi, aún hay cosas que debes saber.
Volvimos a la casa donde ya se encontraba la princesa, ella era hermosa su cabello era realmente largo, ondulado y negro, sus ojos eran como la miel, vestía un pantalón algo ajustado color rojo una camisa negra con un chaleco gris.
-Volvimos con Ryou –Grito Yuuto.
-Muy bien, Erick ella es Claris. –La chica se acercó a mí con una sonrisa, realmente era linda, pero tampoco es como si me interesara.
-Mucho gusto Erick –Dijo con una voz dulce.
-Mucho gusto. –Entonces la chica se dirigió a Ryou, al parecer tenían que hablar de algo pues se alejaron de nosotros.
-Ellos están comprometidos –Me dijo Yuuto al notar como los veía extrañado.
-Pero ¿no dijiste hace rato que Ryou ya tenía pareja?
-Pues sí, el compromiso entre ellos es arreglado así que era cuestión de tiempo para que uno de los dos deshiciera el compromiso, a decir verdad esperaba que Claris lo rompiera primero.
-Dejen de cuchichear –Nos gritó Kenshi y Yuuto soltó una risita mientras asentía y se acercaba a él. -¿Qué tal si empezamos con una práctica con la espada? Yuuto tu enséñale a Erick –El pelirojizo puso una expresión de preocupación –Eres el mejor aquí ¿no? Deberi… -Detuvo sus palabras al ver la expresión de Yuuto –Bueno yo te enseñare –Me extendió una espada, la cual tome -¡Vamos en guardia! –Al principio me espante, era la primera vez que usaba una espada, pero imite cada movimiento de Kenshi y tome el ritmo enseguida –Vaya chico eres bueno, pero aun te falta aprender –Dijo mientras me comenzaba a hacer retroceder y en un movimiento de tan solo unos segundos mi espada salió volando.
Después de seguir practicando un largo rato de la nada llego otro chico tenía una expresión seria y realmente fría, tenía un cabello que le llegaba a los hombros y negro sus ojos eran azules, vestía un pantalón blanco y una camisa negra un poco abierta. Se acercó a Kenshi quien al verlo se quedó un tanto atónito como si no esperaba verlo.
-¿Qué haces aquí? –Dijo Kenshi al tiempo que mediante el chico se acercaba el retrocedía.
-Yo lo llame, era necesario, ¿no recuerdas que él es el antiguo mejor amigo de Hayato y además es a quien Hayato le pidió enseñara a Erick la forma de crear el sello para encerrar a Leiko? Tú mismo me lo dijiste hace tiempo, por eso lo llame. –Dijo Yuuto. Kenshi asintió y dejo de retroceder solo extendió su mano para evitar que el chico siguiera acercándosele y dejo salir un suspiro.
-Está bien entiendo, solo lo olvide. Erick él es Kuroh –El chico no volteaba seguía viendo a Kenshi, entonces este fruncio el ceño y le hizo un ademan para que volteara a verme lo cual hizo, se acerco a mi para saludar.
-Mucho gusto, realmente te pareces a tu padre, creo que eres muy valiente al aceptar sacrificarte para sellar a Leiko. –Dijo en un tono serio.
-¿Qué? ¿qué acabas de decir?
-Que pienso que eres valiente por aceptar todo esto.
-Dijiste que acepte sacrificarme, ¿a qué se refiere? –Me dirigí a Kenshi tratando de no sobre exaltarme, él solo desvió la mirada.
-¡No me digas que tú sabias de esto Kenshi! ¿Por qué me lo ocultaste? –Dijo Yuuto colocándose a mi lado, al parecer él tampoco lo sabía y se veía realmente mal casi podía ver lagrimas recorrer sus mejillas.
-Kenshi si sabías de esto debiste haber dicho algo, no es justo que no le dijeras nada al chico –Agrego Ryou con un tono serio y ahora sin aquella sonrisa que había tenido todo el día. –No debiste ocultarle esa parte de la historia, ni a él ni a nosotros.
-No es que haya querido ocultárselo, solo que no sabía cómo decírselo y temía que no aceptara.
-Kenshi, no puedo creer que lo hayas ocultado –Dijo Kuroh mientras negaba con su cabeza y Kenshi lo veía con el ceño fruncido.
-Vámonos de aquí por ahora –Me dijo Yuuto tomándome de la mano.