Minsoo estaba buscando entre todos los documentos (que tenía en la biblioteca del departamento) uno en especial, en donde le decían que la pensión de su difunto padre la tendría que cobrar del primero al cinco de cada mes. Ahora que la administración de la policía había cambiado tenía que llevar de nuevo ese papel para que el Estado siguiera manteniéndolo.
Pero no lo encontraba.
Había movido todos los libros, había hojeado entre ellos e incluso en todas las carpetas que tenía pero no salía el dichoso documento.
-Si lo perdí no habrá forma de recuperarlo.- susurró frustrado mientras secaba el sudor de su frente para volver a mirar todo el desastre que había hecho.
“Tiene que estar por aquí, en algún lado que no he revisado o revisé mal”. Tomó los libros de uno en uno para mirar si dentro había algo.
Sonrió al ubicar algo doblado en cuatro partes. Lo tomó para dejarlo abierto a lo mejor lo había usado de separador porque a decir verdad, no recordaba el final. Con la sonrisa en su cara y la hoja en las manos se acercó a la ventana para leerla.
Pero su sonrisa cayó lento al no ver el embretado de la corporación.
-Rayos.- susurró molesto. No era el dichoso papel y ya se estaba enfadando. –¿Qué es esto?- abrió a hoja y de nuevo; sonrió.
Bang Minsoo, a 16 de enero del 2013.
A Park JungSoo, mejor conocido como el chico lechuga.
Puedes decir que no, puedes desconfiar de mí porque recién nos conocemos, puedes reírte a mis espaldas cuando muestro mi Freestyle, puedes echarme una maldición porque mi chiste fue más gracioso que el tuyo, o puedes hacerme mala propaganda. Insúltame, habla de mí a mis espaldas y cuando me veas a los ojos sólo sonríe y pregunta si todo está bien.
Sé que te resulto indiferente y que nunca he merecido tu atención, que soy un loser, un perdedor, y eso me pone tan caliente.
Pero eso sí te advierto, que sin saber cómo ha sido voy a colarme en tu mente, está sobre aviso, voy a comerte.
Apuesto lo que quieras que en poco tiempo no podré salir de tu mente y tú lo harás tan sólo DamBi se cruce por mi mirada. Haré que pienses en mí si no tengo flojera podría enamorarte, tenerte en una cuerda floja. Voy a frustrarte, voy a comerte.
Pero tú dime que no, cree que nos conocimos por un acto de bondad en el que sólo ayudarías a la persona que buscaba desesperadamente a sus amigos, ríete en mi cara como cuando te dije “podría ponerme intenso si es tu deseo”.
Tu boca es un buzón y estas son mis cartas. Soy corredor de fondo, me apasiono por algo que quiero y no me detengo hasta que lo obtengo, funciono mejor cuando me han dado por perdido, haré que pienses que no tienes oportunidad contra DamBi, haré que ella y yo tengamos el noviazgo de fábula y tú como el mejor amigo que tendré, sabrás todos los detalles de ello.
Sonará un extra de morbo cuando por fin te dé el mordisco, porque no pienso sólo estar contigo y no probar, con todo respeto quiero incluso tocar.
Llegará el día en el que sin saber cómo ha sido voy a colarme en tu mente, pensarás, te frustrarás e imaginarás lo que podrías hacer conmigo. Estás sobre aviso, voy a comerte… bien.
Sin saber cómo ha sido, voy a colarme en tu mente, vas a quererme.
Ya te lo digo, voy a comerte.
Dobló la hoja en sus cuatro partes y miró a través de la ventana.
-Te lo dije JungSoo, te advertí que te comería pero no quisiste creerme.- sonrió mientras suspiraba.
Entonces se le ocurrió una idea, salió a toda prisa de su casa con la hoja en la mano, compró un sobre y escribió los datos del edificio de JungSoo, metió la carta en un buzón; sonriendo regresó hacia su casa.
Esa carta la había escrito la mañana siguiente de conocerlo.
Sonrió, le encantaría ver su cara leyéndola, escucharlo maldecir, verlo golpear algo… cuando terminara le diría “Te amo mejor amigo”.
-Y te comí.- sonrió satisfecho.