Las palabras pueden llegar a ser tan dolorosas incluso cuando no signifiquen nada.
-Necesitamos más clientas, Tamaki. Los fondos son completamente inútiles. – Dijo Kyouya entre dientes. Tal vez su problema era no poder soportar la falta de dinero en el Host Club…y que tuvieran un porcentaje de un 50% de quedar en banca rota.
-Calma, el Rey se encargará…no hay necesidad de que te estreses, incluso tengo varias ideas para que los fondos crezcan…a que no te lo esperabas. SOY UN GENIO. – Ahí estaba el jodido Rey del Host Club, su problema era…que no se daba cuenta de que amaba a Haruhi y su específico comportamiento infantil…
-¿Cuál es tu famosa idea, Tamaki? Dudo la verdad que pueda ayudar en algo. – Haruhi, inteligente, mujer vestida de hombre, el chicle provoca, ciertamente, demasiados desastres. Su problema…ninguno en realidad.
-Bien, el rey del Host Club, declara que es necesario….
-Muy necesario. – Tamaki por su parte, fulminó, asesinó y descuartizó a Kyouya con su mirada, consecuencias de su corrección.
-Estoy dando un discurso, lo ensayé hace 30 segundos, no me desconcentres. Como decía, es muy necesario tomar medidas frente a nuestra crisis. Por lo tanto…Hikaru y Kaoru tendrán que darse un besito, sólo UNO, es por el bien de nuestro club, cada vez que vean a una clienta…el amor prohibido nos sacará de todas nuestras desgracias. –Buen discurso, por supuesto, terminado por Tamaki con una rodilla en el piso. – ¿Dónde están los hermanos?
Y en ese preciso instante todo comenzó, así sin más. El comienzo del universo. Kaoru había entrado rojo, y gritando, detrás de este venía un chico de cabello negro…el nuevo Hikaru.
-Sabes, no me interesa, he decidido que estoy jodidamente cansado de suponer que somos un par de estúpidos gemelos que quieren tener algo prohibido.
-Te pones así porque ya no quiero parecerme más a ti. Entiende, Kaoru. Esto tiene que parar, no quiero perderla por tu culpa.
-¡Ni siquiera es tuya! – Todos los miembros del Host Club estaban aterrorizados, Haruhi claramente, no entendía nada, Tamaki tampoco, Kyouya estaba alucinando y Honey junto con Mori, miraban atentos la pelea.
-¡Basta los dos! Nadie entiende de qué hablan, ahora, van a calmarse y hablaran como dos personas civilizadas. – Haruhi había perdido la paciencia con los dos. Se podría afirmar que estaba cansada de verlos pelear una y otra vez estos dos meses.
-Haruhi… - Dijo Hikaru, en parte, Kaoru era más reservado con sus sentimientos hacia Haruhi.
-¿Qué has hecho con tu cabello? –Tamaki le preguntó a Hikaru, a todos les sorprendía ver las ganas de Hikaru de cambiar, de dejar de parecerse a lo que ya no llamaría, su gemelo.
-Me lo he pintado, eso es todo…Haruhi, ¿Podemos hablar? – le preguntó a la menor, con unos ojos llenos de esperanza.
-Sí, claro.
Al bajar las escaleras Hikaru estaba tan decidido de confesarle su amor a Haruhi, la quería sólo para él. Al diablo Kaoru, al diablo Tamaki, Kyouya, Honey y Mori. Haruhi iba a ser su novia.
-Bien, quiero que me expliques por qué te has pintado el cabello de negro…
-Tengo demasiadas razones…la principal eres tú…me gustas Haruhi, me vuelves loco cada vez que te miro…y sé que está mal que te quiera de esta forma…pero ya sabes. – Haruhi puso su mano en la del mayor y le acarició la mejilla suavemente.
-Hikaru…no está mal enamorarse, no me molesta que sientas eso por mí…pero no puedo responderte de la misma manera…en verdad te quiero, eres muy especial para mí Hikaru, pero no de la forma que tú quieres. – La más baja apartó su mano y abrazó por instinto a Hikaru, estaba dolido ¿Por qué? Las respuestas eran miles pero la que más dolía era porque estaba más que seguro que Tamaki estaba detrás de ese sentimiento, él sabía que Haruhi estaba enamorada de Tamaki y Tamaki también sentía lo mismo.
-Estás enamorada de Tamaki… ¿No es cierto? – Hikaru apartó a la menor suavemente de sus brazos.
-No, no lo estoy…simplemente no siento ese tipo de amor por ti.
-Vale…tenemos que volver ahora. –Pasó su mano por debajo de los brazos de Haruhi y la acercó a su lado.
Al volver Tamaki estaba mirando hacia la puerta, incapaz de sonreír, al ver que Haruhi volvió sus mejillas se enrojecieron y sus ojos se cerraron, haciendo una perfecta sonrisa.
-¡Hija! Estás en perfectas condiciones, no debo preocuparme, ven, quiero que veas algo que he planeado con Kyouya.
Al dejar solos a los dos Hitachiin las cosas simplemente podían empeorar.
-Así que te ha dejado. Te lo dije, a Haruhi no le gustan los imbéciles que se pintan el cabello de negro para impresionar. – Dijo el menor jugueteando con su rosa.
-En serio, necesitas callarte de una buena vez. – Hikaru agarró de nuevo la corbata del menor, jalándola y empujándolo contra la pared.
-Tengo mis razones para no hacerlo. – Lo último que Kaoru vió fue el puño de Hikaru viniendo hacia su rostro y a todos los miembros del Host Club a su alrededor.