La vida de Wolfram y Yuuri en esos momentos no podía ser mejor, 5 años pasaron y todos aún estaban muy felices, como toda pareja tenían sus discusiones pero de inmediato se arreglaban y disfrutaban de sus noches, Yuuri ya tenía un trabajo y dominaba el idioma al igual que los demás, a pesar de esos años y con yuuri de 34 años y wólfram de 29 la edad en ellos no se notaba en lo absoluto.
Por otro lado Hikari ya con 15 años de edad, entrando ya en la adolescencia estaba muy bien, iba a colegio normalmente y tenía varios amigos, como sus padres trabajaban continuamente se quedaba solo.
Un día llevo a un amigo a su casa, se llamaba Axel y era bastante atractivo, tenía el pelo castaño claro y lacio, era delgado con ojos azules y era más alto que Hikari, ambos ya estaban comiendo y viendo televisión cuando escucharon tocar su puerta, el rubio abrió la puerta encontrándose con Murata quien por cierto ya tenía 31 aun así se veía bastante joven.
-Hikari tus padres llegaran tarde hoy, ¿Quieres salir? No tengo nada que hacer- Dijo a modo de propuesta, se llevaba muy bien con el rubio, de hecho como su trabajo era de sólo de mañana siempre en la tarde salía con amigos, pero había veces en que se quedaba con Hikari y hacían muchas cosas, ambos disfrutaban de la compañía del otro, al rubio le gustaba mucho estar con Murata pues aunque ya era adulto no lo parecía, cuando se trataba de Hikari era muy inmaduro y lo hacía reír mucho.
-Lo lamento hoy no puedo, traje a un amigo y ahora estoy con él- Dijo Hikari viendo a su compañero.
-Oww… bueno entonces, cualquier cosa que necesites voy a estar acá, diviértanse- Dijo algo desilusionado, yéndose a la cocina para prepararse algo.
Horas después apareció Hikari junto a su amigo, el rubio se dio cuenta que Murata se había quedado dormido en el sillón, por lo que no quiso despertarlo y salió junto a Axel para ir a dejarlo a su casa, ya era de noche así que llevo las llaves.
Murata despertó perezoso, estirándose felinamente levantando la vista para ver la hora y ya eran las 10:00 pm, dedujo que el amigo de Hikari ya se habría ido por lo que fue a la habitación del rubio, toco varias veces pero nadie contesto, decidió abrir la puerta pensando que se había quedado dormido sin cenar, pero al ver dentro de la habitación no vio a nadie, fue al baño y toco la puerta pero tampoco estaba ahí, comenzó a preocuparse, busco por todas las habitaciones además la cocina y no lo encontró, el corazón ya se le estaba acelerando, agarro su celular y marco el número de Hikari, lo primero que salió fue el buzón de voz indicando que el celular estaba apagado, eso sí lo asusto, agarro las llaves de la casa se dio cuenta que faltaba una, supo que hikari habría salido así que rápidamente fue a buscarlo.
Las 1:00 am y aun no encontraba a Hikari, ya estaba desesperado, detuvo el auto y coloco las manos en el volante, sin poder evitarlo las lágrimas de angustia habían aparecido, salió del auto y entro a la casa, tiro las llaves en el sillón sentándose él también, poso sus manos en la cara y suspiro pesadamente. Sintió la puerta abrirse, el corazón en ese momento se le acelero pensando en que sería Wolfram o Yuuri, no sabría que decirle.
-Ohh, ya estas despierto, no quise…- Pero no pudo terminar la frase porque unos fuerte brazos ya lo tenían rodeado, sintió el cuerpo de Murata temblar y suspirar muchas veces.
-¡Que tonto eres! ¡Cómo se te ocurre desaparecer así! ¿Dónde estabas? Te han dicho muchas veces que no salgas sin avisar ¿sabes la hora que es? Además de tener el celular apagado, aun no estás en tu edad para que hagas lo que tú quieras, ¿Qué hubiera pasado si te ocurre algo? ¿Te has puesto a pensar eso?- Le grito Murata, tomándolo fuertemente de los hombros.
-Perdón… estabas durmiendo, sólo quise ir a dejar a Axel pero su mamá me invito a tomar algo… perdón no quería demorarme, sólo se me hizo tarde y mi celular quedo sin batería, lo lamento…- Se excusó Hikari, al ver enojado a Murata, jamás le había gritado de esa manera, el único que lo había hecho era su papá Wolfram.
-¡Ultima vez que lo hace, recuerda que no te mandas solo, aun eres un niño! aunque esto lo sabrán tus padres- Murata se dio la vuelta, estaba frustrado pero también aliviado, no sabría qué hacer si algo le llegara a ocurrir a Hikari, su ángel aun no sabía cuidarse solo.
-¡Ya no soy un niño! Además tú no eres nada mío para que me grites de esa manera, sé cuidarme solo Murata- Y con esto Hikari se fue enojado a su cuarto, dando un portazo final como conclusión. Murata se dio vuelta y sintió su corazón doler al escuchar decir a Hikari que nada era de él, si sabía que sólo eran palabras de un adolecente enojado, pero sus palabras eran frías y si le habían llegado.
Una semana paso desde aquella discusión entre Murata y Hikari, el pelinegro no podía creer que ese chico de verdad se haya enojado con él, y que igualmente él no diera el paso para que se perdonen. Ese día le pediría perdón a Hikari como un adulto maduro que era, para que al fin ya no estuvieran enojados.
Hikari llego del colegio y sin mirarlo se encerró en su habitación, Murata suspiro con cansancio, yéndose directo a arreglar las cosas, sería difícil poder llevar una buena conversación con ese chico.
-Hikari… emm ¿Puedes abrirme? Necesitamos hablar- Dijo Murata, golpeando la puerta.
-Vete, no tenemos nada de qué hablar, recibí un fuerte castigo por tu culpa- Respondió enojado.
-Sólo ábreme si no quieres que tire la puerta- Amenazo el de lentes, pocos segundos pasaron para que el rubio abriera la puerta.
-Te doy poco tiempo, así que habla rápido- Ordeno, Murata sonrió tiernamente al ver el carácter de Hikari, se veía adorable enojado.
-mira, vengo a pedirte perdón por gritarte el otro día- Se disculpó, cerrando la puerta de la habitación.
-¿Disculparte? Mi papá Wolfram me castigo dos semanas sin salir con amigos, sin televisión y sin videojuegos y todo por tu culpa- Hikari cruzo los brazos y se dio vuelta girando la cabeza fuerte y rápido en señal de enojo.
-Pero, mira siéntate a mi lado- indico que se sentara a su lado, así lo hizo el rubio, claro bien alejado de él- Si te grite fue porque estaba aterrado de que te pasara algo, yo… no sé lo que haría si algo te llegara a pasar… lo siento si te castigaron mucho- se excusó mirando a Hikari.
-No se… ¿de verdad sólo lo haces por mi o es que no quieres que mis padres dejen de ser tus amigos?- Pregunto sincero, Murata suspiro y se acercó a él.
-Por las dos cosas, no me gustaría dejar de ser amigo de tus padres y por supuesto que lo hago por ti, tienes que comprender que aun eres un niño y hay gente malvada a fuera que desea hacerle daño a los niños lindos como tu ¿Me entiendes?
-Aggg, no soy un niño, sé muy bien los peligros de allá fuera y se cuidarme solo… creo que ya paso tu hora de charla, ahora por favor retírate de mi habitación- enojado se levantó y abrió la puerta indicándole a Murata que era hora de irse, el de lente al igual que él se levantó, pero para posar su manos sobre la de rubio y cerrar la puerta.
-Si no eres un niño como dices tú, no te comportes como uno- se burló Murata, haciendo gruñir más a Hikari que con fuerza se alejó y se acostó, cubriéndose hasta la cabeza. El mayor sólo sonrió y sin decir más se fue del cuarto, era bastante testarudo, lo más probable era que dentro de poco iría de nuevo a rogarle su perdón.
Así lo hizo, horas después entro nuevamente a aquella habitación, el menor se encontraba dormido profundamente, sigilosamente se acercó para ver cómo estaba y la imagen que vio fue la más linda que pudo haber visto antes, se veía tan lindo con sus ojitos cerrados, aunque claramente el mayor los prefería abiertos, su rostro tranquilo, su boca entreabierta, definitivamente era un ángel. Esa vista tan hermosa que presenciaban sus ojos le provoco un raro y peligroso impulso, sin pensar en otra cosa se acercó al rostro del muchacho, cuando sin darse cuenta ya tenía sus labios posados en los otros, sus labios eran tal y como lo imagino alguna vez, dulces y suaves…
Claramente si era un sueño sería el mejor que pudo tener en su vida, disfrutaba del pequeño beso que le otorgaba aquel hombre, aunque tenía sus ojos cerrados sabía a la perfección quien era el “príncipe” que lo despertó con un suave beso, abrió los ojos y observando el rostro de Murata pensó que realmente era atractivo.
-“¿Qué estoy haciendo?”- Se cuestionó así mismo, se separó rápidamente de él y peor fue su espanto al ver que estaba despierto, sus hermosas joyas lo veían con un brillo que no supo cómo interpretarlo- lo… lamento- arrepentido comenzaba a dejar la habitación, pero una suave y pequeña mano lo detuvo- Perdón, no lo volveré hacer, incluso para que estés tranquilo me iré de la casa y le diré…- Pero sus palabras quedaron atoradas cuando sintió el abrazo del rubio.
-No, no quiero que te vayas, no me dejes- suplicó el menor, haciendo más fuerte el abrazo.
-Pero… te besé y eso no está bien- Dijo apenado y triste.
-Te quiero, te quiero mucho, no sólo como un amigo sino algo más que eso, me gustas mucho, tú eres el que me dio mi primer beso y me siento que muero de la felicidad- confesó, levantando la cabeza para mirar el rostro de Murata, la cual tenía como si de un fantasma se tratara.
-Hikari, yo tengo 31 y tú 15, no es normal y es peligroso que me quieras de esa forma, no sabía sobre tu orientación sexual, pero deberías tratar de que te guste otro niño, alguien de tu edad ¿Entiendes?- Dijo acariciando sus cabellos.
-¡No! ¿Qué no entiendes? Me gustas mucho, no me importa si eres mucho mayor que yo… ¿acaso no me quieres? Entonces… ¿Por qué me besaste?- Pregunto llorando pero furioso, separándose de Murata.
-No es posible, nos llevamos por 16 años, estoy en la edad donde tengo que tener una familia, además tu eres menos de edad, no es posible- Trato de hablar de forma correcta, sabía que si estaba con Hikari nada bueno saldría de eso.
-No respondiste mis preguntas- Ignoro el comentario anterior, Murata lo miro sorprendido.
-Te quiero, pero sólo eso y si te besé fue porque me recordaste a tu padre en la adolescencia- Sabía que eso le rompería el corazón, pero tenía que hacer que el pequeño ya no estuviera interesado en él, por más que él quisiera no podían estar juntos. Por otro lado Hikari quedo con los ojos muy abiertos, el labio inferior comenzó a temblar al igual que su cuerpo, sus ojitos se llenaron de lágrimas que no tardaron en caer por su mejilla.
-Vete… ¡Lárgate de una maldita vez!- Grito el menor, empujo a Murata fuera de la habitación cerrándola en su cara, Hikari quedo un momento respirando agitadamente mientras se deslizaba por la puerta y lloraba
Nuevamente lo había arruinado todo, otra vez estaban distanciados, esta vez ya llevaban dos semanas de que Hikari lo mirara indiferente, aunque en esos lindos ojos se veía enojo y tristeza.
-¿Paso algo entre Hikari y tú?- Pregunto Yuuri, quien tanto él como Wolfram había notado los comportamientos de ambos.
-Cosas de adolecentes- Trato de sonreír, acomodando sus lentes.
-Bueno ya tengo que irme, cualquier cosa me llamas- se despidió, dejando a un arrepentido Murata.
A la hora de llegar a casa con su amigo Axel, no se inmuto en saludar a Murata, sólo se fue a su habitación junto a su compañero.
Ya estaba preocupado, estaban varias horas en la habitación y eso no le gustaba en lo absoluto, fue al cuarto y sin poder evitarlo comenzó a escuchar, sabía que estaba mal pero algo le decía que tenía que hacerlo.
-Pero… tú me gustas…- se escuchó detrás de la puerta, supuso que era Axel, pues él conocía la voz de Hikari- Sólo uno y ya, te dejo en paz si sólo es uno- Suplico, algo estaba mal, a ese niño le gustaba su pequeño ángel.
-No, ya te dije… oye ¿Qué haces? No te acerques tanto- Rogo el rubio, Murata sin pedir permiso ni tocar la puerta, entro celoso de ese muchacho, vio como Axel tenía a Hikari apresado en sus brazos y trataba de besarle.
-¿Qué crees que haces, mocoso?- Enojado agarro al chico del brazo y lo condujo arrastrando hasta la puerta- Mira niño, si eres inteligente te iras ahora sin reproches porque ya se me está acabando mi paciencia y más te vale que no te acerques más a Hikari- Le advirtió, el niño asustado se fue corriendo, Murata suspiro cerrando sus ojos y fue de nuevo con el rubio- ¿Estas bien?- Le pregunto con ternura, sentándose al lado de él.
-Sí- Respondió cortante, aunque por dentro si se asustó y agradecía que Murata llegara a tiempo.
-Hikari…- Lo llamo, el rubio se dio la vuelta para encararlo, pero al hacerlo el mayor lo abrazo al tiempo que le besaba, sin reprochar siguió aquel juego, pues deseaba volver a sentir aquellos labios- Perdón- Dijo al separarse- te quiero, sí, me gustas mucho, aunque seas un pequeño caprichoso bipolar- Sonrió burlón. Estuvo con varios hombres y mujeres pero por alguna razón nunca se sintió satisfecho, ahora comprobaba que Hikari era lo único que quería era tener a ese pequeño ángel.
-¿Hablas en serio?- Pregunto esperanzado ya avergonzado.
-Sí, tengo que dejar de lado mis prejuicios- Lo volvió a besar, sólo que esta vez tenía la necesidad de querer más, sentados aun lo abrazo por la cintura y el menor envolvió con sus delgados brazos el cuello del mayor, no pudo contenerse por lo que fue introduciendo su lengua dentro de aquella cavidad que lo volvió loco, poco a poco sentía el calor en su cuerpo, las caricias no se hicieron esperar en el cuerpo de su pequeño acompañante, provocando leves jadeos por las primeras sensaciones que su cuerpo exploraba. De los labios se detuvo en el níveo cuello, un pequeño mordisco que provoco un gemidos hizo que se detenga de inmediato, miro horrorizado lo que estaba haciendo, se levantó rápidamente dándose la vuelta y tapando su boca, estaba mal, todo lo que estaba haciendo estaba mal, Hikari era un niño y él un adulto.
-¿Por qué te detienes?- cuestiono inocente el rubio.
-Lo lamento, me propase- Murata miro a Hikari quien tenía sus ropas desarregladas, se sintió más culpable, el menor fue hacía él y lo abrazo.
-¿Puedes continuar? Me gustaba lo que hacías, por favor has esto conmigo, yo quiero que mi primera vez sea contigo, me gustas mucho- Suplicó el rubio mirando directamente a los ojos de Murata.
-¿Seguro? Aun no comprendes lo que es hacer el amor, mucho menos en la primera vez- Lo aconsejó, no quería hacerle daño, tampoco quitarle su inocencia.
-Estoy seguro, tarde o temprano voy a dejar de ser virgen y sé que este es el momento, no pienses que soy una niño porque no lo soy, además quiero hacer esto contigo, quiero que me enseñes, quiero saber, no importa el dolor, yo quiero estar contigo- Hikari derramaba sus lágrimas.
-Esta… bien, a penas te haga daño me dices- lo dijo preocupado, no podía negar que estaba igual o más asustado que el mismo Hikari, estaba tan excitado que temía hacerle daño, pero por otro lado lo único que quería era poseer ese hermoso cuerpo, así que no lo pensó más y decidió cumplir el deseo del rubio y el de el mismo.
Entre besos y besos lo fue despojando de sus prendas, Hikari jamás pensó experimentar tales sensaciones, sintió que su cuerpo ardía, tenía la garganta seca, su parte baja le molestaba, pues estaba erecto, era algo maravilloso lo que hacía o lo que le hacían en ese momento, podía sentir cada beso que Murata le regalaba a su cuerpo y cuando lo tenía desnudo, su cara enrojeció por lo que exponía a la vista del pelinegro.
Se entretenía en el cuello del pequeño, era tan exquisito que por un momento pensó tocar el cielo, bajo por su pecho y jugo con sus botones rosados, su mano se paseaba por toda la pierna, quería que Hikari le gustara todo lo que le hacía, que se acostumbrara a sus toques, ya que aún lo sentía tenso. Lentamente fue acostando al rubio para posarse encima de él, lo beso de nuevo en los labios y fue descendiendo hasta llegar al pene del chico, este dio un salto por aquella atención, ahora su cuerpo se derretía, dejaba al aire los gemidos que le aprecian extraños porque no los podía controlar.
-Más… ahh… se siente… bien- Gimió Hikari, el placer que sentía era enorme. Murata sonrió al escucharlo mientras prácticamente se tragaba el miembro del muchacho- Ya… ya… Murata…- No podía completar frase alguna, todos sus sentidos no podía controlar, el de lentes supo que el niño se venía, por lo que detuvo todo movimiento- ¿Por qué te detuviste?- preguntó enojado.
-Shhh tranquilo, ya verás que fue para mejor- Murata subía a besar sus labios, pero no conto con que Hikari tomaría la iniciativa.
-No es justo que yo solamente este desnudo- comentó haciendo un puchero, se colocó de rodillas en la cama, posando sus manos en su pecho y tímidamente le dio pequeños besos en el cuello del mayor hasta llegar a lamidas mientras desabrochaba uno a uno la camisa de este. Murata disfrutaba de las atenciones que le dedicaba su ángel.
Ambos desnudos en la cama y con Murata devorando al pequeño rubio, tenía los ojos brillosos de toda la lujuria que tenía, al bajar un poco su cuerpo juntando sus miembros, comenzó a frotarse en Hikari, dándoles una exquisita sensación.
-Lámelos- Ordenó poniendo dos dedos frente a la boca del rubio, así lo hizo sin quejarse. Ya ensalivados y bien lubricados el pelinegro acerco sus dedos a la entrada del chico- ¿Seguro? Sólo es saliva por lo que dolerá más ¿Estás seguro de esto?- Pregunto a Hikari que tenía su corazón salir de su boca en cualquier momento, estaba preparado y excitado para negarse, así que asintió y agarro las sabanas cerrando los ojos. Murata lamio y mordió suavemente el pezón del rubio mientras iba introduciendo un dedo, rápidamente observo que el niño se tensaba- ¿quieres que siga?- Pregunto preocupado, el rubio afirmo con la cabeza. Ya colocando su segundo dedo, Hikari dio un grito.
-Ahh… ¡duele!- Gritó, el mayor iba a sacar sus dedos, pero Hikari lo detuvo- sólo un poco…- cerro los ojos para tranquilizarse del dolor siendo ayudado también por Murata que lo besaba.
Hikari se sintió preparado, saco la mano de Murata y este entendió el mensaje, se posiciono más cómodo y lo penetro de una sola estocada, provocando un agudo y desgarrador grito en el ángel.
-Lo lamento, pero…- ¿Le costaba? Sí, le costaba mucho hablar, pues las estrechas paredes de Hikari lo hacían estar en el mismo paraíso- te iba a doler más si lo hacía poco a poco… dejare que te acostumbres…- Dijo en susurro, se inclinó para luego limpiar sus lágrimas que ya invadían las mejillas, lo miro con ternura y lo beso. Minuto después el pelinegro se movió y vio la cara de su pequeño, el cual tenía el rostro de puro placer indicándole que ya estaba listo, así comenzó con las embestidas, sería una tortura pero lo haría lento por el momento.
Sus embestidas eran fuertes y certeras, dándole justo en ese punto donde Hikari veía las estrellas, se retorcía de placer y gemía como loco.
-Ahh… no puedo más… más rápido… ahh- Gimió Hikari, así mismo Murata estaba igual por llegar a su éxtasis, con una mano lo agarro fuerte de la cadera y la otra masturbo al rubio. Sus respiraciones ya eran entrecortadas y agitadas e inevitablemente iban más rápido, cerrando los ojos y dando su última estocada se liberó dejando su semilla en aquel delicioso cuerpo, mientras que Hikari se derramo en su vientre. Murata agotado se acostó al lado del menor, sonrieron mutuamente, el pelinegro envolvió a su ángel en sus brazos.
-Te amo mi hermoso ángel- Confesó Murata, el rubio sonrió con sus mejillas sonrojadas, se acercó al rostro de su acompañante y lo beso con dulzura.
-Me gustó mucho, estoy realmente feliz de que tu tengas mi primera vez, además de que serás el único, te amo- Murata vio como los ojitos de Hikari brillaban, era tan precioso que parecía como si estuviera en un sueño.
Ambos sentados en el sillón estaban viendo la televisión, un mes de su encuentro amoroso y ya estaban prácticamente saliendo si no fuera porque no le han contado sobre sus sentimientos a Yuuri y Wolfram, bueno si ese fuera el caso, Murata estaría seguro que lo calcinarían por tocar a su preciado tesoro.
-Oye me dolió mucho cuando me dijiste que me besaste por parecerme a mi papá- Dijo viéndolo con falso enojo.
-Bueno, lo lamento, pero no se me ocurrió nada más que decirte para que te dejara de gustar- se excusó- Aunque, no hay que negar que Wolfram igual está bien lindo- dijo burlándose, sólo sintió el golpe que Hikari le dio en la cabeza.
-¡Eres un traidor! ¡Un infiel! ¡No te quiero ver debilucho!- Grito para irse enojado y celoso a su habitación.
-Oye mi ángel, no te enojes- Grito para detenerlo, sonrió divertido al ver que Hikari tenía el mismo carácter que Wolfram, claro al mismo tiempo estaba feliz porque nuevamente tendrían que “reconciliarse”