—SiHan.
« No existe amor en paz. Siempre viene acompañado de agonías, éxtasis, alegrías intensas y tristezas profundas. » Paulo Coelho
SiWon siempre estaba de pie en el marco de la puerta del salón de baile, sonriendo, sin quitarle la mirada de encima.
Parecía que todo aquel estrés que HanGeng sentía desaparecía solamente con bailar. Se expresaba de esa manera, bailaba como el viento lo llevara, con los ojos cerrados, sin siquiera sentir la presencia del coreano observarle.
SiWon por fin admite que está enamorado, enamorado de ese extranjero al cual suele llamar "Mejor amigo".
Su religión, jamás se lo permitirá.
¿Y HanGeng? ¿Cómo saber si lo ama también?
Malditos multiples pensamientos que lo torturan.
Entonces de una vez se atreve a adentrarse en aquel salón de baile, caminando lento, como si no hubiera prisa.
Coloca sus gruesas manos en la cintura de HanGeng, y él abre los ojos, mirandolo por sobre el hombro, con una sonrisa y un tenue rubor en sus mejillas.
—¿Puedo bailar con usted?— Un susurro cerca de su oído.
HanKyung posa ambas manos sobre las suyas, y con un suspiro asiente.
Ambos en medio de aquel salón, bailando juntos, sin dejar de mirarse a los ojos, como si hubiese música de por medio.
Y un beso que ha declarado su amor.
~
—HanKyung se ha ido... Mi Hannie se ha ido.— Murmullos de SiWon, sentado en ese ahora oscuro salón de baile, hundiendose en su dolor, abrazando con celo un cuadro con una foto de ellos dos juntos, amandose como lo hacían.
HanGeng ha partido a China sin decir adiós.
Ahora comprende porqué la noche anterior se había entregado a él, ahora sabe porqué deseaba tanto hacer el amor.
"Siempre te amaré, ShiYuán..." Aquel suave gemido, declaración de amor que SiWon tiene sellado en su mente, en su corazón.
—HanChul.
« Ni la ausencia ni el tiempo son nada cuando se ama. » Alfred de Musset.
Tres de la mañana. Otra madrugada más en la que HanGeng no puede dormir.
Se suponía que todo iba a ser mejor en cuanto regresara a China con su familia, a su país, con su gente.
Pero ah, aún se siente vacío.
El timbre de su móvil suena en el buró a lado suyo. Lo toma sin dejar de mirar al techo, pues sus pensamientos, sus recuerdos no lo dejan en paz.
Y es cuando escucha su voz.
—¿Hannie?— Y él de inmediato se sienta en su cama, sorprendido, por supuesto. —Hee... ¿Heenim?— Tartamudea, no lo puede creer.
—Así es. No puedes dormir, ¿Cierto?— HanGeng suspira quedandose callado por unos segundos. —Sólo pienso en tí, Heenim.—
Y claramente HeeChul forma una sonrisa al otro lado de la línea, más no contesta nada.
—Te extraño...— Vuelve a decir el chino. —Te amo...— Prosigue.
—También te... Te amo, Hannie.—
El corazón de HanGeng parece brincar, aquellas palabras lo han reconfortado, pues su HeeChul apesar de la distancia, lo sigue amando.
—HeeMin.
« Es al separarse cuando se siente y se comprende la fuerza con que se ama. » Fiodor Dostoievski.
Negación. Demostrar apoyo ocultando la frustración, la resignación.
SungMin ahora está frente al altar, matrimoniandose con SaEun.
"—Tienes mi total apoyo, Minnie. Por las fans no te preocupes, yo te defenderé a capa y espada.—" Fueron las palabras de HeeChul en el momento en que SungMin le dió la noticia sobre su futura boda.
Estúpido que fuiste, Kim HeeChul. Pudiste decirle cuanto lo amas en el momento justo.
Y ahora estás ahí... Aplaudiendo con una falsa sonrisa, ocultando tu dolor tras ella, pues SungMin está besando a SaEun.
Ahora está casado.
—YeHyun.
« Aprendemos a amar no cuando encontramos a la persona perfecta, sino cuando llegamos a ver de manera perfecta a una persona imperfecta. » Sam Keen
KyuHyun, aquel maldadoso e irreverente chico menor a todos. Despota con quien puede, y llega a fastidiar a la mayoría.
Menos a él, a YeSung.
Pues cada que alguno de sus compañeros comenzaba a hacer muecas de desagrado por el poco respeto que tenía KyuHyun hacia ellos; enamoraba a YeSung.
Porque él siendo tan tranquilo, parece que KyuHyun lo complementa.
Si, está enamorado de ese menor de ojos oscuros, y todos lo saben, él lo sabe, y quizá por ello se aprovecha a hacer sus maldades, pues ama enamorar cada vez más a YeSung.
—TeukChul.
« No ser amados es una simple desventura; la verdadera desgracia es no amar. » —Albert Camus.
JungSoo se frota la diestra en el rostro, estresado, frustrado.
Se encuentra en la banqueta de la calle que visita diariamente, sujetando un ramo de flores casi a la altura del suelo.
HeeChul una vez más lo ha rechazado.
Si, así es.
Una vez que LeeTeuk llegó a la casa de HeeChul, con total alegría, de nuevo intentando que el menor lo acepte, este sólo le dió un portazo, rechazandolo como siempre.
—Cuarenta y cuatro veces.— Se dice JungSoo a sí mismo, son las veces que HeeChul lo ha rechazado.
Y le duele, por supuesto que si.
Ha llorado cada noche, peleando internamente consigo mismo por ser tan estúpido de no poder enamorar a Kim HeeChul.
Y por otro lado está él, su menor.
Sentado en el comedor, solo, mirando al abismo.
Su corazón es de piedra pareciera ser.
"El amor es sólo para la gente débil y dócil, y Kim HeeChul no es de esa manera". Era su frase celebre.
¿Pero a quién engaña?
El vacío le corroe, pues como le gustaría amar, ser feliz a lado de LeeTeuk, pero no puede.
—KangMin.
« El más difícil no es el primer beso sino el último.
» Paul Géraldy.
—Lo siento, KangIn...— Dice SungMin con los ojos llenos de lágrimas, resbalando poco a poco por sus mejillas.
KangIn acaricia su mejilla, suave, con cariño, con amor... —Es necesario, así es como las cosas deben ser.— Le responde igualmente triste, por no decir deprimido, más sin embargo trata de levantarle el ánimo a su pequeño amor.
Admira su rostro, su perfección, sus tan bellas facciones y esos ojos que lo enamoran. KangIn se acerca a su rostro, a sus labios...
Un beso, dulce y amargo, largo pero único por siempre.
El último.
Se separan ambos lentamente, y YoungWoon seca sus las lágrimas de SungMin con sus pulgares. —Se feliz, amor mío.— Fue lo último que dijo tras arreglarle las solapas de su smoking, y SungMin asintió con una suave sonrisa. —No olvides que te amo...—
Fue lo último que dijo justo antes de ir a su boda.
—HaeHyuk.
« La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener.
»
Gabriel García Márquez
La amistad de DongHae y EunHyuk es demasiado sincera a la mirada de todos.
Siempre apoyandose, siempre divirtiendose, siempre juntos.
Una salida a un café, ir de vacaciones fuera del país, visitar el teatro.
Siempre, siempre juntos.
Y todo ello influyó para que el amor de DongHae creciera, su amor hacia HyukJae.
Pero es que EunHyuk es un mujeriego, amante de las mujeres, eso siempre lo ha sabido DongHae, y eso le duele.
Su amigo, su mejor amigo, así se quedará toda la vida.
Viviendo todo con él, a su lado, soportando ser sólo su mejor amigo.
—MinWook.
« Es tan corto el amor y tan largo el olvido.
» Pablo Neruda.
Momentos juntos, tan sólo un par de meses.
Besos, música, canciones que le recuerda su amor.
Esos presentes que SungMin tenía con él.
Las canciones que RyeoWook le dedicaba a la media noche, canciones que cantaba para él.
Para él, para él.
Para él está cantando en su boda ahora, tan entonado, su voz suave y hermosa, con los ojos humedecidos en lágrimas.
Su amor no se ha acabado como el suyo, y él ni siquiera lo nota.
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español