-Todo el mundo siempre me critica antes de conocer mi pasado.- dijo Taemin molesto, arrojando el resto de la hamburguesa al bote de basura más cercano.
-¿Cuál es tu pasado?- preguntó Minho.
-Soy lo que me he convertido por necesidad.- dijo el menor con la mirada baja. –En realidad necesito dinero, aun queda mucho tiempo en la Universidad para egresar y por el horario mixto no puedo tomar empleo en cualquier lado. Por eso decidí vender mi cuerpo.-
Taemin tenía poco más de veinte años.
Había entrado a la Universidad en el área de técnico en fisioterapia, pero era difícil mantenerse por los libros que tendría que comprar, además de los duplicados del esqueleto y todas esas cosas que necesitaba para su carrera técnica.
Su familia le mandaba cierta cantidad de dinero cada mes que sólo ajustaba para comprar dos o tres libros, ellos creían que con esos tres mil won Taemin pagaría su departamento, compraría ropa y comida, además de comprar todo lo que necesitaba para su escuela.
La realidad no era esa.
Intentó buscar algún trabajo pero ninguno le permitían un horario mixto; probó estar de dependiente en tiendas, en bibliotecas, en restaurantes pero ninguno llegaba a completar más de una semana porque era despedido por su “impuntualidad” en el trabajo.
Después de pensarlo decidió que intentaría vender su cuerpo.
Así él sería su propio dueño, manejaría sus horarios y todo el dinero que ganaría sería sólo para él.
¿Qué podía perder?
Su dignidad con esas prácticas parafílicas que solía hacer cuando intimaba con otra persona. Su imagen con el resto de los estudiantes que ya habían estado entre sus piernas.
Su castidad. Como ese día que recibió al primer cliente y con quien disfrutó tanto del sexo homosexual. La manera en la que le embistieron, en la que le lamieron los pezones, en la que esas manos le tocaron todo el cuerpo.
¡En como esa lengua lo dilató!
Tras esa divertida y placentera sesión de sexo la segunda y tercera no fueron tan malas.
Aunque se sentía un poco sucio, que por más que se bañara no dejaba de sentir esa asquerosa sensación de estar manchado.
Cuando conoció a Minho sintió la necesidad de dejar esa vida, ese chico sí que le atraía y por él dejaría el dinero fácil. Odiaba cuando lo miraba con esos ojos de lastima o asco.
Y ahora, tras esa cita para comer tendría que confesarle por qué estaba vendiendo su cuerpo.
-Oh.- susurró Minho sorprendido. –Yo no lo imaginé, lo siento.- hizo una reverencia para ofrecer su perdón, pero la risa de Taemin cortó la disculpa.
¿Era cierto todo eso?
-Eres tan tonto Choi.- dijo el menor levantándose del asiento en el que había tomado el desayuno. –Vendo mi cuerpo porque me encanta la verga.- la quijada de Minho cayó hasta el suelo. –Pero contigo lo haría gratis.- susurró cerca de su oído, casi mordiéndole el lóbulo.
-¿Qué?- Minho sólo lo miró sorprendido.
-I’m a free bitch, baby.- sonrió para irse.