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Como las flores por Matildespitzenberger

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Notas del fanfic:

He vuelto que un Xiuhun que me habían pedido hace mucho tiempo, espero que también les guste :))

 

Minseok siempre se dirigía a la misma florería de vez en cuando para llevar un par de flores a su hermana y su madre.

 

Algunos dirían que es algo anticuado y extraño pero a él le encantaba seguir la tradición de su difunto padre.

 

— A las mujeres siempre hay que tratarlas bien, regalarles flores a ellas de vez en cuando, te traerá más alegría de lo que imaginas— le explicó una vez de niño y desde entonces se dedicó a regalarle al menos una flor silvestre a sus mujeres, aunque sean robadas del jardín del vecino.

 

Esta misma tradición podría seguirla con su 'esposa', bueno si tuviera una pero lamentablemente, él tenía otras preferencias, una que involucraba a cierta figura esbelta de aquella modesta florería.

 

— Buenos días— le saludó el joven muchacho sonriéndole.

 

— Buenos— respondió él a secas pero sin dejar de observarle.

 

La pequeña florería estaba rebosante de flores recién llegadas que le daban un aire fresco y primaveral al ambiente a pesar de ser otoño, estaba sorprendido por los colores y formas distintas de las flores y botones que decoraban todos los rincones de aquel pequeño lugar.

 

Minseok, amaba la belleza natural de las flores, el cómo podía adornar una simple esquina  con su presencia o alegrar el día intranquilo o gris de una persona, como algo tal fino y pequeño podía albergar un sin fin de significados mezclados con emociones puras o mezcladas con la más intensa pasión que no puede ser expresada. Tanta era su fascinación, que a veces creía que estaba obsesionado con ellas.

 

Pero lamentablemente a pesar de la belleza rebosante de las flores, su atención se desviaba al joven, que quizás poco y nada se enteraba su secreta admiración.

 

— ¿Puedo ayudarle en algo? — le escuchó decir con algo de dificultad y no se molestó en ocultar una sonrisa gustosa por ello, ese niño gigante al parecer se sentía intimidado por su presencia.

 

— Quiero dos ramos de flores— pidió sin dejar de mirar las flores de su costado derecho, a su hermana le gustaba el color lila así que escogería esos pequeños botones de aquel color femenino — Quiero esos— le indicó y el joven se dirigió rápidamente hasta su opción.

 

A pesar que el lugar estaba repleto de fragancias naturales, el peculiar aroma del joven golpeó sus sentidos con tal brutalidad que luego solo apuntó unas rosas amarillas como siguiente opción para su madre, prefiriendo callar por lo anonado que estaba.

 

No sabía si estaba siendo demasiado exagerado pero el aroma de aquel muchacho sí que lo había descompensado, era  el más esquicito del lugar, no se podía comparar a ninguna fragancia que se mezclaban en el ambiente.

 

Tanto fue su impacto que podría reconocerlo aún entre el tumulto de la gente.

 

Le siguió con la mirada hasta detrás del mostrador, debía admitir que tenía un cuerpo envidiable pero aún así su atractivo estaba en el sutil seseo de sus palabras y en la forma avergonzada que apartaba su mirada de él, agregaría también sus manos finas y sus dedos largos,  perfectos que realizaban un trabajo magistral en la decoración de los ramos, la paciencia y dedicación en la distribución de las flores y sus adornos. Y como olvidarse de su cabello, que encajaba con cada corte y color que se aplicaba y así podría continuar horas, días, la vida entera.

 

Era perfecto para admirar,  era la excusa perfecta para olvidarse de las flores.

 

—¿Desea alguna tarjeta para dedicar? — le preguntó

 

—No, así está bien

 

El muchacho volvió su vista a las flores y le dio el último toque a los ramos dándoselos con orgullo. Cuando pagó, Minseok como siempre sacó su tarjeta de crédito; una de las mucha que tenía, sabía que era una total ridiculez pagar con tarjeta los dos ramos pero tenía la mala costumbre de no llevar efectivo. Aún así, eso sentía que le imponía más frente al muchacho.

 

Evitando la mirada curiosa del guapo muchacho recibió los ramos, rozando apropósito sus manos para luego sonreír con firmeza.

 

—Necesitaré una tarjeta de la tienda— habló de pronto tomando al muchacho desprevenidamente, será porque era la primera vez que hablaba de más— Me gustaría tener el número de contacto para poder enviar flores a domicilio— se justificó y el muchacho buscó entre medio de los papeles del mostrador y entre la basura de su anterior trabajo y se la dio.

 

—Los repartos, se hacen después de las 12 del día— le informó

 

—De acuerdo, muchas gracias

 

Fue lo único que dijo y salió de allí dándole una última mirada e ideando una excusa para volver a verle.

 

 

+

 

 

La segunda vez que planeó  verle, fue en la inauguración de uno de sus hoteles. Había convencido a su madre que las flores de aquella florería harían destacar el lugar, que eran las que él le regaló y que tanto le gustaron, más un sin fin de cursilerías y mágicas palabras que tanto le gustaban a ella, hasta que accedió a su inusual sugerencia.

 

Dentro de un par de horas se llevaría a cabo dicho acontecimiento y el bajó ya listo para revisar el lugar,  no sorprendiéndose de ver al joven muchacho ayudar a un par de mujeres con la decoración, el traslado y detalles de aquellas exóticas flores.

 

Verlo ensimismado y serio aumentaba sus puntos a favor sin problemas, más aún con aquel gorro hacia atrás que dejaba entre ver con más detalle su amplia frente y su ya conocida expresión apática. Realmente no se podía aguantar los impulsos de contemplarlo, podría hacerlo todo el día.

 

Aún así haciendo acto de presencia en el salón llamó la atención de quién pareciera ser la dueña de aquel negocio floral, que se le acercó muy emocionada.

 

—Señor Kim

 

—¿Señora...?

 

—Oh, Sunhwan Oh

 

—Un placer, ha hecho Ud. un excelente trabajo, el lugar no podría verse mejor

 

—Debo decir que sus sugerencias y elecciones de las flores han sido muy acertadas, todo combina a la perfección

 

Todo se veía fantástico, más aún con la figura de aquel joven trasladándose de un lugar a otro.

 

—Ese es mi sobrino, gracias a él nuestro negocio ha vuelto a resurgir— y por un momento se sintió preocupado, la mujer había identificado su foco de atención al parecer con poca dificultad.

 

—Me gustaría conocerle— aunque eso no ameritaba que no aprovechase su oportunidad.

 

—¡Sehunnie! — le llamó la mujer y trató de no reírse ante aquel diminutivo de su nombre, vaya que sonaba adorable y le encantó aún más al ver la reacción del muchacho.

 

Muerto de vergüenza y quizás con ganas de querer matar a su tía se dirigió hasta ellos, relamiendo constantemente sus finos labios.

 

—Él es Oh Sehun, nuestro ingeniero botánico— le presentó con orgullo y él extendió su mano.

 

—Mucho gusto— repitió asombrado apretando su suave anatomía — Kim Minseok. La calidad de sus flores ha llamado la atención de nuestra junta, como responsable de esta maravilla me gustaría platicar contigo un proyecto para redecorar las áreas verdes de nuestros hoteles, ¿le parece?— lo que había dicho era mentira pero no sería imposible de hacer, él era el dueño, podía redecorar, construir y destruir a su antojo pero por ahora solo quería tener un momento a solas con aquel muchacho.

 

—D-de acuerdo— respondió el muchacho aún sorprendido siendo empujado por la mujer para que le siguiera el paso.

 

Alejándose del amplio y lujoso salón, llevó al confundido muchacho a caminar entre los pasillos menos ajetreados del lugar, mientras le explicaba un proyecto que no existía, con reuniones y metas igual de falsas como sus fallidos intentos de quitarle la mirada de encima.

 

—Interesante propuesta, señor Kim— comentó el chico una vez sintiéndose a gusto con sus palabras y comentarios entre medio de su discurso, que no eran para nada graciosos pero que sabía que por cortesía se había reído— El problema es que no puedo ausentarme mucho del negocio familiar

 

—Tranquilo, estamos hablando de algo a largo plazo— porque en primer lugar necesitaba una aprobación de la junta— solo me gustaría tener confirmada la parte más importante del proyecto

 

Y por parte confirmada, se refería a él pero en otro ámbito. Es más que archi conocido el lema de: con una mirada todo se sabe y él necesitaba tener sus dudas aclaradas lo más pronto posible.

 

El joven que tenía al frente, prácticamente podría confundirse como un miembro de los dos bandos, era de suponer que habrían mujeres interesadas en tal prototipo de hombre y otros como él, que también buscaban conocerle un poco más, solo necesitaba confirmar a cuál equipo él prefería participar.

 

Y una media sonrisa entre nerviosa y arrogante le dio la respuesta.

 

—Estoy a su disposición, señor Kim— le confirmó siguiéndole la corriente en aquel juego de doble sentido.

 

—Perfecto, me contactaré contigo para afinar los detalles— y volvió a estrechar su mano esta vez conteniéndose las ganas de relamer sus labios. Solo sonriendo y estrechando aún más su mano dio por terminada aquella entrevista.

 

 

+

 

 

Dejó pasar una semana, en parte por el  trabajo que le quedaba hacer en el hotel recién abierto y por otro lado para dilatar un poco el asunto con su nuevo proyecto redecorativo.

 

Era viernes, un día perfecto para agendar una cita de trabajo. Intentando reunir el valor necesario y en el proceso de memorizar por enésima vez el número de la florería, terminó siendo interrumpido.

 

—Minseok hyung, ¿hoy te apuntas a la casa de Lu-ge? — preguntó Jongdae, su socio y mejor amigo.

 

—No, tengo otros planes

 

—Wow, ¿has cazado algo bueno? — él siempre hablaba de cazar cada vez que se interesaba en alguien, una vez se atrevió a preguntarle por qué le decía de esa forma y la respuesta nunca la olvidaría.

 

Eres como un leopardo en época de caza, te vez salvaje e imponente, nadie te podría decir que no— recordó, claramente no compartía esa apreciación pero la parte que 'nadie te podría decir que no' le gustaba, más en esta ocasión, le daba más confianza.

 

—Que tengan una linda velada — le evadió.

 

—Bastardo

 

Y se quedó solo en su oficina nuevamente, era casi hora del almuerzo así que podía llamar a la florería sin muchos problemas, además ya sabía el nombre del muchacho, por lo que podría hablar más cómodamente o eso esperaba.

 

Con el tono de llamada haciendo eco en su oído, esperó un par de segundos más hasta que alguien contestó con un saludo bastante mecánico.

 

—Florería Vount's, ¿en qué puedo ayudarle? — era su voz ronca y apagada, como sabía que estaba solo se permitió morder su labio inferior del deseo. Se escuchaba realmente bien su voz en su oído.

 

—Hola, hablas con Kim Minseok— se presentó recargándose por completo en el respaldo de su silla mientras desabrochara el primer botón de su camisa y desajustaba su corbata al mismo tiempo.

 

Estaba comenzado a hacer calor. 

 

—Señor Kim, no esperaba su llamado— ahora su voz sonaba un poco más baja, casi coqueta.

 

—Dije que te llamaría para afinar algunos detalles— le recordó jugando también con voz— Así que me preguntaba si estabas disponible esta noche

 

Podría jurar que escuchó una pequeña sonrisa por parte del muchacho que repercutió en él, su sistema nervioso estaba un poco alterado y las cosquillas iban en aumento, ese muchacho iba a provocarle un cortocircuito.

 

—¿Esta misma noche?, ¿la junta estará presente? — sabía que estaba jugando y eso le gustaba, el muchacho no era del todo ajeno a sus intensiones, eso facilitaba las cosas.

 

—No, solo es necesario que yo esté presente— le confirmó— ¿Te parece bien?

 

Por alguna razón tenía miedo al rechazo, ya había hecho demasiadas mentiras como para poder sostener una más, un 'No te preocupes, te llamaré luego', realmente quebrarían su confianza.

 

—Sí, por mi está bien —  había guardado un poco de silencio antes que responder para hacerse de rogar y no pudo evitar volver a morder su labio complacido por eso.

 

—De acuerdo, te veré el restaurant Venecia, a las 7 en punto

 

—Allí estaré

 

 

+

 

 

El primer acercamiento no fue tan difícil, aunque el impacto de ver al muchacho con ropa formal había sido tal que le costó un poco continuar con la mentira del proyecto pero una vez que los ojos marrones de su invitado no se apartaron de él, tomó el ritmo y control de la velada.

 

Se permitió bromear y se percató que el joven tenían un estilo de humor parecido al suyo, ganando un poco más de terreno, su invitado le robó más de unas carcajadas, ayudándole a liberar un poco su estrés. Cabe mencionar que la forma en que su rostro perfecto se contraía a causa de las risas le derretía por dentro.

 

Fijándose aún más en sus movimientos al comer y moverse, le dejó la impresión que su elegante aura no solo se remitía a ello, la forma delicada que tomaba sus servicios o limpiaba su boca con la servilleta aumentaba su pulso sanguíneo y trataba de llenarse la boca con comida para no morderse descaradamente el labio frente a su cita, aunque sabía que su mirada intensa podría estarle delatando más de lo esperado.

 

Para distraerse un poco de sus bajos pensamientos, intentó indagar un poco más en su vida personal.

 

—Así que ingeniero botánico, tu tía parecía muy orgullosa de ti— comentó cortando su carne.

 

—Me quedé en su casa una vez que ingresé a la universidad, es como mi segunda madre, me gradué hace poco pero aún así no quiero irme, así que le ayudé a resurgir su negocio florar— respondió devorando su ensalada aún sin quitarle la vista de encima.

 

—¿Hace poco? entonces no debes tener más de 25

 

—Tengo 23

 

—No los demuestras— dijo sorprendido.

 

—¿Qué hay de usted? pareciera tener un poco más de 25

 

—Me halagas, pero tengo 30

 

—Impresionante— respondió sintiéndolo como un logro personal — Aunque podría acusarle de acoso, ¿sabe? — inquirió juguetonamente.

 

—Eres mayor de edad a nivel mundial y aceptaste venir por tu propia voluntad, así que por ningún lado se tomaría como acoso— comentó siguiéndole la corriente.

 

—¿Qué hay de sus visitas a la florería o en su hotel? — interrogó llegando a terreno peligroso, sin quitar esa sonrisa pequeña de sus labios— ¿O acaso me dirá que esta es un cena solo de trabajo?

 

Minseok, limpió el resto de comida con la servilleta impresionado por el nivel de manejo confrontacional que tenía el menor, era audaz y sabía los espacios y que jugadas hacer en el momento menos oportuno, ¿ya había mencionado que le agradaba? pues ahora mismo sentía que ya no tenía hambre y que el lugar le era totalmente contraproducente al ambiente que entre ambos se estaba generando.

 

Se atrevió a alzar su mirada y se encontró con un fuego que correspondía al suyo.

 

—Acepto que mis intensiones contigo, no son solo de trabajo

 

—Debió partir por esto entonces— sentenció tomando un poco más de su vino, sin embargo, no dejaría que él se le escapara tan fácilmente.

 

—Puede ser pero no fue algo que planeé, desde un principio, a mí solo me gustaban las flores— le aclaró apoyándose en sus codos y juntando sus manos frente a su rostro, dándole sin querer al ambiente un aire más serio y formal.

 

—Me parecía extraño que alguien tan joven comprara ramos con frecuencia, pensaba que debería estarse reconciliando con su esposa, imaginaba que la pobre mujer ya no sabría donde dejarse tantos ramos— bromeó rompiendo el aire tenso que los envolvía— Luego me di cuenta que no había ninguna mujer... — susurró sosteniendo su mirada.

 

—De hecho las hay— sonrió al notar el cambio en su expresión— Mi padre me inculcó la tradición de regalarle flores a mi madre y mi hermana, es algo que llevo haciendo desde que tengo memoria pero no, afortunadamente no hay una pobre esposa que no sepa qué hacer con los ramos que le doy

 

Y Sehun sonrió

 

—¿Y qué hay de ellas?

 

—Coleccionan los  pétalos, no sé para qué pero guardan cada pétalo de las flores que yo y mi padre les hemos dado

 

—Que románticas

 

—Creo que es de familia

 

Su última frase al parecer había repercutido demasiado en el interior de su cita, quién sin disimulo alguno cortó el contacto visual. Tomándolo como un pequeño rechazo, se dispuso a reconfortarle.

 

—Si te incomodé anteriormente con mi presencia, me disculpo— habló — esa no era mi intención

 

—Bueno, déjeme decirle señor Kim, que la discreción no es lo suyo— le dijo retomando ese brillo juguetón en sus ojos, logrando que su nivel de ansiedad volviera a cero.

 

—Entonces, lo seré a partir de ahora

 

—No es necesario... — susurró impulsivamente evitando el contacto con sus ojos— creo que va muy bien así— y le sonrió llegando a ser seductor.

 

 

+

 

 

Luego de cenar a gusto, llevó a su cita hasta su departamento, en silencio le acompañó hasta la puerta de su hogar sintiendo la ansiedad de decir algo pronto.

 

Si forzabas las cosas para poder conseguir más que un simple 'Buenas noches', podría dar una imagen un tanto equivocada y sinceramente, no quería estropear las cosas con su nuevo objetivo, esto sin duda alguna era mucho más que un gusto casual.

 

— Ha estado muy pensativo... — le interrumpió él apoyándose en su puerta.

 

—Soy bastante callado

 

—Lo he notado— respondió al parecer encantado con esa parte suya— pero creo que hay algo más que no me ha contado...— será su mente jugándole duras partidas pero juraría que sus últimas palabras apuntaban al calor que estaba sofocando su cuerpo.

 

Sehun, bajó su vista cohibido por el significado de sus palabras, y por un momento tradujo sus palabras como una urgente necesidad de llevar las cosas hacia otro plano, uno al cual él también se moría por llegar.

 

¿De qué sirve solo admirar las flores si no puedes tocarlas?

 

¿De qué sirve amarlas en secreto, si no estás dispuesto adularlas como ellas tanto se merecen?

 

¿De qué sirve esconder tus sentimientos por ellas, si sabes que con solo mirarlas ellas saben todo, incluso hasta tus más íntimos deseos?

 

Y el joven alzó su mirada chocando con la su suya, el fuego de antes volvía arder entre ellos y  se acercó imponente evitando con uno de sus brazos que el joven escapara a último minuto.

 

—¿Está bien si te beso? — susurró cerca de sus labios.

 

—Estaría mucho mejor, si dejara de contenerse tanto— respondió él materializando el fuego de su mirada en esos labios finos, logrando que Minseok no dudara en atacar.

 

La flor era suya.

 

Esa noche no solo entrelazó sus labios con el joven y no solo se dejó llevar por el calor aromático que desprendía su esbelto cuerpo, sino que también había conocido que estando con él nunca terminaría de saciarse.

 

Dejaría en paz por un momento a las flores, porque ya tenía algo nuevo con que obsesionarse. 

 

Fin.

 

 

Notas finales:

Nos leeremos pronto, con más historias, saludos :)) 


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