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Maletas [KaiSoo] por TakaMoto

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Notas del capitulo:

Dedicado a mi beta <3

JongIn dejó caer las compras en la entrada y no se preocupó mucho cuando escuchó la voz de KyungSoo regañándole. Caminó hasta encontrarse al otro, que estaba usando su laptop en medio de la sala.

–¿Cuál es el problema? –preguntó el pelinegro sin dejar de teclear–. Te he dicho que no tires las cosas, JongIn.

–Tenemos que hablar.

El mayor se giró, cerrando el aparato antes de dedicarle por completo su atención. JongIn estaba frunciendo el ceño y KyungSoo blanqueó sus ojos.

–¿Por qué no me dijiste sobre lo de Japón?

–No es nada importante.

–¡Hyung! –JongIn exclamó con molestia–. Te ganaste una maldita beca para ir a Japón y la rechazaste ¿Qué demonios te sucede?

–Por favor JongIn, fue un día muy pesado –el mayor se levantó–. Iré a dormir, dejé tu cena en la cocina.

–¡Espera! –el moreno gritó–. ¿KyungSoo? ¿Qué sucede? Has luchado por esa beca desde el año pasado.

KyungSoo le dio una mirada antes de seguir su camino, JongIn bufó molesto con el mayor. Temprano en la academia donde impartía clases de baile, escuchó a LuHan y SeHun hablando sobre KyungSoo; le habían ofrecido una beca para estudiar Pedagogía Musical en Japón y el mayor la había rechazado sin siquiera tener la decencia de conversarlo con él antes.

Sabía el esfuerzo que el mayor le había dedicado a esto y lo escuchó más de una vez practicando japonés a altas horas de la noche ¿Entonces? No le encontraba lógica a la decisión del otro.

Caminó hasta su habitación, sin mucha prisa, mirando en su camino la puerta blanca de la habitación contraria; había algo que él no sabía sobre su amigo, algo tan grande como para que se negara a cumplir su sueño.

–KyungSoo –tocó la puerta del mayor gentilmente–, abre.

–Vete a dormir, mañana tienes clases temprano.

–¡Abre la puerta ahora!–ordenó el moreno–. ¡KyungSoo!

El mayor no contestó; JongIn se despeinó, como si aquello sirviese de algo, estaba comenzando a frustrarse. KyungSoo era una persona importante para él y no podía quedarse de brazos cruzados.

–¡Hyung! –llamó de nuevo, tocando con más fuerza–. Por favor.

Forcejeó la puerta y escuchó ruidos adentro para poco después enfrentarse a la mirada del más bajo; KyungSoo tenía los ojos llorosos y su nariz roja lo delataba. Él suspiró antes de tomar al otro y atraerlo en un abrazo cálido, los brazos del más bajo también lo envolvieron correspondiendo al gesto.

–¿Qué paso? –preguntó JongIn en voz baja–. Dime por favor.

KyungSoo dijo su nombre antes de echarse a llorar con más fuerza, haciendo al moreno sentirse mal por estar presionándolo. Escuchar los sollozos contrarios intentando ser reprimidos en su propio pecho le estrujó el corazón.

Al final JongIn terminó acompañando al más bajo, consolando aquel llanto sin saber la razón tras él; acariciando la negra y sedosa cabellera de KyungSoo mientras éste seguía maldiciendo una y otra vez, hundiendo su rostro en la almohada del moreno. JongIn lo llevó a su habitación sin saber bien qué podría hacer.

La alarma despertó a JongIn, el moreno parpadeó y tomó el aparato para apagarlo antes de girarse para descansar algunos minutos más; el rostro tranquilo de KyungSoo lo hizo dar un brinco, había olvidado por completo que el mayor estaba en su cama.

Estiró su mano y le quitó los mechones rebeldes de la frente al mayor, la verdad es que sus clases podían esperar. Aún era temprano, pero se levantó.

Para cuando KyungSoo abrió sus ojos, un olor a quemado invadía todo su departamento, se puso de pie con rapidez y corrió hasta la cocina. JongIn estaba gritándole maldiciones al sartén .

–¿JongIn?

El menor dio la vuelta con un puchero infantil en sus labios, el olor a quemado venía de la mancha negra del sartén, que KyungSoo supuso eran huevos antes.

–Date un baño, iremos a desayunar.

–¿Y el-

–Olvídalo, KyungSoo.

JongIn condujó hasta un pequeño restaurante de comida típica que a KyungSoo le gustaba bastante. El menor lo hizo bajar del auto y lo dejó solo en la mesa mientras él se iba a pedir la orden de ambos.

–¿Qué sucede? –preguntó KyungSoo–. Solo me hubieses despertado más temprano si querías comer algo en específico.

–No sé qué sucedió ayer–admitió el moreno–. Pero no me agrada verte en ese estado, ¿de acuerdo? Si algo va mal deberías decirme, dejaré lo de la beca en paz, al final es tu vida y tú decides qué hacer con ella.

Aunque el moreno decía la verdad escucharlo hacia que KyungSoo se sintiera incómodo, JongIn le dedicó una sonrisa y nadie dijo más. La comida llegó después y el silencio se fue haciendo más incómodo segundo por segundo.

La presión terminó con lo poco que quedaba de conciencia en KyungSoo, el mayor le quitó el plato de arroz al moreno de las manos y lo obligó a mirarlo cuando lo llamó con un adorable y delicado “idiota”.

–¿Por qué haces esto?

–¿Por qué? ¿Qué es esa pregunta? – JongIn exclamo–. Eres mi mejor amigo, me preocupo por ti.

–De verdad eres un idiota.

–¿Qué?

–Me iré primero –KyungSoo se levantó–. Deberías ir a clases, al menos llegarás a la segunda hora.

El moreno tomó el brazo de KyungSoo cuando lo alcanzó en el estacionamiento; lo hizo girarse con violencia y apretó el agarre buscando la respuesta en la mirada ajena.

–¿Qué hice mal? ¿Vamos a otro lugar?

–JongIn, por favor –KyungSoo jaló su brazo–, basta.

–¿Qué pasa?

–¡Ya! –grito el mayor–. ¡Déjame en paz!

El moreno apretó más el agarre contrario y KyungSoo intentó con más fuerza zafarse, ambos mirándose con molestia.

–No entiendo tu actitud.

–Nunca entiendes nada –dijo KyungSoo con dolor–. No vas a entender jamás esto.

–¡¿Qué?!

–¡Que me gustas! ¡Te amo! ¡Te amo, idiota!

KyungSoo sonrió de lado cuando JongIn le soltó y lo miró; el moreno apartó su mirada y el más bajo asintió como si aquella fuera la señal.

Ninguno regresó a casa hasta que la noche se convirtió en presión.

 

 KyungSoo fue el primero en llegar, preparó la cena en silencio, había llorado lo suficiente estos últimos días. Quién diría que iba a negar una oportunidad tan grande solo por el moreno, y lo mejor de todo es que èste lo había rechazado.

JongIn dejó caer las compras en la puerta, KyungSoo se estremeció en la cocina odiaba que el menor hiciera eso.

–¡KyungSoo!-

El moreno gritó desde la entrada, el mayor respiró hondo antes de salir de su adorada cocina, sabía que un día iba a tener que enfrentarse con esto. JongIn caminó hasta su encuentro y lo arrastró aún en medio de la sorpresa y confusión hasta la entrada.

–Escuché que te dieron una semana en la embajada.

–¿Quieres que me vaya?

–Vas a irte –dijo JongIn, y KyungSoo apretó sus dientes–. No hay nada que te ate a este país.

KyungSoo no quería llorar, no podía estar llorando toda su vida, pero dolía escuchar aquello. JongIn se puso frente a él y los ojos cristalinos del más bajo buscaron en aquellos ojos cafés algo de consuelo. El menor movió con suavidad sus manos y tomó el rostro del mayor entre sus manos, un delicado toque que solo agitaba más el interior de KyungSoo.

–No sé cómo corresponder a tus sentimientos de la forma correcta.

–JongIn no-

–Déjame hablar –el moreno dijo con una pequeña sonrisa–. El director de la academia tiene una sede más pequeña en Tokio, comienzo a trabajar la otra semana.

Las lágrimas traviesas se deslizaron por las mejillas de KyungSoo, JongIn mordió sus labios y miro algunos segundos los labios ajenos; aquella boca pequeña y en forma de corazón que nunca antes le había llamado tanto la atención como esta mañana, cuando ambos despertaron en la misma cama. Su corazón empezó a bombear con fuerza y una mirada a los ojos ajenos lo impulsó para probar por fin aquellos labios, un toque delicado y dulce.

Notas finales:

No pos ... TT-TT

Que tal??

Para quienes leen mis fics, ya actualice Mi propio humano jujuju 


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