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Regresa por Lily Yasu

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Notas del capitulo:

Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Atsuko Akano.

Capítulo 2: Palabras.

Se encontraban en lo que antes era el Bloque Oeste, lo sabía por la posición de algunos edificios y por tantos momentos que vivió ahí, pero estaba tan diferente. Parecía una verdadera extensión de la ciudad, con edificios, viviendas y parques; Shion se detuvo frente a una casa azul, saco unas llaves y abrió la puerta.

-Antes que nada, tenías que verla. Entra –dijo mientras sostenía la puerta para que pasara.

Había una pequeña sala, un televisor y muchos libros, todo parecía nuevo. Confundido miró fijamente a Shion, no había cambiado tanto; sus ojos seguían con ese brillo inocente, su piel pálida estaba decorada por esa serpiente rojiza que se enroscaba en su cuello y descansaba en su mejilla, su cabello blanco era casi transparente, por inercia se acercó y lo acaricio. Extrañaba eso… esa cercanía.

-¿De quién es esta casa? –pregunto Nezumi.

-Tuya… bueno-, Shion acaricio el brazo de Nezumi, sin mirarlo-. Fue mi indemnización, por ser tratado como criminal. No quería nada, mi madre ya tiene su casa y es feliz, Inukashi se quedó en el Hotel con Sion y Rikiga… él se las arregla solo, así que pensé… que me gustaría un lugar para cuando regresaras.

Shion no levanto la vista pero, una lágrima rodaba por su mejilla.

Que tonto eres, ¿y si no hubiera regresado? Algo sacudió su estómago… eran nervios. ¿Una casa para ellos dos? ¿Un hogar?

Sintió como Shion se desasía de su cercanía y corría hacia una puerta, la abría y le hacía señas para que lo siguiera, había un pequeño rellano y enseguida unas escaleras, parecía que se dirigían al sótano. Se detuvo en seco.

Las escaleras eran de piedra, y no de madera, si lograba identificar lo poco que quedaba del Bloque Oeste, esas escaleras… jamás las olvidaría, Shion ya había desaparecido después del chirrido de una puerta metálica. Lo alcanzo segundos después, su cama aún estaba en el mismo lugar, los estantes de libros estaban vaciados en gran parte, pudo ver su estufa de queroseno y sintió un dolor en el pecho ¿Por qué se sentía así?

Se dejó caer en el piso, Shion acudió inmediatamente, sentándose en el suelo acariciándole el hombro.

-¿Te encuentras bien? –vocifero.

-Claro que si, por eso me deje caer en el piso

-Siempre tan gracioso.

Ambos se sentaron en el sofá, habían pasado tantas cosas en ese pequeño lugar. Era casi como regresar a la antigua casa de Shion, a esa ventana que le devolvió las fuerzas para vivir.

-Eres tan cursi –soltó Nezumi, se cubrió la boca para reír, miraba hacia la puerta, Shion hacia la desvencijada mesa.

-Yo no soy el que casi se desmaya de la impresión.

-Solo estoy fatigado, por el viaje.

El silencio volvió a rodearlos.

Se estaba portando como un niño, minutos antes en la casa de Shion y con la presencia de Karan, se encontraba tan seguro, pero ahora solos y en su antiguo refugio, todo parecía tan irreal, como si no hubiera pasado el tiempo.

Pero había pasado el tiempo.

-Shion…-susurro, lo miro y se dio cuenta de lo sonrojado que estaba su compañero-, ¿recuerdas que aquí me besaste? ¿Tu tonto beso de despedida?

-Llamas tonto a mi beso, ¿Qué podemos decir de tu beso? –shion volteo y se miraron fijamente.

Si, había pasado el tiempo, la voz de Shion era más gruesa y tenía unas bolsas debajo de sus luminosos ojos.

Le acaricio la mejilla, siguiendo el trazo de su cicatriz, como amaba la manera que abordaba su mejilla… ¿amaba? Si, amaba. Engancho un dedo en su barbilla, Shion separo los labios ligeramente, pudo ver que sus ojos empezaban a cristalizarse. Se acercó y lo beso como no lo había hecho antes, rodeo sus manos en la espalda de Shion, que pronto lo imito, apremiándolo.

Su sabor era dulce, quizá a ese pastelillo de cerezas que había desayunado, o quizá no lo recordaba pero era su sabor habitual, sus lenguas jugaron, como presentándose y alegrándose de conocerse, se dejó caer sobre Shion quedando sobre él y el sillón que hizo un sonido como en señal de protesta. Parecía ofendido por que habían interrumpido sus años de soledad, Nezumi sonrió.

-¿Que es tan gracioso? –pregunto un agitado Shion.

-Que besas como un niño… -soltó Nezumi, posando las manos a los lados de la cabeza de Shion, para no dejarle caer todo su peso.

-No es que ande besando a cualquiera, como tú.

-Eso es seguro –le guiño un ojo- es cuestión de que te acostumbres. Pero no lo haces tan mal… para ser tu tercera vez.

Shion inflo las mejillas, como haciendo una rabieta y Nezumi podía jurar que era lo más tierno que había visto en su vida.

-Que pensaste hacer, cuando volviera –pregunto seriamente.

Shion cerró los ojos.

***

Su corazón se apretujaba, ¿era una pregunta real? Aun sentía el fantasma de su beso, temió volver a estar soñando, sentía arder su cara, sus labios, su cuerpo en general.

-No dejarte escapar –respondió pausadamente, se sentía con el corazón acelerado.

-¿Piensas amarrarme o algo así?

Abrió los ojos y solo pudo ver los ojos de Nezumi, esos pozos hipnóticos, sentía como sus narices casi se tocaban, su pecho pedía un poco de aire, pero no pensaba deshacer esa cercanía.

-Si, amarrarte o no despegarme de ti. Lo que fuera necesario.

-No va a ser necesario, te dije que no huiría -, le acaricio el cuello, fundiendo nuevamente sus labios, eran pequeños besos, más tiernos que apasionados, sentía a Nezumi llevar el control, le besaba el labio inferior, las comisuras, una mejilla, bajaba a su cuello, besaba su cicatriz. Se sentía extasiado.

Si esa espera era el pago, por esta cercanía. Era justo.

Shion sintió el peso de Nezumi caer contra su cuerpo, el chico de ojos grises perdió el equilibrio y ambos cayeron al suelo, Shion quedo sobre él.

-Creo que ya no cabemos en ese sofá –dijo Nezumi sonriendo desde el piso, con una mano se frotaba la nuca y con la otra sostenía el cuello de Shion, para que este no se alejara.

Como si quisiera alejarse.

-Tenemos toda la casa para nosotros solos, y nos apretujamos en esta bodega –opino Shion, mordiéndose el labio.

-Calmado, que no tenemos prisa… Tendremos tiempo para revisar toda la casa.

Shion se sonrojo y trato de mirar hacia otra parte, pero Nezumi lo tomo por el mentón, inmovilizando su rostro.

-Siento como si –su voz se quebró-, fueras a abandonarme otra vez.

-No has cambiado, eres tan irritante –se quejó Nezumi apretando más el mentón de Shion-. No ganas nada viviendo en el pasado. Disfrutemos el presente.

El estómago de Shion retumbo, como si kilos y kilos de algún material cayeran en él. La sangre le hervía.

-¿Olvidar? Es muy fácil para ti decir que olvide –le espeto Shion, agarro las muñecas de Nezumi y lo inmovilizo colocándolas sobre su cabeza-, eres tan egoísta. Te espere cada día, cada maldito y rutinario día.

-Y aquí estoy…

-Sí, y lo más inteligente que se te ocurre, es decirme que olvide todo este tiempo.

-Anda, sácalo –grito Nezumi, su respiración no se había alterado.

Shion se acomodó, apoyando su peso en las rodillas que rodeaban el cuerpo de Nezumi.

-¿Quieres que lo saque?- pregunto furioso, Nezumi solo asintió con su cabeza-, Bien. Cada noche abría esa estúpida ventana para que entraras, te esperaba, te soñaba, mi madre invitaba a gente a cenar solo para animarme, Inukashi no te ha mencionado ni una sola vez desde que te fuiste… no quiere dañarme, pero sabes… yo estaba atento a sus palabras para ver si se le salía. No estuviste aquí para ver crecer a Sion, el bebé que encontramos aquel día, ya es tan grande, ya corretea por la casa, incluso se sube a los estantes para bajar algunas piezas de pan…

No se dio cuenta en que momentos sus mejillas se habían empapado en lágrimas, Nezumi lo escuchaba atentamente, no podía leer su mirada.

-A veces, Rikiga te menciona, pero todos cambian la conversación y puedo ver como se apena, todos trataban de que te olvidara, pero yo me aferraba a ti. Tanto que me dolía. Pensé en irte a buscar… pero no quería volver a ser una carga para ti. Te dije que sería tu igual y lo he tratado. Trabajo duro y me esfuerzo por que esta ciudad no recaiga… No me pidas que olvide, porque estos años sin ti, han sido duros…

***

Para él también lo habían sido.

Shion ya no hacia fuerza en sus muñecas, así que deshizo el agarre y limpio con el dorso de su mano las lágrimas que caían por esas rosadas mejillas, se sentó dejando a Shion sobre su regazo, lo abrazo lo más fuerte que pudo. El chico daba pequeños espasmos y sintió como lo estrechaba por la espalda, aferrándose a él.

-¿Leíste mucho a Shakespeare? Ahora que lo pienso, muchos de mis libros estaban en tu habitación.

Sintió un pequeño golpe en su espalda, pudo imaginar el puño de Shion descargando contra él.

-Si, lo leo a menudo –respondió Shion con voz pastosa.

-Se nota –Nezumi soltó un quejido conteniendo la risa-, estos dramas son dignos del teatro. Me sigo ganando la vida así, cantando y actuando.

-Es de esperarse, es tu mejor talento –respondió Shion, se sonó la nariz.

-Eso dices porque no conoces todos mis talentos –le susurró al oído.

Pudo sentir como el cuerpo de Shion se estremecía.

-¿Aun eres virgen?

-Sabes que si –soltó quedamente Shion.

-Si, fue una pregunta estúpida. ¿Por eso me estabas esperando?

La mano de Shion descargo contra su hombro.

-Sigues siendo un imbécil.

-Así, te guste –respondió Nezumi, le mordió levemente el lóbulo.

-Así me sigues gustando.

Fue rápido, Shion lo había tumbado boca arriba nuevamente, miro brevemente ese techo sombrío y ligeramente mohoso. Su vista se tapó por una mata de cabello blanco, sedoso, tan brilloso y una mueca marco sus labios, que fueron devorados por los de Shion, lo dejo llevar… se dejó llevar.

Después de todo regreso por todo eso que dejara atrás, por los besos que estaba perdiendo, las caricias que ni siquiera había buscado antes, recuperaría el tiempo que dejo pasar. Volvió a sonreír pero Shion no se dio cuenta, ahora se entretenía besando su cuello al tiempo que jugaba con el largo y oscuro cabello.

Ese sabor a cerezas lo estaba matando, lo deseaba. Antes había compartido la cama con otras personas, no precisamente por placer… pero eso era el pasado, y como le dijera a Shion, tenía que olvidarlo.

Las manos curiosas de Shion se deslizaban bajo su playera,  Nezumi lo imito, acariciando ese torso pálido, podía sentir las cicatrices, esa serpiente roja, lo llamaba. Con una mano agarro fuertemente la cintura del chico y con la otra se impulsó para ponerse de pie, Shion se agarró fuerte de los hombros de Nezumi.

Lo llevo hasta la cama y se dejó caer, esta rechino y soltó un poco de polvo, ambos rieron. Nezumi subió los brazos y Shion entendió el gesto, rápidamente lo ayudo a desnudarse el torso, Nezumi hizo lo mismo, sentía su pecho arder contra esa piel, su corazón parecía querer salir por su boca.

Beso esa marca rojiza, que descendía alrededor del pecho de Nezumi, jugo un poco con su ombligo, escuchaba como Shion reprimía sus risas, llego a sus pezones, eran tan rosas y pequeños, se los llevo a la boca saboreándolos, mientras se entretenía con uno el otro lo acariciaba con pequeños giros, Shion gemía, pudo sentir un tirón en la entrepierna y eso lo éxito más. Estaba al borde y lo sabía. Esa mañana, cuando trepo por el árbol para entrar a la ventana de la recamara de Shion, jamás pensó en hacerle el amor ese mismo día, ahora no dejaba de desearlo, quería sentirlo, su cuerpo lo gritaba.

-Nezumi… -dijo entre susurros y gemidos.

Volteo levemente la cara para mirarlo, sus mejillas eran de un rojo granate, casi se camuflaban con esa marca en la mejilla, su cabello se veía más blanquecino y transparente. Una de sus manos estaba sobre su boca, como tapándose el rostro por la vergüenza.

-¿Estás seguro? –pregunto Nezumi, mientras una de sus manos bajaba al pantalón de Shion y se detenía en el botón, solo unas pequeñas ataduras lo separaban de su trayectoria.

-Si…

Esbozo una sonrisa, era justo lo que deseaba oír.

***

Moriría. Moriría de placer.

Era todo lo que pensaba Shion mientras sentía la cálida mano de su amante sobre su miembro erecto, no sabía a qué prestar más atención, si a esa caricia que lo volvía loco o a los dulces besos que Nezumi le regalaba por todo el pecho.

Trato de mirar un poco hacia abajo, apartando la mano que por inercia se llevó al rostro que le quemaba, pudo ver una mata de cabello largo y oscuro, Nezumi levanto la vista y pudo ver sus ojos grises que le sonreían, al igual que esos dulces labios, ligeramente rosados.

-Yo… -dijo como pudo, pero las palabras no parecían querer salir de su boca, con la mano extendida volvió a cubrirse la cara, no sabía cómo decir que acabaría pronto… era tan vergonzoso.

Pero no tanto como lo que sintió después, además de una mano diestra, algo húmedo atrapo su sexo… la boca de Nezumi, sentía su respiración irregular, el jugueteo de su lengua contra su rigidez, lo estaba volviendo loco.

Trato de incorporarse un poco, apoyándose con una mano sobre la cama, con la otra acariciaba el sedoso cabello de Nezumi que se extendía por su espalda como un abanico… Se miraron un segundo y pensó que se desmayaría.

¿Todo estaba sucediendo de verdad? ¿Acaso no eran delirios de su obsesión con el regreso de Nezumi?

Soltó un gemido de placer, algo lastimero… se dejó caer nuevamente a la cama y cerró los ojos, el sudor trataba de entrar por ellos. Y su corazón se desbocaba, talvez tendría una taquicardia o en verdad moriría… al menos lo había vuelto a ver.

***

Su sabor era agridulce, se pasó el dorso de la mano para limpiarse un poco. Era la primera vez que le daba placer a un hombre de esa manera, y se sorprendió al notar que le había gustado

Me excitas Shion, y no tienes idea.

Se sentó al filo de la cama, la respiración de Shion era muy entrecortada, sus brazos estaban cruzados sobre su rostro ocultándolo. Nezumi se acercó y los aparto, había lágrimas en sus grandes y rojizos ojos.

-¿Te encuentras bien?-pregunto quedamente.

-Si –respondió de forma casi inaudible.

Coloco una mano sobre ese cabello blanco y lo desordeno un poco. Shion lloraba silenciosamente y no tenía idea de que hacer. Lo tomo por los hombros y al sentarlo un poco lo abrazo. Temblaba a grandes sacudidas.

-No pasa nada, estoy aquí contigo… si no te gustó, no vuelve a pasar

-Claro que me gustó Nezumi, es solo que. Tengo miedo, después de esto, si te vuelvo a perder no viviré.

-¡Te dije que no fueras tan dramático! –Soltó una risa- nadie había llorado conmigo de esa manera.

-¿Quieres hacer el favor de no arruinar este momento alardeando de tus grandes habilidades en el sexo?

Abrazo con más fuerza a Shion, acariciando su torso desnudo. Al momento su amante lo imito, ambos tocando sus respectivas cicatrices.

-¿Es mucho pedir que seas solo mío? –pregunto Shion.

-No, no lo es.

Porque siempre he sido tuyo, solo tuyo.

-Soy enteramente suyo, su majestad –agrego Nezumi, al momento que besaba su cuello.

Ambos se separaron bruscamente, por inercia. Algo aporreaba la puerta de la bodega. ¿Habían cerrado la puerta? Shion se levantó inmediatamente, abrochándose los pantalones y se dirigió directo a abrir.

-No lo hagas –pidió Nezumi.

Shon volteo a verlo, su cara estaba serena pero cambio inmediatamente al sonido de un ladrido que corto el aire.

-¡Inukashi! –grito Shion y se abalanzo contra la puerta.

Un perro grande y gris estaba del otro lado, Shion recogió una nota que llevaba en el hocico y la leyó enseguida. Nezumi espero impaciente.

-Es de Inukashi, quiere que vayas inmediatamente a su casa –dijo quedamente Shion, tendiéndole la nota.

Nezumi se puso de pie, colocándose la playera antes de extender el brazo y analizar la carta. Volvió a sentir ese dolor en el pecho ¿Era por volver a ver esa caligrafía tan familiar? ¿Cómo sabía que se encontraba en esa casa? Probablemente Karan le informaría… o alguno de sus perros espía.

-No tengo porque ir, estoy contigo –dijo Nezumi al borde de una rabieta.

-Tenemos que ir, puede ser cualquier cosa. No me arriesgare a que se trate de Sion.

El chico de cabello blancuzco agarro la playera y sin voltear a verlo se dirigía a la escalera, dejándolo solo. Lo siguió… No pudo evitar sentirse desplazado. ¿Inukashi era más importante? No. El miedo de Shion era más importante, él quería asegurarse de que todo estaba bien.

Shion estaba de pie en la sala, mirando el suelo. El perro se colocó en dos patas y llego hasta su pecho, él acaricio su peluda cabeza.

-Lo siento, no quise que todo terminara así. Pero tuve un mal presentimiento.

-No te preocupes, vamos.

Lo tomo de la mano y sonrió para sus adentros; al salir a la calle con la gente pasando y el sol brillando con su esplendor, Shion no lo soltó.

 

Notas finales:

Espero que les agradara el segundo capitulo, ya podre actualizar mas seguido. Cualquier comentario o sugerencia se agradece :)

¡Muchas Gracias por leer!


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