7 de Noviembre, el que supuestamente debería ser el día más feliz del año, mi cumpleaños, pero no lo es. Al principio, cuando todo estaba bien en mi casa, esperaba con ilusión este día porque era el día en que mis padres se mostraban más cariñosos conmigo. Después, tras el abandono de mi madre, el día de mi cumpleaños se convirtió en un día más del año, un día sin importancia.
Pero más tarde lo conocí a él, mi pequeña esperanza: Misaki; y durante esos años en los que lo éramos todo el uno para el otro, mi cumpleaños volvió a cobrar importancia. Aunque él no hiciera gran cosa ese día, me bastaba con tenerlo a mi lado, verlo sonreír, abrazarlo…
Ahora, estando en SCEPTER 4, donde casi todos me odian por haber ascendido tan rápido y lejos de Misaki, siento que este día no es tan importante. Tengo toneladas de trabajo como siempre, cortesía de la Teniente Awashima, y mi turno no acaba hasta la noche. De todos modos me da igual, no esperaba otra cosa más que trabajar.
-¡Fushimi!– alzo la cabeza y veo a la Teniente mirándome enfadada –El Capitán quiere verte.
–¿Ah? Pero si no he hecho nada.
Me levanto y recorro el pasillo que conduce a su reluciente despacho, toco la puerta y entro, él está sentado tras la mesa y me hace un gesto para que me acerque.
–¿Qué quería Capitán?
–Ha venido alguien buscándote, pero le he dicho que estabas ocupado y se ha ido echando chispas – arqueo una ceja, creo saber de quién se trata –anda vete, te doy el resto del día libre Fushimi-kun.
Asiento en señal de agradecimiento y una vez en el pasillo comienzo a correr hacia la entrada, la Teniente me grita por el camino pero la ignoro y cuando ya estoy fuera del edificio lo veo montado en su inseparable skate.
–¡Misaki! –él se para y me mira ladeando la cabeza, me acerco a él caminando despacio –¿Has venido a verme Mi-sa-ki?– pone cara de fastidio –¿Acaso me echas de menos enano virgen?
–¡Cállate jodido mono!– se baja del skate y me da un puñetazo amistoso en el hombro –¿Eres tan idiota que no sabes qué día es hoy?
–¿Ah? ¿Cómo que no sé qué día es hoy? Hoy es viernes Misaki, ¿cómo es posible que seas tan corto?
–¡Oye, oye! Vigila con quién te metes mono. ¡Y ya sé que es viernes! ¡No te preguntaba por eso!
–¿Cómo que no? Has preguntado qué día es hoy, si no querías una respuesta, no haber preguntado Mi-sa-ki– él se crispa y me mira enfurecido.
–¡Ah! Contigo no se puede hablar.
Me doy la vuelta y comienzo a caminar despidiéndome con la mano.
–Adiós Misaki.
–¡Saruhiko espera!– no le hago caso, no me gusta que me llamen por mi primer nombre y él lo sabe –¡Saru!
–¿Sí Mi-sa-ki?– me detengo y me giro un poco –¿Se te ha olvidado decirme lo guapo que soy?
–¡No!– se acerca a mí y me mira a los ojos poniéndose rojo –Feliz cumpleaños Saru.
Evito decir que me alegra que aún se acuerde para no estropear el momento, lo veo agachar la cabeza debido al sonrojo, sonrío y lo atraigo hacia mí para abrazarlo, él se deja y le doy un beso en la cabeza.
–Gracias Misaki, pero ahora deberías darme mi regalo.
–¿Y qué quieres de regalo?– murmura contra mi abrigo.
–Me vale cualquier cosa que venga de Misaki.
–¿Cualquier cosa?
Pregunta mirándome con malicia tras apartarse, entonces alza el puño para golpearme, lo bloqueo y lo apego a mí de nuevo.
–No quiero que me pegues, quiero un beso tuyo Mi-sa-ki.
Su cara se transforma en un poema, y pasa del blanco al rojo intenso en cuestión de segundos, sus ojos echan chispas y por un momento temo por mi vida, sin embargo se limita a mirarme con los ojos entrecerrados y luego asiente.
–¿De verdad vas a besarme Misaki?
–Sí, pero tienes que soltarme y quedarte quieto con los ojos cerrados.
–No pretenderás engañarme, ¿verdad?– niega fuertemente y lo creo, hago lo que me dice y me quedo esperando.
Sus manos se posan en mis hombros y tiran un poco de mí hacia abajo, me inclino esperando impaciente su beso, pero sus labios no se posan en los míos, sino en mi mejilla, aun así me conformo.
–Ya puedes abrir los ojos– le hago caso y lo veo aún sonrojado, está muy tierno, pero enseguida adopta su postura de chico gamberro –espero que te haya valido eso, porque será lo único que te daré.
–Me ha valido.
Sonrío y lo abrazo de nuevo ignorando sus protestas, me vale con que se quede a mi lado, y sé que en mi próximo cumpleaños obtendré más de Misaki, me aseguraré de ello.
Hoy sí que ha sido el día más feliz del año, porque Misaki lo ha iluminado para mí.