-Sennai.
-¿Que?
-Hace rato que me miras raro.-sus pestañas largas y blancas se batieron al son de suaves parpadeos-.
-¿De verdad?-sonreí haciéndome el desentendido-.
-Si... ¿Estabas pensando en algo?
-No en realidad, solo... Tu novia es muy bonita.-solté para cambiar de tema-.
Infló las mejillas y frunció apenas el entrecejo. Ahora podía notar los casi imperceptibles cambios en su rostro con claridad nítida.
Con un suspiro respondió.
-¿Eso crees?
-Si. Y tiene una buena personalidad.
-Lo sé... Lamento no haberte contado de ella.-susurró de repente, bajando la frente-.
-¿Eh? No es tu obligación contarme todo sobre tí Mer.-para ser sincero estaba desconcertado de su reacción. Por algún motivo habíamos parado de caminar-.
-Es que... El otro día te besé y es como si te diera demasiados malentendidos en que pensar, cosas a la que no estas acostumbrado.-por un segundo su voz sonó apresurada y con nervios-. Quiero decir, no es como si anduviera por ahí besando a todo el que se me cruza. ¿Entiendes lo que digo?
Al mirarme, mi mejillas ardieron sin compasión alguna, mi corazón saltaba de un lado a otro tratando de encontrar un lugar donde esconderse. No, no entiendo. Tampoco entiendo como puede sacar el tema a colación de esa manera tan abrupta y calma.
-N-no s-sé a q-qué te refieres...-dije nervioso-.
-Es que eres especial para mí.-respondió aclarándose-. Incluso más que Rimevee.-de repente mi rostro se vio apresado por sus delicadas manos, nuestros ojos hicieron contacto directo y pude ver detalladamente las albinas pestañas de Mer. Sus ojos brillaban con nerviosismo y su cara estaba mas contraída de lo normal. Le preocupaba mi respuesta.
¿Como este chico puede comparar el cariño que siente por su novia con el cariño que siente por mí? ¿Eso significa...?
-M-mira, yo no...-quería ser claro pero me avergonzaba mucho que me mire tan fijamente mientras hablaba. Intenté apartarlo pero sus manos me sujetaban con firmeza-. No puedo...
Sus dedos rozaron mis labios interrumpiendo mis palabras.
-Solo pido algo muy sencillo, quiero que te quedes conmigo.-la mano restante acarició todo mi cuello abriéndose paso hasta depositarse en mi nuca. Fui abruptamente sacudido por un escalofrío mientras sus dedos me sujetaban-.
En ese momento me sentí avergonzado y un mareo se instaló en mi cuerpo débil.
-Sennai, quédate a mi lado. No pediré nada mas que estes conmigo, te lo estoy rogando.-cerró los ojos fuerte como si se encontrara en sufrimiento, su frente rozó la mía y se apegó de modo que sentía su cabello haciéndome cosquillas-.
Mi voz tembló al pronunciar su nombre. Es como si me estuviera asfixiando por la violación en mi espacio personal, por ello susurré apenas.
-...de acuerdo.
-Gracias.-dijo relajándose-.
Noté como los segundos pasaban lentamente pero no nos movíamos.
-Mer...-pronuncié ansioso para que me liberara-.
-¿Puedo...?
-No.
-Aún no dije nada.
-Lo que sea, la respuesta es no.-me desesperé lo suficiente para separarme abruptamente. Insulté por lo bajo cuando una gota tibia bajó por mi mejilla-.
Intenté limpiar la sangre del corte con mis dedos, las uñas de Meriel habían abierto mi piel por el movimiento. La hemorragia no paraba y no tenía nada con que limpiarlo.
-Meriel, ¿No tienes...?-al mirarlo noté como arrugaba la nariz mientras me observaba fijo, claramente disgustado-¿Que pasa?-dije apretando el corte con mis dedos-.
-Te estas...ensuciando.-dijo en un suspiro-.
Podía sentir como el líquido seguía brotando lento y constante.
-Eso ya lo sé. ¿Tienes pañuelos o algo?
-N-no...-podía notar lo tensos que estaban sus hombros. Me pregunto si se ofendió por apartarlo de esa manera-.
-Bueno, lo lavaré cuando llegue a casa.-dije reanudando finalmente mis pasos-.
Fui seguido por un silencioso Meriel el resto del camino. Sentí su tensión y me incomodé por ello, pero llegamos pronto.
Busqué la llave en mi bolsillo pero antes de llegar a ubicarla en la ranura me sentí apresado entre la puerta y un cuerpo tibio.
-¿Ya paró de sangrar?-susurró cerca de mi oreja, sus labios me rozaban el cuello-.
Di un respingo al escucharlo.
-M-Mer q-que estas...
-Respóndeme.-su voz sonó demasiado seria-.
-....si.-susurré-.
-Ya veo.-se apartó suavemente-.
No volví a girar pero podía escuchar como sus pasos se alejaban de mi. Rápidamente abrí la puerta y entré a la casa. Al cerrar me recargué en la pared dejándome caer, mi cabeza dando vueltas en torno a toda la gran locura que parece ser estar cerca de Meriel Itat cuando aparentemente esta enamorado de ti.