Capitulo 1: Sueños
Ya era un habito, siempre dejaba la ventana de su dormitorio abierta con la esperanza de que entrara Nezumi por ella…. Trataba de llevar su vida normalmente, tenía su trabajo en el Comité de Reconstrucción, se había hecho voluntario en un albergue para huérfanos e iba a leerles varios días a la semana, era algo que lo apaciguaba y trataba de borrar con risas de niños, el dolor de su corazón.
Se sentó en el borde de su cama, mirando el escritorio donde acababa de agregar una fotografía, su madre Karan, llevaba en brazos al pequeño Sion: era en su fiesta de tres años. Shion estaba de pie junto a ellos, desentonando por completo con su cabello blanco. Ya había pasado tanto tiempo desde la destrucción de la antigua No.6, ahora solo se referían ella como “La Ciudad”, aunque legalmente tenia el mismo nombre, nadie tuvo el valor de asignarle uno nuevo.
¿Qué pensaría Nazumi? ¿Lo consideraría un fracaso que técnicamente No.6 aun seguía en pie?
Suspiro mientras se acomodaba en la cama y miraba fijamente la ventana: Te necesito –susurro al viento.
Cerro los ojos tratando de conciliar el sueño, invitándolo a colarse en el… siempre despertaba de buen humor cuando se veían en sueños, a veces solo revivía alguna de sus conversaciones. En otras ocasiones soñaba que era una persona menos timida y aquellos besos, se multiplicaban; se avergonzaba tanto de esos sueños. Karan siempre se daba cuenta, pero jamás lo comentaba; eso hacia que amara a su madre cada día mas.
Esta noche Nezumi tenía doce años, sus ojos grises lo miraban fijamente desde la ventana de su antigua casa, las cortinas revoloteaban por la fuerza del viento huracanado, el niño estaba empapado, su boca formo una pequeña sonrisa a pesar de tener el brazo empapado de sangre.
-Regresé –dijo en un suspiro.
Shion corrió hacia el, abrazandolo y ayudándolo a acomodarse en la cama, corría por el equipo de primeros auxilios y le quitaba la camisa.
-Tranquilo… ¿aun no me saludas y ya me desnudas?- bromeo Nezumi.
Se miraron fijamente, Shion contenía las ganas de llorar pero pensaba que era más importante curar esa herida, ya tendría todo el tiempo del mundo para saludarlo. Era grande, probablemente de bala nuevamente, sonrió para si mismo… quizá Nezumi era un imán de balas.
-Esto parece un Deja vu
-Solo espero que ahora… no desaparezcas cuando despierte.
-No prometo nada… me gustaba más tu cabello blanco –soltó Nezumi mientras acariciaba con su mano intacta el cabello de Shion.
El aludido volteaba hacia el espejo de pared y se miraba, era el Shion de doce años… igual que ese dia, y su alma se fue al piso, era consiente que estaba soñando. Dejo de suturar el brazo de Nezumi, guardando todo en el botiquín.
-¿Prométeme algo?
-Que cosa…
-Prométeme que regresaras, Nezumi, júrame que regresaras por mi.
-Pero no estoy llendo a ningún lugar –se quejo mientras abría sus ojos.
Shion le tomo la barbilla para mirarlo fijamente, esos ojos eran su vida.
-Júramelo, por favor.
-Te lo juro –susurro.
Abrazo a ese Nezumi irreal.
Pero su juramento no era valido, lo había dejado.
“Pero te di un beso de promesa” dijo una voz.
Se despertó sobresaltado, empapado en un sudor frio. Podía ver el resplandor rojizo del sol, sentía el cuerpo pesado y los ojos hundidos, como si hubiera estado despierto toda la noche… ese sueño solo lo había inquietado.
-Me lo prometiste, Nezumi –dijo en un susurro mirando el techo.
Salió de la ducha en calzoncillos, secándose el sedoso cabello blanco cuando la brisa recorrió su pecho, había olvidado cerrar la ventana… era algo estúpido abrirla en la noche y cerrarla al despertar.
¡Chip chip chip!
Escucho a Tsukiyo y lo sintió trepar por su piel, tendió la mano y casi la retira al percatarse de que era Hamlet, volteo inmediatamente, y ahí estaba, recargado contra la puerta de su habitación, con esos hermosos ojos grises mirándolo fijamente, su cabello había crecido, lo llevaba suelto, estaba muy delgado y quizá más alto.
-¿Estoy soñando?
Fue lo único que pudo articular Shion, dejo en la cornisa a Hamlet y se pellizco el hombro izquierdo, Nezumi sonrió, era esa sonrisa sarcástica… seductora, esa que usaba porque sabía, que encantaba.
-Ya vez que no –su voz era angelical y se sintió tonto al percatarse de que tenía la boca abierta.
Cerro la ventana y alzo la mano para alcanzar la bata de baño que colgaba de la puerta del armario.
-Regresaste –susurro, no sabia que hacer, se sentía torpe.
-¿Seguro que eras alguien de Elite? Tu vocabulario parece haber disminuido considerablemente… te dije que tenías que arreglar eso -señalo la pared de su cuarto que estaba tapizada de libros-, ¿acaso los tienes de adorno?
-Nezumi… regresaste.
Corrio el tramo que los separaba y lo abrazo con todas sus fuerzas, apoyo la cabeza en el hueco entre la cabeza y el hombro de Nezumi, y lloro como no lo había hecho en esos tres largos años.
***
Sintió como perdía el equilibrio y caía al suelo, Shion no lo soltaba y lo asió con fuerza. Olía a rosas, ese contacto humano lo abrumo un poco, se había desacostumbrado. Ese chico lo desconcertaba, sacaba esa parte de si mismo que olvidaba a menudo: la sentimental.
-Te extrañe tanto, Nezumi –dijo Shion entre sollozos-, pensé que no volverías, esperaba todos los días. Te soñaba, trataba de invocarte con mi pensamiento, todos pensaban que si no te nombraban te olvidaría pronto, pero jamas...
-Yo… -trago-, yo no estaría aquí, si no fuera por ti.
Y era verdad, jamás habría puesto un pie cerca de su antiguo hogar, si no le hubiera prometido que regresaría por él, si no sintiera ese deseo que en el lugar de apagarse, crecía cada día.
Regrese solo por ti Shion.
Acaricio su espalda, fundiéndose más en ese abrazo. Escucho unos pasos y una voz de mujer resonó por el pasillo.
-¿Estas despierto Shion?
-Si mama… bajo en un momento –grito suavemente Shion, asiéndose más a su compañero.
-Tranquilo –susurro Nezumi-, tendremos todo el tiempo del mundo… vamos, te juro que un desayuno de Karan no me caería nada mal.
Shion se levantó ayudando a Nezumi a incorporarse, abrió el armario y escogió ropa al azar, era lo de menos.
-¿Te importa que me de un baño rápido?
-Claro que no Nezumi, estas en tu casa, escoge algo de mi ropa y deja la sucia en el cesto, la lavare más tarde…
-Siempre tan acomedido –dijo entre sonrisas, sacudiendo el cabello de Shion mientras pasaba a su lado.
-Te esperare abajo… pero… ¿Nezumi? –pregunto.
Este asomo la cabeza por la puerta del baño
-No vuelvas a irte sin avisarme.
-No lo hare.
Y es verdad Shion, no soportaría estar nuevamente lejos de ti.
****
Bajo a la cocina y Karan ya estaba horneando pan, los domingos la demanda era mayor por la tarde, así que solo horneaba un poco para sentirse útil, algo que Shion sentía tonto, su madre era una mujer muy activa.
-Buenos días mama –dijo casi en un grito y la abrazo por detrás tratando de que no tirara la charola que llevaba sostenida con unos guantes para horno.
-Buenos días, Shion. Veo que amaneciste de buen humor.
-Mama… -suspiro, Karan seguía entretenida con sus labores.
No sabía como decírselo, era darlo por hecho…
-Mama –repitió carraspeando.
-Dime hijo.
-Regresó… bajara en cualquier momento, espero que no te moleste.
Karan volteo rápidamente, su cara parecía desconcertada.
-Nezumi ¿volvió? –pregunto algo confundida, se sentó a la mesa y Shion la imito.
Shion asintió lentamente, mirando por la ventana y regresando la vista de reojo a su madre, no sabía como afrontar esta situación, ¿Nezumi volvía en calidad de qué? ¿Amigo? ¿Compañero? ¿Amante?
-Me alegro tanto por ti, hijo –dijo amablemente Karan, mientras tendía las manos y Shion se las estrechaba. Escucho pasos en las escaleras y miro hacia ellas.
-Buenos días –dijo Nezumi sonriendo, llevaba una playera verde y los pantalones más largos de Shion.
-Nezumi, ¡bienvenido! –Grito Karan que corría a abrazarlo-, has crecido tanto… y estas tan delgado, tendré que alimentarte bien…
-El desayuno estaría bien, alguno de sus panecillos si tiene.
-Toma lo que quieras, acaban de salir unos bizcochos….
Nezumi y Karan escogían pan y lo llevaron a la mesa, Shion se sentía como un sueño y eso lo inquietaba.
-Que sospechoso…ambos tiene el cabello mojado.
-MAMA –grito Shion mirando a su madre escandalizado.
Nezumi apuraba una taza de té para no ahogarse, parecía muy divertido. La mujer reia animadamente, Nezumi se le unió cuando logro pasar el bocado.
-No piense mal aún, yo llegue cuando Shion salía del baño –aclaro, y enseguida dio otro mordisco alpan que tenia firmemente en su mano.
-¿Aún? ¿Puedo pensar mal después? –pregunto con picardía.
-Mama… -dijo cortantemente Shion, que sentía las mejillas arder.
Nezumi le lanzo una mirada con esos ojos grises que lo derretían, se sentía como una colegiala. Pero la verdad es que nunca había tenido sentimientos amorosos por otra persona que no fuera ese chico que compartía su mesa, ese chico que pensaba que jamás volvería a ver. Su cabello aun mojado se le pegaba por su afilado rostro, solo embellecía sus facciones.
-Es mejor hablarlo ahora, antes no pensaba tocar el tema para no entristecerte, pero es obvio –Karan los miro por turnos-, que no tienes ojos para nadie más, Shion.
-¡¡Mama por favor!!
-Tienes razón, creo que primero tienen que hablar ustedes…
Shion miro fijamente a Nezumi, este le devolvió la mirada, parecían brillar como dos pequeñas lunas tintineantes, hermosas… muy hermosas. Vio como sus labios se curvaban y los despegaba para hablar:
-En eso está en lo cierto, señora Karan, si no le molesta, me llevare un rato a Shion para platicar.
-Por mí no hay problema.
Terminaron el desayuno en un silencio que parecía no incomodar a Nezumi, que estaba encantado con los panecillos. ¿Qué estaba esperando? Nezumi había regresado… ¿ahora que?
-Vamos a dar una vuelta, Shion –lo invito, irguiéndose cuan alto era y le tendió una mano para ayudarlo, su mano era cálida y le recordó que aún estaba vivo…