Bueno, como el texto del fanfic no llega a las 500 palabras, escribire aqui las notas para hacerla larga(?) Quiero volver aclarar esta historia no es mía, solo es una adaptación de algo que leí en internet, si alguien gusta la historia real, con gusto se lxs paso el link, ya que no sé como hacer hipervínculos. Y otra cosita asi chiquitita si alguien ha leído el intro de Pororo y aun esta esperando actu, solo quiero decirles que lamento desilusionarlos pero no creo que lo continue, hahaha okno; era para disculparme por hacerlos esperar :c Es que realmente es trágica mi vida, estube castigada por más de 1 mes, y como soy realmente vaga no quise escribirlo en un cuaderno, porque estoy segura que no lo hubiera pasado. En fin, solo es eso; disculparme por lo de Pororo y hacer larga esto con tal que esto llegue a las 500 palabras xD.
Y algo más
VIVA EL KAISOO
KAISOO ES MAS REAL QUE TU MAMÁ(?)
Ahora si a leer...
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Jongin y Kyungsoo son surcoreanos, gemelos y pelinegros. En Busan, su ciudad natal todos los conocen.
Desde el primer instante en el que fueron engendrados, están juntos. Pero no es el amor mutuo lo que los une.
La primera vez que los pusieron en cunas separadas empezaron a llorar a pleno pulmón.
El estruendo fue tal que los vecinos se quejaron. Los padres dejaron que los recién nacidos se abrazaran por esa noche.
No imaginaban que Jongin y Kyungsoo seguirían haciéndolo hasta hoy.
De pequeños, jugaban siempre solos. Muchos trataron de presentarles a otros niños.
Las maestras, los vecinos, los compañeros de clase. No sirvió de nada.
Jongin y Kyungsoo estaban siempre susurrando secretos entre sí, hablaban de lugares mágicos a los que nadie, excepto ellos, podía acceder.
Cuevas, árboles, armarios.
Todos pensaban que al llegar la adolescencia, los jóvenes querrían diferenciarse entre ellos. Por supuesto que se diferenciaron, pero no de la manera que ellos buscaban.
Pero la unión entre los hermanos se hacía cada vez más fuerte, y la preocupación de sus familiares aumentó.
"Hijos, ¿por qué no os ponéis guapos y salís a pasear? Seguro que hay chicos que quieren conoceros", les dijo un día su madre.
"Sólo somos bellos mirándonos la uno al otro. Somos nuestro espejito", contestó Jongin.
¿Eran tan presumidos como para olvidar su propia individualidad?
Los gemelos habían enloquecido. Su madre lo comprendió el día en que encargaron la confección de un traje en el que cupieran juntos.
"Mira, mamá, ¿qué hay más bello que dos gotas de zumo de zanahoria?", rió Jongin.
"¿Es que no lo ves, Jongin? ¿Es que no te ves? ¡Estás solo! ¡Siempre lo has estado!", lloró la madre.
Por primera vez en su vida la joven sintió que su hermano no estaba a su lado, que nadie llenaba la otra manga del traje blanco: "Kyungsoo, ¿dónde estás?".
Jongin se quitó el traje y deambuló desnudo por casa, buscando a su hermano.
Se sentía mareado, no oía a su madre, a nadie. De pronto, vio un papel que brillaba en la mesa del salón.
"Kim Jongin. Trastorno agudo del espectro autista y esquizofrenia paranoide".
Había algo escrito a mano: "Cree que tiene un hermano gemela desde que nació".
"Imagina que una parte de ti es ficticia. Y que todos lo saben menos tú"