Yongguk observaba fijamente sus manos. Realmente no había nada interesante en ellas, pero si eso le evitaba el costoso trabajo de seguir pendiente de sus sentimientos, allí se quedarían sus ojos. Y si con eso evitaba oír claramente cada palabra o sonido a su alrededor, seguiría haciéndolo.
Pero ahí iba todo otra vez, y es que era casi inevitable no pensar siempre en lo mismo. Era imposible no remarcar su error, porque las palabras, las sonrisas y las miradas habían sido en vano. Y él salió perdiendo de todas formas. Y eso era lo que más lamentaba, porque de ser diferente, su corazón no estaría cayendo a pedazos y su pecho no se oprimiría de esa manera tan dolorosa cuando, fugaz, dirigía sus ojos a la imagen del muchacho sentando en el sofá ajeno al propio.
Yongguk deseaba que fuera de otra forma. Que realmente todo lo que sucedió, no hubiera sucedido. Y que sus sentimientos no se sintieran tan reales y crueles como ahora. Pero también deseaba evitar los mínimos detalles que, por más mínimos, dolían como mil dagas.
Uno que sobresaltaba más entre ellos.
Que Youngjae era, es y será heterosexual.
Y que todo sería casi perfecto si eso cambiara.
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Yongguk observaba fijamente sus manos. Realmente no había nada interesante en ellas, pero si eso le evitaba el costoso trabajo de seguir pendiente de sus sentimientos, allí se quedarían sus ojos. Y si con eso evitaba oír claramente cada palabra o sonido a su alrededor, seguiría haciéndolo.
Pero ahí iba todo otra vez, y es que era casi inevitable no pensar siempre en lo mismo. Era imposible no remarcar su error, porque las palabras, las sonrisas y las miradas habían sido en vano. Y él salió perdiendo de todas formas. Y eso era lo que más lamentaba, porque de ser diferente, su corazón no estaría cayendo a pedazos y su pecho no se oprimiría de esa manera tan dolorosa cuando, fugaz, dirigía sus ojos a la imagen del muchacho sentando en el sofá ajeno al propio.
Yongguk deseaba que fuera de otra forma. Que realmente todo lo que sucedió, no hubiera sucedido. Y que sus sentimientos no se sintieran tan reales y crueles como ahora. Pero también deseaba evitar los mínimos detalles que, por más mínimos, dolían como mil dagas.
Uno que sobresaltaba más entre ellos.
Que Youngjae era, es y será heterosexual.
Y que todo sería casi perfecto si eso cambiara.
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Yongguk observaba fijamente sus manos. Realmente no había nada interesante en ellas, pero si eso le evitaba el costoso trabajo de seguir pendiente de sus sentimientos, allí se quedarían sus ojos. Y si con eso evitaba oír claramente cada palabra o sonido a su alrededor, seguiría haciéndolo.
Pero ahí iba todo otra vez, y es que era casi inevitable no pensar siempre en lo mismo. Era imposible no remarcar su error, porque las palabras, las sonrisas y las miradas habían sido en vano. Y él salió perdiendo de todas formas. Y eso era lo que más lamentaba, porque de ser diferente, su corazón no estaría cayendo a pedazos y su pecho no se oprimiría de esa manera tan dolorosa cuando, fugaz, dirigía sus ojos a la imagen del muchacho sentando en el sofá ajeno al propio.
Yongguk deseaba que fuera de otra forma. Que realmente todo lo que sucedió, no hubiera sucedido. Y que sus sentimientos no se sintieran tan reales y crueles como ahora. Pero también deseaba evitar los mínimos detalles que, por más mínimos, dolían como mil dagas.
Uno que sobresaltaba más entre ellos.
Que Youngjae era, es y será heterosexual.
Y que todo sería casi perfecto si eso cambiara.