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Donde la luna mire~ por kaflypsgey

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Viernes 09 de Enero 11:30 Pm-

 

-No puede pasar por aquí señora

-Mi hija… dijeron que mi hija estaba aquí… ¡déjeme pasar!- la mujer estaba histérica, un vecino había ido hasta su casa para decirle que su hija había tenido un accidente y que la policía estaba con ella. Que ingenua fue cuando pensó que solo habían detenido a su hija o algo por el estilo- ¡¿Dónde está mi hija?!- una de sus manos permanecía en el pecho del sujeto mientras que la otra apretujaba entre sus dedos la fina cinta amarilla. <<Crime Scene>> No podía sentirse más angustiada

-Señora, esta es una escena de crimen… n-no creo que su hija esté aquí- o eso quería creer él.

Los peritos habían llegado y no podían estar más asqueados, nunca habían visto tal escena antes. Una joven de no más de 20 años esperaba en el frio asfalto con los ojos bien abiertos y con liquido carmesí bañando su rostro pálido. La antes viva mujer tenía el cabello rojo, no era un color natural, eso era obvio. Ojos verdes, sin vida, eran los que perseguirían en sus pesadillas a todo aquel que viera el cadáver. Y es que cómo poder evitarlo. Casi todo su cuerpo estaba boca abajo, claro, a excepción de los dedos de su mano derecha… y su cabeza.

Habían profundos cortes en su espalda, tal vez un hacha fue la causante de que parte de su columna vertebral pudiera apreciarse ahora. Al igual, podía apreciarse a simple vista la fractura expuesta de su pierna derecha junto con una huella de zapato en su pantalón, lo más probable es que el asesino la pateó evitando así que esta siguiera corriendo.

Antes de seguir anotando lo que podían observar a simple vista sobre el cadáver uno de los peritos vomitó, no podía creer que un ser humano con toda “conciencia” haya hecho algo así.

 -¡Que me deje pasar!-en un movimiento la madre se deshizo del policía y llegó hasta donde estaban los peritos. Tarde se dio cuenta que el grito que había escuchado había venido de ella. El joven policía no tardó ni un segundo más, llegó al lado de la mujer y la abrazó de forma que su rostro quedara contra su pecho-¡Es mi hija!, por dios, ¡¿Quién le hizo esto a mi hija?!- entre gritos de dolor y lagrimas, podías encontrar a la pobre mujer, la cual no había vomitado solo porque el dolor como madre era más grande- ¡¿Quién le hizo esto?!

-Un monstruo…- murmuro iracundo, observando a su lado derecho la pared llena de sangre, a excepción de unos pedazos de pared limpia en la cual se podía leer con claridad un nombre… el maldito nombre que llevaba años en la mente de la mayoría de los policías del lugar…

 <<Kurama>>

 

Martes 03 de Febrero 7:45 am

 

Eran las primeras horas de la mañana y la puerta principal de la prestigiosa institución “Blue Engels” ya tenía una gran fila de automóviles caros y personas elegantes bajando de estos.

Mejor desfile de colores no podía haber, y,  sin duda, era algo que el joven disfrutaba ver cada año. Era como ver… un carnaval.

Sentado bajo la sombra de un árbol de grandes hojas mecidas por el viento, el joven maestro veía aquellas figuras danzantes llenas de color pasar frente a sus ojos, desapareciendo de su vista en tan solo segundos. De alguna manera, ponerse observar a esa gente pasar y admirar el lento caminar de las manecillas del reloj eran muy parecidos, carentes de sentimientos, solo por pasar el rato.

Aun así seguía tranquilo, con los ojos en el horizonte y la imaginación en el infinito.

Aquel árbol se encontraba a tan solo unos cuantos metros de la entrada para la suerte del joven, ya que no le gustaba caminar demasiado y menos cuando creía, cargaba demasiadas cosas. Hoy por ser el primer día de escuela llevaba su hermoso maletín de cuero café abarrotado de hojas llenas de escritos. Algunos, los hizo el mismo, otros, eran de escritores famoso.

Haciendo a un lado eso, el joven llevaba un ligero saco café obscuro que, aunque muy casual, lo hacía ver muy distinguido. El saco era un tanto ceñido, haciendo juego con su camisa blanca de botones y sus pantalones de mezclilla azul marino.

El joven era un caso.

Ya varias veces el director le había pedido (casi rogando) que se vistiera más formal para trabajar, que después de todo él era un ejemplo para sus jóvenes alumnos. Viéndolo desde un punto amable y haciendo un viaje a un pasado cercano, más o menos, tres años atrás, veríamos a un joven con una camisa de tirantes a la par con su pantalón de mezclilla roto. Al volver al presente y vemos al mismo joven, podemos decir que hizo un gran progreso.

Con inmensa pereza el joven se levanto y recogiendo los libros y el maletín que llevaba, camino tranquilamente hacia la escuela  

Era un joven guapo de 21 años, pero aparentaba menos, tal vez, 18. Tal vez esa era la razón del porqué las alumnas de nuevo ingreso siempre lo confundían con un alumno más y le coqueteaban indisimuladamente. Siendo honestos, él nunca les aclaraba su situación como maestro en ese momento. Le encantaba ver las caras de las chicas al verlo entrar a sus aulas y presentarse como su maestro de Ciencias Sociales.

-Disculpa, podrías decirme donde están los baños de mujeres- le preguntaba una joven de tez muy blanca y largo cabello negro-… es que so-so-soy nueva aquí

-Oh claro, mira, ves esos salones de ahí, bueno, giras a la izquierda entonces veras un largo pasillo…

Antes de poder seguir con sus “amenas” instrucciones de cómo llegar al baño, un joven chocó con él de tal magnitud que lo tiró al suelo. Queda de más decir que todo lo que llevaba consigo también terminó regado por el suelo

-Fíjate imbécil- aquel muchacho de cabellera oscura ni siquiera se dignó a verlo

El joven maestro lo miró con una gran interrogante en su rostro. Qué rayos pasaba con ese mocoso, después de haber sido él quien lo chocó, ahora le hablaba de esa manera tan arrogante y agresiva. Antes de que se alejara más, el rubio se levantó y sacudió un poco su ropa para después llevarse una mano a la nuca

-Ha, creo que necesitas unos lentes-dattebayo, tú fuiste el que me chocó, TÚ, deberías de fijarte… idiota maleducado- no pudo evitar decir esto último en una sonrisita

-¿Como me dijiste?- con una gran sonrisa arrogante el más joven se dio la vuelta para así mirar mejor, al que no sabía, maestro

-Además de idiota ciego… idiota sordo, quién lo diría- se burló, no lo suficientemente alto como para que lo escucharan los demás, pero si lo suficiente para el joven de mirar oscuro, quien, totalmente enojado se acercó a él y lo tomó de la camisa

-Sabes algo, odio cuando los debiluchos se sienten muy valientes frente a sus novias- dijo refiriéndose a la joven de ojos grises al lado del maestro- … pero sobretodo, odio que digan cosas de mí

-Suéltame mocoso- apretó sus muñecas

-¿o qué?

-Créeme, no quieres saber- sonreía arrogante al joven

-Hmph…

Sin pensarlo lo suficiente, el estudiante cerró su puño y lo levantó dispuesto totalmente a dejar su huella en el rostro de aquel rubio tan molesto. Aun viendo la reacción del joven, el mayor no dejó de mirarle a los ojos sonriéndole de esa manera tan tranquila, como si estuviera un 1000% seguro de lo que pasaría después.

Tan solo microsegundos para que los que pasaran alrededor de aquellos jóvenes revoltosos pusieran verdadera atención en ellos.

-Primer día y tus alumnos ya te odian, eh- comentó divertido el hombre de cabellos plata que sostenía el puño del estudiante mientras abrazaba por la espalda al rubio. Al parecer este había pasado su mano al lado de la cabeza de Naruto y así recibir de lleno el golpe del joven contra su palma

-Parece que eh roto tu record Kakashi…

-Me siento un poco decepcionado- comentó este descansando su cabeza tiernamente en la de Naruto- Oh, por cierto Uchiha, ¿Si sabes que estuviste a punto de golpear a tu maestro de Ciencias Sociales, cierto?- sabía bien el nombre del muchacho, su hermano le había encargado al muchacho con anterioridad

-No, señor director, no lo sabía- como no sentir más odio por el rubio cuando gracias a él tenía que tragarse su orgullo y tal vez pedir…- Lo siento mucho profesor…

-Uzumaki, para ti, profesor Uzumaki

Mejor ahorrarse las palabras en este momento antes de querer romperle la cara al “profesor”, de nuevo. Sin decir nada se dio la vuelta y se fue a buscar su salón. Después se la cobraría, eso era seguro.

-Llegaste tarde, te descontaré un día- siendo el director, ciertamente Kakashi podía hacer lo que quisiera

-¡¿Qué?!- demasiado tarde, Hatake ya iba muy lejos- mejor me apresuro a llegar al salón- suspiró fuerte

 

 

-Bueno clase, estos dos semestres yo seré su maestro de Ciencias Sociales- era la última clase del día, estaba realmente cansado- mi nombre es Naruto Uzumaki y espero que pueda ser un año lleno de buenas calificaciones y todo eso lo que un maestro normal desea. Ahora, gracias a que yo no soy un maestro muy normal, no necesito que se levanten y como niños de secundaria se presenten y me digan sus hobbies ni nada por el estilo- todos soltaron unas cuantas risas- quiero que todos saquen una hoja de libreta cualquiera y me escriban lo que ustedes crean que sea Ciencias Sociales, así de alguna manera ya sabré con cuantos de ustedes batallaré a lo largo de estos semestres

Todos comenzaron a hacer lo que él les pidió. Ciertamente, no tenía ganas de explicar ya nada más, había recibido algunos mensajes al celular que no le agradaron para nada, por consiguiente, ya no quería hacer nada y lo único que quería era irse a su casa.

Sentado en su asiento miraba aburrido al horizonte que las ventanas del salón le proporcionaban. No era un gran paisaje por cierto. Unos cuantos salones más, árboles llenos de flores rosas… ciertamente distaba de ser un paisaje el cual inspirara dibujarlo o en el cual simplemente perderse con la imaginación, pero de alguna rara manera, siempre hacía sentir tranquilo a Naruto. Tal vez solo eran esos vagos recuerdos de niñez, algo imperceptibles, que te traen miles de sentimientos de felicidad y melancolía. Algo raro de explicar, sencillo de sentir. 

Raro sentimiento, muy parecido como al de saberte observado por alguien… o algo. Hace minutos que se sentía así y creía identificar de reojo el lugar de donde ese par de ojos lo miraban. Rápidamente, miró a donde su intuición le dictaba y vio al molesto azabache con el que mantuvo un altercado en la mañana. Este lo veía con el entrecejo fruncido y una línea inexpresiva que era su boca.

-Supongo que me observa porque ya terminó, ¿no es así, joven Uchiha?- sin esperar respuesta se puso de pie y caminó hacia el joven. Su silla estaba al final de la fila de en medio y aún así llegó tan rápido.

Sorprendido de haberse visto descubierto, el joven no alcanzó a esconder la hoja que tenía sobre su pupitre, la cual, el maestro tomó en un movimiento rápido.

Resulta que el joven sabía dibujar, y muy bien a decir verdad, pero, lo que estaba dibujado no era muy del agrado de Naruto. Era un dibujo de él en la famosa pose de Marilyn Monroe cuando sostiene su falda ya que el travieso aire trata de levantarla. Uno pensaría que con tan solo media hora, sería el tiempo suficiente como para que el Uchiha solo haya dibujado eso. Pues tan impredecible como el autor, esto no era así. A los pies de “Naruto Monroe” estaba Kakashi en cuclillas espiando bajo la falda del maestro y con el pulgar arriba. El rubio no sabía si reir o enojarse. Decidió fingir la segunda

-¿Si sabes que debería mandarte a dirección por esto cierto?- dobló la hoja

-Déjeme adivinar, no lo va a hacer y yo tengo que darle las gracias- siendo altanero recargó su codo en el pupitre y recargó su mejilla en la palma de su mano

El muchacho tenía esa facultad especial para hacerlo molestar con tan solo unas cuantas palabras. Nunca le había desagradado tanto alguien

-Haber Uchiha, vayamos al grano, me desagradas tu actitud de querer hacerte el chico rudo y todo eso, asi que si planeas venir todos los días y entrar a mi clase, así, entonces mejor ni cargues los libros de esta clase- se cruzó de brazos

-Haber si entiendo,- este puso las dos manos en el pupitre impulsándose para pararse frente al maestro- usted me está diciendo que no me va a dejar entrar a su clase-

-Estoy diciendo que si no veo que mi clase te interese, no voy a perder mi tiempo- podía sentir a la perfección el aliento tibio del otro contra su rostro- estoy seguro que ni vas a pasar esta clase

-Me parece que me está retando

-¡Ja! Tómalo como quieras Uchiha- se dio la vuelta y caminó a su escritorio- pero necesitaras más que querer intimidarme para pasar…

Todos en el salón habían dejado de trabajar solo para mirar la escena entre su compañero y el maestro. Parecía que nadie iba ni a suspirar, cuando de un momento a otro el profesor miró el reloj en su muñeca y luego volvió el mirar hacia sus alumnos con una gran sonrisa

-Es hora de salir chicos, dejen todos sus hojas en mi escritorio y pueden retirarse. No hay tarea, los veo mañana

<<Sobre todo a ti, Uchiha>> pensó malicioso

-Hasta mañana “querido” profesor- se despidió el azabache con un movimiento de mano

<<Le acepto el reto>>


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