Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Errores y mentiras por ScarletShadow

[Reviews - 16]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Sus manos recorrían mi espalda pero, ¿por qué ese dolor?. No me refiero a la molestia de sus uñas arrastrándose sobre mi carne, ni de sus mordiscos por mi nuca con violencia reprimida... era un dolor de alma, de ese que jamás había sentido antes... realmente estaba más helado de lo que imaginaba, de lo que se dejaba oír por los eternos rincones del santuario. “Qué sabrás tú de amor” decían... y era verdad, nada más lejano que la pura y cortante realidad, ¿o no?.
Pero sentir a Shaka sobre mí, frotando con su ir y venir su pecho contra mi bien formada espalda, me hizo sentir sucio por primera vez. Tremenda y asquerosamente sucio. Al principio pensé que era por temor, miedo a que Saga se enterase y tomase represalias contra mí, sería un duelo entre titanes en pleno Santuario por amor a un hombre.
¿Amor? Un momento, no, yo no amo al dorado de Virgo. Pero Saga sí, y no se merece lo que su “amado” novio está haciendo con sus sentimientos, desparramándolos sobre la cama de mi templo embadurnados en sudor y semen. Como pensaba, eran remordimientos... El mayor de los gemelos era mi amigo, y yo le devolvía su respeto y confianza revolcándome con la persona más importante para él.
Al fin se descargó sobre mí con un gemido ahogado y cortante, y entre jadeos de cansancio calló sobre mí intentando no aplastarme con su peso. Si tuvieses la misma consideración con tu pareja, desgraciado...
Me di la vuelta y quedé boca arriba frente a él. Mantenía sus ojos cerrados, como era costumbre, ¿podrá ver mi cara de desagrado?
-¿Te ocurre algo?- preguntó cuando hubo recuperado algo de aire para sus pulmones y se tumbó de costado junto a mí, con la mano acariciando mi pecho.
-¿Le contarás lo que ha sucedido esta noche a él?- no pude evitar que mi voz sonara algo seca y cortante, casi con reproche.
Dudó unos instantes, en silencio, y su rostro se tornó mucho más serio y poco relajado. Quizás había elegido mal momento para comentarlo. Pero ya daba igual, si no lo hacía iba a explotar.
-Ya veo- suspiró el rubio algo más relajado- ¿a estas alturas te llegan los remordimientos Milo?
-Por supuesto- aseguré- Y peores deberían ser los tuyos. ¿Con cuantos has hecho esto mientras estabas con Saga?.
Se levantó de la cama, visiblemente ofendido. Y no era para menos, le había llamando furcio en toda la magnitud de la palabra. Se vistió colocándose el pelo y la túnica. Y al fin me miró con los ojos abiertos, clavándose su azul en mis pupilas y traspasándolas.
-No le digas ni una palabra de lo que ha sucedido dentro de estas paredes-
-¿Y si lo hago? Saga es mi amigo, y con el tiempo me perdonará. Pero para ti... ¿sabes lo que te espera a ti?
Me incorporé, sentándome sobre la cama y con la sábana cubriéndome hábilmente las intimidades. Un silencio incomodo se adueñó del cuarto. De él Santo de Virgo y de mí.
-Ya veo... -murmuró casi para él, con el ceño fruncido- ¿Es un intento de chantaje? Pues te ha quedado muy pobre amigo escorpión- sonrió con una mueca muda.- ¿Realmente le harías eso a tu gran amigo? Sabiendo el dolor que le causaría, porque me quiere más que a nada, lo sabes, más que a ti...
Algo se me revolvió por dentro, y mi cara no pudo evitar contener la sensación de ahogo y rabia. Apreté el puño y le miré con ira.
-Duele, ¿verdad?- susurró acercándose hasta quedar muy cerca de mi cara. Muy cerca.- ¿Es eso lo que quieres hacerle, verle sufrir y desgarrarle el alma hasta la agonía?...¿deseas causarle tanto dolor?
-Lárgate- gruñí entre dientes- ¡¡MÁRCHATE!!

Hice mal, muy mal, en dejarle pasar a mi templo a esas horas de la noche, en dejarme seducir y arrinconar. Por besarle y hacerle el amor, y dejar que él me lo hiciera. Hice mal, y ahora no sabía tras que sombra ocultarme para abandonar el arrepentimiento y la sensación de aquel hombre sobre mí. Sucio, sí, así me sentía, sucio y acorralado. ¿Le diría a mi amigo lo ocurrido? ¿Cómo lo haría? ¿Debería hacerlo o dejarlo pasar?...
Pero miraba más por mi propio dolor que por el suyo, por la vergüenza, las miradas acusadoras de mis compañeros de armas cuando se extendiese el rumor.
Pasé el resto de la noche sentado ahí, junto a la ventana, sin poder dormir y con la sensación de sexo reciente aun sobre mí. ¿Cómo miraría a Caballero dorado de Géminis cuando llegase la mañana?...

Una voz retumbo por cada rincón de mi templo, hacía poco más de dos horas que amaneció, y me encontraba tomando un café en la cocina, navegando en mis propias preocupaciones y pensamientos. Me sobresalté y del susto salté de la silla. De nuevo la voz reclamaba la presencia del caballero dueño de aquel lugar. No me molesté en ponerme la armadura, simplemente salí con la camiseta de tirantes blanca y los pantalones cortos azules con los que solía estar por casa, y aun despeinado. En la puerta, aguardando, esperaba un joven miembro de la guardia del Santuario. El chiquillo me sonrió con una mezcla de admiración y respeto que en cualquier otro momento me habría llenado de orgullo y ego.
-Caballero Dorado, el Sumo Patriarca me ha mandado a avisar a sus doce caballeros, esta tarde habrá una reunión en...
-Sí muchacho, lo de siempre- dije sin entusiasmo y con cansancio. Pesaba demasiado el no haber dormido nada después de tanto “ejercicio” con Shaka.- ¿A qué hora será?
-A las 10, señor. Ahora- prosiguió irguiéndose con una solemnidad que no pude evitar que me hiciese gracia- solicito permiso para atravesar su sagrada casa y avisar al resto de los Santos de Athena.
-jajaja- reí divertido- por supuesto joven guardia!- y apartandome de su camino e imitando su postura y seriedad dije con fingida voz grave- Prosiga con su deber.
El muchacho, que por cierto rondaría la edad de los jóvenes caballeros de bronce de nuevo me dedicó una amable sonrisa y corrió rumbo al siguiente templo.
Mientras lo veía marchar me invadió una repentina angustia, Cronos me daba poca tregua , y los minutos me restaban tiempo para pensar que hacer cuando esa misma tarde me encontrara frente a las dos personas que menos deseaba ver.

El resto del día se escurrió sin mucho más que los ejercicios habituales de cada mañana y una visita casual de Camus, aburrido de no tener nada que hacer. Y que más bien duró poco.
-Amigo- dijo antes de marcharse- Hoy no quieres hablar y me seguirás evitando. Pero sabes que puedes contar conmigo.
-Tu templo... -dije en voz alta mientras se marchaba, obligándole a volverse a mirarme-... está muy cerca del mío. Si grito de sufrimiento lo oirás.
Ambos sonreímos y me guiñó un ojo antes de seguir su camino.
-¡Nos vemos a la noche!- canturreó.




¿Qué tal? ¿Qué tal? ¿Qué tal? Eh! piedras a la cabeza no que duelen!! Por favor, comentarios, los necesito para saber si gusta y continuar n_____n

Besos escarlatas!

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).