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Era tarde relativamente tranquila, se encontraban en la sala la familia Hamada de ahora solo tres integrantes, veían una película que para el gusto de los menores era muy divertida, aunque Cass no acababa de entender, ¿Qué tenia de divertido un documental? Aunque a sus sobrinos, les gustara, ella nunca sabría lo maravilloso del programa.
-Niños, ¿Quieren algún bocadillo?- amable, la castaña se levantó de su lugar, esperando la respuesta de los chicos.
-Por favor tía Cass- pidió Tadashi, pues el otro estaba perdido en el programa.
La mujer asintió dejándolos solos en la sala, justamente dieron comerciales al programa, Hiro se encontraba emocionado por aquel programa, le encantaban los animales, al menos viéndolos de esa manera, aun no sabía expresarse muy bien de hecho, aparte de la risa u otra cosa, no pronunciaba palabra.
-Hiro, ¿Quieres ver algo más?- preguntó con voz tenue el pelinegro, esperando que asintiera como siempre.
-Tadashi…- susurró, tomando un poco de impulso para abrazar al mayor de ambos. Asintiendo en su pecho.
Por un segundo, el mayor se quedó en blanco, como si lo que hubiera dicho realmente no hubiera sucedido, de cualquier modo, tomó a su hermano en sus brazos. Cuando, finalmente aceptó que Hiro había tomado como primera palabra su nombre, no pudo más que sonreír. Además, la situación era completamente cotidiana, igual es no importaba
Sin duda, Hiro nunca paraba de sorprenderlo y hacerle sentir orgulloso.
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Frunció el ceño mientras veía a su pequeño hermano, sostenía aun su mano, el no quería dejarlo, aun cuando supiera que eran cosas que tarde o temprano pasarían, él prefería que fuera más tarde, por favor, solo tenía tres años, ¿Qué tenían en la cabeza? Hiro era solo un niño, aun faltaba al menos un año para que entrara al preescolar.
Era muy diferente cuando él tenía que entrar, el más chico de los dos lo comprendía, después de todo, terminaba sus deberes antes para poder jugar con su hermano sin que nadie le interrumpiera o redujera su tiempo de calidad juntos.
-Le aseguro señorita Hamada que su sobrino estará en las mejores condiciones, nuestra escuela se especializa por este tipo de grupos- señaló el hombre mirando de manera inquisidora al menor de los dos. En un acto reflejo Tadashi lo ocultó tras de su cuerpo, mientras que la tía Cass movía sus manos frenéticas.
Era difícil dejar ir al más pequeño el cual siempre le hacía compañía, aunque entendía que sucedería, también le preocupaba mucho la actitud o como se lo tomaría Hiro, después de todo era muy apegado a Tadashi, ambos estudiarían en escuelas separadas, y sus horarios no coincidirán, pero afortunadamente, ambos eran muy comprensivos.
-Hiro, ¿Qué piensas sobre esto?- preguntó la mujer, dispuesta a escuchar cualquier sugerencia por parte de sus pequeños sobrinos.
-Yo, quiero estudiar con Tadashi- dijo el pequeño mientras afianzaba mas la mano de su hermano con la propia. Escondiéndose tras el otro un poco más.
-Pequeño, aún no puedes ir a primaria, ¿No te entusiasma el preescolar?- por primera vez, el hombre le dirigió la palabra de manera directa, hincándose lo más que podía para su edad.
-Quiero estar con mi hermano siempre- simplemente, eso era lo que sentía, con más confianza, salió de detrás de su hermano.
Tadashi sonrió al escucharlo decir algo como eso, le gustaba mucho cuando Hiro decía esa clase de cosas, un calorcito se instalaba en su pecho. Tomó con más fuerza la mano de su hermano menor al ver la expresión del otro hombre, a pesar de tener siete años, más o menos conocía las reacciones de algunos adultos, esta era sencilla.
Era una cara que ponían las personas adultas cuando no conseguían lo que querían, estaba dispuesto a convencer a la castaña mujer de que su colegio era lo mejor para el niño, pero está realmente parecía muy interesada en la opinión de su sobrino.
-Lo siento, creo que Hiro aun no está listo, lamento haberle quitado su tiempo- se disculpó con una sonrisa nerviosa, tomó la mano del mayor de los hermanos, sabiendo que tenía a ambos niños.
-Tía Cass, Hiro podría hacer el examen para entrar a mi escuela- recomendó el oji marrón mientras veía a lo lejos como su hermano construía algo con algunos bloques.
-¿Crees que sea lo correcto? Tiene tres años, ¿Lo logrará?- preguntó algo insegura la mujer, tomando una de las rosquillas en el aparador.
-No perdemos nada con intentarlo, además, es muy inteligente, estoy seguro de que lo hará- estaba completamente convencido de que algo así pasaría.
Cuando Hiro se dio cuenta de la ausencia de Tadashi le llamó, este simplemente sonrió para darse la vuelta a ir a jugar nuevamente con su hermano menor por mientras, Cass se planteaba la situación de hacer que Hiro presentara el examen de admisión, era muy pequeño, pero lo lograría. El mayor cargaba de la cadera al menor de los dos, mientras que este colocaba algunas piezas sobre aquella construcción. No era mala idea.
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-Vamos, tu puedes- alentó el mayor de los dos cuando vio que el menor no quería separarse de su hermano ni un solo segundo, en este caso tan peculiar, se aplicarían dos exámenes, uno oral y el otro escrito, el segundo se aplicaría antes.
-¿Y si falló? ¿Me seguirás queriendo?- pregunto con inseguridad, bajando sus ojos hacia el suelo.
-Podrás hacerlo, y aun si te equivocas, siempre te querré como lo hago ahora. Así que ahora, esfuérzate- le dio una palmada en la espalda, más confiado entró finalmente a la habitación.
Tenía más o menos una hora para que hicieran los exámenes, Tadashi esperaría lo que tuviera que esperar para que Hiro saliera de hacer su prueba, aunque estaba nervioso como tía Cass lo estaba, tan solo recordar que su pequeño hermano necesitaba su apoyo, la presión que tenia desaparecía.
-¡Libertad!- no pudo evitar una risita cuando su hermano de cabellos rebeldes gritó eso como si tuviera siglos en la escuela.
Si eso era ahora, no quería imaginárselo cuando le tocara en su mismo grado, sin duda, el pequeño se arrepentiría de haber hecho la solicitud para entrar.
-¿Cómo crees que te fue?- preguntó para aligerarle un poco la carga a su hermano.
-No hay tiempo para eso, tenemos que ir a la siguiente sala- una maestra agregó tosca, les guió a ambos chiquillos al siguiente salón, en esta ocasión, los familiares podían estar presentes.
-Mucho gusto, familia Hamada, ¿Hiro, como crees que te haiga ido en el examen?- preguntó con una sonrisa amable la directora, inclinándose un poco más sobre el escritorio.
-Confió en que aprobaré. ¿Cuál será el examen oral?- no quería parecer hosco ni nada parecido, sino mas bien, seguro de sí.
-Muy bien, serán solo una serie de preguntas, sumadas las correctas a las de tu examen, de esa manera se determina si apruebas- explicó la directora, tomando un folder en su escritorio.
De lo que se pudo percatar perfectamente, es de esa confianza que el menor reflejaba, pero eso solo sucedió cuando miró hacia tras, buscando la mirada de su hermano mayor. Ella sonrió complacida, las preguntas eran más enfocadas al entorno social que otra cosa, a lo cual, Hiro respondía a como pensaba.
-Muy bien, esta es la última pregunta, ¿Qué persona admiras y porque?- era simple, muchos niños le mencionaban a sus padres.
Aunque en sí, el cuestionamiento fuera algo extraño, este definía ciertas cosas, como el patrón de su personalidad, entre otras cosas. Por eso, se necesitaba una pregunta como esta.
-Mi hermano mayor, es la persona a la que más admiro, porque siempre me cuida y está conmigo. Yo lo quiero mucho, y él me quiere a mi- respondió con completa seguridad, sin dudar o pensar sus palabras.
Tanto Tadashi como la directora sonrieron enternecidos, uno más que otros complacidos con la noticia.
-Bienvenido Hiro Hamada a nuestra escuela para superdotados- felicitó la joven mujer, mientras tomaba un poco de café.
-¡Felicidades Hiro! Te dije que podrías- Tadashi cargo con ambos brazos a su pequeño hermano, el cual levantaba sus brazos al aire.
Esa tarde, fueron a comer un helado, porque el menor de los Hamada había conseguido un buen promedio, superior a algunos otros. Por eso, Tadashi estaba completamente orgulloso de lo que su hermano había logrado, y de lo que lograría con el tiempo.
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Estiró sus brazos mientras se recargaba en la silla de su laboratorio, se sentía cansado, lo suficiente para dormir algunos días, mejor, una semana, miró por encima de su hombro el calendario, que tenía una marca en color rojo, la cual se vería a simple vista desde cualquier ángulo, pero solo era eso, un círculo, después de todo, recordaba perfectamente la fecha y la razón de estar ahí.
Ese día, Hiro se graduaría de preparatoria a pesar de tener trece años, era un prodigio, eso Tadashi lo supo desde el momento que el pequeño buscó su mano en aquel cunero, porque si, increíblemente lo recordaba, además, tía Cass no paraba de repetirlo cada que se presentaba la ocasión.
Así que olvidar ese tipo de cosas no eran una opción.
Empujó con fuerza lo que sería su silla giratoria, aquella que usaba para trabajar, tomó entre sus manos un marco con espacio para tres fotos. En la primera se veían sus padres, solo ellos dos, no le parecía justo tomar una donde Hiro aun no nacía, la siguiente era la familia de tres, por último, la foto era muy antigua.
Se veían a un pequeño niño sobre otro, abrazándose, el día en que Hiro dijo su primera palabra, y que solo tía Cass presenció, claro ella, y las varias personas que visitaron la casa, pues había tomado incluso un video.
Le sorprendía como Hiro había crecido en cuestión de algunos años que a él le parecieron relativamente cortos, pronto su hermanito entraría en la etapa de la pubertad, buscaría una novia y esas cosas por el estilo, solo ignoró el pinchazo en su cabeza con esa simple idea.
-Tadashi, ¿Has acabado el trabajo? Se te ve agotado- mencionó una pelinegra de cabello corto, con algunos rayos en color morado.
-Cierto amigo, ¿Por qué tanto esfuerzo?- preguntó de manera indiscreta un chico rubio, mientras se desparramaba más aun en el sillón.
-Quería tener el proyecto listo para antes de que fuera la graduación de Hiro- respondió el chico tomando un refresco que había sacado de una maquina.
-¿Cuándo conoceremos a ese pequeño?- preguntó finalmente una joven de cabello rubio con una sonrisa, mientras acomodaba sus lentes de manera animada.
-No lo sé, supongo que en algún momento se los presentare- habló indeciso el azabache.
Hiro Hamada tenía como hermano a un sobreprotector Tadashi, que si bien no hacia algo que le molestara, lo cuidaba sin que este se diera cuenta, por eso, la idea de que el menor comenzara a salir o interesarse por las chicas le preocupaba.
Podía salir herido de muchas maneras- es como solía justificarse ante ese mismo pensamiento.
-Hasta luego chicos- se despidió, mientras se cargaba la mochila por encima de su hombro, estaba orgulloso de su trabajo.
No solo era algo que beneficiara a los demás, si no que el se sentía feliz con el hecho de que un nuevo proyecto significaba mas admiración por parte de su hermano menor, eso le hacía inflar su pecho son suficiencia.
····
····
Había una palabra que describiría perfectamente el estado de Tadashi en este momento, orgulloso, no de él mismo, sino de su pequeño hermano, ese azabache tan rebelde como su cabello que ahora se encontraba algo nervioso por tener que pasar al frente con toda la gente viéndole.
Le miró por unos segundos ligeros, porque el menor giró los ojos, avergonzado de tener que estar ahora misma sobre aquella tarima, solo esperaba que esa mirada hubiera bastado para mandarle toda esa seguridad que ahora misma necesitaba con urgencia.
Con una sonrisilla –que más bien parecía una mueca- aceptó aquel documento que le entregaba el director de preparatoria, era un chico sobresaliente a su corta edad, por eso, no era una sorpresa que ahora estuviera siendo conmemorado por eso. Aunque, Tadashi hubiera querido verse sorprendido, el esperaba eso desde antes.
-Muchas gracias por darme este reconocimiento, debo agradecer a mi hermano Tadashi por apoyarme siempre que lo necesito. Es por eso que todos nosotros estamos aquí, porque hemos tenido personas que siempre han confiado en nosotros, dando ánimos incluso cuando creíamos no poder avanzar- mencionó más calmado Hiro, sosteniendo con fuerza el papel.
Todos aplaudieron con fuerza, el preadolescente, había ganado el derecho a hablar por los graduados al haber obtenido calificaciones más que sobresalientes. Eso era algo que Tadashi consideraba todo el tiempo, así que intentó aplaudir con muchas más ganas que cualquiera.
-Te felicito Hiro, estas a un paso de entrar a la universidad- Tadashi sonrió en cuento notó la sonrisa de su hermano.
Como el menor seguía siendo bajito a su comparación, era muy sencillo apretarlo entre sus brazos así como también tomarle con más fuerza de la necesaria, deseando parar el tiempo, con único fin de que Hiro dejara de crecer, aun cuando sabia nunca sucedería.
-Gracias Tadashi, pero fue gracias a tu ayuda. Pero aún no estoy seguro de querer entrar- le respondió este, aunque algunas palabras se ahogaban en el pecho del mayor.
-Tú tienes talento de sobra, solo necesitabas un empujón cabeza de chorlito- esta vez, refregó los dedos contra el cabello azabache de su hermano.
Hiro no tardó en reprocharle por esa acción, lo que solo causó una sonrisa en el mayor de los Hamada.
-Disculpa, ¿Es tu hermano mayor, Hiro?- preguntó una chica de cabello castaño con lentes algo gruesos en color verde, delgada y alta. No pudo evitar recordar a su amiga, Honey Lemon.
-Hola Cat, si él es mi hermano Tadashi, ¿Se te ofrece algo con él?- preguntó el chico mientras se afianzaba de su hermano.
Lo cierto, es que Tadashi estaba ajeno a la situación, solo observaba con lentitud como estos platicaban, un extraño sentimiento le fue invadiendo la cabeza, muchos bastante parecidos entre sí. Y todos llegaban a la misma conclusión, la chica estaba interesada en Hiro.
-Ah pues yo, quería preguntarle si ¿Quiere bailar conmigo?- preguntó cohibida la muchacha, mientras Hiro fruncía el ceño.
Sintió un gran alivio cuando escuchó aquello, entonces, ella no buscaba a Hiro, suspiró con alivio, tan contento estaba por ese nuevo hallazgo, que no se había percatado de que ambas miradas castañas estaban sobre él, entonces miró a ambos de manera confusa, ambos esperaban una respuesta.
-Lo siento, le prometí a mi hermanito que estaría con el toda la noche- respondió con una sonrisa, mientras tanto Hiro sonreía con suficiencia hacia la que parecía ser una compañera.
-Está bien, no hay problema- avergonzada, la joven se retiró de ese par de hermanos.
-Puf, Catheran siempre tiene que actuar así con cualquier chico universitario que ve- resopló con fastidio el azabache.
-Ya entiendo, ¿Quieres bailar?- señaló con su dedo pulgar la pista de baile.
-…Esta bien, pero no te enojes si te piso- advirtió con burla el menor de los Hamada, la música era tan movida que era difícil decir un ritmo de otro.
Además, ninguno de los dos era excepcionalmente bueno para eso, era más bien una forma de burlarse del otro solo pasando el tiempo, juntos como hermanos.
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-Hiro, ¿No te gustaría ir a la universidad?- ya había pasado más de un mes en que el menor se había graduado.
-No me llama mucho la atención, aparte no quiero ser un nerd como tu- exclamó el chico tomando un destornillador. Pero con un tono de burlar en su voz.
-Aja, bueno, te veo después- revolvió los cabellos azabaches de su hermano, mientras que a su vez el otro se quejaba.
Tomó su motocicleta y fue directo a la universidad, seguramente sus amigos aun estarían ahí con algún nuevo experimento. Por eso, iba directo allá, necesitaba despejarse, alejar su mente de su hogar, mas especifico, de Hiro.
Ese niño, comenzaba a dejar de aprovechar su talento, después de haberse graduado, ya no hacía nada más que ir a peleas robóticas, las cuales eran completamente ilegales, en las cuales se empeñaba siempre a participar–para el disgusto de Tadashi-. Cansado, se dejó caer en su silla, mientras buscaba un folder con sus anotaciones.
-¿Te ocurre algo Tadashi? Andas distraído- explicó la joven, tomando asiento al lado del azabache.
-Mmmm, no es nada, no te preocupes- giró de nuevo su vista a la pantalla. Como si con eso, le hiciera entender a su amiga que no deseaba hablar con nadie.
-Vamos, sabes que puedes confiar en mí, ¿Cierto?- la chica, se inclinó había adelante, como si de esa manera captara mejor la idea.
-Pues veras…- Tadashi se preguntó por donde debía comenzar esa pequeña charla.
Decidido, habló sobre las inquietudes que tenia respecto al futuro de Hiro, después de todo, era lo que rondaba su mente a cada segundo, no sabría decir cuánto tiempo llevaron hablando, porque despejarse un poco le hizo olvidarse de todo. Además, cuando llegó a su hogar, encontró a su hermano recostado en el escritorio con el computador aun prendido. Una página de peleas se mostraba, a las cuales por lo que se veía, Hiro había decidió no asistir.
Tal vez, Honey tenía razón, llevaría a Hiro a la universidad para que este fuera conociendo un poco más, Tadashi cargo con cuidado al menor para dejarlo en su cama.
Aun, si el plan no funcionaba, Tadashi seguiría siendo igual de comprensivo con Hiro como siempre, era su orgullo después de todo.