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Recuerdos perdidos por Newfictioner

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Notas del capitulo:

Historia situada seis años después del asesinato de Dumbledore en Hogwarts. Ligeramente AU y un Draco un pelín OoC.

1. Herido e inconsciente.

De la chimenea del salón de una elegante casa no demasiado grande en un discreto barrio inglés sonaba la alarma para avisar que alguien pretendía conectar mediante redflu; el dueño de la casa se acercó y al ver que provenía desde el Ministerio de magia procedió a dar permiso a "la llamada".

De la chimenea salió la cabeza de un funcionario del Ministerio que no conocía, poco después apareció el resto del cuerpo:

- ¿Draco Malfoy?

- Sí, yo mismo. ¿Qué ocurre?- Preguntó extrañado, pues el tono del funcionario no presagiaba nada bueno.

- ¿Conoce usted a Ronald Billius Weasley?

- Es mi marido. ¿Qué le ha pasado? ¡Dígame que le ha pasado a mi marido! ¡¿Por qué no contesta?!

- Tranquilícese, Sr Malfoy. Debe acompañarme al Ministerio allí le informarán de todo.

- Pero, ¿Qué le ha ocurrido? ¿Está bien? ¡Dígame algo!

Sr. Malfoy, le repito que en el Ministerio le informarán de todo. Lo único que puedo decirle es que los aurores que formaban la misión en la que participaba su marido fueron atacados esta noche. No puedo decirle más, puesto que no se más.

Mientras Draco Malfoy recogía su varita y su túnica, se puso en contacto con Neville Longbottom, padrino de uno de sus dos hijos para que se ocupara de ellos mientras él averiguaba lo que había ocurrido con Ron. En cuanto este se apareció en el salón, le dio las gracias y salió por la chimenea dirección al Ministerio.

Nada más llegar, le llevaron a la oficina del jefe de aurores, donde se encontró con Harry Potter. Sin poder mantener más la calma se abalanzó hacía él:

- Potter, ¿qué ha pasado? ¿Y Ron, dónde está? ¿Por qué me han llamado?

- Sr. Malfoy, deje al Sr. Potter tomar aliento pues acababa de llegar apenas un segundo antes que usted. Tome asiento; le pondré al corriente.

Draco miró a Harry que tenía el gesto compungido, lo cual no hizo sino alterarle más. Mientras, el jefe de aurores empezó a explicarle los detalles de la misión del grupo encabezado por Harry y en el que Ron era el segundo al mando. Draco, que nunca había sido un dechado de paciencia, luchaba por no saltar encima de su interlocutor. (¿Es que este maldito auror no tiene intenciones de explicarme qué le ha ocurrido al idiota pelirrojo?) Miró de reojo a Harry, y vio que este también daba muestras de impaciencia y malestar. Lo cual hizo que él llegase al borde de la exasperación.

- ¿Piensa contarme dónde está mi marido y que le ha ocurrido o piensa seguir perdiéndose en detalles insignificantes?

Él odiaba perder la compostura en público pero parecía que todos esos incompetentes del Ministerio solo pretendían alargar la expectación a costa de su preocupación. Por suerte, Potter salió en su ayuda.

- Malfoy, fuimos emboscados; y ya sabes cómo es Ron de sobreprotector. En nuestro grupo tenemos asignados dos novatos, que pese a que tienen un futuro prometedor, aún están verdes… - ¿Y cómo es que en una expedición peligrosa había, no uno, si no dos novatos?- Soltó interrumpiéndole Draco.

- Porque no era peligrosa, Draco; era una expedición de reconocimiento del terreno. Como te comentaba hace un momento el Sr. Marklin, nuestro Jefe de Aurores, se nos había avisado de…- Vale, vale, Potter… ¿Pero por qué estoy aquí en vez de con Ron?- volvió a interrumpir un cada vez más impaciente Draco.

- Verás, Malfoy. Draco. Esto, tranquilízate, ¿vale? Le lanzaron un Avada a uno de los novatos y Ron intentó sacarlo del peligro y se interpuso entre el novato y el Avada, peroélfuemásrápidoylanzóunhechizoescudo. - Harry sintió la necesidad de soltar la última frase de carrerilla ante la pinta de estar a punto de sufrir un colapso que tenía Draco - El caso es que aunque el hechizo escudo fue lo suficientemente bueno para salvarle la vida, quedó inconsciente. Estuve con él hasta que me convocaron de urgencia para explicar lo sucedido. Aún no ha despertado, los medimagos se mostraron preocupados, pero no creen que peligre su vida.

- Llévame con él, Potter-siseó el rubio, el cual estaba aferrándose a los reposabrazos de su sillón, con los nudillos blancos de la fuerza que estaba realizando en el agarre, intentando no caer presa del pánico.

- Sr. Marklin, creo que el Sr. Malfoy tiene razón, es momento de llevarle a San Mungo para que pueda ver a su esposo. Yo mismo le acompañaré, no se preocupe.

Y sin darle tiempo a réplica al Jefe de Aurores, cogió del codo a Draco y se lo llevó de la habitación. Draco lo miró de reojo, y vio como el niño-que-vivió apretaba los labios preocupado. Tomaron el ascensor del Ministerio en silencio, camino de las chimeneas para tomar la redflu hasta San Mungo. A cada segundo ambos muchachos estaban más tensos, el moreno, sintiéndose culpable por lo ocurrido, puesto que él era el jefe de la expedición y el rubio maldiciendo el día en que Ron entró en la academia de aurores. La tensión entre ellos podía contarse con un cuchillo. Finalmente, el rubio fue el primero que habló, mientras salían del ascensor:

- Sé que sería injusto culpabilizarte a ti de lo sucedido, pero no puedo evitar tener la sensación de que cada vez que Ron ha puesto en peligro su vida ha sido acompañándote en alguna aventura. ¡Tenías que hacerte auror y arrastrarle a él a serlo también…!

- Mira, Malfoy- Harry intentó no sisear al hablarle pero no lo consiguió del todo-no es momento para esto y puedo imaginar lo preocupado que estás, por eso no voy a tener en cuenta tus palabras- ni voy a recordarte quien estuvo a punto de matarlo envenenado en sexto curso, pensó cabreado Harry- Ron siempre ha tomado sus propias decisiones; jamás induje a nadie a seguirme; pero la naturaleza de Ron siempre ha sido la misma. Sobreproteje a todo el mundo.

- Menos a él mismo. Debajo de todo ese pelo pelirrojo no hay ni una pizca de cerebro.

Se detuvieron al llegar a las chimeneas y buscaron la que llevaba a San Mungo. Una vez en el hospital, fueron directos a la habitación donde estaban tratando a Ron. Draco quiso entrar directamente, pero el medimago salió en aquel momento de la habitación.

- Sr. Potter, debería avisar a la familia del auror Weasley.

- Su familia está aquí-siseó Draco-Soy Draco Malfoy, su marido- dijo retándole con la mirada- ¿Cómo está mi marido, doctor?

- Voy a serle franco, Sr. Malfoy, su marido, está en coma. El Avada iba directo a la zona de la consciencia del cerebro. Es casi milagroso que siga vivo; tuvo que ser un hechizo escudo muy bueno.

- Por supuesto, que esperaba, mi marido es un gran mago y uno de los mejores aurores del país.-no pudo evitar sacar pecho y presumir del pelirrojo.

- Lo que intento decirle, Sr. Malfoy- el medimago siguió sin hacer caso de la interrupción- es que al ser en la zona de la consciencia, cuando despierte, si llega a hacerlo, tal vez no sea el mismo.

- ¿A qué se refiere?-Preguntó Harry

- A que puede que no despierte y si lo hace tal vez no distinga la realidad de sus sueños, o que no recuerde partes de su vida pasada o presente o incluso puede que tenga alucinaciones. Siento no poder ser más optimista, pero deben ser conscientes de la realidad.

Tanto Draco como Harry quedaron callados interiorizando la noticia que acababan de recibir; Draco apretó los puños y la mandibula y preguntó:

- ¿Puedo ver ya a mi marido?

- Por supuesto, señores. Pasen, pero tengan cuidado, el estado del Sr. Weasley sigue siendo muy delicado.- con un gesto de saludo, el medimago se marchó.

Harry le posó una mano en el hombro al rubio y le preguntó:

- ¿Prefieres entrar solo?

Draco estuvo a punto de contestar con alguna frase envenenada, pero se limitó a asentir.

- Potter, ¿Han avisado ya a Molly y Arthur?

- No, aún no. Yo me ocupo si quieres mientras estás con Ron.

- Gracias, Potter.

Fue el turno de Harry de asentir, le dio una palmadita en la espalda y procedió a dejarlo solo.

Draco, inspiró con fuerza y entró en la habitación… y deseó no haberlo hecho. La imagen de Ron lleno de tubos, con un gran apósito en la cabeza, donde suponía que habría algún tipo de ungüento para el impacto del maleficio, lo paralizó. Se veía tan frágil que estuvo a punto de echarse a llorar ahí mismo, parado en el quicio de la puerta. Miró hacia el techo, como buscando valor, acabó de cruzar la puerta y la cerró tras de sí. Se acercó lentamente a la cama, cogió una mano del pelirrojo entre las suyas sintiendo la tibieza del muchacho, se llevó la mano a los labios y le dio un suave beso.

- Eres un idiota, Ron Weasley. -Draco hablaba con la voz quebrada- ¿Cómo se te ocurre hacerte el héroe? ¿Acaso no tuviste suficiente en la guerra? Tenías que salvar a esos novatos ¿verdad? Porque claro, para que pensar en tus hijos, en lo que iban a sufrir sin el consentidor de su padre. O en mí, en lo solo que me iba a quedar. Maldito espíritu gryffindor el tuyo, que te lleva a pensar en todo el mundo antes que en ti mismo. ¡Estúpida comadreja sin cerebro! ¿Qué se supone que voy hacer sin ti si no despiertas?

Draco se sentó en el borde de la cama. Mientras le acariciaba el flequillo con una mano, con la otra seguía sujetando la del pelirrojo.

- Joder, Ronald. Tienes que despertarte. Por favor, Ron. ¿Quieres acaso perderte como crece la pequeña Rose? ¿O como nuestro Scorpius aprende a jugar al ajedrez mágico? ¿Y no eras tú el que quería que tuviésemos otro bebé? Pues tienes que despertarte, porque yo solo no puedo concebirlo.

En ese momento se escuchó un suave toc-toc en la puerta. Pasen. Harry asomó la cabeza por la puerta: - Draco, los Weasley ya están avisados. Molly y Arthur vienen para aquí. ¿Necesitas que Ginny y yo nos quedemos con los pequeños?

- Gracias, ya está Neville con ellos, pero imagino que le vendrá bien un relevo. Seguro que Scorpius estará volviéndole del revés.

- Sí, ese renacuajo es un todo un Slytherin.

Draco sonrió de medio lado con una triste sonrisa: - Sí, es Slytherin de los pies a la cabeza. En cambio esa pelirrojilla de Rose es tan Gryffindor como su padre. No sé cual de esos dos mocosos me vuelve más loco.

- Es que solo a vosotros dos se os ocurre embarazarse a la vez.

Con la misma sonrisa triste de antes, Draco volvió la mirada hacía su pareja: - Es que aquí tu amigo es muy fogoso, Potter.

- Ahórrate los detalles, por favor- ambos rieron quedamente- Descansa, Draco. Esta tarde a última hora vendré a relevarte, ¿de acuerdo?

- No, no. Nada de relevos; no pienso moverme de aquí hasta que despierte.

- De todas maneras, vendré esta noche por si necesitas algo. Avísame si hay algún cambio, por favor.

- Por supuesto. Gracias por todo, Potter. Ah esto, Harry, perdona por lo de antes.

- Despreocúpate, ambos estábamos tensos. Ahora solo importa Ron.- Y salió por la puerta dejando a Draco solo en la habitación.


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