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Teclas y cuerdas por ArumaDTrafalgar

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Notas del fanfic:

Aquí les traigo un one-shot ZoSan, si queda algo raro es por que lo escribí y publique, ósea no hize un borrador para cambiar algunas cosas antes de publicarlo ni nada de eso, lo cual suelo hacer en mi fb, en fin, espero les guste.

La inspiración me salió de una imagen que encontré de ellos.

Me disculpo si encuentran alguna incoherencia narrativa o error ortográfico.

Los personajes son propiedad del gran Eiichiro Oda, yo solo los tomo prestados por un momento.

Octubre, viernes 16.

 

Eran las 2 p.m., la hora en que el Baratie, un restaurante muy famoso en Tokyo, estaba lleno donde ni un solo comensal mas podía entrar, incluso había fila en espera de obtener un lugar; dicho lugar ofrecía un concierto en vivo de música clásica los fines de semana, no siempre iban grupos o artistas famosos, el restaurante daba la oportunidad a los novatos como su primer debut.

La tarde estaba siendo fluida, la cocina no era exactamente un caos, contaba con cocineros bastante experimentados, todos eran ordenados y así las ordenes salían con forme eran pedidas, uno de ellos es un chico rubio al cual su cabello le cubría uno de sus ojos, su ceja visible tenia una curiosa forma en espiral, vestía su filipina blanca y su mandil del mismo color, tenía un pantalón mascota y unos zapatos negros bien lustrados, bien uniformado como lo que era, su nombre era Sanji. El rubio ese día le toco preparar todo tipo de cremas y sopas, iba y venia de un lado a otro, lavaba los ingredientes, cortaba unos mientras otros los desinfectaba, y así se la llevo, hasta que el dueño del lugar de nombre Zeff, quien era ya un viejo y de un bigote muy poco común pues lo tenía largo y entrezado, llamo al chico a su oficina.

 

-¿Que sucede viejo? -pregunta el menor.

- Vete a cambiar, hoy daras un concierto- dice en un tono serio.

-¿Que?, no gracias- se cruza de brazos negandoce rotundamente a lo que le pide su jefe.

- No esta a discusión, prometimos un concierto de violín y piano, pero el violinista enfermo.

-Pide a alguien más que lo haga o di el motivo a los comensales.

- Estúpida berengena, recuerda que tu y yo tenemos un acuerdo, así que vete a cambiar que en cuatro horas comienza y en media hora llega el pianista para que puedan practicar antes de salir.-frunce ligero el ceño.

- ¡Maldición!... bien- sale de la oficina refunfuñando y diciendo una que otra blasfemia, a Sanji no le gustaba tocar el violín pues después de la muerte de su madre a la que tanto amaba, perdió el gusto por tocar aquel instrumento, Zeff sabía toda la historia del menor puesto que desde antes de su nacimiento, el mayor era amigo de la familia Kuroashi, varias veces trato de animar a Sanji de volver a tocar, incluso le dijo que podía ser un violinista famoso, pero por obvio siempre se negó.

Con el paso del tiempo Zeff se hizo una persona muy importante para Sanji y viceversa, a tal grado que Sanji siguió al mayor y se dijo que seguiría sus pasos e incluso que hasta llegaría mas lejos, pero al principio el mayor se negó, el menor era bastante testarudo en ese tema pues estaba decidido a ser un gran chef.

Una tarde Zeff acepto que trabajara el menor en el restaurante pero a cambio de que tocara cada viernes en el restaurante, por obvio Sanji se negó, mas luego le hizo una propuesta, tocaría cada que faltara un violinista, si hizo tal propuesta era con la intensión de cocinar y posiblemente nunca tocar pues ya que era un restaurante famoso pensó que jamás alguien faltara a dar concierto, pero para su desgracia si fue así, aun que mas bien eso le había echo creer el mayor al menor, pues Zeff ya había planeado todo.

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Sanji después de un rato termino de vestirse, llevaba una camisa de color amarillo mostaza, un chaleco negro y un pantalón entallado del mismo color, en un costado llevaba colgando una cadena de plata; se encamino al sótano, en ese lugar guardaba su violín, al llegar lo reviso y afino, aquel instrumento estaba en perfectas condiciones a pesar de no ser tocado por varios años. Ya seguro de que todo estaba en orden, salió del sótano y luego del restaurante para ir al edificio de a una cuadra, subió hasta el 4to y ultimo piso, en ese lugar era donde les hacían pruebas a los novatos para ver si le daban la oportunidad de tocar en el restaurante y también era donde Sanji se quedaba a dormir en el pequeño cuarto con la que contaba el lugar, solo dormía allí cuando terminaba muy tarde y luego tuviera que madrugar, era algo que le agradecía al viejo, pues su casa estaba a 1 hora y a veces ya no alcanzaba transporte.

 

El lugar estaba todo alfombrado de un color vino, las paredes eran blancas de la mitad para arriba, de la mitad para abajo era de color marrón, en medio estaban dibujadas notas en color negro resaltando sobre el límite del color blanco, en una esquina de aquel sitio había un piano de cola de color negro, una pieza de extremada hermosura.

 

Rato mas tarde tocaron a la puerta, el rubio abrió encontrando frente de él a un chico de verdes cabellos y un hombre de peculiares ojos dorados, suponiendo que el segundo era su representante. Dio paso a que ambos hombres entraran al lugar. Aquel chico de verde cabellera era alto y bastante atractivo, vestía una camisa verde esmeralda arremangada hasta los codos, le quedaba entallada y se podía notar lo trabajado que estaba su cuerpo, llevaba uno pantalón negro no tan entallado y unos zapatos negros.

 

-Kuroashi Sanji...-dice el azabache en una afirmación en vez de pregunta, pues ya sabia de la situación y es que era su cómplice de Zeff, el tono que aplicaba era serio- aquí esta tu compañero, Roronoa -señala al mencionado con la palma y brazo ligeramente estirada- vendre en una hora y espero buenos resultados - no dice mas y sale, no era de los que se quedara a conversar y hacer tantas presentaciones y eso, bien pudo ni ir pero con la poca orientación del chico de cabellos verdes, se vio obligado a llevarlo. Sanji no dijo nada ante tal actitud del azabache, solo quería acabar con esto lo mas rápido posible.

-Bien, será mejor apresurarnos, quiero acabar con esta mierda cuanto antes...-da un ligero suspiro el rubio- ¿Que tocaremos? -mira al chico que tiene frente suyo.

-bien... Esta será  -frunce ligero el ceño, le da unas partituras al rubio.

A pesar de todos estos años Sanji aun se negaba a tocar y seguía sin recordarle, pues ambos se conocieron de niños en la escuela de música, pero Sanji por el fuerte impacto ante la trágica muerte de su madre, olvido gran parte de su infancia, curiosamente no olvido como tocar el violín pero si olvido la escuela y demás sucesos, pues se hizo a la idea que su madre era quien le había enseñado, que por ella aprendió tan bellas melodías, hizo falsos recuerdos, de echo su mamá solo lo escuchaba de vez en cuando pues ya que era una mujer muy ocupada al ser viuda y cuidar sola de su hijo, aun así lo amaba demasiado y cuidaba como su mayor tesoro, quien realmente le enseño una que otra melodía había sido el peliverde, pero el rubio solo estaba aferrado al poco recuerdo de su amada madre. 

 

 Zoro por su parte no tocaba el piano por gusto, fue por una orden de su padre en su infancia, aun que algo salió bien de eso y es que gracias a ello fue como conoció a Sanji, del chico del cual tiempo después se enamoro, pero para su desgracia, justo cuando se iba a confesar fue cuando ocurrió aquel accidente y tiempo después el rubio se había mudado con Zeff. Al llegar a los 16 años se había ido de casa y mudado con su tío, el cual ahora se hacia pasar como su representante.

Ambos habían tomado distintos caminos pero el destino los había reunido de nuevo.

 

-entonces comencemos... -se ponen ambos chicos en sus respectivos lugares, comienzan con el ensayo.

Por toda una hora hacen sus agustes, se ponen en sincronía y una que otra vez discuten, no estaban fuera de tono y a pesar de que ambos llevaban años sin tocar, parecían todos unos profesionales, hacían un dúo perfecto sin lugar a dudas.

 

Tocaron de nuevo a la puerta, Sanji deja su violín sobre una silla, abre la puerta para encontrar al mismo hombre de hace rato, lo deja pasar para después cerrar la puerta una vez dentro el azabache.

 

-Los escucho- dice con su característico tono aquel hombre, se sienta en un pequeño sofá de piel que había en el lugar, se cruza de brazos y piernas, les mira de forma fija y penetrante.

Ambos comienzan a tocar. Durante el ensayo el rubio no recordo nada que esperaba el peliverde, seguían en las mismas... por ahora.

Sanji cerro los ojos a mitad de la pieza pero sin dejar de tocar, él decía que era la primera vez que había tocado tal pieza, pero repentinamente comenzó a tocar como si se la supiera de memoria, al parecer estaba funcionando o eso quería creer Mihawk, quien los estaba viendo y no perdía detalle de nada.

Al terminar de tocar abre los ojos, una fuerte punzada le da en su cabeza y por ende vuelve a cerrar su ojo visible, deja de nuevo el violín sobre la silla para poder tocarse la cabeza -maldición...-dice en un murmuró.

-Oe! Cejas de caracol... ah!?, ¡Cuidado! -en ese momento el rubio cae inconciente, pero el peliverde alcanza a sujetarlo, lo carga entre sus brazos y junto con su tío se van al cuarto, deja al rubio sobre la cama, se nota preocupado.

-Los dejo solos, llámame cuando despierte. -su sobrino solo asiente con la cabeza, se retira del lugar para ir al restaurante, tenía que informar a Zeff.

 

-Sanji...-dice en un tono preocupado, se sienta a un lado de él, con la diestra acaricia las ebras doradas del mencionado.- si tan solo pudieras recordar todo.

 

++++++Dentro del sueño de Sanji++++++

 

-¿Que lugar es este?... ¡Joder!, la cabeza me duele demasiado -hace una mueca de dolor.

 

El rubio se encontraba, en lo que pudo notar de un vistazo, en una escuela de música, había niños por todas partes, todos se notaban dedicados a su aprendizaje, unos mas afinados que otros, la habitación era bastante grande, en el cual solo se impartía el aprendizaje de dos instrumentos "el violín y el piano", su mirada se concentró en un pequeño peliverde, pues había llamado su atención no solo por el color de cabello del niño, sino por que este parecía estar haciendo una rabieta la cual no sabia si era por no poder tocar adecuadamente o no deseaba hacerlo y solo asistía por obligación, al parecer era por lo segundo.

- Eres un idiota... - decía un pequeño rubio al peliverde.

- ¡Cállate!, te recuerdo que el que sabe tocar aquí mejor, soy yo, principiante -dice con una sonrisa arrogante.

- ¡Mil veces idiota! Cabeza de césped... -hace un puchero.

Sanji quien veía todo, inevitablemente suelta una ligera risa, se acerco un poco mas para ver de frente a los niños, su sonrisa fue borrada de inmediato y su rostro se transformo a uno de total sorpresa, sus ojos se abrieron como platos, su mente estaba comenzando a recordar de a poco, un nuevo dolor le llego a la cabeza, por ende cierra otra vez los ojos.

Momentos después abre los ojos, ahora estaba en un lugar diferente, era la sala de una lujosa casa, sofás de piel en color blanco, una pequeña mesa de centro de cristal, una pantalla de 50" , en una esquina un piano de cola en color blanco. Se escucha abrir la puerta principal, entran dos niños, los mismos que había visto antes, solo que de unos años mas, al parecer tenían unos 11 años.

- ¿Seguro que quieres hacer esto?...-dice el peliverde mientras llega y se sienta en el banco del piano.

- Deja de preguntar marimo - un nuevo apodo que le había puesto el pequeño rubio al otro niño.- solo enséñame, esto... es muy importante para mi. -tenía unas inmensas ganas de aprender una melodía que dedicaría a su madre en el cumpleaños de ella.

 

Todo se nublo, solo para aparecer un nuevo recuerdo.

 

 

-¡Marimo! ¿Donde demonios te metiste? -dice el pequeño rubio con lagrimas en los ojos- ¡Eres un idiota! -Zoro se había perdido por su mala orientación y Sanji quedo solo en un parque, lo peor es que al pequeño rubio lo habían agredido unos adolencentes y el helado que le había comprado antes el peliverde ahora estaba en el pasto todo regado.

Sanji el mayor se acerco a su pequeño yo - ¿Este soy yo?... pero ¿Por que no lo recuerdo?.

Zoro milagrosamente regresa - ¡Sanji!... ¿Que sucedió? -dice alarmado.

El pequeño rubio le patea en la espinilla al otro niño - ¡idiota!...-inevitablemente comienza a llorar. El peliverde solo se quejo por el golpe pero no le recriminó al rubio, de echo lo que hizo fue abrazarlo, el niño entre sus brazos estaba temblando, supuso que algo muy malo había pasado.

Sanji sintio una muy fuerte punzada en la cabeza, mas fuerte que las anteriores, el dolor hizo que se arrodillara y posara la frente sobre el suelo -¡Maldición! - dice a todo pulmón.

Una melodía se comenzó a escuchar desde un piano, el dolor se calmo un poco.

 

-¿Por que?... Zoro...-murmuró el nombre del peliverde, sus lagrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas. - No me dejes solo. - una mano le toca la espalda, levanta la cabeza y ve a un pequeño peliverde que le sonrie de una alegre forma.

-¿Me recuerdas? -pregunta el menor, el rubio asiente con la cabeza - y entonces que haces aquí, mi yo del presente te esta esperando.

 

El rubio se levanta lo mas rápido posible, no sabe que hacer, no sabe como regresar, mira de un lado a otro, por fortuna a lo lejos mira la silueta del peliverde -¡Zoro!...- corre lo mas rápido posible hacia el nombrado, con forme avanza todo se va volviendo blanco. Entonces despierta de golpe.

 

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Sanji después de dos horas había despertado y algo agitado, miro a su al rededor para ubicar donde estaba, reconoció segundos después que estaba en la habitación del apartamento, escucho que alguien tocaba el piano, era la melodía que Zoro le había enseñado de niño. Se levanto y fue directo de donde provenía la música.

- Cejillas, por fin despiertas, ¿Te sientes bien para tocar? -deja de tocar el piano y gira en el banco para encarar al rubio.

- Claro, ¿Por quien me tomas?, Estupido marimo, no soy el niño de antes... -sonríe ligero y casi rie por la expresión que pone el peliverde.

- ¡¿Como me llamaste?!...-quería creer que no fue solo una burla, que si le llamo así era por que había recuperado sus recuerdos.

- Marimo, maldito sordo... pareces uno. - sonríe burlón.

- ¡Cállate maldito cejas de sushi! -se frustra, piensa que si fue una burla.

Sanji ríe sonoramente -eres un idiota, ¿Creíste que no te recuerdo?... mis recuerdos acaban de volver, fue todo un shock la verdad, pero al fin lo recuerdo todo... Zoro -sonríe ligero.

El peliverde no cabia en su impresión y no podía ocultar que ese echo le hacía feliz pues una enorme sonrisa se dibujo en su rostro, se quedo estático, al fin había recuperado al rubio.

-Quita esa cara de idiota... -se burlo el rubio- Hey!...-de repente el otro le había abrazado- ¿Sabes?... Eres el mayor imbécil que jamás e conocido, ¿Acaso te perdiste y por eso te llevo tanto encontrarme?.

- Lo dice el idiota que no se aprendía la pieza mas fácil que intente enseñarte. -fue su turno de Zoro de burlarse.

- ¡Fue tu culpa!, eres un pésimo maestro...-hunde su cara en el pecho del otro.

-No, tu eres un pésimo alumno... Sanji, me alegra saber que volvieras -una sonrisa con un tono melancólico se asomo en sus labios.

- Eso debería decir yo... Estupido marimo...-corresponde el abrazo y se aferra a su acompañante- no me vuelvas a dejar.

- Nunca mas... -le rodea la cintura con un solo brazo, con la libre le toma del mentón y le hace levantar la vista, se acerca a su rostro y besa sus labios, a pesar de lo tosco que podía ser, hizo un beso suave, el rubio le correspondió de igual forma, era un beso donde sus labios solo se acariciaban los unos a los otros, un beso que transmitía un infinito y puro amor, no necesitaban profundizar el contacto, era demasiado perfecto para un reencuentro.

Poco después cortaron el beso, toparon sus frentes, se miraron, sonrieron ligeramente.

-Te amo Sanji.

-Yo también te amo Zoro -se sonroja ligeramente.

 

-vayamos al restaurante... Toquemos juntos una vez mas. -se sueltan para tomarse de la mano.

 

Sanji le roba un corto beso a Zoro. El rubio toma su violín, toman camino al restaurante.

 

Desde aquel día Sanji volvió a tomar ese gusto por el violín, desde aquel día comenzó una bella relación con su amado marimo, desde aquel día todo cambio para bien.

 

Teclas y cuerdas entonando una dulce melodía, interpretando sentimientos uniendo personas.

 

 FIN

Notas finales:

¿Que tal?, me lleve horas en esto a pesar de que lo plasme de la nada xD.

Espero si les haya gustado, sino...bueno, tratare de mejorar.

 

Gracias por leer.


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