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La danza del exito por skysletrange

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Notas del fanfic:

Hace mucho que no intentaba retomar esto, antes tuve otra cuenta por aquí pero creo que el nombre no me acompañaba así que decidí cambiar todo.
Creo que hace dos años y algo más que no escribo por eso mismo debo pulirme nuevamente. 
Espero que disfruten de esta historia que aún no tiene pies ni cabezas pero que espero pronto se arme poco a poco. 

Notas del capitulo:

El primer capitulo es algo confuso para mi gusto pero apreciaría que me ayudaran a mejorar, más bien a quitarme el polvo de encima kkk~ 

Disfrutenlo y de ante mano, gracias por leer.

Arrogante, esa podría ser la forma más simple que podría tener para describirse a sí mismo, más que eso era algo que escuchaba muchas veces, pero no era en verdad eso lo que podría llamar la atención o atraerla hacía él.  Nada podría destacar, sus pasos firmes se deslizaban a través de la fría y opaca capital, llena de edificios en el que el ir y venir de callejuelas atestada por ese mar de gente que parece estar molesta con el día, que carga el peso de las mañanas que el horario de oficina puede deteriorar con el tiempo. Él no podría ser nada más que un punto en aquella marea,  sus oídos impregnados por el único escape posible al bullicio desenfrenado de aquel día de semana en que nada estaba quieto, en el pesar de las masas que colmataban el aire con el sonido de bocinas, motores y frenadas, el frenesís característico de los conductores neuróticos que como cualquiera buscaban llegar pronto a su destino.
Había llegado a Seúl días antes, pero el momento de enfrentarse al horario punta para llegar finalmente a la academia había sido su primer encuentro con aquel caótico escenario que era para él algo absolutamente nuevo, algo que en su pueblo natal habría sido una caminata de cinco minutos, aquí se transformaba en un viaje de hora y media.
El cabello azabache del muchacho se perdía entre aquel molde superficial propio de su raza en los que resaltaban uno que otro color que no variaba más lejos del castaño, sumado a aquella mirada felina enmarcada por sus características ojeras que parecían ligeramente más profundas en las mañanas y en esos días en que el ensayo lo extenuaba porque para mala suerte de sus padres la pasión en que vertía todas sus horas libres no era específicamente en estudiar, sino un sueño que creció poco a poco junto a él, algo que comenzó como un simple pasatiempo en su pueblo natal y que ahora lo traía hasta la capital del país en busca de las ambiciones que se forjaron junto a él.
Porque los pasos de Lee Seung hyun que eran capaces de demostrar  tanta seguridad cuando caminaba, sólo eran libres de volverse ligeros cuando la música inundaba su cuerpo liberando poco a poco todas las trabas que podría haber tenido sobre si, como si este fuera el único canal con el que era capaz de sacar todo, porque a sus escasos  15 años había decidido que sólo cabía para su futuro aquello que lograba hacerlo feliz y por esto ahora que al fin tenía la edad suficiente,  después de todas las trabas que el dinero le había implicado sumado al compromiso de completar sus estudios, al fin era capaz de llegar a aquella academia.
Pero en el vaivén de aquella mañana su atención choco de bruces con algo que podría ser absolutamente aleatorio, algo que podría haber olvidado. No era ningún cartel publicitario ni nada que resaltara de esa forma, era algo inmerso en esta marea, no era demasiado alto y lo único que habría podido ser factible que atribuyera a cortar con el paisaje era aquel cabello rubio, sin embargo esto no era lo que realmente hizo que los pies de este aspirante a la academia superior de las artes musicales de Seúl, bajara de aquella nube de pensamientos hasta la realidad fue más bien el hecho de que no pudiera evitar aquel choque. La melodía de aquella canción que estaba memorizando aún paso a paso para la coreografía que presentaría en un par de horas, se cortó de golpe haciendo que su reproductor terminara en el piso. Su cuerpo se agachó por inercia intentando encontrarlo mientras un fugas “Lo lamento” había escapado de sus labios sin percatarse con exactitud a quien había golpeado. “En verdad lo siento mucho” Volvió a repetir antes de que dejaran sobre sus propias manos nuevamente el reproductor, la persona con la cual había chocado se encontraba ahora a su propia altura e inevitablemente su mirada se encontró con la contraria. Sus ojos se llenaron en los contrarios, una mirada ágil que se sintió pesada como un tempano pero que se suavizó al instante dejando la sensación de aquella espuma que se deshace sobre la arena luego que el oleaje golpeara con la playa.
“No pasa nada pequeño” Aclaró una voz aterciopelada, simplemente suave que terminó por remarcar todo esto con una sonrisa audaz que rompió sobre su rostro sin que aquella mirada dejara de caer sobre él, unos segundos más y el chico rubio que parecía tener unos años más que él, ayudó a que se pusiera de pie para finalmente perderse entre la gente sin antes girarse una vez más dejando que su mirada volviera a encontrar la del azabache que aún parecía perdido en aquella sensación que tan rápido como lo golpeo se fue y la importancia de ese encuentro se volvió poco a poco nula, así como la extraña sensación de aquellos ojos que parecían ligeramente turbados que le dejaron un sensación vacía. Como la calma antes de una guerra inevitable su mente volvió en si mientras se acomodaba de vuelta los audífonos y sus pasos comenzaban poco a poco a retomar el ritmo de aquellos acelerados, olvidando poco a poco la extraña sensación que había dejado aquel chico sobre sí.
Un día cualquiera en una ciudad cualquiera y la verdad nada podría ser menos particular para él pese a que fuera oficialmente el primer intento para calificar en las audiciones de la academia ya había recorrido un par de veces la ciudad, principalmente porque de por si en tamaño no podría compararse al pueblo pequeño del que venía.
Los pasos se hicieron cuadras y las cuadras, calles para así encontrarse frente al lugar que alguna vez sólo soñó pertenecer.
“Todo está bien Seung, si sale mal podrás intentarlo el próximo semestre y en el peor de los caso el próximo año.” Fueron las palabras de aliento que se dio a sí mismo una vez que sus pies decidieron avanzar por la estrepitosa entrada de aquel edificio que en un principio podría parecer bastante común pero que constituía el centro principal en el cual se concentraba la mayoría de las artes relacionadas principalmente con la danza, actuación y el canto.
Sus pies se deslizaron ahora con mayor rapidez, sorteando la portería y la protocolar bienvenida para terminar inmerso en aquella sala de espera en la recepción donde una montonera de jóvenes, tantas chicas como chicos, parecían ensimismados entre nervios y tenciones mientras otros pasaban el rato hablando con sus acompañantes o haciendo vida social entre los demás concursantes.
Seungri, como solía decirle sus  amigos que componían el grupo de baile en el que perteneció durante el tiempo en el cual se mantuvo en su pueblo natal, sólo tenía en mente su meta y por esto mismo se limitó a sentarse a esperar en su puesto mientras volvía a reproducir la misma canción otra vez. Había practicado por meses y la verdad seguir intentándolo no tendría sentido por eso decidió dejar al destino el resto de la historia. Y lo cierto es que no debía preocuparse porque todo lo que vendría de ahora en adelante sería una serie de situaciones inesperadas que vendrían enganchados con una nueva persona que había decidido entrar a su vida a la fuerza. Porque como él lo había pensado minutos atrás, no había visto de donde había salido aquel chico y le fue por alguna razón imposible de esquivar.
Pero entonces ¿Habría sido demasiado torpe para esquivarlo? Tal vez no, tal vez aquella mirada profunda y abismante se había posado primeramente en Seung  y había llamado inexplicablemente la atención del caprichoso rubio que al recorrer rápidamente la complexión del contrario había reconocido que el chico frente a él era un bailarín. ¿Qué lo había motivado a acercarse a él?  Esa pregunta flotó en el vació de las interrogantes que el destino buscaría plasmar pero que en ese instante poca y nada importancia tenían.


“1,2,3,4,5… 1,2,3,4,5” ¿De qué me servía repetir eso una y otra vez? La verdad pensé apaciguar la ligera ansiedad que se alojaba en mi estómago, porque más que nervioso, me encontraba ansioso por lograr al fin demostrar aquel talento del cual me sostenía y en el que había trabajado arduamente para por fin encontrarme en este lugar.
Sólo quería salir de esto rápido para saber si debería prepararme más porque no me rendiría, este había sido mi sueño desde que la conciencia me había permitido elegir, desde que la música había calado hondo en mí y no tenía intenciones de rendirme.
Mi respiración se hizo más pesada para luego tomar entre mis manos nuevamente el reproductor, una sensación curiosa se manifestó en mi mente cuando al recorrer la parte trasera del aparato una textura diferente a la carcasa me obligó a girarlo de golpe. Para mi sorpresa tras este había una pequeña nota de papel “Ojos de panda, llámame” seguido de esto un número plasmado con el mismo tono de tinta negro sobre aquella nota hizo que una mueca se formara en sus labios.
¿Qué se creía aquel tipo? ¿A caso pensaba que de alguna forma él era… era de esa clase de chicos?
Pese a aquellos pensamientos que terminaron interrumpiendo toda aquella ansiedad acumulada, por muy estúpido que pareciera mi mano retiró el papel y en vez de tirarlo simplemente lo guarde en el bolsillo de mi chaqueta y antes que pudiera esperar enfadarme más con aquella situación un alegato me sacó definitivamente de todo esto.
“Young Bae, es simple sólo debes volver a casa y solucionaremos todo esto” La voz profunda de aquel sujeto sonaba con bastante rudeza, cosa que iba realmente bien con su presencia porque si me lo hubiera encontrado de frente sólo habría logrado creer que se trataba de un mafioso o algo así. Sin embargo el muchacho que intentaba evitarlo no tenía mayor pinta que ser un estudiante normal, su altura era algo escasa pero era notorio que se trataba de alguien mayor que yo.
“Hablaré con él cuando vuelva en unas horas, es suficiente”   La voz del chico era también bastante fuerte y llamó poco a poco la atención del resto a medida que la discusión se tornaba algo más intensa. De un minuto a otro y sin decir nada más le dio la espalda dirigiéndose fríamente a la sala de ensayos, omitiendo cualquier palabra extra dejando al tipo con apariencia de mafioso realmente molesto para finalmente rendirse y retirarse ya de forma más tranquila de la recepción.
Un suave suspiró escapó de mis labios para luego hundirme en el asiento, claramente era un día de locos, pero que más iba a esperar en un lugar como este.
De pronto el silencio se hizo rotundo mientras la puerta de la sala de ensayos se abría llamando a los primeros aspirantes.
 “Lee Seung hyun”   resonó de manera suave en la habitación haciendo que mi vista se levantara poco a poco  y para demostrarte que este día no era para nada un día cualquiera, mi mirada volvió a quedar atrapada con la de aquel chico rubio que expandió aquella sonrisa audaz que ya había visto antes acompañada de un ligero gesto. Arrogante, arrogante era la palabra que también podría describirlo, el chico rubio que había chocado contra él llevaba una pequeña placa prendida sobre su camisa. “Kwon Ji Yong”

Notas finales:

Ideas, aportes, comentarios, todo me sirve. 
En verdad lo necesito para interesarme en seguir sadasd saludos.


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