Las cosas seguían mejorando entre ambas, ya se podía apreciar algo más notorio entre las dos, pero, había solo un obstáculo, era algo que solo guardaban entre ellas y los más cercanos, solo Vivian y jake sabían que ellas se habían besado y ya intuían que ambas empezaban a tener sentimientos por la otra, pero también sabían que el orgullo a ambas les ganaba.
A la salida del colegio ambas salieron y hablaban animosamente, definitivamente las cosas habían mejorado bastante, sin decir que ya se habían besado más veces, pero ninguna hasta el momento se había puesto a pensar en por qué.
- Oye Jill…- la llamo Sarah
- Dime…- dijo Jill mirándola a los ojos
- ¿me acompañarías a comprar ropa de invierno?- le pregunto
- Está bien- sonrió con picardía- ¿quieres que te dé mi opinión?-
- Solo acompáñame- ordeno- mañana después de clases-
A llegar a casa ambas fueron a tomar un café y alguna cosa rica que siempre había en casa, una de las cosas que aprendió Sarah de Jill era que esta amaba la comida casera en especial lo dulce. Pareciera que eso realmente le hacía feliz, Sarah ante esto sonrió con ternura, a pesar de ser una pervertida de cuarta aun era una niña, a veces tenia comportamiento de adulto pero en estas ocasiones era una niña, al verle de ese modo a ella le entraban una ganas inmensas de abrazarla. Al darse cuenta de aquel pensamiento negó con la cabeza y siguió comiendo mientras miraba de reojo a su prometida.
Mientras tanto Jill comía con felicidad, noto que su prometida la miraba bastante, provoco que se sonrojara levemente, la mirada de Sarah era intensa, tener el azul de sus ojos mirándola le colocaba nerviosa, cada vez le agradaba la idea de estar cerca de ella, rio internamente por que hace unos meses se estaban por matar y se odiaban.
A la mañana siguiente después de clases ambas caminaban por varias tiendas mirando ropa para Sarah, no era lo más entretenido para Jill pero hacia un esfuerzo por Sarah, miro a otro lado.
- Mira esa tienda… entremos en esa- dijo Sarah mientras sin darse cuenta tomaba de la mano a Jill, esta se sorprendió pero no quito la mano. Al entrar en la tienda Sarah recién reacciono ante su gesto y retiro la mano, Jill sintió un extraño vacio en su mano y en ella, provocando que mirara su mano. Sarah se coloco algo nervioso y empezó a ver las prendas. Luego de ver algunas y probárselas, compro dos y ambas se fueron, Jill quería deshacerse de vacío que sentía así que trataba de tomar la mano de Sarah pero cuando ya estaba cerca se arrepentía, ya en el tercer intento Sarah lo noto y cogió su mano, con algo de timidez ambas entrelazaron sus dedos, ambas caminaban en silencio con el corazón a mil por hora, sin decir que miraban en sentidos contrarios, caminaron así hasta que aparecieron unas chicas que se acercaron a Sarah, esta se coloco tensa y retiro con algo de brusquedad la mano y la escondió en los bolsillos de su poleron. Las chicas al parecer eran amigas de Sarah y ex compañeras en su antiguo colegio, miraron a Jill de arriba abajo provocando que Jill se fastidiara, empezaron a hablar de estupideces con ella.
- Jill… por qué no vas a comprar unos helados… - pidió Sarah, Jill accedió de inmediato. pero sin antes dedicarle una mirada asesina a las amigas de Sarah ¿Quién es esa?- pregunto una de ellas
- Es… una amiga…- dijo poco convencida
- No es la chica por la cual dejaste a Sebastián o ¿sí?- exclamo indignada una
- Lo que paso con Sebastián no tiene la culpa ella, el me engaño y no me gustaría seguir hablando de eso, ya es pasado- dijo Sarah fastidiada
- El se encargo de decir que lo dejaste por una chica y que estas comprometida con ella-
- He… no fue por eso, bueno si estoy comprometida con una chica pero no me gusta la odio… ¿Cómo me va a gustar una chica?- rio algo nerviosa ante los comentarios de sus amigas
- ¿Ella es tu prometida?- se atrevió a preguntar una, mientras miraba en la dirección en la que se fue Jill.
- He… s-si, pero ignórenla es una idiota, solo estamos juntas porque nuestros padres así lo decidieron, es horrible, imagínense tener que vivir toda mi vida con alguien a quien no quiero, sin decir que ella siempre me juega bromas, siento que mi vida será un martirio al lado de ella- trato de sonar lo mas creíble ya que ni ella misma se creía eso.
- Pobre de ti Sarah- dijo un mientras abrazaba a su amiga
- Esa chica debe ser lo más inhumana que existe…- exclamo enojada una
- Aparte su mirada da miedo…- dijo otra
Sin darse cuenta Sarah le había dado material a sus amigas para que se burlasen y dijeran cosas malas de Jill, no le gusto eso, pero no fue capaz de detenerlas, solo sonreía de medio lado y decía alguna otra cosa, esperaba que Jill no escuchara nada, aun que se estaba tardando un poco. Luego de unos incómodos 7 minutos sus amigas siguieron su camino, Sarah de inmediato busco a Jill con la mirada, pero no la encontró, se empezó a asustar, ¿había escuchado algo? ¿A dónde se fue?, si fue así tenia que arreglar las cosas. Decirle que ella no pensaba eso, tal vez antes pero ya no.
Mientras tanto Jill corría por las calles dolida y enojada, no era su intención escuchar pero al volver con los helados, escucho todo lo que tenían que decir esas chicas de ella, se enojo ya que la juzgaron sin siquiera conocerla, pero al acercarse un poco escucho la voz de Sarah animándolas a seguir, se sentía dolida al escuchar sus palabras… “nunca me llegara a gustar esa idiota sin corazón” escucho mientras reía juntos a esas chicas, retrocedió un poco tirando los helados por ahí se dedico a escuchar todo hasta que se fueron, apretó los puños con fuerza y se fue corriendo. La ira la invadió y en ese momento recordó a su madre y el por qué ella murió, paró en seco mientras abría os ojos de par en par, al final había ocurrido lo mismo. Se llevo la mano a la cara, había ocurrido lo mismo que su madre solo ella involucro sentimientos, nadie más, pero, el destino no le ganaría a ella, tal vez si a su madre pero no a ella. Decidió ser más fuerte y que no cometería e mismo erros, así que sonrió de lado y cambio su rumbo a una casa, si Sarah no la quería, buscaría a alguien que la quisiera, tal vez a ella no le gustaba pero sabía que esa persona gustaba de ella, corrió lo mas que pudo a esa casa, al llegar toco algo nerviosa y de inmediato abrió la madre de la joven, con cortesía se presento y pidió ver a Marianne. La mujer sonrió y feliz la dejo pasar.
- A sí que tu eres la famosa Jill…- sonrió la madre- mi niña me ha habado maravillas de ti- la mujer la llevo a la sala de espera y fue a buscar a su hija, a los minutos una muy sorprendida Marianne apareció, la madre de esta las dejo solas y Jill se paro y mirándola con una sonrisa de medio lado se acerco.
- Jill… yo no espere….- dijo sorprendida pero Jill la cayo colocando un dedo en los labios de Marianne
- No digas nada- la miro con intensidad asiendo temblar a Marianne- solo vengo a cobrar algo…- se acerco a ella, colocando sus manos en su cintura, Jill miro los labios de Marianne
- ¿cobrar?- pregunto débilmente Marianne
- Si, algo que me robaste- dicho esto la beso salvajemente.
Mientras tanto Sarah había vuelto a casa enojada, Jill no estaba se había ido quien sabe donde, al llegar a casa subió a su cuarto y se tiro en la cama, al cruzar por el umbral de la puerta el padre de Jill había preguntado por su hija y eso le dio a entender que no había llegado a la casa.
¿Donde estas? Se pregunto mirando a su puerta, no podía evitar sentirse culpable, pero, ¿porque? Acaso Jill la había escuchado y se había ido del lugar.
Giro en su cama y pensó que tal vez Jill la despreciaría y le dedicaría duras palabras, esto le dejo una sensación extraña en el pecho, que debería hacer ¿pedirle disculpas? No, no ha hecho nada malo ¿cierto? Solo se defendió de sus amigas, ellas no eran como ella, sus modos de pensar diferían enormemente, si tan solo no fueran de las personas que juzgan antes de conocer. Tal vez ella no tuvo que haber dicho tanta estupidez.
Mientras tanto Jill caminaba por las calles desoladas, luego de haberle dado aquel beso simplemente salió corriendo, corrió hasta que su frustración y su rabia se esfumo, al calmarse se dio cuenta que se dejo llevar por sus emociones y había hecho una estupidez, había jugado con los sentimientos de Marianne. Se llevo sus manos al rostro con algo de fuerza y se dio cuenta de su error, ahora qué diablos iba a hacer, como le explicaba a Marianne que fue un error que, ella en realidad no la quería, bueno si la quería, pero como amiga no como algo mas, como le explicaba que ella… que ella… no odiaba tanto a su prometida… que… sentía algo tonto que no se atrevía, mas bien no era capaz de pronunciar por miedo y vergüenza. Tal vez Sarah dijo esas palabras por presión o algo así.
Al llegar a casa simplemente decidió omitir palabras y meterse a su cuarto, antes de encerrarse miro la puerta de la habitación de su prometida y entro.
A la mañana siguiente ambas se fueron a distinta hora al colegio, no cruzaron palabras, ni siquiera una mirada. Ambas estaban distantes como si, quisieran pedirse perdón por algo que hicieron pero, ninguna de las dos se atreve a dar el primer paso.
Al llegar al colegio ambas siguieron en la misma actitud la única del grupo que cambio su actitud era Marianne al ver a Jill sonreía tontamente y se sonrojaba, jake observó aquello y respiro profundo y soltó el aire fuertemente mientras se rascaba la nuca, había notado todo lo que pasaba, a veces, le daban ganas de encerrar a Marianne en un cuarto y agarrar a la pareja tonta, refiriéndose a Jill y a Sarah, obligarlas a gritarse que sienten algo la una por la otra y por ultimo obligarlas a besarse y como broche final agarrar a Vivian y secuestrarla. Pero no todo es como el piensa, decidió sacar a Sarah del salón y hablar con ella en privado.
- ¿Qué paso entre ustedes? Parecen niñas pequeñas que quieren disculparse por haberse empujado- dijo jake apoyando su espalda contra la pared.
- N…nada ¿Qué te hace pensar eso?- miro a otro lado
- Claro, seguro, pero no te creo, que paso entre ustedes…- dijo jake
- No se… creo que metí la pata hasta el fondo, dije algo y no estoy segura si me siento mal por ello o no, me siento confundida-
- ¿cómo?- dijo sorprendido jake
- Eso, es que ayer, Jill… es su culpa- miro enojada a otro lado
- Sarah…- se acerco a ella tomándola de los hombros y la miro fijamente- admítelo…- dijo
- ¿admitir que?- retrocedió un poco
- Admite que te mueve el piso Jill, que de puro orgullo y miedo no eres capaz de admitir que te gusta- dijo algo cansado el mismo vio como de ese odio que se decían tener, paso a algo más, más bien algo opuesto al odio
- Eso no es…- trato de rebatir inútilmente
- No lo niegues- se anticipo jake- eso no es verdad… ibas a decir- jake la miro algo enojado
- Jake… basta… no entiendes- miro al suelo
- ¿No entender qué?-
- ¡QUE ESTOY CONFUNDIDA!- dijo al fin Sarah- que no entiendo este horrible sentimiento- se llevo la mano al pecho y la ubico donde estaba su corazón- la odio o eso creo, o me auto convenzo de eso, pero ya no se, he tenido momentos en que quiero pegarle pero otros en los que no, en los que quiero abrazarla y que me cuente todo sus pesares, quiero apoyarla y estar a su lado, quiero que sonría como esas pocas veces en la que lo hace con sinceridad, pero no se qué es lo que siento por ella, después de todo a mi me gustaban los hombre y eso me confunde- miro a otro lado entre confundida y avergonzada.
- Tu misma tienes la respuesta en lo que me dijiste, pero si necesitas salir de esa confusión, tienes una fila de pretendientes que gustosos te ayudarían- dicho esto se marcho a hablar con su amiga de la infancia
Sarah quedo pensando en la ultimo y decidió no entrar a clases, jake tenía razón, necesitaba aclarar sus emociones, necesitaba saber si aun sentía algo al besar algún chico, dicho esto fue en busca de alguien.
A salir de clases jake iba platicando con Jill, ella se rascaba la nuca algo avergonzada, e había contado a jake lo que había hecho y el la había golpeado en la cabeza varias veces, por impulsiva y estúpida.
- Serás idiota, tu impulsividad debe ser hereditario, ya que ni de grande se te quito- decía jake
- Lo siento, estaba enojada- se cruzo brazos
- A mí no me pidas disculpa, sino a Marianne y a Sarah, aparte besar a quien no te gusta por despecho es feo-
- Lo sé… cállate- dijo mirando a otro lado
- Aparte a ti te gusta Sarah-
- ¡No!- dijo secamente Jill, pero fue por impulso, no se lo espero y se detenía
- Tu reacción hablo por si sola- dijo golpeándola para reaccionara
Ambos caminaron y al llegar a la intersección donde se separaban Jill quiso seguir caminando con él, necesitaba de sus palabras y de su presencia, quien mejor que el la conocía y le ayudaba.
Ambos hablaban con más tranquilidad cuando jake nota algo que causaría más problemas, trato que Jill no lo viera tratando de cambiar de dirección, pero no lo logro, observo la cara de Jill, que se colocaba seria, al ver la situación, necesitaba explicarle que no era lo que ella pensaba, aun que no fuera cosa de él.
- Jill…- alcanzo a pronunciar
- No digas nada…- miro al suelo, su respiración se normalizo ya que se había tornado agitada
- No hagas…- Jill lo silencio
- Vámonos- camino en dirección contraria dejándolo a tras, jake la siguió mirando a veces atrás.
Lo que ambos habían visto fue a Sarah dándose un beso con un chico que ninguno conocía, Jill estaba enojada después de haber pensado cosas estúpidas como si en algún momento Sarah y ella… no, ya no quería pensar eso, al ver ese beso desecho eso, Sarah jugó bien su papel de prometida y ella no, ella fue como su madre, pero no tendrían e mismo fin, ella… ella aceptaría los sentimientos de Marianne y a fuerzas como metieron Sarah en su vida, ella correspondería a esos sentimientos.
- Oye… habla con Sarah… a lo mejor es un malentendido- trato de razonar jake al ver la cara de su amiga de la infancia
- No te metas jake ambos vimos claro todo, no tengo nada que decir o hacer con ella, no somos nada más que dos extrañas unidas a la fuerza.
- Hey… escúchate no hagas nada loco ahora, estas disiento mentiras… ustedes no son desconocidas, al principio sí, pero ya no por eso…- un puñetazo en la boca evito que terminara. El muchacho se llevo la mano a la boca, donde empezaba a brotar bastante sangre, miro a su amiga quien se le veía triste
- Me iré sola- dijo Jill
Dicho esto se dio la vuelta y se fue corriendo a su casa.
Mientras tanto Sarah se separaba con algo de brusquedad del chico y se levaba la mano a la boca con algo de asco, aquel beso fue tosco- muy húmedo y sobretodo asqueroso, no se comparaba con nada a los besos que se dio con su prometida, que eran suaves, dulces y apasionados, le hacían sentir algo entraño pero agradable en su estomago con esto lastimosamente se dio cuenta que ya no había duda en ella y que no había escusa válida para ella, para no aceptar a Jill.
- Hey… ¿qué paso? – pregunto el chico entre avergonzado y confuso
- Si- dijo Sarah tajante
- ¿no te gusto?- pregunto el chico cabizbajo
- No, lo siento, pero me gusta una chica y necesitaba aclarar mis emociones para con los hombres- dijo fríamente Sarah, antes de marcharse con normalidad,