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CHANDELIER por Annis

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Notas del capitulo:

Hola.

Tanto tiempo sin haberles publicado algo nuevo ¿Cierto?

Nuevamente me tienen aquí, está es quizás la última publicación que vaya a hacer en esta cuenta.

Escribí esto pensando en la letra que llegó profundo, y sin embargo, terminé com siempre, desviandome de mi objetivo.

Es la primera vez que hago un songfic, ¿Pór qué no lo hice con la letra en inglés?, bueno, a la lista de mí (nótese el sarcasmo) no guardó el archivo, y era lo único que tenía ¬¬ entonces, por eso está así. A lo mejor muchas personas querrán esto en su idioma orginal... ¿Qué tiene de malo el español? Es un idioma bonito y complejo, solo que debemos utilizarlo adecuadamente, en fin, me desvié del tema.

El punto: es mi primera vez, y creo que es algo raro y feo. .-.

Hice mi mejor esfuerzo, ¡lamento los errores! 

 

CHANDELIER

 

Las chicas fiesteras no se hacen daño,

No pueden sentir nada, ¿Cuándo aprenderé?

Lo empujo, lo empujo.

Soy a quien llamar para pasar un buen rato.

El teléfono está que estalla, suena el timbre

De mi puerta.

Siento el amor, siento el amor.

 

 

Conoce los límites, sabe perfectamente la clase de persona que es… Impulsiva hacia los placeres, finge no conocer las consecuencias o no le interesan.

 

 

¿Cómo es que llegó a sentir algo? No es su tipo, no se encuentra en su lista de prospectos. Aunque tampoco es como si tuviera alguno.

 

 

Se dejó guiar hacia ese camino de embriagante de alcohol, ¿para qué engañarse?, a él también le gusta despegar de vez en cuando las alas… le gusta volar como a la mayoría de las personas de su edad.

 

 

1,2,3   1,2,3   bebe.

1,2,3   1,2,3   bebe.

1,2,3   1,2,3   bebe.

 

Apuro los tragos

Hasta perder la cuenta.

 

 

El cristal golpea la mesa en una desgastada rutina. Toca la madera de la mesa para impulsarse hacia el aire. El contenido frío se vierte en ese cuerpo joven y vigoroso pero lleno de penas.

 

Sonríen, todos lo hacen. Juegan a ser felices aunque sin ser capaces de notarlo, la máscara se cae a pedazos. Excepto la de maknae, esa permanece imperturbable. ¿Acaso no conoce de penas?

 

Frunce el ceño, la fría pared que muestra su compañero de alcohol le molesta. No debería ser el único inmutable, debería estar como los demás. Se acerca suspicaz de que se encuentre tan ebrio como el resto, su nublada mente insiste en que cuente las botellas vacías frente al menor. No, el sentir pesa más que la observación.

 

Se acerca… y entonces descubre que la colonia mezclada con sudor es un aroma exquisito para sus sentidos. Descubre que la piel es blanca, se ve tersa. Despierta una curiosidad por tocar, palpar en su para comprobar si la vista no miente o si olfato juega mala broma.

 

El objetivo por el cual invadió el espacio vital de la otra persona termina por fulminarse ante esos ojos oscuros con brillos. Esa mirada,

 

¿Qué querrán decir los ojos?

¿Qué secretos escoden esas pupilas dilatadas?

Está muy ebrio, es incapaz de distinguir la realidad de sus pensamientos enredados sin embargo, comprende que real o no, su compañero es otra persona estando tan cerca, con las distancias acortándose donde no hay manera de huir ni existen distractores mayores. Vista, olor… y tacto.

 

 

--¿Qué pasa?

 

 

La voz le pregunta. Qué raro, sonó tan… sensual aunque para nada encajara con el ceño fruncido. No tarda en percatarse que a maknae no le agrada demasiado su cercanía.

 

 

--¿Por qué…? ¿Cuál es la razón? –--Suelta molesto. Siente hervir la sangre, eso sucede cuando está alcoholizado, pierde los estribos fácilmente. Sujeta la camisa, se acerca.--- ¿Por qué demonios no te gusta estar cerca de mí?

 

 

Bien, esas no eran ni las maneras, ni el momento oportuno para escupir dichos reclamos, pero se frustra ver el rostro así, repeliendo su presencia casi como si de una peste de tratara.

 

 

--No lo sé… ---Respondió el otro, honesto. Ello fue inesperado.

 

--¿Qué te he hecho yo…? –--Inquirió con rencor. ¿Por qué le odiaba? ¿Por qué la aversión?

 

 

Quería tocarlo, quería sentirle, olfatearle… inclusive, degustarle. No obstante, esa maldita barrera. El rechazo total.

 

 

--Nada malo… solo… no me agradas demasiado.

 

 

Asintió esforzándose por aceptar la respuesta. Mentira, estaba en negación. ¡Era la única persona del mundo que conocía que le decía que no le agradaba su compañía en su cara! Lo admiró por su sinceridad.

 

 

--Soy malo.

 

--No… eres diferente a mí.

 

 

Parpadeó, con mala cara aguardó las distancias en lo que su alcoholizada mente asimilaba lo ocurrido.

 

 

Voy a columpiarme sobre el candelabro,

Sobre el candelabro,

Voy a vivir como si el mañana no existiera.

 

 

En medio de tanta oscuridad sobre la cual es fácil perderse, se sujeta de una mano tibia. El respingo es compartido, pero Kang sonríe… no es común que maknae esté nervioso o sea pillado con la guardia tan baja.

 

La mano pequeña… suave y cubierta de la capa de vellos. Tibia… sus yemas hacen el intento de registrar la textura, cada rincón de esa mano prisionera será suya.

 

 

--Dae… ---Advertencia en la voz, la ignora.

 

--Solo cállate. –--Su rostro inmutable, pero sus manos entrelazadas. Hay un juego entre sus dedos. Se tocan, se rozan… se siente tan bien. Demasiado bien.

 

 

 

Como si no existiera,

Voy a volar como un ave a través de la noche,

Sentir mis lágrimas mientras se secan.

Voy a columpiarme sobre el candelabro,

Sobre el candelabro.

 

 

Sobre una cómoda cama, donde molesta el ruido, donde fastidia la ropa, donde el oxígeno impide tomar más… beso a beso, quiere consumirlo todo, embriagarse.

 

Le parece escuchar balbuceos, algo sobre estar seguro de lo que hacen, algo de sabrá el demonio qué…

 

No responde a ninguna pregunta, no responde a ninguno de los comentarios. Solo piensa en lo que necesita, en lo que desea…

 

Olvida quienes son, de dónde vienen, olvida la racionalidad… solo por esta noche, será libre. Y qué mejor compañero de locuras que maknae.

 

Desviste, desviste… las prendas rozan antes de una caída descuidada. Las pieles se reconocen por primera vez de una intención completamente distinta.

 

 

La tibieza se vuelve un calor cada vez más sofocante, encantadoramente sofocante.

 

Los labios chocan, se funden, se enfrentan, se apoderan de territorios. Jadeos, gemidos y gruñidos.

 

Se detiene a pensar un solo momento… “él es el más indicado para pasar un buen rato, un momento de locura” porque no habrá replicas, no habrá remordimientos, no habrá absolutamente nada de vestigios.

 

¿Cuántas manos habrán recorrido esa piel? Seguramente ninguna se tomó el tiempo para contemplar ni explorar exhaustivamente a esta criatura. Solo él lo hace.

 

La tez es como luce, aunque la vista no hace justicia al tacto.

 

La voz masculina de esta persona jamás se había escuchado tan perfecta, tan corrompida.

 

Subir y bajar, arañar el cielo antes de caer libremente contra el suelo del infierno. ¿Cómo era posible aquello? Siente y luego existe. Piensa y luego concluye.

 

Entrar y salir caóticamente, una turbulencia salvaje. Un tornado que va destruyendo todo a su paso con fuerza demoledora. Sudor y fluidos, oscuridad y pasión desenfrenada.

 

¿Tenía experiencia en ese tipo de cosas? En absoluto, pero su compañero, del que pronto notó que tampoco tenía más que conocimientos básicos superficiales, le fue guiando a base de prueba y error. Prueba y error.

 

Fue comprendiendo lentamente, un arañazo era la indicación que repitiera la acción, un mordisco; es que está extasiado, y esos gemidos roncos…provocación.

 

La mente ahogada en alcohol… juntos caen en ese remolino de dolor desesperante y placer extenuante. Adicción hacia un ser.

 

La furia de que el final se acerca sin haber siquiera perpetrado lo suficiente dentro de esa persona enerve las venas, se vuelve un asaltante violento, lo quiere todo, lo exige como un delincuente torturando a una víctima. Quiere tener cada gemido; cada jadeo; cada caricia; cada beso… se infiltra con violencia a cada interior de ese cuerpo y se roba todo lo que encuentra. Por ese momento, tiene el permiso de destrozarlo y arrebatarlo.

 

Pero la víctima de este robo, no se deja… no lo pone fácil. También se defiende cual fiera. Intenta protegerse como puede elevando la excitación de ese encuentro furtivo en medio de la oscuridad física y mental. Maknae le plasma marcas de una lucha feroz en esa cama. Y solo por un mísero momento, se da cuenta de un detalle… quizás abusó de la confianza permitida, traspasó los límites y esa defensa era tan real como el orgasmo que ambos disfrutaban. Descubrió que llegó a zonas prohibidas. Faltó al trato y maknae, en medio de ese placer, tenía rencor.

 

Así que cierra los ojos para descansar un poco.

 

 

 

Pero me aferro a la apreciada vida,

No miraré abajo, no abriré los ojos.

Mantendré mi vaso lleno hasta la luz de la mañana,

Porque esto soportando solo por esta esta noche,

Por esta noche.

 

 

 

Despierta alerta, con un fuerte dolor de cabeza… y se da cuenta. Lee Seunghyun se ha ido.

 

El olor en el ambiente, así como su piel desnuda rebosante en la esencia de otra persona le recuerda que todo fue real.

 

Los pies en el suelo fuera de las sábanas revueltas, este descontrol ya pasó… y nunca más se repetirá.

 

Dejará que sea borrada por la sobriedad, y el tiempo. No hay marcha atrás. Disfrutó esa experiencia, pero la realidad era ésta. No más.

 

Va al baño, donde aún queda el vapor de una ducha caliente, huele a jabón. El agua borra las evidencias, pero la mente está archivando los recuerdos confusos, en que un cuerpo masculino se entrega hacia él.

 

La toalla está húmeda. Maknae al parecer tenía prisa… no hay trabajo, no hay compromisos de agenda, seguramente va a otro encuentro. “Pobre chico, no sabe parar.”

 

Despeja aquel último pensamiento. Seunghyun es mayor para conocer las consecuencias de sus actos. Y que Jiyong o managers se encarguen de las estupideces que cometa.

 

 

Una reconfortante afusión, viste la misma ropa con la que llegó, solo que arrugada, maltrecha, sudorosa, mal oliente a tabaco. Escabullirse como ninja sin ser notado es una de sus habilidades especiales por ello desaparece sin problemas.

 

 

Abandona el “nido” de su alocada noche de copas. Es hora de volver a la vida.

 

La realidad le espera impaciente, una madre que visitar. Un agente con quien discutir el cronograma de actividades del día y un lugar de trabajo donde desempeñar su rol estipulado en un contrato.

.

.

.

.

.

Japón es un país sumamente hermoso, cultura y tecnología combinados.

 

Una nación donde es fácil caer en redes engañosas. Está solitario, aprendió a caminar solo en el medio. Comienza a desenvolverse como maknae lo hace aunque esa cadena de contactos que tiene, no puede ser superada todavía.

 

Y otra vez piensa en ese chico. Tiene ya meses que sucedió “aquello” mas ninguno se ha dignado en conversar del asunto. En realidad, no hay motivos pero hay una aguja picando su paz.

 

Todo es igual entre ellos, se hablan por conveniencia, solo lo necesario para dejar entre ver que no se estiman pero tampoco se odian. Las barreras están levantadas, las zonas neutrales son cuando en la habitación hay más de dos personas. Se evitan como normalmente lo hacen para no importunar. La indiferencia del menor es igual, y la suya también. Sin embargo… incomoda un poco. Él aún recuerda ese brillo de rencor… ¿Por qué le odiaría si ambos estuvieron de acuerdo en sus acciones?

 

No debería importarle, pero su autoestima no soporta ser odiado sin razón. ¿Quién puede soportarlo? Sobre todo recordándotelo cada momento, sintiendo la hostilidad. Por eso es más feliz cuando no está cerca del menor, muchos están más relajados cuando esa presencia no se encuentra presente.

 

Sí, es gracioso, sí, es ingenioso… sin embargo, muchas veces, cuando no hay cámaras y el libreto es dejado de lado, un Lee Seunghyun indiferente, callado y hasta frío aparece con las personas con quien no tiene estima. Choi sentía mucha tensión en un momento del pasado, Jiyong era el único que soportaba la lejanía del otro porque tenía un orgullo mucho más narcisista.

 

Seungri es popular y muy divertido. Lee Seunghyun es tan… calculador. De tantas facetas que se ve, no se puede distinguir cuál es la real. ¿Es ese chico interesado? ¿Es ese hombre “playboy”? ¿Es ese tipo manipulador y adulador? ¿Ese maknae inmaduro? ¿Es ese crío que de repente suelta frases demasiado banales pero profundas? ¿Cuál es el verdadero, o será todos ellos juntos, o será ninguno?

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.

 

 

 

El sol está alto, estoy hecha un desastre,

Tengo que largarme ahora,

Tengo que escapar de esto,

Aquí vienen los remordimientos,

Aquí vienen los remordimientos.

 

 

 

Una hermosa dama aleja su soledad junto con una botella de licor. Todos son tan hermosos… es fácil fascinarse. Y como comprobó hace seis meses, también se puede caer rendido ante los varones.

 

Ella está solo por interés, lo sabe, un buen revolcón. Ebrio como está no le importa jugar con el engañoso “amor”, solo quiere tener una compañía sin compromisos, sin remordimientos, y sin estúpidos rencores inexplicables.

 

Él no es un santo, ni un ángel… es un hombre joven, rico y famoso. Es también un crío inmaduro. Es también un “playboy” aunque con tácticas y pensamientos completamente diferentes. Es un humano, algo que las personas que le rodean suelen olvidar. No es perfecto. Bueno y malo.

 

 

 

 

Apura los tragos. Desactiva la mente y entonces… el calor en su cuerpo aparece, necesita un poco de calor humano, luego habrá tiempo para tener relaciones amorosas.

 

El perfume femenino perturba sus sentidos, la piel es tan sedosa, la voz es un eco resonante, sumamente excitante. Su interior es tan cálido como es espera.

.

 

.

 

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.

 

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Él se ha dado cuenta, no importa que hace seis meses se acostó con su compañero de grupo debido a una “alocada noche”, ningún otro hombre le atrajo, desde esa ocasión ninguna otra piel masculina le llamó la atención, no encontró otro aroma agradable, no hubo una mano que deseara tocar.

 

Su gusto por las mujeres tampoco ha cambiado, su tipo es el mismo, su cuerpo funciona perfectamente.

 

Entonces… si todo está bien…

 

¿Por qué demonios siente incomodidad?

 

Esa pregunta se hace a la mañana siguiente. La hermosa mujer le sonríe y deja un desayuno de despedida, es muy probable que no se vuelvan a encontrar en la misma cama.

Come a gusto, adora el desayuno casero.

 

Revisa los mensajes de su móvil, todo normal, todo sin cambios… y ahí se da cuenta, es la tercera vez que los revisa, los lee detenidamente. ¿Por qué haría eso?

 

“Estás esperando…” una vocecita le responde desde su mente. “Esperas un mensaje. Algo que no pasará.”

 

Frunce el ceño molesto. Lava los trastos con furia, está enojado, está molesto. ¡No debería estar así! ¡No debería sentir esa maldita incomodidad!

 

Peina sus cabellos revueltos, evita mirar sus ojos. No tiene ánimos de verse en un espejo y descubrir que está ansioso. Han pasado seis meses… ¿Por qué ahora?

.

 

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Se disponía a leer un libro que tenía desde hace mucho tiempo, es japonés, pero un japonés avanzado donde pone tanto empeño para entenderlo. Continuaba fingiendo estar entretenido cuando su móvil suena, un mensaje entrante. Y es tan raro escuchar esa melodía…da un brinco en su lugar por la sorpresa. Se le queda viendo al aparato sobre la mesita de estar escuchando las notas musicales; el tono que asignó a cierto contacto de su móvil. A cada contacto dio una canción de llamada.

 

Muerde sus labios, suspira y lo toma, sea lo que sea… necesita saberlo.

 

Vacío.

 

Un mensaje vacío… no hay letras, no hay fotos, no hay mensaje. Pero ahí está.

 

 

El nombre del contacto atrae, mira ese mensaje que ha abierto, esperando como un idiota a que las letras decidan aparecer para entender a qué se debe que después de seis meses finalmente el otro hace contacto directo hacia él.

Media hora después, ahí está mirando la pantalla. Concluye que en lugar de analizar el mensaje en blanco, es mejor analizar las acciones.

 

Una sonrisa se dibuja en los labios… lo ha entendido después de largas horas. Lo quiere ver.

 

 

 

1,2,3   1,2,3   bebe.

1,2,3   1,2,3   bebe.

1,2,3   1,2,3   bebe.

 

Apuro los tragos

Hasta que pierdo la cuenta.

 

 

 

Esto se ha vuelto una rutina cansada y demasiado cliché.

 

Salen a tomar, no importa que uno salga antes o no coincidan en el mismo club, tampoco con qué personas se encuentren… al final terminan en la misma cama, sin preguntas, sin respuestas, sin nada más que tenerse ahí, arrebatándose el uno al otro.

 

Sí, el olor sigue siendo tan agradable a pesar de que apesta a perfumes de mujeres. Sí, la piel sigue siendo tan suave como la recuerda a pesar de que encontró ciertas marcas moradas en la clavícula, y esa mano, sigue siendo tibia como sabe que nadie más la ha estrechado por tanto tiempo como él lo hace.

 

Una vez, dos veces, tres veces…

 

¿A quién le importa llevar la cuenta, en realidad?

 

Solo le gusta maknae, solo con él quiere hacerlo; ningún otro hombre. Su gusto por las mujeres es el mismo, tiene el mismo ideal para esposa… solo que… por el momento no tiene intenciones de llevar una relación amorosa seria.

 

Disfrutar ese vaivén de caderas, llegar al cielo e infierno juntos encerrados en ese tornado salvaje. Besos que roban alientos.

 

Y todo termina igual, no importa cuánto se esfuerce, no importa cuánto placer le haga sentir, al final, la mirada de rencor sigue ahí.

 

“Eres la persona más indicada para pasar un buen rato. Por eso todos quieren un poco de tu tiempo, incluyéndome.” Piensa mientras ve como la espalda se aleja una vez más, sabe que es de mañana, sin embargo, demasiado temprano.

No le molesta que se marche, tampoco cuando llega cubierto de marcas ajenas, mientras acepte estar con él, basta. Bastará.

 

Después de que le ve salir deja la cama se queda muy curioso de saber por qué siempre el otro sale tan temprano, debe estar muy agotado apenas habría dormido unas cuantas horas.

 

¿Se arrepentirá de sus encuentros? ¿Será eso? No tiene idea alguna, es un poco complicado y quizás no hay mejor manera que dejar pasar el tiempo, las cosas deberán amansarse en algún momento.  

.

 

.

 

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.

 

.

 

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.

 

 

 

Voy a columpiarme sobre el candelabro,

Sobre el candelabro,

Voy a vivir como si el mañana no existiera,

Como si no existiera.

Voy a volar como un ave a través de la noche,

Sentir mis lágrimas mientras se secan.

Voy a columpiarme sobre el candelabro,

Sobre el candelabro.

 

 

 

Daesung no lo sabe, y es muy probable que ni siquiera lo sospecha, pero no le gusta que se acerque demasiado porque se siente... vulnerable.

 

Esas manos que sujetan con fuerza, esa voz ronca rugiendo, ese estilo bruto para la intimidad que le emociona pero que al mismo tiempo le lastima.

 

Él es como las demás personas, “me ve como una vía de escape”. Sabe reconocer eso, a las malas ha aprendido que los humanos son interesados. Así que hay que tratarlas con tal indiferencia. Ojo por ojo, diente por diente.

 

Sin embargo, Kang es distinto. Él se escabulle, derrumba sus defensas y toma lo que quiere y cuánto quiere de su ser. Ese no era el trato, no era tener sexo casual…. Porque está perdiendo un poco de sí mismo cada vez que lo ve. No obstante, es incapaz de alejarse.

 

 

 

En el momento menos esperado, está escribiendo un mensaje provocativo. Está buscando la lujuria con seducción, quiere atraerlo como la miel a las abejas. Es cuando borra los mensajes y aprieta la adicción dentro del cuerpo. Lo soportará, de ninguna manera perderá ante él.

 

Estar con un chico no es tan diferente a estar con una mujer. Lamentablemente, no puede sentirse tan orgulloso del rol que desempeña, claro, eso dice en su sobriedad “no volverá a ocurrir”, y luego, cuando las ganas son más inmensas… está ahí, tocándose pensando enfermamente como le rompía la templanza y caía más bajo. Su orgullo estaba siendo ultrajado de la manera más vil.

 

Se considera un amante experimentado, aunque a su lado, quiere que experimenten en él. Es tan asqueante. Denigrante. Y lo peor, el mayor no tiene un interés más profundo. Se acostaron únicamente porque estaban ebrios.

 

Ni siquiera respondió a sus preguntas la primera vez.

 

 

--¿Estás seguro de hacer esto? ¿Lo has intentado antes?

 

 

Y mucho menos de detuvo al momento del arrepentimiento…

 

 

--Detente… --Entre jadeos, algo no estaba bien, tenía que pararlo pero él lo ignoró.— No… quiero… joder… escúchame.

 

 

No, y entonces se siente peor que una puta usada. Un juguete. Un candelabro que mueven a capricho ajeno en la dirección que quieran… antes él era quién dirigía su camino. Él, es ahora quien lo domina.

 

 

La parte más vergonzosa es que disfruta mucho. Disfruta estar ahí, en la cama con él, sintiéndole tan cerca.

 

Tanto tiempo llevando el control, se ve vulnerable cuando la persona de quien menos esperaba le arrebata todo sin ser consciente de lo que le roba. Le despoja de tantas capas. Eso no es justo.

 

Esa mano aferrada a la suya. No importa que tan sudada y pegajosa esté. La sensación cálida es tan reconfortante. No se siente solo.

 

Pero los arrepentimientos llegan a la mañana siguiente. Él solo le ve como un “amigo de juegos”, nada más, ni siquiera intenta entenderlo. Solo es sexo, aun así le han robado un fragmento… Daesung se queda con partes de él que no debería tomar. Es un bruto.

 

 

Por ello deja la cama, cuando le siente profundamente dormido, sale sin importar que tan dolorido esté el cuerpo o cuan agotado. Va al baño a quitarse todo lo que puede, nunca es capaz de borrar los besos, las caricias, ni su calor. Con su acostumbrada galantería falsa, sale de ese cuarto de hotel, de ese motel de paso, de lo que sea que hayan pagado para tener sexo. Sale, huye rápidamente… va al único lugar donde siente paz para tocar las heridas y hacer el recuento de los daños… el Río Han.

 

 

En la soledad quita las “vendas” y mira con detenimiento las heridas internas. Descubre con preocupación que le han saqueado una vez más, lo destruidos que van dejando sus sentimientos.

Muerde un puño, angustiado porque sabe que es su culpa, que nada pasaría si tuviera la voluntad de parar, y ese era su mayor problema; no quería parar, no aún.

 

Pasa momentos pensando, ¿Por qué solo con él? Intentó, en esos seis meses de separación, se enredó enredarse con varios más, descubrió que no era tan difícil encontrar con quién hacerlo, sin embargo, su cuerpo sencillamente no cooperaba. No quería y punto.

 

En más de una ocasión tuvo que ceder a modo de compensación, y mientras estaba en esa cama y le susurraban:

 

 

--Abre los ojos y di mi nombre. ---Apretaba los ojos,  ellos no eran Daesung, no eran él.

 

Podía darles su cuerpo como quien le da carnaza a los perros, pero jamás iban a tener de su persona lo que solo tiene Dae, para él, reserva lo mejor; su entrega completa, su placer, y las pocas posesiones que todavía le quedan en el alma.

 

 

Al final de esos efímeros y contados encuentros se sintió vacío, pero no despojado. Tomaba su ropa, se vestía y salía sin más. En casa se bañaba con calma, intentaba no quebrarse al revisar el móvil, no hubo llamadas, no hubo mensajes, no hubo algo en absoluto. ¿Estaba esperando de más?

 

No lloraba, pudiera ser que Daesung se llevó sus lágrimas. El llanto entonces era de él.

.

.

.

.

El mensaje vacío. Un grito en silencio.

 

La tentación pudo más, seis meses habían pasado de ese encuentro sexual. Seis meses de gran tortura.

 

Se encontraba en la soledad de su casa con una copa de vino, cortesía de Choi Seunghyun. Estar con su mayor le ponía melancólico, una parte de él que no solía permitir que emergiera. La debilidad está prohibida.

 

Entonces, mientras saboreaba el sabor de un buen vino sentado en el marco de su ventana ese día cualquiera, tomó su celular, tantas frases atoradas en la garganta, tantos pensamientos, y lo único que se le ocurrió fue:

 

 

“Llámame”

 

 

Eso había escrito, leyó tantas veces lo que tecleó. Hasta que entendió que lo hacía… ¡SeungRi NO RUEGA! Y menos por sexo… seguramente él se está divirtiendo con otras personas.

 

Hasta que le dolió la espalda se quedó en su posición, analizando la situación, evaluando sus probabilidades, si Daesung no le había llamado en ese medio año era seguro que no quería volver a saber nada de él y su “desliz”.

 

 

“Joder, Seunghyun… ¿Qué demonios te pasa?” Se repetía mas no había respuesta.

 

 

Cansando, borró el mensaje…y movido por un impulso de verle, lo envió vacío. Así no habría nada de qué arrepentirse, si el otro no hacía nada era porque definitivamente es un idiota como los demás, seguro pensará que se equivocó y seguirían igual, sin hablarse.

 

Pasaron las semanas con normalidad.

 

Él regresó de Japón, algo en la mirada fugaz que se dedicaban le indicaba un cambio, aunque no fue capaz de distinguir cuál.

 

Todo parecía normal, hasta que en grupo salieron a tomar como parte de búsqueda de patrocinios… y ellos dos terminaron en una cama. Esa ocasión cómo disfrutó estar a su lado, sí, estaban ebrios, pero se buscaron; era lo único importante. Él volvió a poseer cada parte, volvió a ultrajarle y lastimarlo de manera no física. Y ese rencor que tanto extrañaba volvió a su pecho después del orgasmo.

 

Esa noche se volvió a repetir, sin darse cuenta ya eran demasiado frecuentes. Sí, alcoholizados, pero sedientos del otro.

Le encantan sus maneras torpes entre las sábanas, es como un ser primitivo que no puede contenerse, Dae aún es muy inocente al menos, más que él. Le fascinaba ese brillo oscuro en los ojos, las manos poderosas y pesadas que no son sutiles para acariciar. Los labios hambrientos que consumen alientos.

 

Con su hyung, busca la mirada del amante, gime alto y araña, repite un nombre. Se deja tomar como no permitiría jamás que le tomaran.

 

 

Le resta importancia que a la mañana siguiente duela. Encariñarse está mal, no obstante le es inevitable.

 

 

Esa mano que busca insistente a la suya. Los dedos que juegan con los suyos. Esa calidez regresa a su pecho aunque por breves momentos revolotee libre.

 

El orgasmo es un suplicio demasiado delicioso que no piensa dejar de disfrutar. El mayor le eleva y luego, lo deja caer contra la realidad. Sexo ocasional.

 

Se marcha antes de que el otro lo haga porque… bueno, no está seguro del por qué lo hace, solo actúa.

 

“Mentiroso…” Se burla de él su consciencia. “Quieres que te detenga.”

 

Mientras su piel y el jabón batallan por borrar la esencia de Kang, espera que eso ocurra, quiere que despierte, que le detenga con cualquier estupidez, pero que demuestre que le interesa.

 

Inclusive camina lentamente hacia la puerta, no lo mira, porque sus esperanzas están bien sembradas por obra del demonio. Nada ocurre.

 

Se queda viendo la puerta. Salió de esa habitación, espera a que el otro salga y le busque. No, eso no ocurre y no entiende por qué duele si es algo normal. Además ¿Por qué iba a retenerlo?

 

“¿Qué estás haciendo?” Cuestiona mentalmente. No quiere ver la realidad.

 

 

 

Pero me aferro a la apreciada vida,

No miraré abajo, no abriré los ojos.

Mantendré mi vaso lleno hasta la luz de la mañana,

Porque estoy soportando solo por esta noche.

Ayúdenme, me aferro a la apreciada vida,

No miraré abajo, no abriré los ojos.

Mantendré mi vaso lleno hasta la luz de la mañana,

Porque estoy soportando solo por esta noche,

Por esta noche, por esta noche.

 

 

¿Cómo ha podido soportar tanto?

 

La esperanza. Esa es la culpable de todo. De qué aún siga ahí, permitiendo que las manos tan conocidas de su hyung se aferren a sus caderas de manera pecaminosa.

 

Sonríe tristemente. Hyung está loco por tenerle, no porque sienta lo mismo que le atormenta, algo que él sí ha reconocido más no ha aceptado del todo.

 

El alcohol sigue siendo el mejor aliado de ambos. Porque sabe que Dae, por voluntad propia no estaría recorriendo su cuerpo debajo de la ropa.

 

Un Daesung sobrio no le azotaría contra el tocador para desvestirle.

Un Daesung sobrio no se permitiría semejante desliz.

 

En cambio, un Daesung embriagado… lo sujeta con demasiada confianza, lo besa con demasiada intención de arrancarle el alma. El Kang ebrio, le brinda tanto placer como dolor. Le toca con tanta brutalidad como sujeta suavemente su mano.

 

Lee Seunghyun le obsequia lo que otros y otras exigen de él, pero que solo reserva para ese hombre que quiere tanto.

Suspira apresuradamente. Los besos asfixiantes son sus favoritos, le hacen vibrar cada parte de su cuerpo. El calor, la cercanía, el roce… se entregará sin reservas. Jugará con él brindándole diversión al encuentro efímero.

 

Ya son capaces de intercambiar frases largas en medio de la acción. Maknae puede decirle cientos de veces cómo desea que se lo haga, puede soltar frases que esconden significados sin arrepentirse de nada. Y él responderá con otro tipo de comunicación.

 

Fingirá que todo es un juego, una horrible costumbre mas no ocultará sus sentimientos, los liberará cual mariposas revoloteando al aire, y si Daesung algún día decide atraparlas, antes de que huyan o mueran, será una gran dicha. Mientras, se ofrecerá como no se ofrece a nadie más. Tocará y dejará que hagan de él lo que el otro se le antoje.

 

Los sudores se mezclan, la cama los atrapa cuando se dejan caer descuidadamente. Sus miradas conectadas por el mismo motivo contemplan las acciones y reacciones del otro. Están cómodos, demasiado cómodos.

 

Giran presos del tornado de emociones desatadas. Los viejos malos hábitos aparecen sacudiendo sus sentidos.

 

Desconectan la consciencia, olvidan quienes son, de dónde son, a dónde pertenecen… en esos instantes solo son ellos dos en la cama.

 

Él sabe que Kang solo quiere tenerlo, y no se negará. Sabe que nada serio va a pasar, y lo ha aceptado.

 

Ya no hay escapatoria.

 

 

 

Porque estoy soportando solo por esta noche,

Oh, estoy soportando solo por esta noche,

Por esta noche.

 

 

“No importa, mientras desee mi cuerpo, está bien. Él vendrá.”

 

Sonríe melancólicamente mientras camina por ese pasillo. Después de salir de la habitación se queda mirando la puerta, esperando que ésta se abra y el otro vaya en su búsqueda, pero como siempre, no ocurrió.

 

Así que con los pedazos que le quedan, sube a su auto dirigiéndose al único lugar donde puede tener la paz suficiente para hacer el recuento de los daños y levantar un inventario de lo que le han arrebatado. Ésta ocasión sirvió para darse cuenta que aunque el pensamiento anterior le daba esperanzas, éstas desparecen porque nada está quedando. Pronto se quedaría sin nada más que darle a Daesung. Está muriendo rápidamente.

 

 

“Está bien. Solo una noche más.”

 

 

Promesa vacía. Triste sentimiento dominando sus sentidos. Él jamás le va a querer como espera.

 

 

“Esto siempre ocurre porque soy la mejor compañía para pasar un buen rato”  Pero por dentro, desea que alguien detenga sus delirios y le brinde estabilidad. ¡Lo que daría por obtener un poco de razón a su locura! ¡No solo es otro cuerpo! ¡No solo es una zorra más! También  quiere ser salvado.

 

¿Es tan malo querer ser salvado?

 

 

--¿Qué pasará cuando todo termine? ---En esos momentos en que suelta la pregunta observando el hermoso paisaje que tenía frente a él, su móvil suena.

 

 

“Siempre habrá quién llame para pasar un buen rato.” Amargo pensamiento.

 

 

El tono insiste. Él no tiene ganas de jugar con alguien, no quiere embriagarse y tener sexo. Por esta ocasión desea otra cosa que le puedan ofrecer, necesita de un consuelo, no de una aventura.

 

 

El silencio llega para confort de su alma herida.

 

 

Después, un tono que tantas veces esperó escuchar pero que llevaba tiempo sin oírlo provocó una reacción. Una llamada entrante.

 

Tomó el aparato, vio la pantalla y de inmediato, muy por el contrario a esa persona, respondió antes que la melodía terminara.

 

 

“La vista del Río Han en la madrugada es hermosa ¿No lo crees?”

 

 

La voz profunda de Kang Daesung se dejó escuchar sin esperar un saludo o algo más.

 

 

--Es reconfortante. ---¿A qué se deberá ese comentario? Hyung le confunde mucho.

 

“A mí también me gusta. ¿Qué piensas sobre compartirla?”

 

--Sería genial. ---Una emoción poderosa sacudió su ser. Compartir algo más que una cama y la pasión.

 

“Traje café de la máquina expendedora. ¿Dónde quieres tomarlo? ¿Dentro o afuera?”

 

--Afuera hace frío.

 

“Entonces, abre la puerta para que pueda entrar.”

 

 

La llamada terminó súbitamente. Al volver la mirada, ahí estaba. Con su cabello revuelto completamente mojado. Se notaba que se duchó a las prisas. La camisa mal puesta, el abrigo oscuro, en un brazo llevaba latas de café, y en la otra mano, el móvil.

 

Abrió la puerta del copiloto, el aire frío se coló, pero cesó en cuanto el otro cerró. Extendió una lata.

 

 

--Gracias. ---Toma la bebida.

 

 

Kang sonrió.

 

Se quedaron en silencio bebiendo el café, disfrutando de la compañía sin estar ebrios. Quizás con resaca, pero eso tampoco era tan seguro… y ambos lo notan. Esa noche no estuvieron realmente ebrios, solo fingían. Mintieron para estar juntos, fueron un par de cobardes.

 

Demonios, eso es vergonzoso.

 

 

--Creo que tenemos mucho de qué hablar. –--Rompió el silencio al notar que su hyung no pensaba empezar la conversación.

 

--Sí. ---Respondió tímido el otro dando un sorbo.

 

--Pero por el momento… ----Encendió el estéreo del vehículo, una canción comenzó a sonar, el volumen bajo le daba una presencia casi imperceptible.--- …Solo quiero estar así contigo.

 

 

Cuando la mano descansó, la del mayor, la atrapó y la encerró entre sus dedos.

 

Tímidos como estaban en esos momentos en que desenmascaraban y se dejaban ver, no quisieron romper el momento. Soltaron suspiros de gusto, tanto como un gato ronroneando perezosamente feliz.

 

 

Ellos están felices aunque no estén dando brincos ni gritos eufóricos. Dejaron pasar un par de horas. La vista se iba aclarando tan lento pero no lo suficiente para su gusto, si fuera por su voluntad, que el tiempo caminara aún más atrasado. Los rayos del amanecer teñían el cielo. Un nuevo día.

 

 

--Creo que te quiero. ---Daesung soltó repentinamente sin mirar a maknae que se volvió desconcertado. Estaba avergonzado por decir aquello, pero no iba a negarse un impulso de honestidad. A maknae le gusta la sinceridad sin rodeos.

 

 

No se percató de una débil sonrisa formándose en esos labios que tanto gusta besar.

 

--Creo que yo también te quiero. ---Respondió el otro mientras regresaba con calma a su posición anterior sin borrar la tenue sonrisa.

 

 

Y las manos se estrecharon más.

 

 

FIN.

 

Notas finales:

¿Qué les pareció? Me encantaría conocer su opinión, la que sea, siempre y cuando sea respetuosa... solo yo, puedo llamar a mi fic como mierda, porque yo lo escribí y también me autoevalúo... por lo demás, les pido respeto a la hora de emitir su opinión.

^^

Muchas gracias x tomarle las molestias de leer.

Cuidense mucho!

Nos Leemos pronto!

Dudas, sugerencias, quejas, amenazas, chantajes, etc...ya saben donde. @Tirando_Toallas es mi Twitter y pueden hacerme llegar todo... o pueden llenarme la bandeja de RVs ^^

 


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