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La fruta de la pasión. por -Raiden-

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Notas del capitulo:

 

"Cualquiera en su sano juicio... se habría vuelto loco por ti"

 

 

Salía de esa oscura cueva con la ropa empapada hasta los interiores. Su gorro moteado igual de mojado que su ropa hacia que el agua le escurriera por la frente.

-Sólo esto me pasa a mi... - susurro irónico para sentir la humedad dentro de sus zapatos con el ligero tacón en estos...

 

Flash Back...

Toda la noche y parte de la mañana habían transcurrido para terminar uno de sus más grandes hallazgos.

Había descubierto el nuevo poder de su fruta de diablo, gracias a las batallas que había tenido con esos “pacifistas”. Estaba en esa sala de operaciones de su embarcación donde muchas veces había tratado a sus enemigos y nakamas. 

Había creado esa esfera azulada con su mano izquierda para atrapar todo lo que estaba en ese espacio, tenía que mantenerla en ese pequeño rango para evitar cortar algo que comprometiera la seguridad de su experimento.

-Mess... - susurro con una pequeña sonrisa en su rostro.

Y con dos dedos de su tatuada mano golpeo su pecho… Más específicamente en el lado izquierdo de su esternón…

Un golpe rápido y certero que provoco la reacción deseada. Un sonido de algo cayendo resonó en el cuarto y fue algo seco, para después escucharse un palpitar.

Tomo el cubo que estaba junto a él en el piso para ver como bombeaba por dentro…

Era su corazón lo que había sacado de su cuerpo.

Veía fascinado ese órgano musculoso palpitando con calma, a pesar del agujero que había quedado en su lugar y seguía sintiendo el impulso de sangre recorrer su cuerpo. Todas esas investigaciones sobre la medicina habían rendido sus frutos en su nueva técnica, técnica que usaría para su futuro plan.

Se sentía como un dios dando y quitando la vida a todo lo que tocaba. Era el descubrimiento más grande hasta ahora que había hecho de su fruta del diablo...

Ah, si... esa poderosa fruta que le obligaron a comer cuando era tan sólo un crió...

Recordó con rencor ese día que había llegado a la elegante mansión con la sola idea de matar a cada persona que la habitaba, pero sellando terriblemente su destino.

Sacudió su cabeza de forma negativa y volvió a colocar su corazón en su lugar. Aferrarse al pasado era lo único que le mantenía con esa búsqueda de venganza y su razón de volverse más fuerte.

Marcado por un tormentoso suceso que le había arrebatado todo lo que tenía y ahora sólo quedaba el corrosivo odio desde que...

-Capitán... - la suave voz de su navegante lo llamo.

El mencionado sólo lo miro con una leve sonrisa en su rostro. Recordar el pasado lo hacía sentirse... Abrumado y sonreía para ocultar ese sentimiento.

-Lo siento... Tenemos un problema. - su nakama hacia una reverencia bajando la cabeza.

Su amigo y extravagante navegante era un gran oso polar, con ese pelaje blanco, esponjado y tan suave como la misma nieve. Un overol naranja le daba un aspecto tierno y lo usaba para sentirse más cómodo, pues el animal hablaba como cualquier ser humano.

Su compañero de aventuras cuando lo encontró en aquella cueva herido y solo... Como él.

-Descuida Bepo-ya... - comento para dejar su experimento y tratar el problema que ahora se presentaba.

Podría jurar que sería una reverenda estupidez lo que su navegante quería decirle pero era su nakama.

Salió de la sala quirúrgica para atender el problema, sus zapatillas con algo de tacón resonaban en el pasillo metálico de su submarino. Le gustaba estar apartado de los posibles ataques de sus enemigos, de los tempestuosos vientos pero...

-Una corriente oceánica nos atrapo... Lo siento. - otra vez su peludo navegante se disculpaba tapando su rostro con su garras.

No tenía remedio su navegante pero ya estaba acostumbrado.

-No hay problema... ¿Dónde deriva la corriente? - pregunto el capitán sobándose la sien con dos de sus dedos.

Seguramente ese fría corriente marina los había atrapado cuando se sumergieron un poco más de lo debido por evitar algún enfrentamiento con otros piratas, ahora que había decidido esperar un poco más para adentrarse en el nuevo mundo.

-Este... Al nuevo mundo... Lo siento. - otra disculpa más pero ahora casi arrodillándose con su pequeña nariz oscura frotándose contra su moteado pantalón.

Al capitán del submarino se le salto una ligera vena en su frente... Esa mañana cuando sus nakamas le habían preguntado sobre cuando irían al nuevo mundo, les dijo que no había prisa, que el One Piece no se movería de su lugar, pero el tierno oso estaba dormido a sus espaldas.

Y ahí estaban en la corriente oceánica más fuerte de todo el Grand Line, para llegar al maldito nuevo mundo.

-¡Capitán! ¡Tenemos un problema! - llego corriendo otro de sus nakamas y casi segundo al mando.

Un chico un poco más bajo que el capitán, que compartía con él ese extraño hábito de poner un gorro en su cabeza para ocultar su castaño cabello, aunque a diferencia del de su nakama era oscuro con una visera amarilla, un pompón rojo en lo más alto y su nombre escrito en él para evitar presentarse cada vez que conocía a alguien, también los mismos tatuajes tribales sus antebrazos pero a diferencia de su nakama los tenía debajo de ese traje blanco con el jolly roger en el lado izquierdo.

-Penguin-ya... - dijo el nombre de su nakama.

El capitán sentía como perdía la paciencia con esos dos, cuando uno se disculpaba constantemente y otro más regañándolo por disculparse de todo.

-¡Capitán tiene que venir! ¡Es una emer... - pero la voz de su otro nakama se interrumpió por un fuerte golpe en casco del submarino.

-¡Shachi! - gritaron al unísono el oso polar y el chico del gorro con su nombre.

Otro de sus fieles nakamas más cercanos al capitán con el mismo gusto por los gorros para cubrir esa cabellera cobriza casi pelirroja, pero claro de diferente color. Un color azulado con la visera roja algo abombado, el mismo traje blanco que Penguin pero con unas gafas oscuras ocultando sus ojos.

Cuando ayudaron a su amigo a levantarse del suelo, una nueva oleada golpeó la parte lateral de la nave.

-Jean-san está tratando de sacarnos de la corriente, lo siento. - nuevamente el oso se disculpaba mientras se aferraba a lo que podía con sus garras.

Ahora si había un problema, no es que no confiara en su nuevo compañero Jean Beart, que en su momento fue un gran capitán y buen navegante… pero algo más tenía que estar sucediendo, algo no anda bien.

El enorme hombre de cabello oscuro hasta la espalda, con esos tatuajes sobre sus ojos furiosos, no dejaba ver que antes había sido un esclavo y ni más ni menos que de un Tenryuubito, y los había sacado de un aprieto peor en el pasado pero ahora algo era diferente.

Con toda la velocidad que podía el capitán, para no caer por los bruscos movimientos que sacudían al submarino llego a la escotilla principal para tomar su larga y fiel “Kikoku”

-¡Vamos a la superficie ahora! – grito sus nakamas que le seguían de cerca.

La afirmativa de sus nakamas se manifestó con un grito al unísono para alertar a los sus demás compañeros. Cuando la presión sobre el impresionante navío disminuyo, salió del agua con dificultad y tambaleándose peligrosamente.

El capitán fue el primero en salir por la escotilla, tenía que medir la situación de los daños que seguramente sufrió el navío en el casco externo, porque si este era perforado no podrían sumergirse hasta que estuviera reparado.

Se acerco a la barandilla, afinaba su vista para distinguir la enorme sombra que ahora estaba debajo de ellos.

-¿Un rey marino? - susurro al ver la gigantesca cola salir.

No se equivocaba. Era un gran ejemplar, uno que tragaría fácilmente el navío que ahora estaba muy cerca de sus fauces.

-¡¡Ni siquiera lo pienses!! - gritó su más reciente integrante: Jean.

Lanzándose despreocupado hacía las fauces entre abiertas para golpearlo justo en el afilado ojo de reptil que tenia.

La enorme bestia soltó un bufido para salir por completo y dejar ver sus moteadas escamas blancas con negro, una serpiente marina era lo que enfrentaban pero ahora estaba más molesta.

Su cola se alzo para a remitir contra el submarino y creando una impresionante ola para destrozarlos.

-Room… - volvió a susurrar para dejar salir ese poder. El navío se vio dentro de esa esfera junto con una gran parte del agua circundante.

-¡¡Shambles!! - grito para desaparecer justo antes de ser golpeados por la furiosa agua y cola de la bestia marina.

Su compañero que seguía golpeando hasta por fin hacerle daño a ese gigantesco orbe, y corrió para saltar de regreso.

-¡¡Ahora!! - un grito mas se escucho dentro del submarino para disparar lo que sería la carga explosiva.

La lluvia salada combinada con el ligero roció de la sangre empezó a caer sobre ellos. El color amarillo de su navío era coloreado de color carmín, dejando ver ese jolly roger sonriendo en una macabra sonrisa de satisfacción. La mayoría de piratas de su tripulación habían salido a bañarse con la sangre de lo que seguramente era el rey marino.

-Buen trabajo… - dijo para alagar a todos por su excelente trabajo en equipo.

Las risas de felicidad a pesar de la visión tan tenebrosa, era una anécdota para los días venideros de cómo cruzaron ese mar hacia las nuevas aventuras que les aguardaban, y como su capitán sonreía de forma sincera.

Pero nada resulta como uno desea en el nuevo mundo y una tremenda oleada casi logra volcarlos, el agua del mar baño a los tripulantes del navío que ahora estaba aferrados a lo que podían.

Un crujido, seguido de un chirrido de lo seguramente era el casco principal resonó entre las oleadas que los azotaban. El agua se empezó a filtrar en ese espacio que contenía la presión necesaria para hundirse. Y nuevamente el monstruo marino salió de la rojiza agua, bañado en su propia sangre, dejando ver ese gigantesco ojo turbado de furia.

El monstruo estaba cerca de la muerte, pero se los llevaría con él al fondo oceánico para descansar eternamente.

-Room… - fue lo último que dijo para ver cómo el cadáver de su depredador era divido en miles de partes, suspendidas en el aire, dentro de esa sala de operaciones.

Alucinante… Todos esos trozos de carne eran seccionados en unos más pequeños para caer alrededor de ellos, los rápidos cortes no lograban tocarlos, ni siquiera rozarlos, era aun más sangriento que la lluvia anterior.

Y así le gustaba al capitán.

Sangre, vísceras, músculos, huesos cortados a su antojo para pero contenida en sí misma y reacomodarse como el desease…

-¡¡Capitán!! - fue lo último que escucho cuando estaba tan entretenido con toda esa carnicería que la cola de ese bestia daba un último golpe a la turbia agua rojiza.

Se había debilitado por el salido líquido de mar que tanto le perjudicaba, y estaba empapado por la ola que antes les golpeo.

Su poder llegando a su límite por pasar toda la noche perfeccionando su nuevo ataque, todas las batallas que tuvo con esos poderoso piratas saliendo como un despiadado ganador y ahora… un puto monstruo marino le había derrotado con un movimiento involuntario de su cola…

No se lo creía…

-"Mierda…" - maldijo mentalmente con la poca conciencia que le quedaba al ver la turbia agua envolverlo.

Y cuando volvió a recuperar la conciencia, aun estaba sumido en la oscuridad pero, no sentía su cuerpo pesado como el bloque que era en el agua. Estaba recargado en una fría pared rocosa.

Fin del Flash Back...

 

Se dio cuenta de que estaba en una cueva cuando dio los primeros pasos y ver la vegetación llenar el exterior, las pocas estrellas en el naranjado cielo, le hicieron darse cuenta que estaba amaneciendo.

-¿Cuánto tiempo paso? - se pregunto a sí mismo cuando mirada el nuevo día aproximarse.

-No puedo creer que pase toda la noche en ese lugar… - se quitaba su gorro moteado para quitarle el exceso de agua.

Su cabello despeinado con el agua cayendo, sus ropas igual de mojadas dejando un rastro de gotas por donde pasaba… Al menos no estaba herido al momento de sacarse la ropa superior y escurrirla.

-Supongo que esta es una de esas islas “perdidas”. - seguía con su monologo al ver que no había las clásicas construcciones humanas ni nada que le indicara la presencia de alguien.

Pero… quien le había salvado… No le agradecería pero por lo menos consideraría si necesitaba algún favor.

Era mejor ponerse en movimiento ahora que por lo menos no estaba tan mojado, su pantalón seguía con exceso de agua pero lo secaría después, ya veía los rayos de sol colarse entre los árboles, con ese calor el agua se evaporaría muy rápido.

Al menos todavía tenía su nodachi cuando despertó y no estaría sin defensa alguna por si el enemigo le acechaba.

-La playa sería un buen lugar para empezar. - se encaminaba para ponerse su gorro de nuevo.

Caminaba a un destino incierto… No sabía que es lugar no estaba solo.

 

Notas finales:

Gracias por leer...


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