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Esta es la realidad por HaruhiKitamura

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Notas del capitulo:

Actu a las 4 de la mañana TTWTT

Los sueños a veces se tratan sobre cosas del pasado, buenas o malas, divertidas o tristes, estando solo o con conocidos; eran sueños que se podían interpretar de distintas maneras a través del tiempo.

Flashback

-Hoy realmente pareciera que el mundo está en mí contra – Se decía Hinata a si mismo, con la cabeza apoyada sobre el pupitre donde se sentaba. No es que se sintiera mal por alguna comida que le cayó mal, tampoco por alguna nota, ni mucho menos por no haber podido dormir en toda la noche; sino por una confesión y para su suerte; de la persona menos esperada.

-Hinata, me gustas.

-Aah… De todas las personas en el mundo, ¿te tenías que enamorar de mí, Bakayama? – Pensaba mientras recordaba aquella repentina confesión de parte de su compañero la noche anterior– ¿Y ahora como le explico… que no siento lo mismo por él?

Luego de unos treinta minutos después, sonó el timbre del almuerzo y Hinata seguía rompiéndose la cabeza sobre cómo explicárselo; en momentos como este no podía pensar en nada más que eso, digo, ¿Qué le dirías a la persona que no te gusta luego de su repentina confesión?, era un tema delicado; incluso Hinata tenía que ser bueno con el mismísimo Rey de la cancha; aunque esto podría destruir su reinado.

 

No tenía muchas opciones al alcance y como era todo un brillante (en realidad un cabeza hueca) se le ocurrió caminar por el club para ver si encontraba alguna “luz” que lo ayudara a decírselo.

-Oye Hinata – Una voz reconocida a sus oídos lo llamo, para que evidentemente, este se diera vuelta a mirarlo a la cara; cosa que no hizo aunque haya captado que quería. –Al menos mírame a la cara si me vas a rechazar, ¿no te parece justo?

Obviamente hizo lo que el más alto le dijo, aunque no con mucha voluntad y valentía; pues se notaba con solo su manera de temblar de los nervios. –Yo…. Yo no; yo no puedo –Dijo con la mirada apuntando hacia el suelo.

-No te preocupes – Respondió con una pequeña sonrisa en su cara, pero sus ojos le tapaban los ojos por tener la cabeza un poco baja también. –Tampoco esperaba que correspondieras mis sentimientos, digo, hubiera sido genial que así hubiera sido pero…

A Hinata cada palabra que decía el pelinegro le causaba una punzada en su corazón, se sentía culpable de no poder corresponder sus sentimientos; aunque no es su culpa, nadie puede contralar el corazón.

-No puedo cambiar tus pensamientos y sentimientos, comprendo la idea de que ya amas a alguien más.

-¿Eh?

-Sé que… A ti te gusta Kenma.

Este era uno de los momentos en el que el corazón paraba de latir, daba una vuelta al mundo y pegaba un golpe fuerte para volver a la realidad. ¿Podía ser cierto?, ¿La persona que se le confeso ya sabía que iba a ser rechazado?,  ¿Ya sabía que le gustaba alguien más?, ¿Por qué se había confesado en ese caso?; demasiadas preguntas, tan poco tiempo para responderle algo; el reloj andaba y sus manecillas daban toda la vuelta, imposibles de parar.

-¿Por qué?...

-¿Qué dices?

-¿¡Si ya lo sabias para que mierda te confesaste!? – Oh, exploto; aunque solo comenzaba a decir verdad.

-¿Qué te pasa? Ya te dije, estaba seguro de que no tenía oportunidad.

-¿¡Y si lo sabias por qué lo hiciste de todos modos!?

- Yo… – comenzaba a decir mientras aparecía devuelta aquella sonrisa –No me iba a olvidar de ti sin decirte mis sentimientos, no es tan fácil olvidar a alguien sin confesarte primero.

Aunque Hinata quería gritarle que estaba totalmente loco, no podía hacerlo, el mismo sabía que eso haría alguien para olvidar a alguna persona; y no lo sabía por experiencia, sino porque ya sabía que debía usar aquella “técnica” con Kenma. Él ya tenía a Kuroo, ¿Por qué se molestaría en tener sentimientos hacia un pelinaranja que en el fondo no era seguro de sí mismo? Ah claro, solo Kageyama podía hacerlo.

Y ahí estaban, en su tercer año de preparatoria; Shōyō Hinata de 17 años rechazando a Tobio Kageyama de 16 años, el cual ocultaba su reino destruido.

Fin del Flashback

El reloj marcaba las siete y media de la mañana, mientras que en una habitación un chico pelinaranja se levanta de golpe de una “pesadilla”

-¿Por qué… Soñé eso? –Decía en voz alta dentro de su apartamento, mientras se levantaba de su cama para salir con rumbo hacia su universidad.

Estuvo casi toda la mañana pensando en aquel sueño; aunque no es como si estuviera considerando cambiar su pensamiento de aquello sucedido, pues había actuado mal pero era lo que él pensaba, no se podía hacer nada. De repente una llamada a su celular lo hizo volver al planeta Tierra.

 

- ¿Hinata? ¿Ya estas llegando? – Pregunto uno de sus compañeros de clase.

-Ah, Yamaguchi; si, estoy a punto de entrar al aula, ¿Por qué preguntas?

-E-Espera no entres!

-¿Eh? ¿Por qué? – Aunque se lo haya dicho, ya era tarde; al abrir la puerta de su clase se quedó completamente boquiabierto. No podía estar pasándolo a él, de seguro seguía dormido y comenzaba a soñar cosas raras. –Ka… ¿¡Kageyama…?

-¿¡Hinata!? – Se podría decir que tuvo la misma reacción que el pelinaranja, aunque había reaccionado más rápido que él. No podía creer que de todas las personas que estudiaban allí, se encontraría con Yamaguchi y mucho menos a la primera persona de la que se enamoró.

-¿Q-Que haces aquí? – Preguntaba aun nervioso por habérselo encontrado después aquel día y justo después de ese sueño

-Me mude hace poco y tuve que cambiar de universidad por la distancia.

-A-Ah…

Ninguno sabía que podía ser lo siguiente que deberían decir, aún seguían un poco impactados por haberse encontrado nuevamente, encima en la misma universidad; sobre todo Hinata. Aunque Yamaguchi tampoco se lo esperaba a decir verdad, no habían hablado mucho la última vez que se encontraron, y en este momento lo único que podía hacer era observar como los dos no podían dirigirse la mirada. Por suerte el profesor interrumpió el momento de silencio entre los dos, haciendo que cada uno se vaya a su respectivo lugar.

-Ah, tú debes ser Kageyama

-Si

-Puedes sentarte allí – Decía mientras señalaba un asiento vacío delante de Hinata, para luego ordenar un papeleo que estaba sobre la mesa.

-Tienes suerte, Kageyama –Pensaba mientras lo miraba caminar hacia el asiento. Su compañera de asiento era una chica hermosa a la que la mirada de casi todos los chicos estaban puestas en ella, una chica rubia con una actitud alegre; Hitoka Yachi. En el tercer año de preparatoria ella aconsejo a Hinata de ir a la universidad que iba a ir, obviamente el acepto su consejo y fueron juntos; unos meses después de haber empezado sus estudios se encontraron con Yamaguchi y de ahí se volvieron los tres inseparables.

-Mucho gusto, soy Hitoka Yachi! – Decía mientras sonreía con los ojos cerrados, mostrándole su mano para que la agarrara y se saludasen.

-Igualmente, me llamo Kageyama Tobio –Respondió a su saludo, pero no de la forma en que se la esperaba cualquier persona. Agarro la mano de Yachi para luego acercarla a sus labios y besarla; como si fuera una escena de la princesa con su príncipe. Obviamente todos los chicos sintieron celos de Kageyama, además de estar totalmente impactados ante esa acción y al ver la cara de Yachi completamente sonrojada.

-¿¡Kage-Kageyama!? – Totalmente sorprendida miraba a Hinata y a Yamaguchi, que estaban arriba de ellos

-¿Eh, si? – Preguntaba confundido.

-¿¡No te acuerdas de ella, idiota!? –Grito de repente Hinata mientras se acercaba a Kageyama para gritarle más fuerte en la cara –¡Recuerda, estúpido!

-Hinata no grites –Decía un poco preocupado Yamaguchi sobre que un profesor lo escuchara.

-Diablos Kageyama, eres un cabeza hueca! –Dijo Yachi haciendo pucheros, demasiados parecidos a los de Hinata. –Pues no lo vas a adivinar, soy Yachi, iba a Karasuno contigo, además de ir con Hinata y Yamaguchi.

-Ah! Ya me acorde –Exclamo con una expresión normal, que parecía que no se haya acordado de nada.

 

Se pasaron casi toda la tarde charlando entre ellos, recordando cosas del pasado y como había sido el trabajo de Yachi en Karasuno. Se podría decir que ese día dejaron solos a Yamaguchi y a Hinata; hasta que por fin fue la hora de retirarse y decidieron ir a una cafetería.

-Diablos! Yachi nos abandonó todo el día por ese estúpido de Bakayama! De seguro vino para vengarse de mí!

-… No sé qué te molesta más, que Yachi estuviera todo el tiempo con Kageyama, o que Kageyama se haya robado la atención de Yachi.

-N-No me molesta ninguno!

-Muy bien, como digas.

-Oye, Yamaguchi, estas bien?

-S-Si, ¿por qué?

-Te noto extraño desde hoy; ¿no pasó nada?

-No… Nada –De repente el sonido de su celular interrumpió la conversación que estaban teniendo –Ah, lo siento tengo que atender –Decía mientras se paraba y se retiraba de la mesa, para ir a fuera del café.

 

-Hola… Tsukishima


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