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Nos conocemos de nuevo por maxi anime

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Notas del capitulo:

Hola a todos

Quiero disculparme por la demora, he tenido problemas para poder actualizar, pero espero no vuelvan a suscitarse en el trascurso para terminar este fic.

En el olimpo una fiesta parecía que acontecía, y no era para menos, los dioses involucrados en el revivir de los catorce hombres que dieron sus vidas por la paz, festejaban con alegría los reciéntenles acontecimientos. No estaban festejando que recobraran sus memorias, no era sería contraproducente, sino que celebraran que estaban marcando un nuevo cambio a las reglas impuestas por doce olímpicos.


Quirón no parecía estar del todo contento con aquella celebración, estaba en contra, y no por que celebraban que las reglas habían sido cambiadas o al menos que estaban siendo puestas a prueba, no, nada de eso, Quirón miraba molesto por una sencilla razón, la profecía se estaba cumpliendo y sus planes no habían salido tal y como espero. Estaba en los planes del centauro que los catorce hombres a los que se les dio una última oportunidad vivieran nuevamente, sin tener que anteponerse entre guerras santas, no tendrían que demostrar rebeldía ante los dioses, y llevarían sus vidas por el buen camino. La profecía de las Moira realmente se hizo cierta y eso lo alerto, trece de los catorce hombres ya habían recuperado sus memorias, a pesar que no hacían el intento por volver a ser santos de Athena, luego relajo la mirada, el plazo límite se acercaba y solo un hombre tenía que recobrar la memoria para que comenzara una serie de eventos en cadena para la recuperación su cosmos, el tiempo estaba de su lado.


—¿Qué ocurre Quirón? — pregunto un muchacho de cabellos rizados y mirada alegre —. Deberías estar alegre, las reglas pueden ser cambiadas.


—Pequeño Ganimedes, no puedes estar más errado de tu apreciación.


—Le he ganado a Zeus, él no puede volver a tocarme— Acoto con una sonrisa—. Él se equivocó, como los demás.


—Nosotros lo revivimos bajo una creencia, ellos no volverían a levantar sus manos ante los dioses y mira lo que ha pasado…


—Quirón, estas equivocado, ellos no levantaran su mano ante los dioses, no pueden, sus cosmos están sellados y tienen sus memorias, pero no pueden pedir más nada, Milo y Camus están juntos, solo falta que alguien…cierto rubio que se puso de acuerdo en ayudar a mi favorito, lo haga, pero lo va a hacer, yo sé que sí.


—Tus inocentes palabras me alienta a creer en lo imposible, Ganimedes, pero si las predicciones se cumplen, cuando el número catorce recupere sus memorias, ese día, una serie de eventos de desarrollaran, uno tras otro, que culminara con ponerlos en contra de quienes les hemos dado una nueva oportunidad, y, por tanto, habremos fallado.


—No lo creo— interrumpió una diosa acercándose, la diosa Afrodita—. Quirón no puedes estar más equivocado, mi protegido no está en disposición a pelear en una guerra a la que no ha de ser llamado, ahora es un botánico y su pareja, oh, ese hombre del que tanto renegamos en el pasado, míralo ahora profesando mensajes de paz, de comunión y solidaridad.


—Kanon no recuperara sus memorias— interfirieron los hermanos gemelos— Milo de escorpio debe de atacarlo, sin medirse, eso no pasara, no hay motivos.


—Kanon ya metió la pata— interrumpió un hombre acercándose—. Lo enviaron al país más seguro donde eso pasaría, donde exploraría su ambición por poder, donde lo buscaría y encontraría sin mucho problema, si no le paran ahora no quiero imaginarme hasta donde llegara su ambición por el poder.


—Jacinto— refuto Ganimedes—. Se supondría ayudarías con el tema de Camus.


—Ya me he encargado, Milo va a hacerlo, la cuestión ahora es otra, hay que parar a Kanon, sembrar el remordimiento en el antes de que se demasiado tarde y abandone toda humanidad, Castor y Pólux, Kanon es su responsabilidad ¿Por qué permitieron que tocara gran poder en sus manos?


—Nunca estuvo en nuestros planes—exclamaron a la vez—. Los hilos del destino se movieron a su antojo.


—¿Cuál es el tema de Camus? — pregunto la diosa Afrodita, mirando sin comprender.


—El padre biológico, aquel hombre llamado Aciel, ese hombre no escatima en gastos para volver más miserable la vida de mi favorito— respondió Ganimedes mirando con enfado—. Cuando Camus nació no tardo en volver miserable la vida de aquella familia de la que el no quiso hacerse cargo de sus errores, intento por todos los medios sumirlos en la miseria. Hace siete años Hyoga llego a ayudar, su asistencia fue invaluable, rápidamente todo mejoro para aquella pequeña familia que vivía en el sur de Paris— bajo la mirada acongojado de recordar todo lo que había visto en estos años, respiro profundo antes de continuar, era una historia difícil de relatar hasta para él, un semi-dios—. Veinte años después, la familia se ha mantenido bien, pero Aciel regreso al ataque, y no se detendrá.


—Milo se encargará, el país a donde lo envié con su familia le ha hecho mucho bien—. Sonrió Jacinto—. Debo admitir que fue una buena apuesta para él, tiene un gancho derecho formidable.


—Voy a disfrutar de ver aquello—sonrió Quirón—. Buscare estar presente.


—En tiempos de la tierra, en una hora aquí, sería el día y el momento exacto para ver aquello— acoto Ganimedes complacido—. No dudo que Milo va a hacer un buen papel.


—Más le vale, se crio en un país con problemas graves de violencia y no hablo por ser países con grandes tazas de homicidios, amigos míos—. Sonrió orgulloso Jacinto—. Milo se creó en un entorno moralmente aceptable y solo levantara su mano ante la rabia e ira que lo invada…o cuando su equipo de futbol pierda.


—Creemos en tus palabras, Jacinto— sonrió Ganimedes mirando al amante de Apolo.


*****************************************************************************


El sonido de la ciudad ajetreada era su despertador de cada mañana, el sonido de las ambulancias, sirenas de policías y las bocinas de los autos. Se levantó estirando los brazos hacia cada lado, quitándose la pereza de cada parte de su cuerpo.


Se dio un largo baño para despertarse, se afeito dejando su rostro sin una marca de que alguna vez hubo vello facial ahí y luego fue a cambiarse. Busco algo de un canasto de ropa sucia, alguna remera que podía usar por un día o quizás dos y un pantalón algo degastado. Eligio un pantalón negro, una remera blanca y una camisa que usaría abierta, al menos no tenía tan mal olor como el resto de la ropa.


Fue a la cocina a buscar algo que comer, la heladera estaba casi vacía salvo por algo de leche y alguna que otra sobra de comida a domicilio que había. Saco la botella de leche para servirse un vaso y busco unas galletas con las cuales acompañaría el vaso de desayuno.


Por su mente pasaron algunas imágenes de su querido novio reclamándole sobre su modo de vida, que tenía que tener la despensa con lo suficiente para un mes y no solo para el día, que era pésimo planificando a futuro o cosas parecidas. Dio un largo bostezo de imaginarse los regaños, eran moneda corriente a pesar que él se mantenía solo en una ciudad como Paris, y no era fácil, a decir verdad, lo lograba juntando las apuestas con la habilidad innata de su novio para el ajedrez.


Camus era un maestro del ajedrez desde que había aprendido a jugar, según el galo su abuelo le había enseñado cuando pequeño, luego fue a una escuela de ajedrez donde le enseñaron gratuitamente y cuando recupero sus memorias a los siete años ya era mejor ajedrecista entre los niños de su edad. Su fama como el niño prodigio del ajedrez comenzó cuando él iba al parque con su abuelo, en un principio Albert jugaba con sus viejos amigos y pasaba horas, cosa que no le gustaba a Camus porque tenía que quedarse esperando a que terminara siempre a su lado, un día y el con ocho años, comenzó a jugar contra los amigos de su abuelo y les gano. Lo siguiente que recordaba el galo sobre aquellos tiempos es que comenzó a retar a los hombres que jugaban ajedrez por unos billetes en el parque, y siempre les venció, algunos lo elogiaban, otros le decían a su abuelo las jugadas maestras que Camus supo hacer a pesar de ser un niño, finalmente un día consiguió una mesa de ajedrez para el cuándo un anciano se la cedió, el hombre le dijo que no debía dejarla nunca salvo que el perdiera y quien perdiera contra el seria el nuevo dueño de la mesa. Para cuando Milo llego a Francia, con dieciocho años cumplidos, él se ocupó de administrar el dinero y subir los precios de manera exorbitantes, solo por el hecho de los años que llevaba Camus en la mesa, comenzaron entonces las apuestas y todos se aglomeraban para vencer al genio del ajedrez.


En más de una oportunidad Camus le había dicho a Milo que se dejara de payasadas, que no debían apostar, que lo que hacían era una estafa, pero Milo era buen negociador. Tan pronto comenzaron las apuestas Milo le dijo que el dinero se repartiría setenta y treinta, Camus se quedaría con el setenta por ciento, Camus usaría su parte para financiar sus estudios de medicina y Milo para vivir en Francia, y aunque al galo no le gustó la idea termino aceptado, ya que su sueño era tener un buen trabajo para ayudar a su familia y la carrera de medicina era bastante costosa.


—Al final tuve razón— exclamo mirando su billetera, en las últimas semanas habían ganado bastante dinero con las apuestas en el ajedrez, Camus era invencible se viera donde se viera.


Salió de casa en busca de un buen desayuno, conocía un pequeño café cerca y no cobraban demasiado caro, podría darse el gusto de tomar un café con una porción de su famoso pastel de tres leches. Planifico luego pasar a hacer un par de compras en un negocio que estaba frente a su casa, sus precios eran accesibles para el que era que siempre compraba las cosas sobre la hora.


Regreso a casa una hora después con un par de bolsas de mercado, las dejo sobre la repisa de la cocina y cuando se dio media vuelta encontró una larga melena que lo esperaba, recostado boca abajo en su cama. Recordó entonces que Camus tenia llave de su apartamento, era su refugio de la ruidosa ciudad y su escondite para el amor.


Llevaba con Camus más de cinco años de relación sentimental, de los cuales tres habían sido a distancia, se mandaban cartas una vez por semana, se llamaban cada fin de semana o feriado y solían verse por las redes sociales a diario. Para cuando se graduaron de la preparatoria Milo viajo a Francia para estar con Camus y termino quedándose como estudiante de lenguas vivas, mientras Camus estudiaba Medicina. El contacto físico les había hecho tanta falta en esos años que en el primer día que se volvieron a ver, después de más de trece años, no tardaron en acostarse en la cama de Camus, en la casa de su familia.


Camus a ese hecho no lo tomo bien, sentía que había deshonrado la casa de su familia al acostarse con quien tuvo una relación a distancia por trece años, ni siquiera habían tenido una sola cita, Milo opto por ser más bien neutral ante el tema, eran jóvenes, tenían todo el derecho a hacerlo pero tampoco podían hacerlo en una casa tan pequeña, con el riesgo de que Albert, el abuelo de Camus, o Natassia, la madre de Camus, los encontraran y quedaran horrorizados ante esa visión,  por ser ambos muy apegados a la religión y los valores morales con los que Camus había crecido.


Donde Milo vivía era su nido de amor, y lo usaban casi a diario sin querer despertar sospechas ante los vecinos de Milo, los compañeros de clase de Camus, los propios vecinos de Camus y hasta la familia del galo, todo era un secreto a pocas voces. Se acercó a la cama al ver al francés hundiendo su cabeza contra las almohadas, se veía triste, abatido y cansado, como si acabara de participar de un combate y hubiera perdido.


—Volviste a desaprobar medica— exclamo seguro recordando la materia que le impedía a Camus seguir avanzando en su plan de ser doctor. Camus llevaba renegando todo un año, a pesar de ser un alumno sobresaliente esa materia le había cortado su carrera en el tercer año y había afectado gravemente a su promedio académico, si no la aprobaba antes del inicio de clases tendría que recusar esa única materia.


—Estudie cada línea Milo, cada párrafo


—Lo sé, te conozco, has aprobado cada examen con una nota casi perfecta, eres admirable.


—Es la cuarta o quinta vez que estoy dando el examen libre, y no puedo aprobarlo, por más que estudio y estudio, tengo todas las materias finalizadas hasta la fecha, todas.


—Camus, tranquilo.


—No sé qué hacer Milo, tengo apresurarme, quieren que mi madre se jubile por adelantado, la jubilación de mi abuelo no nos alcanza, tengo que comenzar a trabajar lo antes posible para ayudarlos con los gastos, el ajedrez no es suficiente a pesar que ayuda— exclamo acongojado. En las últimas semanas su vida se había dado vuelta, pronto tendría sobre sus hombros más responsabilidades de las que alguna vez pensó, ahora tenía que velar por su madre también, quien estaba siendo obligada a presentar los papeles de jubilación diez años antes de tiempo


—Camus— susurro Milo besándolo dulcemente en los labios, aparto los cabellos de su rostro y lo ayudo a sentarse en la cama. Se colocó sobre el galo, quien solo atino a abrazarlo por el cuello y comenzó a besarlo apasionadamente hasta que se les acabo el poco aire en el beso.


-Milo.


—Lo sé— sonrió con picardía mientras recobraba el aire, recostándose a un costado del galo- Camus, quédate esta semana conmigo.


—No puedo, tengo que estudiar, tengo que dar ese examen.


—Estudia aquí. Tengo un librero para que pongas tus cosas y un escritorio que puedes usar con libertad —expresó sonriendo amablemente, tomándole las manos, esbozando su gran sonrisa—. Podemos dejar el ajedrez por una semana y después recuperaremos el dinero, no te estreses por un examen—. Hizo una pausa al ver en el rostro del otro una mueca de desagrado, paró un momento y pensó sus palabras antes de continuar. Sabía que las partidas de ajedrez eran la única entrada de dinero que Camus tenia, con ella pagaba sus gastos en la universidad y hasta ayudaba a su familia, no podía tomar a la ligera dejar de jugar ajedrez ni el dinero que las partidas producían—. Yo te acompañaré, hablaré con los profesores de ser necesario, para que vean tu examen y lo revisen antes de que lo archiven —Se pausó un momento antes de continuar, viendo en el otro una espera de algo más, quizás unas palabras de aliento con un tinte de broma, y eso le quería dar, algo tan típico del de escorpio—. La sexta es la vencida.


—Te tomo la palabra- dijo finalmente después de recapacitarlo por unos minutos — traeré mis cosas por la mañana…Milo ¿los chicos de bronce no estaban contigo?


—El tal Edén tiene su propio hogar o eso me dijo, el otro se fue hace como una semana al santuario, no me dijo nada, solo se fue, me recuerda mucho a nuestro Hyoga.


—Hyoga —susurro mirando hacia el techo de la habitación—. Todos estos años lo odie por abandonarme, por irse sin decirme nada, hoy me siento mal por ello, debí suponerlo que estaba impedido por algo, que él no me abandonaría, así como yo nunca lo hubiera hecho con él.


–El rubio nos quiere mucho—sonrió—. Seguramente ya debe andar buscándonos y no nos encuentra.


 —¿Lo crees?


 —Seguramente, aunque estoy en contra de que se trasforme en tu padre.


—Padrastro en realidad, se supone que tengo un padre por algún lado —sonrió de lado y miro pensativo—. Mi madre nunca me quiso hablar de él, mucho menos mi abuelo, creo que las cosas terminaron muy mal con él.


—¿Nunca supiste nada?


—Siempre pregunte, nadie me respondió, creo que mi madre y mi abuelo quieren protegerme, lo único que se sobre mi padre es que es doctor, cuando elegí mi profesión tanto mi abuelo como mi madre me dijeron, igual que tu padre, después de eso no me dijeron más.


—¿Te gustaría saber de tu padre?


—Quizás conocerlo, saber quién es, todos tuvieron padres que velaron por ellos, siendo así que todos, salvo Saga, hablan maravillas de sus padres— exclamo mirando pensativo, levanto su vista hacia el techo de la habitación y se puso a divagar, la imaginar a aquella sombra que para él no tenía nombre, solo una profesión que había descubierto recientemente y el acrónimo con lo que debía llamarlo, a pesar de no conocerle—. Siempre me pregunte quien es mi padre, pero por mucho que pregunte jamás obtuve respuestas, aun cuando cumplí la mayoría de edad, solo sé que, si tengo un padre y es médico, no soy hijo de probeta, mi madre no puede pagar eso.


 —Tu padre no sabe el maravilloso hijo que tiene- le interrumpió Milo—. El maravilloso hijo que se perdió de tener.


—No me veo así, soy un joven normal, común y corriente, creo que si volviera a poseer mi cosmos sería diferente a los demás, pero yo no lo soy.


—Camus, eres un estudiante modelo, te graduaras con las mejores notas, será un médico destacado, como ese profesor del que me contaste, que no se cuentos artículos académicos tiene y no se cuentas condecoraciones.


—Gracias Milo, me alegro contar contigo.


 —Tú eres el que me terminara manteniendo, Camus- sonrió robándole un beso—. Al paso que voy no creo terminar mi carrera, mucho menos me interesa terminar, pero cuento contigo.


Estaban por besase nuevamente cuando una polvera se levantó en medio del cuarto, Milo se levantó a ordenar rápidamente la habitación mientras Camus solo sonreía. La caballera se hizo notar primero y luego las ropas tradicionales de la lejana tierra.


 —Mu, no es día de Póker— exclamo el heleno.


 —Disculpen, no pensé que estarían aprovechando el sábado para tener relaciones tan temprano en la mañana- exclamo sonrojado al ver al par junto, Camus estaba en la cama, aun vestido, pero era posible que faltara poco para llegar al momento donde las ropas les estorbarían.


—Saga tiene una teoría y queremos intentarla.


—Cuenta y di- Miro Camus mirando con seriedad.


—Bueno, según lo que hemos logrado redactar de la teoría, al parecer nuestras memorias se dispararon porque repetimos hechos significativos para nosotros, encontrándonos con quienes fueron de gran importancia en nuestras vidas—comento acercándose a la cama donde estaba Camus—. Ustedes por ejemplo me dijeron que tuvieron la misma discusión tonta de cuando se conocieron y que se llamaron igual.


—Curioso- comento Camus—. Es verdad, recuerdo que cuando con Milo nos conocimos estábamos en un lugar del santuario, con riscos, discutimos y nos peleamos, cuando nos rencontramos estábamos en un lugar remotamente parecido.


—La quebrada del norte- interrumpió Milo recordando el lugar—. pero no comenzamos a discutir por yo me presente y tú me llamaste tonto, discutimos porque… ¿Por qué fue?


—Me llamaste turista, me pediste que hable en español y que no sea turista…o algo así.


—Saga cree que si logramos que Kanon reviva un momento significativo de su pasado, como lo fue aquel momento para ustedes cuando se conocieron, logremos recuperar la mente de Kanon, casualmente es el único que falta.


—Kanon tiene veintisiete, a los veintisiete...hizo muchas cosas el maldito- exclamo pensativo Milo—. Manipulo a Poseidón, comenzó la guerra de Asgard, luego de la Atlántida, peleo con Ikki y perdió, se redimió ante Athena, se unió a nosotros para la guerra contra Hades y murió en batalla.


—¿Qué hecho significativo pudo haber tenido en ese tiempo? —se preguntó Camus.


–La redención—respondió Mu—sabemos que primero se interpuso entre en que Athena recibiera una herida fatal, no podemos contar con ello porque Poseidón se encuentra sellada y no sabemos dónde está la diosa, así que debemos pasar al siguiente peldaño de su redención.


—Cuando le di catorce ajugas escarlatas— sonrió Milo con malicia—. Problema con tu teoría, no tengo cosmos, no puedo lanzar ningún ataque.


—Pero si darle golpes con los puños- le interrumpió.


—Pero Kanon debe de estar como defensor de alguien, yo debo estar enojado con el viéndolo como traidor o algo parecido, así recuerdo que se sucinto todo, luego de que reciba catorce golpes él se volverá a levantar para recibir uno nuevo.


—-No quiero recordar ese pasado- se abrazó Camus a sus piernas.


Ante la reacción del galo por recordar el pasado, el de escorpio se acercó rápidamente a él, abrazo al de acuario como pudo, siendo lo más fuerte que pudo mentalmente para no dejarse llevar por sus propios impulsos, solo verlo así despertaba cada celular de su cuerpo para hacerlo suyo, demostrarle cuanto lo amaba


 -Mu, es complicado lo que debemos hacer, primero que nada, Kanon debe estar arrepentido de haber hecho algo, por lo que primero debe hacer algo por lo cual yo quiera matarlo.


—Ya lo hizo.


—¿Qué?


—Dicen que los que se crían en Argentina son de defender a sus padres contra todo, bueno, el lleva la contra de ese dicho y de hecho no parece mostrar arrepentimiento por sus actos.


—Me encargare de ese tema ahora mismo— sonrió el heleno mirando a su pareja, quien solo lo miro incrédulo—. Volveré en un par de horas, no me extrañes Camus.


—No exageres con los golpes Milo, no debes matarlo.


—No exageres con el estudio, Camus— le interrumpió acercándose a besarle apasionadamente en los labios antes de irse—


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Si la fortuna había sonreído a Kanon eso le daba por hecho, su vida había cambiado mucho en los últimos trece años. Sus años de secundaria habían sido sacudido por un suceso poco frecuente, pero a la vez tan común, un partido político le cambio el mundo.


En secundaria Kanon se hizo miembro del consejo estudiantil, un consejo que había sido creado hacia poco tiempo por una junta de firmas, tenía como objetivo ayudar a los alumnos, ya fuera ofreciéndole ayuda a los que tenían problemas en materias de parte de alumnos de años superiores o sacando fotocopias a bajos costos, pero el centro no contaba con ingresos que sustentaran su mantención. Así uno de los miembros del centro logro contactarse con el de otro colegio y entre contactos se llegó a conocer a un miembro de un partido político, si bien Kanon no estuvo de acuerdo aquel hombre de treinta y tantos financio por completo a su centro de estudiantes y no solo les dio la fotocopiador y las hojas, sino también computadoras y todo aquello que el centro de estudiantes pudiera requerir para ayudar en el colegio. Con los años Kanon vio el mundo transformarse ante tus ojos, al menos en su país, la política y los medios de comunicación eran tema diario, los impactos de ambos no podían no darse por percibidos y pronto vio que en la política había poder, y se podía hacer mucho con ello.


Se graduó en la universidad pública donde los centros de estudiantes hacían política, estaban para ayudar a los alumnos, pero tenían tendencias políticas muy bien definidas, tanto que a pesar de sus nombres era imposible no darse cuenta de a cuál partido político apoyaban. Cuando tuvo la oportunidad se unió a un partido, en principio apoyando en marchas y todo acto político, luego fue vocero en los actos y estaba esperando su turno para ocupar una banca más importante, ya fuera como diputado o senador, no le interesaba si era solo por distrito, tenía grandes objetivos a alcanzar, llegar a más poder.


Aquella búsqueda para Kanon fue el principio de su separación familiar, Saga estaba en desacuerdo con que siguiera su vida por esa línea, la política en el país no era beneficiosa para él y debía abocarse a lo que todo ciudadano hacía, estudiar, trabajar y solo centrarse en el mismo. Pero claro, Kanon no escucho, siguió su vida tal como el mismo planeo y quería pronto llegar a tener en sus manos ese poder que tanto ansiaba.


Adalbert, ni lento ni perezoso, vio la oportunidad para el mejorar en su vida, avanza y dejar atrás aquello que le era innecesario como un hombre que buscaba progresar más en su vida profesional. Kanon era abogado y algo que Adalbert creía que estorbaba en su progreso era su esposa, por lo que busco a Kanon para que lo ayudara a divorciarse y Kanon, creyendo ciegamente en las palabras de su padre se convirtió en el abogado de este.


El tiempo le daría a Kanon ver su error, con un juicio que duro dos años Adalbert logro el divorcio y le quito todo, la casa, las cuentas ahorro y hasta minimizo la pensión por el divorcio, y todo lo logro Kanon, dejando en nada los más de veinticinco años de matrimonio. Saga, completamente enfurecido por su hermano, decidió no gastar sus energías en golpearlo, el tiempo se encargaría de darle su merecido, opto por llevarse a su madre con él a su apartamento en el centro y mantenerla, aunque eso significara menos tiempo con Mu, quien era su actual pareja.


Dimou no era un hombre que lamentaba el pasado, él vivía el presente y, aunque siempre tuvo amantes por donde buscara, divorciado tenía más libertades. Tan pronto como su antigua esposa se fue de casa comenzó una vida de aventuras, una tras otra, con cada mujer nueva que conocía, a pesar de la edad aun tenia dotes de seductor innatos y no los desperdiciaba, la casa donde Kanon y Saga pasaron por su niñez pronto pareciera haberse convertido en un motel, donde Adalbert llevada una mujer nueva cada semana.


Alice, a pesar de todo el maltrato recibido por Aldalbert durante sus años casados no era rencorosa, mucho menos buscaba dejar a su antiguo compañero de vida en la calle, ella solo se bastaba con que sus hijos estuvieran bien. A pesar de los engaños que ella sabía que existían y del adulterio, no le guardaba rencor, ella sabía cómo era Aldalbert desde que lo conoció, ella fue su amante antes de que se casaran y cuando se divorció de su primera esposa, sabia la clase de persona que era.


Cuando Milo llego quiso ir a matar a Kanon en ese mismo instante, anhelo tener su cosmos para dejar a Kanon como colador y terminar con Antares, por una vez.  A Milo desde pequeño se le había enseñado que la madre era lo más sagrado, sus padres nunca dudaron en enseñarle valores y a ser respetuoso con las mujeres, y en sus palabras lo que Kanon había hecho era aberrante.


Saga le explico a Milo los pormenores de la situación, era posible que Kanon estuviera realmente arrepentido de lo que había hecho ya que no volvió a dar la cara a su familia después de aquello, solo sabía que Kanon aún vivía en la casa de su infancia con su padre.


—Escucha bien Milo, para que funcione y Kanon recupere sus recuerdos, no debes buscarlo, él debe aparecer solo— exclamo Saga seriamente.


—No puedo estar aquí de por vida, tengo cosas que hacer en Francia.


—Puedes acostarte con Camus cuando regreses y no va a engañarte, Surt ya es viejo— reclamo Saga.


—No solo pienso en sexo ¿Sabes cómo me mantengo? No tengo estudios como tú, ni un trabajo bien remunerado, ni de medio tiempo ni una beca, yo trabajo.


—Acabas de decir que no trabajas— interrumpió Mu sin comprender.


—Con Camus jugamos ajedrez, Camus puede estar todo el día jugando y ganamos buen dinero, yo administro el dinero por las partidas de quienes quieran jugar contra Camus y apuestas, no se imaginan cuanta gente apuesta porque quiere que Camus pierda.


—¿Y vives de eso?


—Hasta terminar mis estudios en idiomas y Camus en medicina.


—Cinco años estafando gente.


—Camus juega desde más pequeño, un anciano le dio la mesa en la que juega y cobra pocos euros por partida, cuando llegue yo el dinero comenzó a fluir—sonrió con picardía.


—Eres mala compañía Milo…muy bien, vamos a ir a hacer unas cosas importantes—acoto Saga molesto y señalo el segundo piso—Mi madre duerme la siesta, las siestas argentinas, como bien sabes, son sagradas para quienes no trabajan


—¿No son las siestas de Santiago?


—Milo, presta atención, mi madre se levantará antes de las seis, el agua para el mate debe estar lista para ella.


—En otras palabras, hoy me toca ser niñero de tu madre.


—Solo obedece, mientras no estemos con Mu mi madre debe sentirse atendida, prefiero eso que la depresión post-divorcio.


—¿Cuándo tus padres se divorciaron?


—Adiós Milo— culmino el mayor de los hermanos géminis desapareciendo junto a Mu.


—¡Qué más da! Al menos tiene el mejor cable que se puede pagar y una televisión de alta definición— sonrió acostándose en el amplio sillón de tres partes y prendió el aparato electrónico—Veamos…no lo puedo creer, tiene ese servicio para ver cosas por internet y esta adherido a esa plataforma virtual de un canal, y tiene la ampliación* Saga eres mi héroe—. Comenzó a cambiar de canales lo más rápido que pudo buscando algo que ver, una película que comparar.


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En ese mismo instante y después que Saga se hubo alejado de su edificio junto a Mu, Kanon llego. El gemelo menor se sentía arrepentido por ser abogado a favor de su padre, llevaba ese gran peso en su pecho, ya que él había logrado que su madre quedara en la miseria y de no haber sido por Saga, esta aun estaría en la calle. Aquella mañana se armó de valor, después de almorzar decidió ir a pedir a su madre el perdón y jurarle que haría todo lo posible para compensar por todo el daño que él le causo.


Le pidió al portero que le abriera la puerta, aprovechando su gran parecido a Saga, quien rápidamente lo confundió con su hermano mayor y lo dejo pasar. Tomo el ascensor y se puso a pensar que es lo que debía decirle a su madre y a Saga. Al llegar toda la puerta que estaba a la derecha del ascensor, toco la puerta esperando una respuesta.


Milo se levantó de golpe, dejando en la mesa ratona la bolsa de papas fritas y una lata de refresco, que había abierto hacia un momento mientras veía la televisión.  Se limpió las manos con su ropa y se sacudió la ropa para ir a atender, casi a los golpes logro llegar a la puerta.


—Justo a quien necesitaba ver— exclamo Milo triunfante.


—¿Quién eres tú? — pregunto Kanon mirándolo seriamente.


—Me recordaras en un rato—sonrió mientras comenzaba a hacer sonar sus nudillos—. ¿A que ha venido una persona de tu tipo aquí?


—Disculpa, creo que me equivoque de departamento.


—No, estas en el correcto, Kanon, este es el departamento de Saga Dimou, tu hermano salió hace un rato.


—¿Y tú quién eres?


—Un amigo de los dos, ahora ¿Qué haces tú aquí? Después de todo el daño que hiciste.


—Mira, no sé quién eres y no me interesa, vendré más tarde—. Kanon se dio media vuelta antes de regresa a su camino, veía en los ojos de aquel muchacho como si este buscara pelear, y era algo a lo que él no quería llegar.


—Cobarde, solo te intereso tu ambición, no miraste atrás el desastre que causaste.


—Tu no lo entiendes lo que paso—se dio media vuelta—. No tienes la menor idea.


—Solo sé que ni siquiera te tembló la mano cuando dejaste a tu madre en la calle, debería darte vergüenza aparecer aquí, Saga no tiene por qué perdonarte, ni tu madre por lo que hiciste ¿Qué clase de hombre es capaz de vender a su propia madre por dinero?


—Yo no vendí a mi madre— grito tomando violentamente a Milo del cuello de su camisa. Segundos después Kanon recapacito lo que estaba a punto de hacer, solo a Milo y lo miro seriamente.


—Lo que hiciste no tiene perdón— exclamo firme Milo y le dio el primer golpe—es tu madre.


—Lo sé— miro a Milo cuando logro incorporándose y recibió otro golpe que lo tiro al suelo.


—No entiendo como alguien como tu puede dar la cara después de lo que hiciste, aunque pasen los años, sigues siendo el mismo ser despreciable que prefirió su deseo a su familia— Milo se veía realmente enfurecido, ese tema, como muchos, era su punto débil, la familia era algo en lo que a él se le enseño, siempre a defender, la familia te ama y nunca te abandona le habían dicho una vez. Tomo energía y volvió a golpear a Kanon, espero paciente a que se levantara, aunque en su interior quería tirarlo al suelo y golpearlo hasta dejarlo inconsciente, sabía que no debía, debía permitir a Kanon incorporarse y recibir otro golpe.


Kanon no titubeo, ante cada golpe y cada acusación por su pecado se levantó, finalmente después de más de doce golpes escupió sangre— Sé que no tengo perdón por mi pecado— dijo finalmente—Sé que cometí el peor error que pude haber hecho, imperdonable, pero vengo a ganarme el perdón de mi madre.


—Recibes apropósito los golpes ¿No es así? —pensó Milo en vos alta, a lo que Kanon asintió, sin pensarlo dos veces le dio el golpe numero trece.


—Solo quiero escucharla…decir mi nombre una última vez—sonrió Kanon levantándose—. Saber que me perdona…al menos que no me tiene rencor.


Milo titubio si golpearlo o no, en aquella pelea ya habían hecho demasiado ruido, pero en palabras de Saga debía golpear quince veces a Kanon, una vez dejándolo al punto de la inconciencia y la última sacándolo de ella. Le dio el golpe número catorce, Kanon se volvió a levantar, manteniendo su deseo de luchar para poder entrar al departamento de su hermano. Milo asintió, le dio el último golpe directo en el pecho y le abrió paso para entrar.


—¿Qué? ¿Qué estás haciendo?


—Abriéndote el paso, para que veas a tu madre.


—Después de todo lo que me has dicho ¿Me permitirás pasar?


—No veo a un enemigo, veo a un compañero ante mí, veo a Kanon de Géminis— exclamo dándose media vuelta.


Milo entro al departamento y miro el reloj de la cocina, pronto seria hora de la merienda y puso a hervir agua, tal como Saga le había pedido. Limpio su desastre un poco, calculaba que Mu y Saga no tardarían en llegar, aunque aún se preguntaba a donde habían ido.


De pronto Milo sintió un golpe tras su cabeza, un zape bastante fuerte, se dio media vuelta y encontró a Kanon mirándolo enfadado mientras que con su mano derecha intentaba detener su hemorragia nasal y con la izquierda se preparó para darle otro golpe.


—No recuperaste la memoria—miro nervioso dando varios pasos atrás para evitar ser golpeado.


—Gracias, Milo.


—Bienvenido de vuelta, Kanon.


—Esta vez, metí mas la pata que cuando manipulé a Poseidón.


Continuara

Notas finales:

*A lo que se refiere Milo es a Cable visión, Netflix, Foxplay y Fox+, Si Saga tiene todos los chiches

 

Espero les allá gustado, tarde bastante en poder rehacerlo, el capítulo estaba listo en febrero, pero por diversas razones perdí el previamente hecho y tuve que rescribirlo, por el comienzo de mis clases en un nuevo instituto tuve que buscar el tiempo para reescribirlo.

En el siguiente cap veremos a un antagonista que uno no esperaba ver, bueno una persona si lo sabe, pero es mi secreto, gracias por ayudarme a mejorar xxxxxxxx <3

Nos leemos pronto


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