Un día como cualquier otro, en una de las oficinas del gran edificio gris de Midi:Nette, se encontraban todos los miembros de Moi dix Mois, el más reciente y actual proyecto de Manabu Satou. Tras la muerte de Kengo, los días que pasaban no podían evitar que ellos olvidaran su partida, varias veces Mana-sama tuvo que gritarles para que se concentraran, reaccionaran y siguieran tocando, debido a que solían distraerse mucho, y no era para más ni menos; ya la segunda guitarra de uno de los grupos de JRock y JGoth de Japón influenciados por la fuerte onda de la música neoclásica con el toque del gótico como el protagonista de su estilismo, no estaba allí para hacer mera presencia y complacer a los oídos de todos los presentes y de los tan queridos seguidores.
Mana ya estaba harto de aquella situación, obviamente no podía creérselo a si mismo tampoco, a él le costaba mucho más que a nadie, solo que como siempre había sido su personalidad y su carácter, sabía que el ambiente de trabajo no se debía confundir con sentimientos, sobre todo cuando trabajas para una música que requiere de tanto esfuerzo para alcanzar la dichada perfección que buscaba el líder guitarrista.
-¡Ya basta! Tómense una semana de descanso, simplemente no podemos seguir así… -Grita algo enfurecido el líder.
Todos levantaron la mirada del suelo, porque al parecer ni la tenían puesta en los instrumentos, que es como deberían. Abrieron los ojos de par en par y observaron fijamente a su jefe.
-Mana-sama.... No crea que no queremos o no sentimos que esto es por compro… -Se levantó Seth.
-Ahórrate tus palabras, sé que es difícil, pero no se puede hacer nada ya, K no volverá de donde esta para decirnos que hacer o indicarnos que debemos continuar riendo. –
-¡Pero…!
Las palabras del líder guitarrista eran bastante ciertas, duras… pero ciertas. Si bien no esperaban que el tiempo se devolviese para haber evitado que algo así pasara, ¿Entonces que planeaban hacer? Debían continuar y seguir esforzándose, eso es lo que habría querido K, el tan entusiasmado guitarrista.
-Tienes razón, discúlpanos... La próxima semana estaremos repuestos ya. –Añade Hayato, guardando las baquetas y levantándose para irse.
-Buenas noches Mana-sama. –Se despide el tímido bajista haciendo una leve reverencia, aun sabiendo que Mana no lo vería pues este estaba de espaldas frente a un gran ventanal que dejaba ver la cúspide y las luces de la gran ciudad de Japón.
Sin pronunciar más nada, se queda allí con la mirada perdida entre la multitud de la gente que pasaba bajo sus pies. Quizás había sido muy rudo con sus compañeros, pero no podía evitarlo, además sabía que estaba en lo cierto, Moi dix Mois estaba en su mejor época, en su mejor momento de demostrarle a todos los demás grupos de JRock, que ellos eran una de las mayores influencias en la industria de la música del país. Así pasaron muchos minutos, el solo parado frente al vidrio que lo separaba de una posible muerte segura y su estudio de ensayo habitual, solo se movió para apagar la luz pues creía que le molestaba, y él amaba demasiado la oscuridad de la noche como para permitir que la luz artificial arruinase una de sus noches de pensamientos y constantes recuerdos. Sin embargo, estos fueron interrumpidos trágicamente por el sonido de la puerta abriéndose, sin voltear, formula la osada pregunta.
-¿Quién eres? ¿Por qué no tocas? Esto no es una simple hab… -Pero justo antes de terminar la frase, siente como alguien tapa sus ojos.
Por un momento duda y siente un leve temor, pues nadie en ese edificio tenía acceso a esa habitación no más que él y los miembros oficiales de MdM, y si lo hacían debían tocar primero que nada la puerta para pedir un permiso que posiblemente seria rechazado por el oscuro vampiro.
La persona que cubría sus ojos, pasa a bajar sus manos hasta la cintura del guitarrista, formando un cálido abrazo. No entendía nada de lo que estaba pasando, hasta que por fin… distingue algo entre tanta oscuridad, un olor peculiar, cierto perfume exageradamente costoso, pero increíblemente delicioso. Lo identifica, y sonríe casi por inercia pronunciando el nombre de la fragancia.
-Nunca has dejado de ser frío, mi querido Mana-chan… -Pronuncia el hombre misterioso, besando suavemente el cuello pálido de este.
-Gackt… -Ahora sonríe más ampliamente Mana, quien ahora se había volteado para quedar frente a frente con el majestuoso cantante. –Pensé que ya te habías olvidado de este día…
-¿Cómo olvidarme de un día así? Un día en el que… recuerdo con exactitud cómo me enamore de la persona más hermosa que mis ojos hubieran podido ver. –Añade devolviendo una sonrisa de felicidad pura y honestidad.
Dios, Mana realmente odiaba cuando su ex-cantante hacia eso, pues recordaba como lo tenía comiendo de su mano, al punto de cometer las más grandes locuras que nunca habría hecho su persona. Como por ejemplo aquel día en que, estando en pleno concierto Merveilles de Malice Mizer, se tocaron tanto en la presentación de Illuminati, que lo dejo tan excitado y abrumado en sus pensamientos y deseos, que apenas la terminaron e iban para el descanso, ambos se confesaron sus sentimientos dejando ir las más grandes ganas de estar con el musculoso cantante, entregándole por primera vez su cuerpo sagrado, todo en cuestión de minutos pues tenían que salir de nuevo al escenario, siendo casi descubiertos.
-Odio separarme de ti, odio tener que salir a la luz del día y aceptar que no puedo gritar a los cuatro vientos que eres mi dulce tentación, mi amante vampiro y mi perfecto amor, Gackt. –Palabras dulces salían de los labios de Mana, en forma casi de susurros, con un cierto aire de tristeza y melancolía, pues han tenido ese gran amor mutuo y profundo desde hace más de 15 años.
-Ya, no pienses en eso… -Susurra el ex-vocal intentando tranquilizarlo- No quiero que te sientas mal por eso, al menos no por hoy, ¿Esta bien? –Finaliza dedicándole una gran sonrisa y besándole la frente.
-Está bien amor. –Le responde cambiando rápidamente su humor- ¿A dónde iremos y que haremos?
-Shh, tranquilo… la noche es larga y apenas empieza. Ven. –Añade tomando su mano y jalándolo fuera de la habitación, recorriendo uno de los largos pasillos de Midi:Nette, ya sin ocultar nada, pues a esas horas ya nadie quedaba. Solo dos hermosos y perfectos vampiros, saliendo de aquel ambiente de trabajo para dedicarse las horas que no podían corresponderse por el distanciamiento que dichas profesiones le provocan a cada uno.