Me encuentro recostado sobre mi cama; abstraído podría decirse, con la vista en el blanco techo de la habitación. El constante repiqueteo de las gotas contra la ventana es todo lo que escucho, luego de mi respiración. Un nombre aparece en mi cabeza e inmediatamente sonrío.
Jongin.
Él, odia los días como estos. Se torna completamente insoportable y no para de dar vueltas como si de un león enjaulado, se tratase.
Algo corta con el flujo de aquellos pensamientos. Dos toques a mi puerta antes de que sea abierta, y la persona que se encontraba en mi mente segundos atrás, irrumpe en la habitación.
–Permiso.. –me dice mientras se introduce en la misma.
Volteo mi rostro al escuchar su voz y le observo. Él, se aproxima hacia mi cama con pesadez y toma asiento sobre la misma. Recorro su perfil, apreciando cada centímetro de su rostro y perdiéndome en él. Su cabello se encuentra completamente despeinado y no puedo evitar morder mi labio inferior, ante esa imagen. Ambos ojos se encuentran algo hinchados, dejándome en claro que recién despierta de la siesta. Mi vista baja por sus mejillas e imagino lo cálida y suave que su piel debe sentirse, pero lo que más capta mi atención son esos labios tan deseables. Y por un momento debo contener el impulso de rosarlos con los míos.
Repentinamente, su vista gira hacia mí y desvío mi atención hacia la ventana.
–No queda mucho para la fiesta. – me recuerda.
Oh, claro..la fiesta.
–Lo sé.. –me incorporo, reposando mi espalda sobre la cabecera de la cama y giro mi rostro, hacia el reloj que se encuentra sobre la mesa de luz. Las agujas me indican con precisión que solo una hora y media me separa del evento.
–Será mejor, que vaya a darme una ducha –comenta, antes de levantarse y dirigirse hacia la puerta.
–A ver si te quitas esa cara de dormido, que no te queda nada bien –grito para que pueda oírme luego de dejar la habitación y logro escuchar su risa.
Miento. ¿Por qué miento? Jongin me encanta. De la forma que sea, me vuelve completamente loco.
Doy media vuelta, hundiendo mi rostro en la almohada y suspiro de forma pesada.
No puedo obligarme a dejar de sentir esto. No puedo negar que me fascina por completo, que muero por besar sus labios cada vez que lo tengo cerca, que quiero reclamarlo como mío. Y me desespera cada vez más, al punto de volverme loco.
~~~~~~~~~~~~~~~~
El lugar está repleto de gente, entre ellos varios conocidos. Me abro paso entre aquellos, junto a Jongin y logro llegar a la barra. Ambos tomamos asiento y es entonces, cuando logro apreciar el panorama. La gente se mueve de un lado a otro, casi frenéticamente, al son de las tan conocidas melodías.
Volteo hacia mi compañero y me percato de se encuentra en busca de alguien. Su mirada va de lado a lado, como si intentase atravesar con su vista, esa multitud de gente. De momento a otro, una sonrisa se curva desde la comisura de sus labios y me pregunto qué o quién es la causa. Sigo su vista, hasta dar con ese “quién”. De entre las danzantes personas, asoma Taemin hyung ; con paso calmo se aproxima hacia Jongin.
Inspiro profundamente antes de voltear por completo hacia la barra, en un intento por ignorar la situación. El chico de los tragos, me ofrece uno, al cual no me niego y apenas unos minutos más tarde, poseo la bebida entre mis manos. Observo el vaso con detenimiento, como si su forma contuviese la verdad del universo; pero no, claro que no lo tiene. Si así fuera, en este mismo instante sabría por qué Jongin está tan encantado con otra persona.
Aproximo aquél trago con cuidado a mis propios labios y bebo detenidamente. No quiero desviar la vista hacia mi lado, pero acabo por hacerlo en un impulso. Jongin, se percata de esto y voltea a verme; otra sonrisa se forma con precisa lentitud en su rostro.
No..no hagas eso, por favor. No me sonrías de esa forma porque ni siquiera te das una idea de lo que provocas en mí.
Dirijo mi mirada hacia el frente, fingiendo que nada pasó, que Jongin no me afecta en lo absoluto. Sin embargo mi respiración se agita y me remuevo en el asiento, con nerviosismo. Llevo el último trago a mi boca y dejo con delicadeza, el vaso vacio sobre la barra.
–… –titubeo, pero acabo por interrumpir a las dos personas que conversan a mi lado – Jongin, ya me voy.
– ¿Qué? ¿Bromeas? –me observa incrédulo – Pero recién llegamos.. –su voz esta vez suena desanimada, o quizá es lo que quiero creer.
–No me siento bien, desde antes de salir de casa –encojo mis hombros con indiferencia y aún así, la expresión en su rostro se torna a una más preocupada – Nos vemos. –esbozo una fingida sonrisa y elevo mi mano, en forma de saludo. Claro que por pura y exclusiva cortesía hacia mis hyungs. Al menos, hacia uno de ellos.
Con una media vuelta, me encuentro otra vez atravesando la masa de gente. Mi expresión ha de decirlo todo, porque la gente se aparta para dejarme pasar.
Una vez en la puerta del local, me detengo y suspiro. Me estremezco ante una repentina corriente de aire, e introduzco ambas manos dentro de mi chaqueta para evitar que se enfríen. Permanezco estático en mi lugar, recorriendo con mi vista el paisaje urbano y finalmente me decido por emprender el camino a casa.
En mi caminata, observo los puestos con bonitas luces de colores, donde la gente compra dulces y bebidas calientes mientras conversan amenamente. Un puesto en particular logra llamar mi atención y me aproximo hasta aquél, para comprar dulces. Más tarde, con la pequeña caja llena de estos, vuelvo a emprender camino.
Me encojo dentro de mi abrigo, al ver una pareja caminando de la mano. Inevitablemente la imagen de Jongin, viene a mi cabeza. Él debería estar aquí, ahora. Nuestras manos deberían estar entrelazadas de esa forma y entonces..¿y entonces, qué?. Vamos, SeHun ¿a quién quieres engañar?. Por supuesto que imagino lo que sigue, por supuesto que imagino acariciar el dorso de su mano, como si su piel fuese delicada cual pétalo de rosa, y más que claro, que me imagino perdiéndome en esos ojos oscuros hasta tocar el cielo con mis labios..
Tampoco voy a negar que pasé el resto del camino, imaginando muchas situaciones de las cuales estoy seguro que ninguna va a suceder.
Ahora me encuentro en la mesa, con la pequeña caja de dulces sobre ella y un post it a su lado. Tomo un bolígrafo y tamborileo los dedos de mi mano libre, contra la superficie de vidrio. Luego de un largo rato pensando, me decido a escribir la nota, la cual con un hangul desprolijo, pone:
"Sé que son tus favoritos..¡espero que los disfrutes!
Que tengas lindos sueños, Jongin."
Contemplo satisfecho aquella nota y la separo de las demás hojas, para pegarla sobre dicha caja. Me levanto del asiento y estiro mis brazos, emitiendo un gran bostezo. Con pesadez, camino hacia la habitación y vuelvo a mirar el reloj, el cual me indica las 3:00 am. Me pregunto, en qué momento la hora pasó tan rápido, y eso sólo tiene una respuesta demasiado redundante para mí.
Comienzo a despojarme de cada una de las prendas, hasta estar lo suficientemente cómodo. Dejo caer mi peso sobre la cama y me cubro con las sábanas. Estoy a punto de cerrar mis ojos cuando oigo el ruido de las llaves, me detiene. Atino a permanecer en silencio, oyendo con atención y logro escuchar los pasos de mi compañero detenerse durante unos segundos; mi corazón comienza a latir agitadamente, al saber la razón. Pronto vuelvo a oír sus pasos, por el pasillo y contengo la respiración al notar que se acercan hacia mi habitación. Por mero instinto, cierro mis ojos, pero los pasos vuelven a detenerse. Otro ruido diferente se oye, como si reposara su cuerpo contra la puerta, y luego..un suspiro.
¿Qué estás haciendo?..
Mi rostro es solo confusión en este momento, pero al pasar de los segundos, lo oigo dirigirse hacia su cuarto. Doy media vuelta con el corazón aún acelerado y cierro mis ojos a obligándome a conciliar el sueño, incluso cuando lo que más deseo es que la persona en la habitación de al lado, cruce mi puerta y pase la noche a mi lado. Sin embargo, no lo logro.
Mi vista permanece en la nada misma, y mi subconsciente reproduce en mi cabeza el qué podría haber pasado hace minutos atrás. Los minutos y segundos pasan, hasta hacerse horas. Me revuelvo en mi cama, con frustración y no logro conciliar sueño, hasta que el primer rayo de sol se cola por mi ventana y comienza a iluminar la habitación.