Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

FUYU NO KAZE por desire nemesis

[Reviews - 66]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

WARNING!!!!!!!!!!!!!!!

LEMON!!!!!!!!!!!

 

12 El amor salvará al mundo (1)

 

Estaban cerca de un lago. En una casa medio en ruinas. Jouno estaba respirando calmadamente lo que dio a entender al joven sacerdote de que el antídoto proporcionado por el templo había sido efectivo. Yue había desaparecido, al menos por el momento.

 

Ahora hay que esperar a que despierte. Es todo lo que nos queda para asegurarnos de que está bien—indicó Yukito a un lado del yaciente rubio.

 

¡Tenemos que hablar!—le susurró el pelinegro colocando sobre su hombro una mano, se vieron a los ojos y luego el peligris miró al paciente, inseguro.

 

Yo le cuidaré—dijo Seto que entendía el porqué de lo que el otro pedía.

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuando estuvieron a solas en otra parte de la casa Touya preguntó al fin al ojos grises que le daba la espalda--¿Qué sucedió en el templo?—

 

Yukito se debatió un poco entre decir o callar pero si iba a seguir con ellos debía serles sincero—Sabían que yo era la vasija de “el cazador” y como no puedo contenerlo planearon trasladarlo a otro monje—le contó.

 

¿Cómo? ¿Trasladarlo? ¿Y por qué no optasteis por trasladarlo?—preguntó el samurai antes de recordar que de verdad el monje carecía de vida propia sin el poder del espíritu dentro suyo. Su propio espíritu, común y silvestre se separaría de su carne ni bien el otro lo dejara y jamás volvería a comunicarse con el mundo de los vivos--¿Por qué decidisteis quedaros?—esa era la pregunta que quemaba los labios del pelinegro y la clave de todo lo que había hecho el peligris.

 

Yukito se volteó—No deseaba morir aún—le dijo—Yo quería…--

 

¿Qué queríais?—preguntó Kinomoto quizás acercándose demasiado.

 

Entonces el otro levantó la vista y se miraron a los ojos por un instante antes de que el beso se llevara a cabo por quien más tenía que perder en ese asunto.

 

¿Estáis seguro?—preguntó el otro luego de que sus labios se separaran mientras sostenía al menor en sus brazos y a modo de respuesta recibió otro ósculo de los cálidos labios del monje.

 

Sus bocas iniciaron una danza pagana que no parecía querer frenar mientras sus cuerpos empezaban a compartir calor. Ambos se arrodillaron en medio de la habitación derruida como si no hubiera nada más en el mundo.

 

Yukito sentía tal necesidad de estar con el otro, de expresarle sus sentimientos, de demostrarle que si no deseaba dejar este mundo era por él. Que él era el motivo por el que no se había dejado arrebatar el aliento. Sus manos acariciaron la nuca del otro mientras este se recostaba manteniéndole encima pues como fueran las cosas el ojos grises permanecía herido, de menor entidad pero herido al fin y el pelinegro no deseaba causarle ningún daño aunque… la febril disposición de sus deseos le alentaba a sujetarle fuerte a sí, como si temiera que le fuera arrebatado o que fuera un sueño del que temía despertar.

 

Apreciaba lo que el otro estaba haciendo por él. Renunciando a su virtud, a su estatus, renegando de las antiguas creencias y proclamando que el era el motivo de que se revelara ante los suyos.

 

Para peor Yue era el arquitecto de todo eso pero eso ya no importaba. Estaba todo decidido. La mente de Yukito solo estaba puesta en sentir esa boca y ese cuerpo, estaba sobre el samurai, sintiendo cada palmo de él con una concentración absoluta y una exquisita conjunción de sentidos. Aprovechando cada momento en el que estaban juntos porque era algo precioso que no podían desaprovechar.

 

Se había enfrentado a su propia muerte y la única cosa que le había importado era tener otro día para estar con el ser amado. No planeaba pensar en ese ser que todo lo veía y que podía estar especulando en su interior. Aunque para variar, Yue estaba silencioso.

 

 

 

 

 

 

 

 

Y es que el espíritu jamás se había enfrentado a algo así. Le era desconocido todo eso. Solo había visto a los humanos enfrentarse con otros y con él y en los años encerrado estuvo solo expuesto a seres virtuosos y monótonos.

 

Jamás se había preguntado sobre las costumbres amatorias de los humanos pues eso no le importaba y pensaba que eran tareas que como otras los humanos enfrentaban, que era algo que hacían para procurarse descendencia pero jamás indagó en algo que, para un ser etéreo como él, no tenía la menor importancia.

 

Pero las cosas que estaba percibiendo, en los sentidos del otro, en su sentir porque el podía de alguna manera sentir lo que el otro sentía y percibir lo que los sentidos del otro experimentaban y ese torrente de cosas que ahora estaban sucediendo le confundían.

 

En el corazón del otro estaban ocurriendo cosas extrañas y en cierta manera asombrosas. Esa necesidad, esa entrega, esos sentidos exacerbados que llevaban al otro a traicionar a los suyos por una sola persona, a no querer dejarle pues el samurai era el verdadero motivo de que deseara vivir.

 

El cazador en toda su vida jamás había enfrentado algo así y estaba tratando de asimilar esa nueva experiencia notando que en realidad…

 

…no sabía nada hasta ahora…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Kaiba estaba en verdad nervioso. Sabía que era necesaria esa conversación entre los otros dos pero los peligros que últimamente corrieran le hacían desconfiado y medio paranoico. Para matar su ansiedad puso a calentar agua y se preparó un té que guardaba en un saquito de tela.

 

Estaba por beber su primer trago cuando se dio cuenta de que el ojos mieles se estaba levantando.

 

¡Momento! ¿Qué creéis que hacéis?—preguntó parando al otro con una mano.

 

¡Dejadme! ¡Ayako! ¡Takuto!—gritó desesperado el otro tratando de zafarse y entonces el ojos azules se dio cuenta de que el otro estaba medio dormido y que lo que sentía debía ser una alucinación de sus sentidos debida a una pesadilla tal vez.

 

Se entristeció por el otro y le haló hacia él para abrazarle muy fuerte y afirmar--¡Ellos ya no pueden oíros!—

 

Eso pareció traer a Jounichi a la realidad y miró al otro como si lo estuviera viendo por primera vez mientras sus brazos aún lo rodeaban.

 

¿Estáis más calmado ahora?—preguntó el castaño y Katsuya asintió. Se desenlazaron mientras el melado experimentaba algo que no se había imaginado y después de recoger la taza tirada, el samurai le dijo--¡Un poco de té os hará bien!—

 

Seto sirvió la taza y la ofreció al otro que la tomó tratando de no verlo a los ojos.

 

¡Extrañáis a vuestra familia! Ya decía yo que no podíais ser tan insensible—dijo el castaño y entonces desde el borde de la taza el otro lo miró.

 

Un ninja no muestra sus emociones y menos un Kage. Deberíais saber que los humanos no expresamos todo lo que sentimos. Sino la vida sería un caos—dijo Katsuya mirando hacia otro lado.

 

Pero hay situaciones…--trató de decir el samurai.

 

¡Vos sois distinto! Expresáis todo lo que sentís por eso no podéis entenderlo—aseveró el rubio con una pequeña sonrisa casi triste.

 

¿Qué os parece tan gracioso?—preguntó el otro ceñudo como un niño que ha sido dejado fuera de un chiste.

 

Alargando su mano con la taza vacía hacia el otro para devolvérsela, Jouno apoyó su cabeza en la pared tras suyo en que ya apoyaba su espalda. Después de que el otro la tomara contestó—Estaba pensando que lo gracioso de todo esto es que eso mismo es lo que hace que me agradéis—

 

Seto se quedó mudo. El otro aceptaba que le agradaba y el sentía que de pronto para él eso era importante aunque no acertaba a acomodar lo que sentía de la forma apropiada.

 

¡Je!—rió el ojos mieles--¡Os sorprendí! ¿Verdad?—preguntó el travieso ninja astuto como siempre se dio cuenta de que el otro se había puesto nervioso con sus palabras—Normalmente me encuentro con gente que piensa que es tan astuta como yo. Que engaña. Que jamás revela lo que piensa y vos sois todo lo contrario. Puro impulso y nada de neuronas—

 

¡Oye!—le gritó furioso el castaño y el ojos mieles explotó en carcajadas.

 

El rubio intentó levantarse pero entonces su equilibrio le falló y el otro en un santiamén lo atrapó–No debéis moveros por un tiempo. Aún parte del veneno debe estar haciendo efecto—dijo algo preocupado Kaiba y entonces de nuevo se miraron a los ojos.

 

¡Me deseáis! ¿No es cierto?—preguntó Jounichi y al otro se le secó la boca.

Notas finales:

^^

sois felices?

lemon al fin arrivó

mata ne


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).