Sábado, 6:05 pm. — Casa de los Kim.
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—Hyung ¡Espera!
“Hyung esto” “Hyung el otro” “Hyung, hyung, hyung” ¡Por la mierda Jongin!
Gire sobre mis talones, lo encaré mirándolo a los ojos y espere a que dijese lo que tuviera que decir.
— ¿Por qué no puedes corresponderme? Dijiste que te parecía simpático...—Bla bla bla bla. —Y tú me gustas hyung.
Hyung…
—Lo siento Jongin. Pero—
La puerta principal de la casa se abrió, dando paso a la Sra. Kim.
—Oh, buenas tardes Kyungsoo. —Su mirada nos recorrió tanto a mí como a Jongin. — ¿Paso algo?
“Sra. Kim su hijo no me deja en paz”
—Uh, nada. —Respondí negando levemente. —Ya terminé las clases con Daegi. Si me disculpa, tengo que volver a casa a estudiar. —Vaya mentira.
Tras una venia salí de casa de los Kim.
Me siento claustrofóbico cada vez que estoy allí. Jongin no se despega de mí ni un solo minuto. Al principio creí que sería por vigilar a su hermana menor, hasta que empezó con sus mamadas sobre estar perdidamente enamorado de mí. Tu cara bonita no me va a convencer. Puf. No, gracias.
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OKAY. No es que Jongin no este bueno. Jongin parece un modelo playboy y apuesto a que es el deseo de toda muchacha en su preparatoria. ¡Pero joder! Soy solo un joven universitario que lucha por terminar sus estudios. Llámame cuando consiga mi maestría, please.
Fui a encontrarme con Baek en la cafetería de Minseok. Tenía que descargarme y Baek + Café = Buen estacionamiento. Al llegar Baek ya se encontraba allí. Lo solté todo, por un momento iba a jalarme los pelos hasta quedarme calvo, pero no lo hice, soy un joven de 22 años y tengo que comportarme como tal. Y había veces en las que mi amigo sabía que decir, pero también había otras en la que se ponía bien chingón.
— ¡Pero si dices que tiene el cuerpo de un playboy! Además, tú no estás nada mal en tus estudios como para que te prohíbas tener un “Adonis” como novio.
Deje salir una bocanada de aire, relajando mis hombros y dejándolos sueltos como trapos. Así me sentía: de trapo. Podían trapear conmigo el desastre que acababa de causar una chica en las últimas mesas.
Baek me contagió su risa y reí con él.
—Qué idiota. Se lo tiene merecido, por perra. —Murmuró.
— ¿Ella es la que se metió con Chanyeol?
Mi amigo asintió aun burlándose de la pobre chica. Si había algo que temerle a Baekhyun eran sus “predicciones”. No había que pasarlas por alto, ya que tarde o temprano sucedían, quizá no al pie de la letra, pero sucedían.
—Y bueno Soo, —continuó soltando un suspiro—tarde o temprano estarás con ese Jongin. No lo dudo. —Aclaró, bebiendo un poco de su soda, como si lo que acababa de decir hubiera sido como decir el clima.
Maldición. Gracias Baekhyun.
Lunes, 4:14 pm. — Universidad Nacional de Seúl.
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— ¡Pero Soo! ¡Sera la fiesta del año! Toda la facultad irá. ¡Será LA fiesta!... Además, Chan…
—Yeol estará ahí. —Terminé su oración. —Me lo vienes repitiendo desde la mañana. Y no, no iré.
— ¡Pero Soo!
“Pero Soo~” mi trasero. Así como esta, hay veces en las que deseo mandar a mi mejor amigo a rodar, literalmente. Y no es qu-OH POR LA MIERDA.
— ¿Soo?
¿Qué hace el aquí?... Correr, sí. Tengo que correr.
Tragué saliva y me quedé parado entre las demás personas. Vi como él era rodeado por las chicas más jóvenes de la facultad, le chillaban y sonreían queriendo capturar su mirada. Pero no lo lograban, pues su mirada estaba fija en mí.
Mierda
—Escucha Baek, —le susurré a mi amigo—me seguirás la corrient—
— ¡Oh por Dios!
— ¿Qué?
— ¿¡Quién es ese chico!? —Exclamó, quedándose boquiabierto.
FACE PALM
Baek hizo un vaivén mirándome a mí y luego a Jongin, varias veces.
—Espera… ¿Ese no es el tal Jongin del que me hablaste?
Mierda
—Acerté, ¿verdad? Lo sabía. Esa viniendo hacia acá, wau.
Sí, sí, sí. Que listo eres Baek. Espera. ¿Qué?
Levanté la vista solo para confirmar lo que mi amigo acababa de decir. Tierra trágame.
— ¡Hyung!
Trágame, trágame, trágame.
—Hola Jongin. —Saludé con una sonrisa completamente fingida.
Sinceramente me importaba muy poco si notaba el sarcasmo en mi expresión. Sentí el codo de Baek en mis costillas y saque mi celular.
<< ¿En serio te vas a perder ESO? Parece tener escrita la palabra “sexo” por todas partes. >>
Lo mire con la misma expresión que a Jongin y el solo se encogió de hombros alzando las cejas.
—Hyung, mi madre pensó en pasar a recogerte para las clases de Daegi.
Ah. ¿Fue idea de su madre? Oh, bueno. ¡Qué alivio!
Mi celular volvió a vibrar. << Si, claro. “Su madre”. Disfruta el sexo Kyungsoo. >> Miré a Baek entrecerrando los ojos. Maldito, me has hecho dudar. Ojala no este tramando nada.
—Bueno, ¿nos vamos? —Preguntó Jongin.
Asentí y me despedí de Baekhyun. Caminé con Jongin hasta el estacionamiento y podía sentir muchas miradas perforándome, la mayoría de chicas. Podía sentir sus: “Maldito, como puedes estar con alguien tan guapo” “Suertudo… A ver si después te rompes una pierna” “Ojala solo sea su familiar”, y muchas malas vibras más. ¡BUT! ¿Acaso no saben que solo es un mocoso de preparatoria? Oh, claro. Ni su rostro, ni su caminada, ni la actitud que desbordaba lo aparentaba.
Llegamos al estacionamiento y no reconocía al auto de su madre por ningún lado.
—Por aquí, hyung.
Jongin me condujo a una motocicleta BMW F800ST negra, y me alcanzó un casco. No, no es que supiera de motos, él me había hablado de su “bebé” varias veces. Pero ese no es el punto. Su madre no estaba allí presente. No había garantía alguna.
—Creí que tu madre estaría aquí para recogerme.
—Ella pensó en eso, pero me mandó a mí.
Okay, esto ya me sonaba a algo raro.
— ¿Estás seguro que iré a darle clases a Daegi? De todas formas empiezo en una hora más o menos.
—Tranquilo hyung. Ponte el casco y sube. —Dijo montando el vehículo.
Obedecí aun con algo de inseguridad. No le haré caso a las palabras de Baek, no ahora. Quizá pueda romper esa racha. Si lo hago debería ser reconocido como héroe de la humanidad.
El viaje en motocicleta fue silencioso, ni una sola palabra en todo el camino. Cuando llegamos a casa de los Kim no había nadie en ella. Ni la Sra. Kim, ni Daegi. Deje mi mochila en uno de los sillones, como estaba acostumbrado a hacerlo, y me senté al lado, a esperar. Jongin volvió después de guardar la moto en el garaje y se dejó caer a mi lado. Se acomodó y paso su brazo por mis hombros. Lo miré por el rabillo el ojo y me separé, él volvió a juntarse y yo volví a separarme. Entonces el volvió a juntarse. ¡Joder! Me levanté estrepitosamente, causando expectación en él.
—Ya va, Jongin. ¿Para qué me has traído?
Se paró y se puso frente a mí, mirándome con esa maldita sonrisa sarcástica.
—Si no caes por las buenas, caerás por las malas. —Dijo y tomo mi rostro, juntando nuestros labios en un suave beso… al principio.
Poco a poco el beso se fue profundizando. Podía sentir su lengua jugar con la mía y su mano acariciar mi nuca, apretándola levemente. Se sentía tan bien. Mis manos se aferraron a su pecho, queriendo más de él. Nos separamos un momento por la falta de aire.
Y no debí dejarme llevar.
Antes de que volviera a besarme le lancé una bofetada, tomé mis cosas y salí de la casa.
Mierda, eso fue asombroso.