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Seré tu regalo. por Tetsu-Kun

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Notas del fanfic:

Hola, han de pensar que ando fumado por querer celebrar el cumpleaños de Kuroko hasta ahora, pero se me dio el tiempo para escribir la historia que me rondaba en la cabeza desde el sabado, asi que aqui esta un pequeño One-shot de KagaKuro, espero que les agrade.

Los personajes no me pertenecen, son de su autor Tadatoshi Fujimaki (soy tu fan) solo los tomo prestados para una sana y entretenida lectura.

8:00 a.m. sábado 31 de enero de 2015.


Llevaba esperando todo el mes ese día, ese sábado 31 de enero, estarían libres de escuela de entrenamientos, por lo que podía preparar con toda tranquilidad el plan que llevaba varias semanas organizando, y como no hacerlo si ese día era el cumpleaños de la persona que ahora ocupaba un lugar en su corazón, aun no se le declaraba tenia temor de ser rechazado, pero hoy estaba decidido, hoy se lo diría.


Era temprano pero ya se había puesto de pie, iniciaría su plan desde muy temprano para no fallar en nada de lo que tenía planeado, no era un supersticioso como el megane de pelo verde, pero no quería tentar a la suerte y que algo saliera mal, por lo que ese día muy a todo su pesar se encomendó al santo de los horóscopos San Midorima, así es, no es que le desagradara el tsundere, solo envidiaba que él haya conocido desde más antes a Kuroko por lo que tenían una relación un poco de más tiempo, aunque fuera de amistad le dolía admitir que tenía un poco de celos, no solo del fanático de la astrología, también de cualquiera que tratara con mucha familiaridad al peli celeste, el pelirrojo era un poco inseguro en lo sentimental, por no decir bruto, pues le costaba mucho expresar lo que sentía, por lo que para esa fecha tuvo que hacer una lista con todo lo que debía cubrir ese día y lograr acercarse a Kuroko de manera romántica.


1era cosa por hacer.


Kagami tomo su celular y mando un mensaje de texto al peliverde, quien a esa hora de la mañana ya debería de andar buscando su objeto de la suerte en alguna tienda de la ciudad: “Etto… Midorima me podrías por favor darme el objeto de la suerte para el día de hoy, soy Leo” –le mandaba el mensaje a su compañero de clases, no eran grandes amigos pero hacían trabajos en equipo de vez en cuando así que un favor no se le niega a nadie, eso fue lo que pensó.


Su celular llego enseguida con la contestación enviada por el peliverde, pero no era lo que él quería: “¿Quién crees que soy? Walter Mercado, como sé que no me dejaras en paz y lo haces por una buena causa te lo diré, tu estas en la posición 6 del día, y tu objeto de la suerte es cualquier objeto azul cielo que te encuentres” –como anillo al dedo, sabía que podía usar de objeto de la suerte, mejor dicho a quién, saco una de las fotos del portarretratos sobre su mesa de noche y corto la parte donde se encontraba él y su peli celeste hasta ahora amigo.


“Gracias Tsunderima, luego te daré consejos de amor para que te le declares a Takao P.D. Te espero en mi departamento en la fiesta aquí será.” –Midorima se sonrojaba cuando abría y leía el contenido del mensaje, se encontraba efectivamente en una tienda buscando su objeto del día, acompañado por nada más y nada menos que el pelinegro mencionado en su mensaje, el alcanzo a ver el sonrojo del peliverde y no desaprovecho la oportunidad de usarlo en su contra.


-Shin-chan, te vez tan lindo cuando te sonrojas –le decía el azabache con una gran sonrisa, le gustaba el peliverde pero dejaría que el tomara la delantera.


2da. Cosa por hacer.


Después de que le mando el mensaje a Midorima de despedida, procedió a llamar a alguien más, esta vez a un pequeño que compartía ciertas similitudes con el peli celeste, Ryou Sakurai. Por azares del destino o más bien porque el peli celeste se lo pidió, había entrado a un concurso de cocina organizado en la escuela resultando primer lugar, nadie lo creía, fue ahí donde conoció al pequeño castaño quien había quedado en segundo, se hicieron amigos y después de eso solían hablar de lo que tenían en común, la cocina, le había dicho que le ayudara a preparar algo para la fiesta, un banquete gourmet o algo así, puesto que el hermanastro de Kuroko, Akashi le veía con desprecio, ya que era de alto nivel social, muy diferente a Kuroko y al propio Kagami, ya que tanto él como el peli azul eran muy sencillos y no presumían de lo que tenían.


-Con esto no quedare mal ante ese enano bicolor –se decía.


El teléfono sonaba, nadie atendía hasta que:


-¿Qué diablos quieren? Es sábado acaso no razonan –una voz mal humorada, soñolienta y fastidiada se escuchaba al otro lado de la línea.


-¡Ahomine! ¿Qué haces en casa de Sakurai? –Reacciono un poco tarde, sabía que su compañero y mejor amigo Ahomine, andaba detrás del tierno y buen chef Sakurai pero no pensó que ya estuvieran tan avanzados –oh ya veo, parece que anoche no durmieron jajajaja.


-Cof-cof… -Aomine no lo admitiría pero ese comentario lo avergonzó –Eso no te importa, ¿Qué riatas quieres muy temprano en sábado y llamando a Ryou? –se notaba cierto celo en su voz.


-Tranquilo bestia… no lo quiero para nada indecoroso, quedo de ayudarme hoy para lo de Kuroko, y bueno llamaba para preguntar a qué hora vendría a la casa –le decía Kagami riéndose pues se daba cuenta de los evidentes celos del moreno.


-No podrá ir estará todo el día aquí conmigo de hecho ya me…. –fue golpeado por una gran sartén en la cabeza dejando al moreno noqueado.


-Kagami-san… lo siento, lo siento Aomine-kun fue grosero, pero no te apures solo dime la hora y allá estaré –le decía muy tranquilamente no se había dado cuenta como había dejado al moreno.


-Bueno ya sabes el plan, una cena elegante para todos los colados, y una cena más romántica solo para dos, iré preparando algunas de las cosas, para no dejarte todo a ti, gracias Sakurai –el castaño solo asintió con un sonido y ambos colgaron.


Ahí estaba el castaño en su sala tratando de revivir a un moreno noqueado por una sartén y cuando lo logro una ola de “lo siento” atacaron al moreno, el castaño no midió su fuerza.


3era. Cosa por hacer.


-Amuleto de la suerte… ¡listo! Comida… ¡listo!... lo que sigue es… -decía el pelirrojo animado su plan iba tomando forma.


-Kise –hablaba el pelirrojo.


-¡Kagamichi! –le gritaba el rubio aturdiendo a Taiga –hoy es el día.


-Ya lo sé idiota no tienes que gritar –le reclamaba, parecía que todos tenían en conocimiento lo que el pelirrojo estaba planeando menos el peli celeste y el enano bicolor de Akashi.


-¿en que te puede servir este guapo y tierno corderito? –le decía el rubio, solo porque Kagami no vio la cara que puso Kise sino habría vomitado por lo infantil que se había visto.


-¿Cómo que en qué? Acaso ya lo olvidaste idiota –le decía el pelirrojo.


-Nee… Kagamichi, eres muy amargado, claro que lo recuerdo, Yukio y yo vamos a ir a invitar a salir a Furihata y después buscaremos a Akashi para distraerlo un poco, o me equivoco –le decía el rubio, al parecer Kagami ya tenía la carnada lista para el rey león, un lindo y tierno chihuahua,  era de conocimiento de todos que al emperador cretino le atraía de sobremanera el tembloroso de Kouki, pero ante él se doblegaba y Akashi no lograba articular una oración al cien por ciento, la mayoría de las veces que había estado frente a Furihata solo decía incoherencias que al cachorro le parecían graciosas.


-Ok Kise veo que hiciste tu tarea bien hecha –le decía Kagami, haciendo alusión a lo que le dijo el rubio.


-Kagamichi no tiene por qué saber lo que hago con Yukio, pero si insistes luego te paso unos datos de cómo tratar a tu uke –le decía pícaramente el pelirrojo.


-Cállate idiota –se sonrojaba Kagami, apenas iba a confesársele a Kuroko y él ya lo estaba encamando con el peli celeste, aunque no negaría que la idea fue grandiosa.


4ta. Cosa por hacer.


Una vez colgó con Kise, el siguiente era su hermano, a él solo fue a levantarle vivían juntos, no eran hermanos de sangre pero se consideraban como tal, su amistad así lo había conseguido, aunque ese lazo despertaba ciertos celos en un pequeño peli celeste que no se atrevía a decir lo que sentía.


-Taiga es demasiado temprano, ya me repetiste el plan como 20 mil veces, iré por Atsuchi y buscaremos a Kuroko con el pretexto de pasear a Nigouh –le decía soñoliento el pelinegro desde su cama, la noche anterior estuvo “ocupado” con el peli lila en su habitación, el pretexto era genial, Tatsuya recogería a Nigouh para llevárselo al pelirrojo, esa idea fue aportada por Kise él se había dado cuenta de que el peli celeste no tragaba del todo a Himuro, le tenía un poco de celos, y al no saber dónde vivía Kagami iba a querer acompañarlos, así Himuro y Atsuchi obligado por una gran bolsa de dulces y su caramelo favorito (Tatsuya) le sacarían de la casa y lo llevarían hasta la de Kagami.


-Está bien Tatsuya vuelve a dormir –le decía el pelirrojo cerrando la puerta, ya todo se había alineado.


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-¡Feliz Cumpleaños! Tetsu –le decía un pelirrojo saltando a la cama del peli celeste, compartían habitación, eran hermanastros, la mamá de Tetsuya se casó con el papá de Akashi y ahora eran familia, de buena posición económica, pero su carácter era diferente, Kuroko era más sencillo, no le gustaban las cosas lujosas ni nada de ese mundo, en cambio Akashi si amaba todo eso, solo había algo sencillo que le gustaba su chihuahua miedoso.


-Gracias Akashi-kun –le contestaba las felicitaciones.


-Aquí tienes –le extendía una caja con envoltorio de regalo –un pequeño presente.


-Akashi-kun no tenías que molestarte –lo habría, un nuevo teléfono y de los caros, que acaso no veía que ya tenía uno, además no pensaba que ni loco saldría a la calle con una cosa de esas, eso ya parecía azulejo de baño de lo grande, cuadrado, liso y delgado que estaba.


-no es molestia, recuerda que como futuros herederos de las compañías de mi padre debemos portarnos a la altura –le decía –y bien ¿A dónde quieres ir a festejar? Vamos a las aguas termales, pero nos tendríamos que llevar a todos con nosotros y bueno crees que Kouki quiera venir –le decía como no queriendo la cosa –Kuroko sabía de la debilidad de su hermano, por muy frio y calculador que fuera, frente a ese chihuahua no podía hacer y decir nada.


-No puedo, hoy vendrá Kagami-kun a recoger a Nigouh y tengo que entregárselo –se excusaba.


-Puedes dejárselo a cualquier sirviente y que él se lo de, por eso no hay problema –le contestaba – o ¿es que quieres ver a ese bobo? –le preguntaba, el padre de Akashi y Taiga eran socios de la misma empresa, compartían ambos 50% de la propiedad de la misma, aunque siempre se han conocido, el pelirrojo bicolor no aprueba la actitud que Taiga ha tenido desde que puede recordarle, siempre fue muy burdo, nunca lograron congeniar bien, no es que fuera mal tipo, simplemente no se entendían.


-Akashi-kun es de mala educación hablar de los demás cuando no están presentes –le decía –pero respondiendo a tu pregunta, si lo quiero ver –desviaba la mirada con un ligero sonrojo.


-Tetsu, y ¿cuándo planeas decirle lo que sientes? –le preguntaba, aunque no quisiera aceptar del todo a Kagami como alguien de su mismo nivel, sabía que Kuroko seria eternamente feliz con ese bobo por un lado.


-Pronto… -lanzaba un suspiro.


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Eran ya las 4 de la tarde el tiempo se había ido volando en el departamento del pelirrojo estaban, Kagami, Ryou y Aomine, aunque este último no aportaba nada a lo que había que hacer, Murasakibara y Himuro ya habían salido en busca del peli azul.


-Vaya Bakagami veo que serás una buena esposa jajajajaja –se burlaba Aomine por ver cocinando al pelirrojo.


-Cállate Ahomine –le reclamaba el pelirrojo.


-Ahomine-kun, tu deberías aprender –acaso Ryou le había llamado idiota.


-Jajajaja yo no juegues Ryou eso es de maricas –error, el comentario hirió al castaño, quien clavo el cuchillo en la tabla donde picaba verduras con mucho más fuerza.


Tanto Aomine como Taiga se dieron cuenta del enfado del castaño, el pequeño no tenía la intención de dañar los planes de su amigo pero Aomine le había insultado un poco, estaba bien que aun siendo chico saliera con él, pero Sakurai se sentía tan hombre como cualquier otro.


Kagami noto la tensión en el ambiente –Etto… ¿Sakurai eso debería ir ahí? –le señalaba los trozos de madera que se habían desprendido de la tabla.


Sakurai se sonrojo apenado por no darse cuenta de lo que estaba haciendo a causa del enojo –Lo siento lo siento lo siento –se disculpó varias veces pero Kagami le calmo.


-¡Las bebidas! –se acordó de pronto, no las había comprado, y tampoco el regalo para el peli celeste.


-Bakagami, ¿eres idiota? Con que no íbamos a pasar la comida a brincos –decía el moreno esperando que Sakurai se riera aunque fuera un poco, siempre le causaban gracia sus chistes, pero nada seguía serio.


-Ahomine, ya que no ayudas en nada ve y compra algo quieres –le ordenaba el pelirrojo.


-No, ve tú de quien es todo este arguende –le contestaba el moreno guiñándole un ojo, pero su respuesta tenia trasfondo quería un momento a solas con Ryou para pedirle, rogarle mejor dicho que le perdonara.


Kagami se dio cuenta de esa intención y accedió a ir él mismo a la tienda –está bien, no te confiaría una tarea a ti, aunque de eso dependiera mi vida –se burlaba del moreno, haciendo una seña con la mano diciendo que le pegarían una vez que los dejara solos.


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El timbre de aquella mansión sonaba, la entrada desde el portón del terreno hasta la puerta de la casa había sido agotadora, vaya que era excéntrico el padre de Kuroko, poner un camino de 1 kilómetro desde la primera entrada está loco, eso era lo que pensaba Tatsuya.


-¿diga? –atendía un mayordomo.


-Hola soy Tatsuya, vengo a ver a Kuroko -le contestaba expresivamente -¿te llamas Sebastián? –la mayoría de los mayordomos en las series y películas tenían ese nombre.


-El joven amo está en la parte trasera jugando con su cachorro –ni siquiera le prestó atención al comentario sobre su nombre –por aquí por favor –y les guio hasta donde estaba Kuroko.


-Jove le buscan –Kuroko sonrió, el esperaba a un alto pelirrojo, su sonrisa cayo cuando vio a esa persona que no le caía del todo bien.


-Hola Kuroko –le saludaba el pelinegro –vengo a llevarte a mi casa, Kagami no pudo venir por Nigouh pero yo vine en su lugar –le decía sonriéndole, era de su conocimiento que el peli celeste no lo tragaba y más o menos se daba una idea del porqué.


-Si Kagami-kun no tiene tiempo para venir a recogerlo, menos para cuidarlo, mejor déjalo y vete –le contestaba de mala gana, es que acaso Himuro le tenía que restregar que vivía junto a su pelirrojo.


Una venita se marcó en la sien del pelinegro –no vine hasta aquí para nada, Atsuchi –llamaba al peli lila que estaba a un lado de él y le daba una orden al oído al titán.


-Kuro-chin lo siento pero Muro-chin lo pide –tan pronto termino de elaborar la frase tomo al peli celeste de la cintura y lo cargo cual costal de papas.


-Murasakibara-kun –dijo aquel trabalenguas que el alto tenía por apellido –bájame o le diré a Akashi-kun –amenazaba, el peli lila respetaba mucho a Akashi.


-Lo siento, pero solo Muro-chin me puede ordenar ahora –le dijo el titán haciendo que Himuro riera.


-Kuroko no camine un kilómetro desde tu entrada hasta aquí para nada, te lo diré de una vez por todas, Kagami no me interesa como tú crees, ya tengo a mi grandulón, así que por favor ya no me trates como tu rival –le decía el pelinegro apenando a Kuroko quien ocultaba su sonrojo pegando su cara en la espalda de Murasakibara.


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Mientras tanto en un gimnasio de la ciudad se encontraba un pelirrojo de ojos bicolor haciendo ejercicio.


-Akashi-chi –le decía un rubio que recién llegaba –me dijo Yukio que Furihata tiene algo que decirte y es muy muy importante –le decía.


-Kouki… -sus ojos brillaban -¿y donde esta? –le preguntaba inquieto.


-tienes que ir a recogerle a su casa, y llevarlo a la fiesta en casa de Kagami-chi –le decía.


-¿Por qué con ese bobo? –Le contestaba –no puede ser a otro lugar.


-No, Furihata tiene que está ahí también, y tú por supuesto que debes ir junto a él, sino te perderás de lo que te tenga que decir.


Diciendo eso el rubio, se bajó de la máquina de hacer ejercicio, se dirigió a los baños a ducharse y de ahí a la casa de Furihata.


-Misión cumplida –sonreía Kise.


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-Ryou me perdonas, soy un completo idiota y no mido las consecuencias de las palabras que salen de mi boca, por favor perdóname, estoy tratando de cambiar, ya sabes por quien –le sobaba el vientre sonrojando a Sakurai.


-Te amo Ahomine –rio Sakurai al llamarle idiota sin querer.


-También te amo –se besaron tiernamente.


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Ahí estaba el pelirrojo debatiendo en que comprar de regalo al menor, nunca le había escogido un regalo, en ocasiones pasadas, fue Himuro quien compro los presentes para el menor.


-Ahora que hago –se preguntaba así mismo.


-¡Kagami-kun! –le gritaba un pelinegro desde los pasillos de aquella tienda.


-Takao, Midorima, ¿Qué andan buscando? –les preguntaba intrigado.


-Buscábamos condo… -decía Takao siendo interrumpido por la mano del peliverde quien le cubría la boca sonrojado.


-¡¿EH!?... Midorima pervertido –se burlaba Kagami había alcanzado a entender lo que buscaban.


-Cállate Bakagami –le espetaba el peliverde aun con el sonrojo en la cara –y tu ¿Qué haces aquí? –le preguntaba, había visto el carrito de compras lleno de refrescos y una que otra botellita de alcohol, sería una buena fiesta eso pensó.


-De compras como ves, pero no sé qué regalarle a Kuroko –entonces Takao le hizo una seña a Kagami para que se agachara quería decirle algo en la oreja.


-sexo contigo –le susurro al pelirrojo alterándole los nervios por lo dicho.


-Bakao –Midorima por la expresión de Kagami se percató que no le dijo nada decente.


-yo ya compre su regalo, es de parte mía y de Shin-chan –decía el pelinegro.


-¿y qué es? –le preguntaba Kagami, así se daría una idea de que regalarle.


-Eso no se dice, lo compre yo así que ni siquiera Shin-chan lo ha visto –decía con picardía, después de todo era Takao nada de horario familiar se podía esperar viniendo de él –que tal si te pones un moño en la cabeza y te ofreces como su regalo –la idea sonó descabellada pero a Kagami parece que le agrado, iba a decir que si bromeando a lo dicho por aquel pelinegro cuando este término su frase –pero tendrías que estar completamente desnudo y llevar el moño en la ver… -nuevamente apareció la mano del peliverde para callarle.


Ya una vez que Kagami fue pervertido por Takao, se decidió a comprarle un pequeño tigre de peluche, tal vez sería algo estúpido pero quería que el peli celeste siempre le recordara, y con ese pequeño tigre que tenía cierto parecido con él estaba por seguro que lo haría.


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8:00 p.m.


Después de tantos planes, alguna que otra pelea, aclaraciones y declaraciones, paseos por toda la ciudad hasta que llegara la hora, ahí estaban todos los invitados dentro del departamento del pelirrojo.


Dentro estaban Taiga y todos sus compañeros de clase con sus respectivas parejas: Kise y Yukio, Aomine y Ryou mas cariñosos que nunca y siendo felicitados por todos al enterarse que tendrían un bebe, Midorima y Takao, Akashi quien trataba de hablar con Kouki pero nada mas no lo lograba, se le atoraban las palabras en la garganta.


-Kou…Furi…Furi-kun –se acercaba nervioso el pelirrojo bicolor –sabes que…. Es lo que pasa aquí –seguía nervioso, y sentía todas las miradas de los demás sobre él, sus amigos empezaban a hacer apuestas de si podría o no decirle a Furihata que se sentía atraído por él.


-Una fiesta –dijo Kouki haciendo que Akashi se viera confuso –para Kuroko, la planeo Kagami realmente le quiere –eso no le gustó mucho, pero se había prometido que mientras su hermano fuera feliz no habría problema.


No se dio cuenta cuando su pánico de estar con Kouki y hablarle se disipo, ya conversaban de manera normal sin tanto corto o incoherencia por parte del pelirrojo, tal vez ya se estaba acostumbrando a hablar con Furihata o eran las copas que llevaba demás, pero de un momento a otro se encontraba besando a Furihata con una pasión que dejo en shock a los demás, el recto y catrín de Akashi dando ese espectáculo a tan temprana hora de la tarde/noche.


-No llegan –decía Kagami decepcionado, ya habían tardado mucho, y Himuro no aparecía con Kuroko.


En eso sonó el timbre de la puerta, esa era la señal para que se prepararan, apagaran luces y estuvieran listos para sorprender al peli celeste al entrar.


-¿Por qué tocas el timbre Himuro-kun? No se supone que también es tu casa –le preguntaba sarcásticamente el peli celeste, estaba molesto y fastidiado por la posición tan vergonzosa en la que el peli lila le había cargado durante las 4 horas que lo trajo dando vueltas en el centro comercial, en alguna ocasión logro zafarse de ellos pero fue capturado nuevamente.


-No des lata Kuroko que de no ser porque te tuvimos que perseguir ya estaríamos aquí desde hace rato, además yo entro a mi casa como me dé la gana –Himuro ya estaba igual que Kuroko, de no ser por que apreciaba demasiado a su hermano no habría hecho toda esa payasada.


-¿por cierto donde esta Nigouh? –le preguntaba el peli celeste, de lo molesto que iba ni se había dado cuenta que por cargarlo y salir corriendo Murasakibara y Himuro lo habían dejado en su casa.


-Está en tu casa, total eso no era lo importante –dijo sacando su llave y para abrir la puerta, ya habían pasado unos minutos desde que timbro, ya tenían que estar listos.


Al entrar Murasakibara bajo a Kuroko y  lo empujó hacia adentro, todo estaba a oscuras, pero de pronto fue iluminado por las luces y una lluvia de serpentinas le cayeron en la cabeza a Kuroko, junto un “Felicidades” en coro, todos sus amigos estaban ahí, y al final vio a la persona que estaba esperando ver en todo el día, esperaba recibir su felicidades era lo que le haría más feliz.


-Kuroko… felicidades –le dio una caja bastante grande y se sentía pesada, todos estaba preguntándose qué seria, solo Takao y Midorima sabían que era, pero fueron amenazados por el pelirrojo de decir lo que buscaban en la tienda si decían algo, por lo que el peliverde obligo a Takao a hacer boto de silencio, junto con el regalo vino un abrazo que fue lo mejor para ambos, respiraban el aroma del otro y se embriagaban con él, se deseaban pero ambos tenían pena de decir lo que sentían.


La fiesta paso normal o bueno lo más normal posible, entre la lucha por ver quién era más pervertido si Takao o Kise, este último emborrachando a mas no poder a Akashi quien se la pasaba de meloso con Furihata, el chihuahua solo se avergonzaba pero estaba feliz ojala Akashi no se arrepintiera de eso, Yukio y Midorima trataban de silenciar los comentarios pervertidos de sus parejas, Aomine cuidaba de Ryou que no fuera a beber no le convenía en su estado y él tampoco bebió. Himuro quien ya estaba de mejor humor le pagaba la deuda a Atsuchi con una gran bolsa de golosinas vaya que era fácil complacer al grandote.


Y nuestros protagonistas estaban platicando serenamente, no les importaba mucho el borlote que tenían los demás, conversaban trivialidades y Kagami contaba uno que otro chiste o arremedaba a cualquiera de sus conocidos para hacer reír al peli celeste, le gustaba verlo así, expresivo, y cerca de él, no es que fuera posesivo, pero se había guardado tanto ese sentimiento que a veces dolía tenerlo escondido y por eso estallaba en celos o se ponía de posesivo, todos lo notaban excepto Kuroko, a quien también le pasaba algo parecido, solo que él no lo denotaba tanto.


Se hizo muy tarde y todos cenaron a excepción de Kuroko y Kagami ellos lo harían mas tarde a petición de Sakurai, bebieron hicieron y deshicieron, Akashi totalmente borracho fue llevado a casa por Kise y Yukio, y como no queriendo la cosa, Akashi se llevó “forzosamente” a Kouki con él, alegaba que solo así dejaría a Kuroko ahí, ya que haría pasar a Kouki como Kuroko una vez que entrara en su habitación, todo para que sus padres no se dieran cuenta –Si claro Akashi-chi pervertido –le decía en tono de burla Kise.


-¿Quieres… morir Ryota? –decía mientras abrazaba a Kouki y salían del departamento.


Aomine y Ryou se fueron junto con Midorima y Takao, estos últimos tenían unas preguntas que hacerles a los recién declarados padres, y es que posiblemente algún pequeño pervertido o tsundere también vendría en camino.


-Taiga me voy, iré a la casa de Atsuchi –le decía Tatsuya.


-De verdad lo siento, tener que sacarte de aquí –le decía apenado.


-Como si no quisieras quedarte solo –reía y cerraba la puerta del apartamento.


Todos se fueron, solo quedaron ellos dos, entonces Kagami entro a un cuarto y llamo a Kuroko. Cuando el peli celeste entro se sorprendió por todo lo que estaba dentro, una mesa varios platillos en ella, se veía bastante elegante el asunto, se alumbraba el cuarto con luz de las velas que había en las mesas, y fue llamado por el pelirrojo para que tomara asiento.


-Kagami-kun… ¿Qué es todo esto? –le decía Kuroko a Kagami.


-No… te gusto –con cara de preocupación contesto.


-No es eso…. Solo que me sorprende que puedas hacer este tipo de cosas… -un mensaje llego era de Kise.


“Kagami-chi deje un presente para ambos, está en la caja color rojo con moño dorado, ábrelo una vez te diga que sí,  disfrútalo” –Kagami se preguntaba que podría ser, pero no se apresuró en saber, primero tenía que tentar terreno.


-Kuroko… yo bueno… tú… ¿te gusta alguien? –tartamudeó al preguntar, haciendo que Kuroko soltara la cuchara con la que comía y abriera los ojos de la impresión por la pregunta.


-Etto… Kagami-kun ¿Por qué quieres saber? –preguntaba sonrojado, que te pregunte si alguien te gusta la persona que te gusta a ti causa un poco de nervio.


-es… que… quiero saber –difícil –Kuroko yo te seré sincero –bajaba la mirada –bueno… yo…. Tu… puede que… -solo palabras al azar, vomito verbal salía de su boca sin coherencia.


-Kagami-kun…. –suspiro –me gustas –así sin más ni más, solo directo, se sonrojo al darse cuenta de lo que había dicho, tal vez pensó en voz alta.


-Kuroko… ¿Qué?… ¿Qué dijiste? –Kagami no podía creer lo que oyó, era correspondido, lo era, por dentro brincaba de felicidad.


-Kagami-kun… yo he… perdóname si te dije algo que te incomodara –de que estaba hablando acaso era lento, preparo una fiesta, una cena romántica a la luz de las velas y le regalo un peluche para que lo recordara, es que no se daba cuenta de que con sus acciones le gritaba que lo quería.


-Kuroko… tu… también… me gustas… -dijo entro cortado y nervioso jugando con sus dedos y desviando la mirada. Kuroko se sintió correspondido y un sentimiento cálido se apodero de él.


-Kuroko ¿quieres ser mi novio? –le lanzaba la pregunta buscando ver directamente a sus ojos, esos ojos celestes que le habían enganchado.


Kuroko se sorprendió aún más –no... –Dijo, haciendo que a Kagami por poco se le parara el corazón – es un sueño verdad, dime que me lo estás diciendo de verdad –realmente no lo podía creer, amaba y era correspondido.


Fue entonces que Kagami se paró de su asiento y se acercó al peli celeste, se inclinó y se lo volvió a pedir –Kuroko ¿quieres ser mi novio? –tomo la mano del menor y la beso, haciendo sonrojar al más pequeño.


-Si –respondió y se arrodillo para abrazar a Kagami, busco los labios del mayor para sellar ese inicio de relación con un beso, un tierno beso, nada pasional, quería experimentar el sabor a Kagami.


Se besaron tiernamente, un poco torpes al inicio, estaban aún apanados por todo lo que estaba pasando, pero aprendieron rápidamente, sus labios parecían encajar a la perfección, se separaron  y ambos sonrieron, tenían tanto tiempo querer probar los labios del otro y por fin lo habían logrado.


-Kagami-kun ¿puedo abrir mi regalo ahora? –le preguntaba el peli celeste.


-Si… etto si no te gusta lo puedo cambiar… -le decía el pelirrojo.


-Lo que me de Kagami-kun siempre me va a gustar –le decía con un leve sonrojo en las mejillas.


Al abrir el regalo Kuroko vio que era un tigre de peluche, entonces sonrió –“seguramente piensa que soy un idiota por darle algo así” –pensó Kagami.


-Esta bonito el tigre –le dijo –pero conozco uno mejor que este –a Kagami esto lo decepciono había algo mejor que ese regalo, Kuroko arranco el moño de la caja y se lo puso en la cabeza a Kagami -¡este! –sonrió, Kagami lo vio sorprendido recordando la idea de Takao, después de todo no sonaba descabellada –quiero este Tigre –y le beso.


-Entonces Kuroko Tetsuya me entrego a ti –se sonrojo, y recordó el mensaje de Kise.


-Kagami-kun pervertido –le dijo con un puchero, pero abrazándolo –te acepto.


-Oh Kagami-kun ¿y esa caja? –Le preguntaba por la otra caja que ahí estaba –también es para mí –pregunto.


-Bueno se puede decir que sí, es de Kise, dijo que era para ambos –se paraba e iba por la caja para regresar a donde Kuroko estaba en el suelo sentado.


La caja no era grande, y no estaba tan pesada, por lo que no sería la gran cosa.


-Bueno hay que abrirla –quitaron todo el montón de papeles que había dentro de la caja hasta descubrir los presentes, ambos se sonrojaron.


La caja contenía: lubricante, una caja de condones, ropa interior la línea de ropa que el promocionaba que no dejaba mucho a la imaginación o mejor dicho daba mucho a que imaginar  y al final de todo una nota que decía: “usen los globitos porque puedo ser tío y todavía estoy muy joven para eso, felicidades Kuroko”.


-Kise idiota –maldecía Kagami rojo hasta las orejas, Kuroko solo lo veía, a su parecer el ver a Taiga avergonzado era lo más tierno, y le gustaba así, bobo pero romántico.


-Kagami-kun… ya sé que el cumpleaños es mío, pero…- tomaba una de las prendas que había en la caja –esta vez seré tu regalo –le dijo volviéndolo a besar –ya te tocara a ti ponerte esto después –sonrió y corrió a cambiarse, sin duda alguna esa noche tendrían mucho que darse y recibir ambas partes, aun cuando el cumpleaños de uno ya había terminado y el del otro ni siquiera estaba cerca.

Notas finales:

Gracias por leer :)

Espero haya sido de su agrado, nos vemos en los proximos capitulos de mi otro fic Polos Opuestos (finaliza el comercial)

Hasta la proxima


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