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El significado de la palabra amor por Yadira xD

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Notas del fanfic:

Kuroko no Basket no me pertenece ni mucho menos es de mi autoria, sino del genial Tadatoshi Fujimaki... si fuera mio desde hace mucho hubiera hecho el MuraKiyo canon jajaja xD

Notas del capitulo:

Este es mi primer AoKaga. Amo a esta pareja pero nunca me había animado a escribir de ellos hasta hoy.


Lo que puede hacer un día aburrido en el gym jajaj sin más que decirles, les dejo este oneshot esperando que sea de su agrado. 

“Cuando dicen que el amor es para toda la vida, uno debe tener en cuenta los sentimientos de cada persona. Hay algunos que no soportan el peso de la palabra "amor", pero también están los que afrontan todo lo que eso conlleva.”

 

Kagami Taiga tenía diez años cuando lo conoció.

Era el nuevo chico del barrio, de porte prepotente, cabello corto color azul marino que hacían juego con sus ojos. Se llamaba, Aomine Daiki.

Al principio ninguno de los dos se llevaban bien, hasta que descubrieron que tenían muchas cosas en común: como el hecho de que ambos amaban el basket.

 

Cuando cumplieron trece años, Kagami se dio cuenta que estar con Aomine le resultaba cómodo, y que sus días eran más felices cuando él estaba a su lado.

No tardó mucho en darse cuenta lo que eso significaba... Se había enamorado de su vecino.

 

A los quince años y por primera vez, Kagami experimento lo que era tener el corazón roto.

Aomine tenía novia y se le veía muy feliz con ella. Al pelirrojo no le quedó otra que sonreír por la felicidad de su amigo, su amor platónico.

 

Con dieciséis años, Kagami les dijo a sus padres que era gay. Ambos se lo habían tomado bien a pesar de saber que su único hijo no les iba a dar nietos.

Por otro lado, Aomine había terminado con su novia y ahora pasaba más tiempo con el pelirrojo. A pesar de saber que era gay, eso no lo había molestado, es más, lo había animado para que se consiguiera un novio…cosa que obviamente no hizo feliz a Kagami.  

Sólo tres meses después, el moreno empezó a comportarse de manera extraña. Kagami pensaba que era porque era gay y ahora le incomodaba el hecho de estar junto a él.

Pero ese pensamiento rápidamente se evaporo cuando dos meses después, Aomine le confeso que se había enamorado de él. Ese fue el momento más feliz de su vida.

 

A los diecinueve años, el mundo se le vino encima a Kagami.

Aomine había tenido un accidente en su moto cuando se dirigía a recoger a su novio a la universidad. Un coche que venía a exceso de velocidad, lo había impacto por detrás.

Nada pudo hacer ante lo inminente. La última palabra que dijo antes de que la oscuridad se lo llevara fue “Taiga”... y sus ojos se cerraron.

 

Con veinte años, Kagami pasaba el rato haciéndole bromas a un dormido Aomine, el cual llevaba un año en coma.

Los doctores no sabían cuánto tiempo le tomaría despertar. En el accidente, el moreno se había dado un fuerte golpe en la cabeza, dejándolo de inmediato en estado de coma. Lo único que lo había salvado de una muerte inminente fue que traía puesto su casco, el cual le había regalado su novio en su cumpleaños dieciocho.

 

A los veintidós años, Kagami administraba su tiempo entre la universidad y el cuidado de su novio.

Los papás de Aomine estaban muy agradecidos por todo el amor que le profesaba a su único hijo.

El pelirrojo pasaba gran parte de su día en esa habitación, mientras le pintaba la cara a su dormido novio.

-Aquí está tu beso del día, bello durmiente.- se agachó para depositarle un casto beso en los labios.- y como aun no quieres despertar, un castigo recae sobre ti.- sonrió de forma traviesa y empezó a maquillar al moreno.

Las enfermeras y los doctores sonreían ante las travesuras del pelirrojo y se conmovían a la vez, por el amor que profesaba por el paciente.

 

Cuando tenía veinticuatro años, el corazón que tenía congelado volvió a latir: Aomine había abierto los ojos.

Llantos, risas y agradecimientos se escuchaban por toda la habitación. Pero, no duraron mucho rato...

El moreno había perdido la sensibilidad en sus dos piernas. Los doctores les dijeron que a base de terapias quizás podría volver a caminar.

El mundo de Aomine se derrumbó, su sueño de convertirse en un basquetbolista se esfumo como el agua.

Entro en una profunda depresión. No quería ver a nadie, ni comer y mucho menos hablar.

Kagami estaba muy enojado ante la conducta derrotista de su novio. Así que un día fue a su casa y literalmente, tiro la puerta a patadas. Le gritó, lloro y le rogó que no se diera por vencido, como él no lo había hecho durante todo ese tiempo de incertidumbre, de no saber si iba a despertar o no.

Aomine lo abrazo con fuerza mientras las lágrimas corrían por su cara. Le juro a su amado pelirrojo que nunca iba a volver a deprimirse por no poder mover sus piernas. Iba a dar todo de él en la terapia y quizás algún día... volver a caminar.

 

A los veinticinco años, Kagami por fin se graduaba.

Estaba en compañía de todos sus seres queridos y especialmente en su novio, nada podía salir mal este día.

-¿Cómo me veo?.- sonrió dando una vuelta para que lo contemplara mejor.

-Para mí siempre te miras muy sexy.- dijo el peliazul con una sonrisa pícara.

La ceremonia de clausura había culminado satisfactoriamente. Ahora, todos se encontraban en el patio de la universidad para disfrutar de la fiesta que ahí tendría lugar.

Kagami se acercó totalmente decidió y se arrodilló ante la silla de ruedas de su amor.

-Daiki.- le llamo con todo el amor que podía poner en ese nombre.

El moreno alzó una ceja y lo miro cuestionanté.- ¿Qué sucede?

-Quiero decirte, que para mí no va a existir persona que ame tanto como te amo a ti.- su voz se escuchaba llena de emoción, sus ojos estaban cristalinos a causa de querer llorar.- puede que seas un poco prepotente, orgulloso y grosero.

Sus familias empezaron a reír.

-Pero eso es lo que amo de ti. Tal cual eres.- metió su mano en el bolsillo izquierdo de su pantalón y sacó una pequeña caja roja con las manos temblorosas.- quiero pasar mi vida contigo de ahora en adelante.- dio una profunda respiración y continuó.- Despertar y verte babear.

Aomine estaba atónito ante lo que estaba pasando.

-Quiero ser esa persona que te levante cuando caigas, que este ahí para abrazarte cuando tengas pesadillas y sostener tu mano cuando sientas que ya no puedes más.- No pudo aguantar más las lágrimas, sus mejillas se empaparon de ellas.- quieres...¿quieres casarte conmigo?

Todo quedo en silencio, esperando la respuesta del moreno.

Kagami sonrió cuando unas solitarias lágrimas rodaron por las mejillas de su novio, mientras la sonrisa más hermosa del mundo se instalaba en su cara.- Me harás de comer todos los días.

-Sí.

-Aguantarás que ronque en las noches.

-Sí.

-Estas dispuesto a amarme toda tu vida a pesar de que pueda llegar a fastidiarla muchas veces.

-Si no lo hiciera ya hubiera huido hace mucho.

Risas por parte de sus padres y los espectadores de esa emotiva escena.

Ambos se miraban a los ojos con una total adoración.- Te amo, Taiga.

-¿Eso es una respuesta?

-Claro que sí, idiota.

Aplausos se escucharon en todo el lugar así como chiflidos. Las mujeres lloraban conmovidas, y también uno que otro hombre.

Sus padres los abrazaron y dieron sus bendiciones… Era el día más feliz en la vida de ambos.

 

Con veintiséis años y después de todo lo que tuvieron que afrontar para estar juntos, Kagami y Aomine estaban parados delante del altar.

El pelirrojo vestía un traje a la medida color blanco, mientras el peliazul vestía uno negro.

Su silla de ruedas estaba llena de flores, gracias a su suegra y su propia madre.- Yo, Aomine Daiki, con este anillo te desposo a ti, Kagami Taiga para ser mí otra mitad. Amarte y respetarte hasta que la muerte o el basket nos separen.- El pelirrojo rodo los ojos con diversión.- Nunca te dejare y cuando la muerte llegue a ti, yo me iré contigo... porque ni la misma muerte podrá alejarme de tu lado. Porque no conozco otra forma de seguir viviendo que no sea contigo.

La iglesia se sumó en un mar de lágrimas.

-Yo, Kagami Taiga, con este anillo te desposo a ti, Aomine Daiki. Para volverme loco toda la vida.- ahora era turno del moreno de rodar los ojos.- Porque fuiste, eres y serás el único amor de mi vida y cuando tus ojos me otorguen su última luz de vida, la mía propia seguirá a la tuya.- Más sollozos y lágrimas por parte de los presentes.- estaré ahí para amarte y darte de comer todos los días de mi vida. Hasta que tu apetito o el basket nos separe.

La ceremonia fue hermosa pero la recepción lo fue aún más. Amigos y familiares se divertían entre sí.

Uno de los amigos del peliazul, de nombre Murasakibara Atsushi, se había comido parte del pastel sin que se hubieran dado cuenta.

La pelea del ramo tuvo lugar entre Takao Kazunari y Kise Ryouta, teniendo como ganador a Furihata Kouki... a quien le había caído el ramo en las manos sin necesidad de hacer nada.

Una pelea por la supremacía del brindis se disputó entre Akashi Seijuro y Midorima Shintarou... eso sin duda, dio miedo.

Los novios estaban muy contentos, su boda era hermosa, llena de diversión y uno que otro borracho haciendo un relajo… Sin duda, sus vidas juntas serían una muy divertida aventura.

 

Los años pasaron y pasaron, así como las estaciones cambiaban entre los meses. Como todo ser vivo, la juventud se fue perdiendo y la vejez llegó.

Más nunca el amor descendió...

Aomine y Kagami eran una sola alma en dos cuerpos.

El peliazul nunca volvió a caminar, pero como un día lo prometió, nunca se rindió, porque con él estaba su roca, su sostén, su amor. El pelirrojo siempre mantuvo su entusiasmo y dio todo de él para mantener su amor intacto.

 

Los segundos, los días, las semanas, los meses, los años transcurrieron sin tregua alguna... y el día del adiós llegó.

Pero como el día de su boda dijeron: "Porque ni la misma muerte podrá alejarme de tu lado, porque no conozco otra forma de seguir viviendo que no sea contigo"... "Porque fuiste, eres y serás el único amor de mi vida y cuando tus ojos me otorguen su última luz de vida, la mía propia seguirá a la tuya."

Ni la misma muerte pudo separarlos.

Cuando el último respiro de Aomine llegó, Kagami lo tomo con fuerza de la mano y sonrió.- juntos para siempre.- después de eso, su propia vida llegó a su fin.

Ambos se fueron con una sonrisa en sus labios, sabiendo que aun después de la muerte, seguirían estando juntos.

Sus vidas estuvieron llenas de baches, risas, enojos y llantos, más nunca dudaron del amor que se profesaban el uno al otro.

 

Porque una vez que conoces el significado del verdadero amor, te das cuenta de que junto a esa persona, puedes afrontar todo lo que venga... y Aomine Daiki y Kagami Taiga fueron un hermoso y maravilloso ejemplo.

Notas finales:

 


Realmente espero que les haya gustado ^-^ 


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