Capítulo 1
—Mmm. ¡Qué bien que hueles!
—Aléjate Fenrir o te tiro por el barranco mas cercano.
Draco Malfoy miró con atención los alrededores del oscuro jardín de la mansión del señor oscuro, aliviado al ver que estaban solos dijo.
— ¿Crees que podrías sacar tu mano de mi culo?
—Creí que te gustaba.
— Pues no, no me gusta nada.
Su mano estaba firmemente plantada sobre la nalga izquierda del joven Malfoy el cual estaba visiblemente enfadado, pues Fenrir estaba apretando de una manera desagradable. Draco resistiendo el impulso de arrancarle la cabeza o ponerle bozal y correa para arrastrarlo por los arbustos como el neandertal perro que era, forzó una sonrisa.
—Si no quitas tu mano de hay te arrancare la cabeza de un mordisco.
— Uy si, el dragón muerde.
— Y no solo muerdo, también quemo.
Draco sentía unas enormes ganas de dejar salir un poco de fuego de su boca, pero Fenrir lo agarró por las caderas rompiendo un trozo del pantalón del chico a Draco le había quedado repentinamente claro que la idea en mente de Fenrir no era muy santa, lo cual asqueaba al joven Malfoy el cual arto saco su mal carácter pero antes de incinerar literalmente a Fenrir, su padrino Severus, lanzo por los aires al licántropo para después cruciarlo.
— Entupido lobo sarnoso nunca vuelvas a poner tus zarpas encima de mi ahijado, por que a la siguiente te trasmuto en un cerdo.
Draco sonrío al ver a su padrino torturando al lobo, Severus era un hombre muy sobreprotector con los suyos, además de que en realidad era parte de su familia, hijo de la prima de su padre, increíble pero cierto, Lucius Malfoy y Severus Snape eran algo así como tío y sobrino
— ¿Draco?
—Si padrino.
— ¿Qué estás haciendo aquí?
—Intentar tranquilizarme, pero e conseguido lo contrario.
—Deberías entrar, esta bajando la temperatura.
—Padrino ni tu ni yo notamos esas cosas.
Severus le sonrío a Draco con algo de melancolía.
—Sí, pero no puedes culparme por intentar ser un poco mas humano.
—No te culpo, mas bien te agradezco que intentes devolverme algo de humanidad pero en mi condición es imposible, (suspiro) no sabes cuando desearía chinchinear, solo así podría sentirme humano, el bisabuelo dice que chinchinear es lo mejor que le ha pasado en su vida y la verdad estoy tan arto de fingir, fingir ser un simple mortal, un simple mago, solo quiero encontrar a mi pareja y vivir tranquilo en la comarca.
—Te entiendo, pero por otro lado le tengo pavor, mira mi madre, chinchineo con un desgraciado que acabo matándola y mi abuela lo mismo y yo…..yo chinchinee con un imbécil que solo disfruta haciéndome daño por eso no me acerco, por eso me alejo, por que no lo acepto yo…..solo quiero una pareja normal ¿no pido mucho no?
—Padrino, pienso que tu y tío Regulus deberían aliarse y armar se valor, para ir con vuestras parejas y dejarles claro lo que pasa.
— No lo acepto.
— Hombre mira a Frodo chinchineo con Boromir y con Faramir, ambos solo querían aprovecharse de el para conseguir el anillo, Frodo los confronto les dio la oportunidad y mira los tres están felizmente casados y con tres hijos, bueno dos hijos y un nieto.
—No se Draco, no se.
—Bueno, por cierto ¿Cuánto falta para que podamos ir a casa? —Preguntó esperanzado.
Estaba atrapado en la mansión que Tom Ridder el verdadero Tom nieto de Frodo heredo de su difunto padre, la gran mayoría de la familia estaba ahí y esperando mientras su el patriarca de la familia Smaug preparaba la fiesta de cumpleaños de Draco, definitivamente desde que su sangre familiar despertó dejaron de gustarle las fiestas de cumpleaños, pues para el era ilógico festejar un año mas cuando tenia toda la eternidad, pero su bisabuelo Smaug había insistido en hacerle la mejor fiesta de cumpleaños de su vida, esta claro que su bisabuelo Bilbo se sintió muy feliz al ver a su marido tan ilusionado preparando el cumpleaños y el como bisnieto del gran Smaug y del pequeño y valiente hobbit Bilbo, no se sentía capas de negarles esa felicidad. Mientras Draco seguía mirando a la nada Sherlock, Tom y su madre Narcisa se le acercaron.
—Son apenas las nueve —anunció mi padrino mirando su reloj de pulsera— Smaug nos dijo y recalco que no debíamos llevarte hasta después de las diez.
—Hmm —la boca de Draco se retorció contrariada. — ¿Alguno de vosotros tiene alguna idea de por qué la fiesta comienza tan tarde?
—Tu padre dijo que tu bisabuelo tenía que recoger algo para ti, algo que solo un dragón puede apreciar y conociendo a tu bisabuelo, puedes esperarte cualquier cosa —observó a Narcisa—. De todos modos —se encogió de hombros— ninguna fiesta que se precie comienza antes de las diez.
—Me aburro. —dijo Sherlock, asustando con ello a todos, incluido a su padre Jack que dejo caer la botella de ron al suelo.
Draco miro a Sherlock y dijo.
—Yo también me aburro mucho.
Ahora todos los presentes menos Sherlock y Draco se encontraban pálidos. Un joven bajito, rubio, con unos bellos ojos azules, abrazo a Draco y a Sherlock y dijo.
— Smaug es muy especial, nadie osa contradecirlo, bueno salvo yo, pero es lo que tiene ser su esposo, puedo contradecirlo sin que me pase nada malo y bueno vosotros sois dos de sus descendientes favoritos, por lo que si quieres podemos ir a casa.
—Yo preferiría que todos supieran lo que soy y así poder encontrar a mi pareja y chinchinear ese seria mi mejor regalo, no me gusta mentir sobre esto.
— Y yo solo quiero un reto.
—Podemos ir yendo a casa, aunque sea a lo muggle y despacito y así llegaremos mas o menos bien de tiempo.
—Oye, ni que mi casa sea fea como para irnos ya.
—Tom, mi querido y adorado Tom, tu casa es hermosa, pero tu sabes como son estos dos aburridos.
—Son peor que yo enfadado.
Todos asintieron. Tom acaricio las cabezas de Sherlock y Draco cariñosamente, mientras Sherlock miraba mal a su padre que estaba bebiéndose otra botella de ron el solito.
—Salgamos. Haré todo lo posible para conducir despacio, con mi nueva y flamante pequeña perla negra
—Sí, está bien, —dijo Sherlock con un bufido—. Como si algo así fuera a ocurrir alguna vez, además te has bebido tres botellas enteras de ron, sin contar la que llevabas por mas de la mitad pero se te a caído, tu no estas para conducir.
—Al volante ni gota de alcohol, Jack.
—Es verdad padre, que tu pareces un loco de la velocidad al volante sobrio. Así que borracho ni te cuento.
—Hijo, primera no estoy borracho, a este viejo lobo de mar no se lo tumba con una mísera botella de ron.
—Es verdad a tu padre lo he visto tumbar a un orco bebiendo alcohol.
—¿Solo a un orco?
—Es un decir en realidad es capas de tumbar a muchos bebiendo.
—Pero no a mi maridito, a Smaug no lo tumba nadie bebiendo.
Todos miraron a un sonriente Bilbo, por las mentes de todos menos del Hobbit, pasaba la siguiente pregunta ¿cómo tumbas a un dragón de mas de 15 toneladas de peso, siendo un humano que no llega a 100 kilos?
—Bueno, vamos.
—Llegaremos temprano.
—Muy temprano.
Todos sonreían con inquietud mientras recogían sus capas para después dirigirse con el resto hacia el coche mágico de Jack, su pequeña perla negra, que de pequeña tenia solo el nombre las diez personas entraron en el choche y aun sobraba espacio. La verdad Jack era una especie de demonio de velocidad, al volante. No tenía duda nadie de que llegarían temprano y enfadarían a Smaug, solo esperaban no tener que salir corriendo al agua. Pero era un riesgo que estaban dispuestos a correr, pues un Sherlock y un Draco aburridos era peligroso, la ultima vez que ambos se aburrieron a la vez escribieron sus nombres con sus garras en la pared del comedor, para después jugar a ver quien escupía fuego mas lejos, resultado, muchos destrozo y fuego descontrolado.
El tráfico no era malo después de todo. Habían esquivado lo peor de él y habían logrado un buen tiempo para llegar a la mansión Malfoy en las afueras de Londres, demasiado buen tiempo, tanto que al bajar del coche la mayoría besaba el suelo, en realidad la mansión era una ilusión, una tapadera para todos, pues nadie vivía en ella, todos tenían su cuarto en ella que lo usaban como trastero, mas que nada por si algún día había alguna visita, pero en realidad todos vivían en la parte de detrás, en su querida comarca, si el hogar de los Hobbits, era lo que la imponente mansión Malfoy ocultaba al ojos humano y mágico y todo gracias al increíble poder de Smaug, que para satisfacer a su esposo, decidió proteger su hogar y de paso el bosque cercano a la comarca, el cual usaban para practicar y no perder las antiguas costumbres.
—Llegamos con media hora de antelación, —dijo Sherlock aun sentado en el asiento del copiloto mirando a su padre Jack. —Esperemos que el abuelo este de buen humor.
—Sí. —Draco echó un vistazo a la casa y se encogió de hombros. —Por que si no lo mas sensato será estar cerca del bisabuelo Bilbo.
— Padre nunca esta de humor, anda vamos.
Sherlock resopló.
—Tú quieres decir que estará de acuerdo con ello tan pronto como Bilbo le dedique su encantadora sonrisa marca uke violable y el siempre esta de mal humor contigo padre. Debería permanecer siempre alrededor del abuelo Bilbo.
— ¿Ese no es el automóvil de tu abuelo Abraxas? —preguntó Narcisa mientras cerraba la puerta del coche que había dejado abierta por salir corriendo de el.
Draco echó un vistazo hacia el Mercedes oscuro con toques dorados y asintió con la cabeza.
—Eso parece.
—Me pregunto si alguien más está aquí. —murmuró Tom.
Draco se encogió de hombros.
—No veo otros automóviles. Pero suponiendo que la gran mayoría vivimos aquí, diría que ya estamos todos, pues Tom viene con nosotros y Marcus y Aníbal volvieron de su luna de miel hace una semana, de todas maneras creo que nos mando a todos fuera de la mansión y alrededores mientras organizaba la fiesta.
—Si, pero le dijo a Lucius, Boromir y Legolas que se quedaran a ayudarle en un par de cositas.
— Y Frodo había ido a recoger tu regalo, con Will.
—Pues, dudo que alguien haya llegado aún, aparte de Abraxas, su marido y su hijastro —dijo Aragón mientras se dirigían hacia la puerta principal—. Saber que no está de moda llegar puntual. Solamente los seres pasados de moda llegan a tiempo.
—Supongo que eso nos convierte en seres pasados de moda, —comentó Draco.
—Nah. Somos sólo marcadores de estilo, —anunció Jack y todos rieron.
Orión abrió la puerta principal cuando se acercaron.
—Me pareció escuchar un automóvil.
— ¡Abuelo! —Draco se lanzo a los brazos de su ahora abuelo el cual lo abrazo sonriendo —. ¿Te he echado de menos?
—Y yo a ti mi trocito de cielo.
Narcisa mordió su labio para evitar reírse y echó un vistazo hacia Bilbo y Severus y se volvió rápidamente cuando vio que también estaban teniendo problemas para controlar sus expresiones ante el cambio repentino en Draco, sobretodo Bilbo que se veía enternecido y es que Bilbo tenia 6 debilidades y una de ellas se llamaba Draco, el cual había pasado de ser un chico algo depre a un niño pequeño que gusta de mismos. Orión se las arregló para sostener mejor a Draco. Como de costumbre, parecía incómodo y no completamente seguro de cómo tratar a las jóvenes Black. Era por eso que Narcisa solo le sonreía con comprensión, ya que Orión Black paso gran parte de su vida bajo un hechizo maldito que lo ataba a su ex mujer, dejándolo sin voluntad y sin sentir nada, el hechizo no era fácil de romper y también había afectado a Abraxas por lo que Smaug tuvo que estudiar muy bien como romperlo sin matarlos, cuando lo supo rompió el hechizo y Orión echo una furia mato a la que era la madre de sus hijos y la cabrona que le jodio la vida, luego fue directo a la mansión Malfoy donde con ayuda de Smaug se decidieron de Lucero la esposa de Abraxas liberándolo del contrato que lo mantenía preso y desde entonces ambos volvieron a amarse como de jóvenes lo hacían, se casaron y ahora Abraxas era la “dragona” de Orión Black, la forma que tuvo Smaug de liberarlo tuvo consecuencias en Orión que acabo convertido en un vampiro esta historia solo la sabían los cercanos a ellos dos ósea la familia y desde ese día Orión no sabia como tratar a sus hijos y sobrinas, por suerte Sirius lo creía muerto, por que con el si que no sabia que hacer, ya que fue un padre nefasto y cruel con su hijo mayor y todo por culpa de esa arpía de mujer, pero era conocido por todos sus familiares y amigos que Sirius era su orgullo, un orgullo que creía muerto a su padre, pero un vampiro no podía morir.
—Así que, ¿dónde es la fiesta, muchacho? —preguntó Bilbo vivazmente.
—No ha empezado aún —dijo Orión—. Sois los primeros en llegar.
—No, tú fuiste el primero en llegar—, lo corrigió Jack alegremente, y luego agregó —no sabes qué aliviado me hace sentir eso. Porque si hubiéramos sido los primeros, habríamos parecido seres pasados de moda. Pero no lo fuimos. Tú lo fuiste.
Draco tosió para cubrir la risa que se le escapaba cuando su abuelo reconoció que acababa de ser llamado ser pasado de moda. Cuando recuperó el control de sí fue consciente de que Orión permanecía con una sonrisa maligna eso significaba que se la iba a devolver.
—Pues para que lo sepas tu maridito llego antes que yo y mi suegro fue el primero en pisar esta casa así que dile a el a tu querido padre lo de anticuado haber que te hace cuñadito.
Jack trago duro mientras Bilbo reía divertido.
—Así que, ¿dónde está el bisabuelo? ¿Ya podemos entrar, o tenemos que esperar otros quince minutos aquí?
—Oh, no. Entra. —Rápidamente Orión dejo pasar a Draco—. Yo recién llego, y Smaug fue a cambiarse para la fiesta después de dejarnos entrar. Debería bajar en algunos minutos. Tal vez deberías esperar en la sala de juegos hasta que baje, Abraxas esta hay con Régulus y tendrán ganas de saludaros, además tenemos que dar una noticia especial.
—Está bien, —dijo Draco mostrándose de acuerdo mientras pasaba a su lado para entrar.
— ¿Quieres jugar a un partido de quidditch, Orión? —preguntó Tom alegremente mientras seguía a Draco al interior de la casa.
— ¡Oh!.... Er.... No. Gracias, Tom; tengo que estar atento a las llegadas tempranas hasta que mi suegro esté listo.
Jack se rio en la cara de Orión y dijo.
— Te han dejado de ama de llaves.
— Mira Jack estoy rifando una ostia y tienes todas las putas papeletas cuñado.
Bilbo antes de ver la pelea dijo con una sonrisa.
— Jack hijo mío, se bueno y ocúpate, de abrir la puerta.
— Si papa.
— Mejor así puedo ocuparme de Abraxas, pues su humor esta raro y en cualquier momento podría decidir dejarme sin ejercicio durante un mes, solo por el echo de estar mas pendiente de la puerta que de el.
Orión mostraba una cara de desgraciado ahora que daban ganas de reírse.
— Te tienen domesticado.
— Si.
— Bueno, ¿alguien quiere jugar un partidito de quidditch?
—Jugaré —dijo Aragón y luego añadió—, Draco, deberías cambiarte los pantalones los tienes un poco rotos por detrás.
— ¿Qué? —Draco se detuvo y miró detenidamente sus piernas.
—La derecha, por detrás, —dijo Narcisa, y se inclinó para mirar su pierna derecha.
—Debe haber sido Fenrir —farfullo Draco molesto cuando descubrió la larga raja que atravesaba sus pantalones.
— ¿Fenrir? —preguntó Bilbo con interés.
—No preguntes —dijo secamente, luego hizo una mueca de irritación y se enderezó—. Tendré que ir a cambiar mis pantalones antes de que la fiesta empiece. Afortunadamente, tengo otros iguales de repuesto, si no tendría que cambiar el modelito. Vamos gente, vayan a jugar, mientras yo me voy a cambiar a mi cuarto.
—Vuelve rápido, —gritó Bilbo mientras Draco corría hacia la salida trasera con cara de irritado — Hay cuando pone esa carita de irritación me recuerda tanto a mi adorado Smaug.
Todos los presentes miraron sin entender a Bilbo y es que había que ser muy masoca para amar tanto a ese ser.
Draco simplemente saludó con la mano por sobre el hombro cuando llegó al descanso y se dirigió a la salida trasera de la mansión, cruzo el bellísimo jardín y se metió al bosque, una vez cruzado llego a “la comarca” donde se metió en una de las casas Hobbit la suya y fue directo a su cuarto. Smaug no iba a estar demasiado complacido de que hubieran llegado temprano, pero Bilbo conseguiría que cualquier irritación que pudiera sentir inicialmente desapareciera rápidamente. Solo por esa razón sería mejor que se encontrara con Bilbo y los otros cuando se encontrara con su bisabuelo.
—Cobarde.
Se reprendió Draco. Tenía los suficientes años para no tener que preocuparse por hacer enfadar a su bisabuelo.
—Sí, claro —farfulló Draco, reconociendo que probablemente todavía se preocuparía por eso cuando tuviera seiscientos. Todo lo que tenía que hacer era mirar a sus padrinos y familiares para saber eso. Eran independientes, tenían una fuerte personalidad y.... Bien.... Simplemente eran viejos y todavía se preocupaban por complacer y no disgustar a Smaug Malfoy.
—Debe ser una cosa de familia, —decidió mientras abría la puerta a la su habitación, empezó a entrar en la habitación, pero sus pasos se detuvieron y sus ojos se abrieron con sorpresa al ver al hombre sobre la cama, con un lazo verde en el cuello.
— ¡Oh! Me equivoqué de cuarto, —dijo entre dientes antes de cerrar la puerta otra vez.
Solo cuando estuvo de nuevo en el pasillo se quedó mirando hacia todas partes sin comprender cuando se dio cuenta de que no había entrado en la habitación equivocada. Ese era su dormitorio conocía su propia habitación cuando la veía, lo que no sabía era por qué había un hombre adentro, o, más importante, por qué estaba atado estirado todo a lo largo de la cama y con un lazo en el cuello.
Draco consideró el tema por un momento. Su bisabuelo no habría alojado a nadie y si lo hubiera hecho, indudablemente nuca lo habría hecho sin mencionárselo y menos en su cuarto, en la comarca, durante las visitas todos aparentaban vivir en la mansión. Además, el hecho de que estuviera atado a la cama dejaba de lado la posibilidad de que la suya hubiera sido una visita voluntaria y conociendo a su bisabuelo, seguramente el pobre chico era parte de algún plan malévolo.
Pero ¿porque el lazo alrededor de su cuello?, pensó mientras recordaba el alegre lazo verde que medio se había aplastado contra su barbilla cuando había intentado mirarlo lo que finalmente le permitió relajarse fue darse cuenta que tenía que ser su regalo, sin embargo, el hombre en su cama parecía un Weasley, pero ningún Weasley era bien venido en la casa, mas que nada por el asco que mi padre les tenia, aunque a mi bisabuelo les hacia gracia por su tono de cabello, hay que reconocer que ese Weasley tenia un cuerpo musculoso, alto y perfecto, unas facciones muy varoniles y unas pequitas muy sexys, una torta de cumpleaños perfecta sobre la cama.
Los ojos de Draco emitieron un brillito del que no fue consiente.
Así que, ese Weasley era un dulce para comer, razonó, y sintió un calor que empezaba a rodearlo. A Draco no le hubiera molestado darle una probada ahora mismo, pues se veía muy tentador y el como dragón que era cuando le ponían un tesoro delante no se negaba a tomarlo. Pero acabó con esa idea rápidamente. Sin Bilbo, no podría conseguir sacar a su bisabuelo de su mal humor, si probaba su regalo antes de tiempo, probablemente acabaría sin poder moverme en varias semanas. Así que, todavía tenía que ir por sus pantalones, para cambiarse además siendo que la sorpresa ya estaba arruinada, era absurdo andar de un lado para otro con los pantalones rotos toda la noche. Estaba aquí, y solamente tardaría un momento para agarrar un par de repuesto y salir.
Continuara…