Yamaguchi Tadashi, un chico desafortunado al que se le ha impuesto la maldición de haberse enamorado de su mejor amigo Tsukishima Kei el cual probablemente ni siquiera considere al pecoso como un amigo, por su apática y cerrada personalidad es difícil de saber pero de lo único de lo que nuestro pecoso está seguro es que está perdidamente enamorado de aquel rubio, sintiendo más amor por aquel que por él mismo, después de todo era la persona más patética de todo el instituto, sin nada especial ni extraordinario, o al menos así se veía.
También estaba seguro de que su amor platónico jamás le correspondería, después de todo ¿Por qué alguien tan increíble como Tsukishima se fijaría en alguien tan simple como él?
Era doloroso, pero luego de sentirse así durante toda su secundaria ya resultaba algo cotidiano en su vida diaria.
...
Poco tiempo después de la derrota por Aoba Jousai y la integración de Hitoka Yachi al equipo como aprendiz de Shimizu, el maestro Takeda anunció que gracias a la ayuda de Nekomata, el entrenador de Nekoma, se integrará a Karasuno a un campamento de entrenamiento interescolar en Tokio. Los chicos no podían estar más emocionados, sería la primera vea que Karasuno realiza una excursión así y se reencontrarían con sus viejos amigos de Nekoma.
El único que no mostraba ni la más mínima señal de interés era Tsukishima el cual no cambiaba aquella expresión de pocos amigos que se le daba por naturaleza.
Pasaron los días junto con los exámenes y finalmente llegó la fecha tan esperada, el día en que el equipo iría al campamento, inquietos se subieron todos al autobús deseando que cada minuto que pase sea el último. Los más desesperados eran obviamente Tanaka y Nishinoya (ya que Hinata y Kageyama los alcanzarían luego) Tsukishima iba sentado a lado de Yamaguchi, quien sentía mayor emoción por el hecho de convivir 24/7 con su amor platónico que por el entrenamiento mismo.
-¡Toda una semana conviviendo con Kiyoko san!
-¡Y no olvides a todas las otras hermosas managers Ryuu! ¡CHOFEEER PISE EL ACELERADOR! ¡PRONTO NOS ALCANZARÁ MI ABUELA!
-¿Podrían guardan silencio par de ridículos? Quizás si se durmieran la espera sería mucho menos ¿No creen?
-No somos tan holgazanes como tu Tsukishima
-¡Así es Tsukishima! Solo los bebés duermen de día, aah es verdad aún eres un bebito... un lindo bebito que
-¡CALLENSE TODOS DE UNA VEZ O LOS BAJAMOS AQUÍ MISMO!
Tras el grito de Daichi todos los chicos regresaron a sus asientos en silencio, no era buena idea hacer enojar al capitán, y así se mantuvieron en silencio hasta el final del viaje distrayéndose con sus celulares, libros o Nintendo DS.
...
Al llegar a su destino los chicos se reencontraron con Nekoma, Fukurodani y otras academias de Tokio, los chicos se presentaron y luego de un deleitable almuerzo y una breve hora de digestión y descanso comenzaron con su entrenamiento, Hinata y Kageyama lograron alcanzarlos justo a tiempo y comenzaron con los partidos de práctica que los dejarían a todos exhaustos hasta las 9 pm. Hora en la que cenarían seguido de una buena ducha y el regreso a sus alcobas que comparten con los de sus respectivos colegios, sin embargo había un pequeño grupo de chicos que se quedaban a entrenar de más y al terminar conversaban sobre diferentes temas durante las noches, ese grupo consistía en Kuroo Tetsuroo de Nekoma, Bokuto Kotarou y Akaashi Keiji de Fukurodani. Tsukishima estaba a punto de irse a su habitación cuando fue llamado por el más alto del trío para que lo apoye en el bloqueo contra el as de Fukurodani, el rubio aceptó a regañadientes yéndose luego de no mucho tiempo de haber entrenado por fastidio o quizás por un sentimiento de inferioridad ya que no era tan bueno como los tres chicos de antes.
La siguiente noche el rubio larguirucho fue enfrentado por Yamaguchi Tadashi debido a su actitud conformista y desinteresada por el deporte, tras este acto Tsukishima no podía creer al Yamaguchi que tenía en frente, era la primera vez que no lo veía sumiso aunque aún se podía apreciar en su mirada y en el movimiento de sus manos que la inseguridad e inferioridad seguían presentes en el pecoso, en fin, luego de que el moreno le hiciera entrar en razón el chico decidió regresar con el trío de amigos para unírseles a su entrenamiento.
Yamaguchi sabía que acudió a ellos la noche anterior igual, tal acto de parte del chico que tanto amaba le provocaba una sensación de vacío en el estómago, era egoísta, no soportaba que el rubio tenga su atención en alguien más que él, definitivamente no deseaba compartirlo.
Pero era cobarde, muy cobarde como para acompañarle con esos chicos mayores y superiores en el deporte.
Así sin más el tímido y pecoso Yamaguchi se sentó abrazando sus rodillas en un escalón afuera de la habitación donde dormían los chicos de Karasuno. Miró hacia arriba y observó la gran luna creciente iluminando Tokio, aquella vista le impedía dejar de pensar en aquel chico de cabello dorado y piel de durazno que hasta hace no mucho tiempo le había dicho que le parecía un chico “cool” ¿Enserio le dijo eso? Incluso aunque no creía eso de si mismo le aliviaba que el de lentes piense eso de él. Sin embargo estaba pasando por un torbellino de pensamientos y emociones ya que mientras se sentía feliz por el comentario se sentía celoso y triste porque Tsukki acuda a otras personas y sin él se encontraba completamente solo.