Vergüenzas de Cumpleaños
Las risas de su compinches de juerga se podían escuchar estruendosas por toda la sala, mientras que el escondía su rostro avergonzado entre sus brazos.
-ya, ya México, no es para tanto-Escocia le dio unas palmaditas en la espalda al moreno para que se le pasara el mal rato
-par de cabrones-la voz del moreno sonó amortiguada.
-¿Qué dijiste México?-cuestiono Dinamarca, no es que le importara que el de menor estatura les hablara así, pero es que era tan gracioso ver a la nación latina rojo como un tomate gracias a la vergüenza. Y no era para menos, las fotos del cumpleaños pasado del menor estaban para morirse.
El día antes de su cumpleaños, un 15 de septiembre, se les había ocurrido salir a tomar unas copas para celebrar, esa noche acabaron tan ebrios que a la mañana siguiente no recordaban ni sus nombres. Por fortuna de los europeos y desgracia del americano alguien había conseguido una cámara desechable en la cual al imprimir las fotografías mostraban al mexicano vestido con un cortísimo y sexy traje de “Adelita” sumamente ceñido que acentuaba todo el cuerpo del latino, cantando en el bar mientras le hacía estriptis a Kirkland.
-¿Qué haremos este año enano? –el pelirrojo tomó un sorbo de su vaso con whiskey
-puta madre, ¿Cuántas veces te tengo que decir que no me digas así?
Se levantó apurado para posar a su querido revólver Remington sobre la cabeza de su amigo, por su parte el de la arracada miró amenazante a su compañero quitándose el cigarrillo de la boca y exhalar el humo para posteriormente apagarlo en el cenicero, Mathias solo suspiró, esos dos eran tan volátiles así que solo volvió su atención en la cerveza danesa que tenía enfrente con una gran sonrisa.
-no creo que quieras hacer eso -menciono el de ojos verdes aun con esa mirada peligrosa. Alejandro cuando escucho eso sintió claramente el filo de la flecha en su abdomen, que el escoces cargaba siempre por si acaso, un secreto que muy pocos conocían- tsk… e-na-no.
Dijo las silabas una por una molestando aún más al moreno.
-Scottie, cálmate, ese sería un gran regalo-México dijo eso dulcemente guardando su pistola, lo cual inmediatamente hizo sonrojar levemente a su interlocutor que desvió la mirada
-¡les apuesto a que no le pueden ganar al rey de los nórdicos a beber cerveza cien por ciento danesa!- Dinamarca se levantó y coloco sus manos sobre los hombros de los otros dos.
-ya estas Mathias-el latino rápidamente hizo a un lado lo que acababa de pasar y fue por los tarros de cerveza aunque se encontraban en la casa del nórdico.
Por su parte Alistar suspiró, desde hacía casi un año, exactamente desde la celebración de cumpleaños del latino sentía palpitaciones y su cara se ponía roja cada vez que su compañero de copas estaba junto a él, además que constantemente soñaba con Alejandro y eso no era típico de él.
-ja, ja, ja se tu secreto Escocia.
Fue lo único que dijo Dinamarca antes de ir a hacer de anfitrión a ayudar al otro, dejando pensando al amante del whiskey.