Jongdae estiró su brazo intentando alcanzar a Minseok, quien estaba siendo absorbido por una gran obscuridad. Jongdae corrió. Corrió tan rápido como sus piernas se lo permitieron hacia donde se encontraba Minseok quien parecía que cada vez se alejaba más y más de él.
Jongdae gritó. Desgarró su garganta gritando el nombre de Minseok. Minseok sonrió, con una mirada cargada de cariño. Y después, se había ido.
Había sido devorado por la inmensa obscuridad a su alrededor, dejando a Jongdae sólo en una prisión de paredes blancas. Vacío y helado.
…
Jongdae abrió los ojos y se quedó sin aliento. Recorrió con la mirada a su alrededor. Se encontraba en su dormitorio. Enredado bajo su gruesa manta.
Jongdae podía sentir sus mejillas húmedas, la garganta le ardía y la cabeza le daba vueltas. Entonces se dio cuenta de algo y volvió la cabeza hacia su derecha. Suspiró de alivio cuando vio a un muchacho durmiendo en silencio a su lado con los brazos aferrándose fuertemente a su cintura.
Jongdae giró sobre el colchón, esta vez quedando de frente a Minseok y atrayéndole cerca de sí para después envolverle en un abrazo. Eso al parecer despertó a Minseok quien abrió los ojos perezosamente, mirando a Jongdae quien descansaba su cabeza sobre su pecho.
ㅡ ¿Qué pasa? ㅡ Minseok murmuró en el oído de Jongdae mientras sus dedos viajaban a su espalda y trazaba círculos con sus dedos.
ㅡ Por favor, por favor no me dejes nunca. ㅡJongdae rogó. Minseok entonces escuchó un sollozo y sintió su playera comenzar a humedecerse. Abrazó aún más fuerte a Jongdae.
ㅡ Nunca. ㅡ Minseok se alejó para poder ver el rostro de Jongdae. Sus ojos estaban rojos, las lágrimas corrían por sus mejillas y su cabello se pegaba a su frente. Estaba hecho un desastre. Un hermoso desastre.
Minseok limpió con sus dedos las lágrimas en el rostro de Jongdae y besó cada uno de sus párpados. Siguió repartiendo besos por sobre sus mejillas hasta llegar a sus labios.
Fue apenas un roce de labios. Pero eso fue suficiente para calmar a Jongdae. Ambos se separaron al mismo tiempo y Minseok le dio otro beso en la mejilla.
ㅡ Prometo no dejarte jamás. ㅡ Minseok apretó la nariz de Jongdae entre sus dedos. ㅡ Jamás. Ahora, ¿podemos volver a dormir?
Jongdae asintió con una tímida sonrisa y con eso, volvió a caer dormido.
…
Jongdae abrió los ojos y se quedó sin aliento. Recorrió con la mirada a su alrededor. Se encontraba en su dormitorio. Enredado bajo su gruesa manta.
Jongdae podía sentir sus mejillas húmedas, la garganta le ardía y la cabeza le daba vueltas. Entonces se dio cuenta de algo y volvió la cabeza hacia su derecha.
Estaba vacío. No había nadie a su derecha. Estaba frío y la sábana estaba ligeramente arrugada. Jongdae giró sobre el colchón, y quitó la manta que estaba sobre la parte vacía de la cama.
Acarició la almohada fría junto a la de él.
Jongdae cerró los ojos y dejó que su mente viajara lejos de la dura realidad.
La realidad en la que Minseok ya no existía.
…
Hacía sólo seis meses que Minseok se encontraba caminando de noche por las calles de Seúl. Regresaba a casa de su trabajo de medio tiempo cuando su celular comenzó a vibrar dentro de su pantalón.
Sonrío cuando al desbloquear la pantalla leyó el remitente.
Se trataba de Jongdae.
“Acabó de tener el sueño más bizarro de toda mi vida.”
Después de leer el mensaje Minseok rió y tecleó. “¿De nuevo soñaste con baozis voladores? Jongdae, no estoy dispuesto a seguir lidiando con ello.”
Unos segundos después, Minseok recibió respuesta. “¡No! Peor que eso. Soñé contigo. Soñé que me dejabas. Fue horrible. ¡No te atrevas a hacerlo!”
Minseok se enterneció al leer el mensaje y rápidamente contestó. “Ah, creí que se trataba del monstruo de la leche. Jajaja. Jongdae, no seas tonto. Prometo no dejarte. Jamás.”
“¡Bien! Ahora, trae tu estúpido –y sexy- trasero hasta el departamento. Me pasé toda la tarde cocinando la cena. Ahora. O arrojó tus cosas por la ventana.”
Minseok tuvo que morderse el labio para no carcajearse a mitad de la calle. Levantó una ceja y tecleó. “Acabas de decir que no quieres que te deje pero tú quieres tirar mis cosas por la ventana. Bien hecho Jongdae. Bien hecho.”
“Lo siento. Sólo no tardes, ¿sí? Te estoy esperando.”
Minseok asintió de manera tierna, aunque sabía que Jongdae no podía verlo. “Está bien, ya no tardo, lo prometo. Espera por mí. Te quiero.”
“Te quiero más.” Jongdae respondió.
Pero Minseok no fue capaz de leer aquel último mensaje. Estaba tan distraído con su teléfono celular que no escuchó la bocina de aquel camión que iba rápidamente directo contra él.
Y para el momento en el que la escuchó, ya era demasiado tarde.
…
Jongdae esperó a Minseok durante horas. Eventualmente la comida se enfrió y el corazón de Jongdae se rompió. El constante sonido del “tic tac” del reloj en la cocina era su única compañía, haciendo que su ansiedad solamente aumentara.
Pero está bien.
Está bien, Jongdae puede esperar hasta que Minseok regrese.
Porque Minseok prometió regresar. Prometió nunca dejarlo y Minseok nunca rompe sus promesas. Nunca.