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Una exquisita reconciliación por Alis Cerventes

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Notas del fanfic:

¡Hola a todos! Aquí vengo con otro extraño proyecto, el cual inició como un momento de inspiración en mi clase de Literatura y siguió como momentos de aburrimiento en Biología, Matemáticas e Inglés xD. Espero sea de su agrado y recuerden que acepto todo tipo de comentarios, desde halagos hasta críticas "destructivas" :3

Notas del capitulo:


¡Hola! Aquí traigo otro loco proyecto algo loco, inició como un agarre de inspiración en clase de Literatura y continuó desaburriéndome en Biología, Matemáticas e Inglés. Bien, espero sea de su agrado acepto todo tipo de comentario ♥

-¡Cállate, ya me harté de escucharte!- Gritas mientras subes por las largas y recién pulidas escaleras, él se encuentra en la puerta y tú ya estás completamente fastidiado por la situación.


-¿En verdad estás escuchándome? Porque no creo que sea así- Te cuestiona aquél tedioso, pero ameno ser que siempre logra con suma facilidad sacarte de tus casillas, ¿Su misión? Hacerte desatinar por pura diversión (o eso es lo que crees).


Le quieres y esperas que él lo sepa. Le amas, a pesar de que ya comienzan a desquiciarte sus contantes escenas de celos. Le adoras, pero aún no logras entender por qué razón tiene tanta inseguridad, aunque en el fondo te parece tierno. Ya ni recuerdas como fue que dio inicio aquella ridícula disputa y tampoco piensas quedarte para saber como dará fin.


Tratas de apresurarte en subir a tu habitación puesto que ya no tienes cabeza para escuchar tantas estulticias juntas. Casi corres, pie tras pie, escalón por escalón, te parecen interminables, de repente resbalas. Si, Maylenne se encargó de limpiar las escaleras ese día y, nuevamente, utilizó una cantidad enormemente innecesaria de cera.


En tan solo una fracción de segundo te exaltas y con algo de miedo sientes como caes mientras, con los ojos cerrados, esperas encontrarte en el suelo con un fuerte golpe, pero este nunca llega. En vez de dolor sientes unos fuertes, pero finos brazos que rodean tu cuerpo de una manera algo protectora, mezclados con una pausada y calmada respiracion, percibes la calidez de un cuerpo que te atrae hacia él.


Abres tus ojos y te encuentras con unas hermosas orbes escarlata fijadas en las tuyas, ¿Qué demonios ha pasado? Sebastian, eso pasó. Hábilmente te atrapó evitando un doloroso impacto con el duro y frío piso.


-Ciel, ¿Te encuentras bien?- Pregunta con su aterciopelada voz masculina, no lo quieres admitir, pero esa forma y ese tono con el que se dirige a ti hace que te pierdas en un mundo de fantasía.Detectas algo de preocupación en su voz, en un momento quedas totalmente hipnotizado, esos ojos se clavan en ti y casi roban tu alma, su mirada se fija en la tuya y es como si intentara leer tus pensamientos y ver lo que imaginas. El tiempo no existe para ambos.


-S-si, estoy bien- Atinas a respender cuando vuelves a la realidad, te sonrojas en demasía al percatarte en la cercanía de sus cuerpos -Esto...- Dices nerviosamente -ya puedes bajarme-


Apesar de que te escuchó bien no te suelta, en cambio te levanta y pega más a su figura, en esa "incómoda" posición puedes sentir los latidos de su corazón, es relajante y a la vez sientes como el tuyo se acelera. El demonio se dirige a tu habitació, una vez llega abre la puerta, entra, cierra y con lentitud avanza hacia tu cama. De manera delicada te acomoda sobre el amplio y cómodo colchón, se pone a tu altura. Su rostro se encuentra muy cerca del tuyo y su mentolado aliento choca contra tu cara.


-Gracias.- Rompes el silencio y estás más ofuscado que en el comienzo -Aunque no era necesario que me...- Eres interrumpido por un largo dedo que se posa sobre tus rosados labios.


-Shh- Chita -Perdón por hacerte enojar,- Trata de arreglar las cosas -pero es que en verdad me importas demasiado y no quiero perderte-


~Soy un idiota~ Piensas al escuchar su disculpa, te sientes un completo cretino. Él se preocupa por ti, tal vez y solo tal vez tú eres lo único que tiene y no desea que te alejes de su lado. Ahora es cuando te das cuenta de que no tenías porqué reaccionar así, recuerdas que Sebastian es un demonio y todas estas emociones son nuevas para él, es normal que tenga miedo de que lo abandones.


-Lo siento,- Respondes avergonzado de tus actos pasados -No tenía porque actuar así, tú... tú... tú también me importas- Dices rápidamente desviando la mirada, no es fácil expresar tus sentimientos.


Con cuidado toma tu mentón para hacer que lo veas, poco a poco corta la distancia que hay entre los dos y juntan sus labios en un tierno ósculo lleno de cariño, el cual va subiendo de intensidad. Lenta y sutilmente te va recostando en la suave cama, es cuidadoso, te trata como un frágil y preciado objeto. Tú te sientes dichoso, su preocupación por ti te hace feliz, tu respiración se vuelve pesada.


El oxígeno comienza a faltarte y él, con gran pesar, se separa de ti, pero no pasa mucho tiempo cuando ya volvió a atacarte con un demandante beso. Con su lengua delinea tus labios pidiéndote pase, el cual aceptas gustoso. Ese cálido pedazo de carne explora minuciosamente tu cavidad bucal y te exita en sobremanera.


Después de unos segundos decides que no quieres quedarte atrás y de forma torpe intentas imitar sus acciones, mueves tu lengua dando inicio a una lujuriosa y pasional guerra en la que quieres dominar, pero terminas siendo dominado. Tu respiración está más que acelerada, Sebastian corta el beso y, conectados por un hilito de saliva, se acerca a tu mejilla para depositar un pequeño ósculo, luego va a tu oído.


-Ciel- Susurra -te amo- Lame y muerde juguetonamente tu oreja, la temperatura de tu cuerpo incrementa. Desciende hasta tu cuello, aquél lugar en el que eres ultrasensible. -Ciel- Vuelve a decir contra tu piel, mandas al carajo a todo y dejas que empiece a retirar la molesta indumentaria que portas, pues no hace más que estorbar y no permitirle contemplar tu pequeño y bello cuerpo. Ya no hay marcha atrás, al sentir sus manos frías recorrer tu figura provoca que tu miembro comience a erguirse. Con vergüenza retiras su corbata y la arrojas a cualquier lugar del cuarto, no te preocuparás por nimiedades como esa, haces lo mismo con su saco, chaleco y camisa. Cuando menos lo esperas ya estás desnudo, con su escultural cuerpo sobre el tuyo. Continuando donde estaban te besa el cuello dejando visibles marcas de propiedad.


-¡Mgh!- Cortos e incontrolables jadeos escapan de tu boca, él sigue bajando por tu pecho, abdomen y, finalmente, llega a tu entrepierna, sus largos cabellos te hacen cosquillas -¡Mgh, no!- Sale de tu boca cuando lame la extensión de tu casi desarrollado falo, el cual se encuentra palpitante y desesperado por atención, provocándote un tortuoso dolor -Por favor, detente-


Él sube a besarte -Tranquilo, no te lastimaré,- Asegura -confía en mi-


Antes de que puedas conteadecirle vuelve a bajar, lame la punta de tu sexo y acto seguido lo mete de golpe en su boca -¡Ah, Sebastian!- Gimes dejándote llevar por la locura. Mueve su cabeza de arriba a abajo, iniciando con un lento vaivén que va aumentando de ritmo, el muy bromista te muerde con suma delicadeza para no herirte.


-¡Ah! N-no muer... das- Reclamas entrecortadamente y vez como se asoma un sonrisa burlona -Eres un... ¡Mgh!- No te permite finalizar tu insulto, volvió a continuar con la felación, diriges tus manos hacia su cabeza y jalas débilmente sus cabellos, sientes ese calor que va desde tu abdomen hasta la punta de tu sexo, ese calor que indica que estás por terminar.


-Se-Sebastian, me voy... me voy a... venir- Alertas, por el enardecimiento ya no das para más. Se encuentra más que concentrado en su labor y ahora utiliza sus dientes pars rozar deliciosamente tu miembro. No aguantas mucho y te corres en boca, él traga toda tu semilla sin dejar sobras.


-No hagas eso- Dices avergonzado.


-¿Por qué? A mi me gusta hacerlo- Responde mientras te besa. Puedes sentir su gran erección atrapada en su pantalón.


Te armas de valor y haces que cambien de posición, ahora tú te encuentras arriba, tomas la sábana y te cubres mientras bajas por su cuerpo y desabrochas el cinto.


-¿Ciel, qué haces?- Pregunta -¡Ah!- Gimió al sentir como tocaste su miembro por sobre la tela, buscas la cremallera y la bajas con la boca.


 


 


Dejas al descubierto ese descomunal miembro y das unas tímidas lamidas cual niño degustando una sabrosa paleta, tratas de meter ese falo en tu boca, pero es tan grande que no cabe, Sebastian trata de darte una ayuda y pone las manos en tu cabeza, puedes sentir como llega a tu garganta provocándote algunas arcadas. Los jadeos que suelta sin querer incrementan demasiado tu ego.


 


 


Con sus manos aún sobre tu cabeza hace que aceleres los movimientos de las subidas y bajadas, tu miembro está despertando otra vez. Recuerdas la mordida y crees que es tiempo de vengarte, le muerdes sutilmente, pero no parece molestarle, en cambio, lanza un gran gemido de puro placer, eso le exitó más, claro, si acaso eso es posible. Te encuentras tan concentrado que no te das cuenta de cuándo carajos fue que te levantó y acomodó sobre él formando un 69, al verte en tal posición te incomodas un poco.


 


 


-¡Oye! ¿Qué demonios crees que haces?- Preguntas agitado y dudoso.


 


 


-Shh- Chita para no decir más.


 


 


-Contéstame cuando te... ¡Ah!- Su cálida lengua invade tu interior, ocasionando que te desconcentres aún más, con esa húmeda parte de su cuerpo simula embestidas, pero no vas a perder, sigues tu trabajo. Sacas el miembro de Sebastian para volverlo a meter, le rozas con tus dientes y aprietas con la lengua y paladar. Te sientes algo cansado, la quijada te duele y los labios te hormiguean, hasta que por fin suelta todo ese líquido tibio, espeso y amargo. Tragas lo más que puedas y él sonrie lasivamente.


 


 


Ahora te toma, Phantomhive, sabes que viene "lo mejor". Te recuesta y ambos están agitados. Te abre de piernas y se posiciona entre ellas, con sus manos dirige su miembro a tu entrada y hace presión metiendo la punta, tú jadeas y aferras a su ancha espalda. Con una sola y rápida embestida te penetra de lleno con su palpitante falo.


 


 


-¡Ah! ¡Argh! ¡Argh! ¡Mal... dito... animal!- Gritas de dolor, traviesas lágrimas resbalan por tus mejillas.


 


 


-Pronto pasará- Te besa y limpia las saladas gotas de agua -Solo relájate-


 


 


-¿Qué me relaje? ¡Me estás partiendo en dos, maldita sea!- Dices molesto


 


 


-Es tu culpa por ser tan estrecho y apetecible- Contesta con una risilla


 


 


-¡Cállate!- Respondes abochornado -Idio...-


 


 


Comienza a besarte, te percatas de que aunque desea embestirte duramente sigue estático sobre ti, está esperando que te acostumbres. Crees que ya estás listo y mueves las caderas, él lo capta e inicia con lentitud, es algo tortuoso, tú sollozas y él jadea, el sudor baña ambos cuerpos y la vista se tu nubla ante tanta satisfacción. Al poco tiempo acelera el vaivén, su miembro entra y sale. Por fin encontró ese punto que te hace desfallecer.


 


 


-Se- Sebastian, ¡Si, Sebastian!- Lo nombras retorciéndote perdido en el éxtasis del momento.


 


 


-Ciel- Pronuncia roncamente -te amo-


 


 


-Yo... yo también ¡Ah! Te amo- Contestas.


 


 


Las embestidas son frenéticas, aumentan de fuerza. En el cuarto solo se escuchan tus gemidos mezclados con los jadeos de Sebastian y los rechinidos de la cama que se está dando golpes contra la pared y parece que no aguantará mucho. Él comienza a estimular tu miembro y te vuelves loco, no quieres que ese momento llegue a su fin, pero el final está por llegar, sigues gritando su nombre, degustándo cada sílaba.


 


 


En poco tiempo te corres cubriendo de blanca ambos abdómenes, por la sensación del orgasmo contraes tu entrada apretando más el sexo de Sebastian. No soporta más y derrama el semen en tu interior. Tratan de regular su respiración y después sale de ti. Se acuesta a tu lado y te abraza incitándote a que te acurruques en él y tú no haces caso omiso. Amas estar así.


 


 


-Con todo respeto, te comportaste como un cretino hace rato. Te amo y me preocupo por ti, eres lo único que me interesa.- Confiesa con una tierna sonrisa -Seras un tonto, pero eres MI tonto ♥-


 


 


-Estúpido bastardo- Respondes fingiendo enojo -Yo también te amo MI demonio de mayordomo-


 


 


Se vuelven a besar y ambos quedan profundamente dormidos. Tú pensando que el día comenzó pésimamente mal, pero por tener finales así lo soportarías cuantas veces sea y él... él se durmió pensando en ti.

Notas finales:

Ojala les haya gustado y... ¿Cómo pasaron su sábado? Yo escribiendo, tomando chocolate caliente, con mi perrito Nepomuceno acostado por un lado y escuchando "Moondance" de "Nightwish",  tengo un favor que pedirles, ¡Recomiéndenme canciones! Me gusta el rock y el metal, pero acepto cualquier otro género :3 

Pd: Sean felices ♥


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