"El Amor esta en el Aire"
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Pasaron tres meses desde aquel día que el doncel se lastimo el tobillo y desde entonces, En y At han estado mucho más unidos. Desde aquel momento que le dieron de alta al peli azul, el castaño estuvo muy al pendiente de él y más porque Atsushi le conto la razón de su comportamiento.
En al escuchar el calvario por el que paso el doncel, sintió unas inmensas ganas de ir a partirle la cara a Kusatsu Kinshiro, ya lo conocía y no le caía nada bien, pero en el momento en el que el peli azul termino de contarle aquel relato, supo lo que era odiar a una persona, la persona que le había hecho daño al amor de su vida. Claro que cosas buenas llegaron después de ese relato, porque el doncel le dijo al castaño que le gustaba, eso sin duda era una gran oportunidad que Yufuin En no desaprovecharía. Le dijo que haría que no solo sea gusto o una simple atracción, le dijo que todos esos sentimientos se volverían amor mutuo, cosa que alegro al peli azul.
Desde entonces todo ha sido maravilloso, desde flores, poemas románticos hasta citas a parques de diversiones y restaurantes elegantes, todo aquello que se jactaría como cursi y empalagoso, cosa que hacía que el doncel no solo se sonrojara, sino que le dedicará una sonrisa sincera y alegre al castaño.
—Gracias En-chan, en verdad muchas gracias —, hablo con gratitud y sinceridad. De verdad que el castaño se estaba esforzando y sentía que ese esfuerzo estaba dando frutos.
—Todo sea para que la persona que más amo sea feliz —, dijo con una ladina sonrisa, sentía que cada vez se enamoraba aún más de aquel doncel peli azul.
Aquel comentario hizo que el corazón del peli azul latiera con fuerza, incluso podría jurar que escuchaba el "bam-dum" que hacía su reconstruido corazón, fue en ese momento en el que se dio cuenta que ya no le gustaba Yufuin En, se dio cuenta de que ya amaba a ese hombre. Sin duda Yufuin En ya había ganado el amor del doncel.
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Tres semanas, casi un mes había pasado y con sus sentimientos ya aclarados, el peli azul trataba de pasar más tiempo con el castaño. Incluso le preparaba su almuerzo y se aseguraba de comerlo con él, claro que una de las cosas que molestaban a At, era que SU En era muy popular entre las mujeres y los donceles, incluso tuvo uno que otro percance, en los cuales, el castaño siempre llegaba y revelaba sus sentimientos, incluso en una ocasión grito "Atsushi es el doncel de mis sueños...y algún día, él y yo nos casaremos y tendremos muchos hijos". Eso sin duda afirmo lo que el doncel ya sabía, En lo amaba y era hora de decirle sus propios sentimientos. Preparo una rica y elegante cena y para no tener interrupción alguna, prefirió hacer la cena en aquel departamento que fue su hogar durante dos años, no importándole lo que había jurado, lo único que le importaba era demostrarle sus sentimientos a su amado En.
Lo limpio y arreglo para la ocasión, incluso cambio su propia apariencia, todo para la ocasión, desde nuevos, modernos y ligeros lentes hasta un corte de cabello que dejaba ver su lindo y expresivo rostro, todo para su amado. La mesa tenía dos platos, un florero con tres rosas rojas y una vela ya encendida con un agradable olor a coco y por supuesto, dos copas y una botella del mejor vino que encontró. Cuando escucho el timbre se puso nervioso, se vio al espejo y se acomodó los lentes, luego se quitó aquel amarillo delantal y se acercó a abrir la puerta.
—Perdona la tardanza, es que tuve que entregar unos papeles importantes a mi padre —, se disculpó con pena.
— ¡No hay problema...pasa por favor! —, pidió con una nerviosa sonrisa mientras se hacía a un lado para permitir la entrada al castaño.
En entro y cuando lo hizo, vio aquel romántico ambiente, cosa que lo sorprendió, pero a la vez lo lleno de felicidad y esperanza. Viró a ver al peli azul y este se sonrojo al sentir aquella azulina mirada sobre él.
—El peli azul cerró la puerta tras de sí y suspiro. Lo había decidido, diría sus sentimientos. Sus blancas mejillas se colorearon a un hermoso y cálido carmín y sus manos comenzaron a sudar, sin duda estaba nervioso y más porque ya había pasado por algo parecido, solo que esta vez era diferente. Esta vez amaba y era amado —. En-chan —, llamo en voz alta —. En todos estos meses me demostraste que la amistad y el amor no son casos perdidos...me ayudaste a superar aquel dolor que me dejo Kusatsu Kinshiro, incluso sin pedir ayuda...también me demostraste que es lo que se siente ser amado sin necesidad de ser hermoso, rico o pobre, a ti no te importan esas cosas, incluso me dijiste tus sentimientos y que esperarías el tiempo que fuera necesario para que yo también te amé como tú me amas...me enseñaste lo que es amar y ser amado de la manera más pura que puede haber —, expresó aquellos hermosos sentimientos con una sonrisa sincera y las mejillas sonrojadas —. Te amo En-chan...te amo tanto o más de lo que tú me amas a mí y nada me haría más feliz que compartir una vida contigo —, reveló al fin, su corazón estaba latiendo como nunca.
—El castaño se sorprendió, pero también se llenó de una inmensa felicidad. Con rapidez se acercó al peli azul y lo abrazo de manera protectora y cariñosa —. Yo también te amo y lo mejor que podría pasarme seria que tú pasaras junto a mí por toda la eternidad —, dijo con sinceridad.
Ambos sellaron esa hermosa etapa con un beso apasionado, pero a su vez lleno de sentimientos.
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Dos meses más y aquella relación se hizo más fuerte todavía, tanto que las madres de los jóvenes ya estaban planeando una futura boda, cosa que apenaba a los jóvenes.
—Creo que todavía es muy pronto para pensar en una boda y no digo que no quiera, es solo que es muy pronto —, se explicó el doncel con nerviosismo.
—La mujer pelo gris entrecerró sus castaños ojos con molestia —. Mou...At-chan yo quiero que te cases con En-chan y me hagan mis lindos nietos —, se quejó la mujer como niña regañada.
—El peli azul mayor abrió sus rojizos ojos con sorpresa —. Yumi no puedes pedirle a nuestro hijo eso, aun son jóvenes y tienen tiempo —, regaño con algo de enfado a su esposa.
—Ren eres un amargado, además Ami-san está de acuerdo conmigo —, dijo con una sonrisa mientras veía a la mujer rubia de ojos azules.
—Yo doy mi consentimiento, así que En-chan apúrate —, dijo con una sonrisa a su nervioso hijo.
— ¡Ma...madre! —, susurró el castaño menor completamente apenado y muy sonrojado.
—Querida no puedes pedirle tal cosa a nuestro hijo, tan siquiera deja que pasen unos meses más —, sugirió con una sonrisa el castaño mayor.
—Takeshi tiene razón, lo mejor será darle más tiempo a nuestros hijos.
Las mujeres se resignaron a esperar, después de todo, aquella hermosa unión era inevitable y eso lo sabían tanto la pareja como sus padres.
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Tres meses más pasaron y sumando el tiempo que llevaban de conocerse ya había pasado un año y un mes. Aquel dolor de no ser correspondido por el que una vez fue su amigo, había quedado en el pasado, de alguna manera Atsushi le daba las gracias al peliblanco, porque gracias a esa ruptura pudo conocer al legítimo dueño de su hilo rojo.
En cuanto al castaño, este ya lo había decidido, aquel doncel peli azul sería su esposo, de hecho ya había preparado todo para una elegante y romántica cena en la playa, además de tener siempre en el bolsillo de su pantalón un precioso anillo, que no solo resultaría la belleza de aquel doncel que lo había cautivado, sino que formaría parte de su tierna unión. Solo era cuestión de invitar al peli azul y listo.
— ¿Para qué me necesitabas En-chan? —, preguntó con algo de intriga el doncel.
—At-chan, necesito que el sábado me acompañes y no me preguntes ni porque, ni para qué, porque es una sorpresa que espero te guste —, pidió con nerviosismo.
—Atsushi se sonrojo, aunque también le daba algo de curiosidad saber que traía entre manos su novio, pero respetaría la decisión de este —. Está bien...iré contigo y no haré preguntas, pero no te niego que tengo mucha curiosidad —, dijo con pena.
—Te aseguro que te encantará la sorpresa —, dijo el castaño con una seductora sonrisa mientras se acercaba a su novio para darle un suave beso en los labios.
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Paso la semana y con eso llego el tan ansiado sábado, En llevaba a su novio por un largo tramo, además de tenerlo con los ojos vendados. Ambos estaban bien vestidos, lógico, para la hermosa ocasión que el castaño tenía preparada.
El peli azul estaba impaciente, sentía que aquella sorpresa que su novio le tenía preparada le encantaría y así lo fue, el castaño le quito la venda de los ojos y lo que vio lo hizo llorar de alegría. Nada como una hermosa y romántica cena en la playa con la persona que más amas. Cerca del mar había un hermoso tapete de un color rojo vino y encima una mesa redonda de un color blanco, dos sillas del mismo color y con el respaldo en forma de corazón, la mesa tenía un fino mantel de un blanco con los bordes de un brillante color dorado, encima dos platos y dos copas y en medio un pequeño florero con dos rosas blancas, a lado del adorno una fría sidra de la mejor calidad lista para ser servida. El peli azul estaba feliz, mentiría si dijera que no tenía intriga por saber el motivo de aquella romántica cena. El castaño sonrió de medio lado, ya se imaginaba que era lo que pensaba su novio, pero para el final guardaba lo mejor.
Ambos se acercaron y el castaño como buen caballero y anfitrión ayudo a su novio a sentarse para después ocupar su propio lugar y hacer una seña de manos para llamar a los que serían sus meseros esa noche. Hubo desde una exquisita sopa de lima, que el castaño bien sabía que a su novio le encantaba, una deliciosa langosta y para el postre un suflé de chocolate, lo cual alegraba aún más al peli azul, porque aquel menú fue formado con lo que más le gustaba comer.
—El peli azul se limpió la boca con una servilleta —. En-chan te luciste y agradezco de todo corazón este lindo detalle —, dijo con un hermoso sonrojo adornando sus mejillas.
—Me da gusto que haya sido de tu agrado, pero las sorpresas aun no terminan —, dijo algo nervioso mientras le hacia una señal a los meseros.
Mientras uno de los meseros quitaba todos los trastes y limpiaba la mesa, el otro se llevaba la sidra junto con las copas. Atsushi estaba cada vez más intrigado, pero el castaño no le decía nada para apaciguar aquella intriga.
Ambos se miraban a los ojos, azul contra café, tan entretenidos estaban en su batalla de miradas que no se dieron cuenta de que ya les habían entregado su respectiva copa, solo el llamado del mesero los saco de su ensoñación.
—No podía creer lo que sus ojos veían, viro a ver a su novio, pero este se encontraba hincado frente a él, entonces volvió a mirar la copa y con los nervios de punta tomo la cuchara que estaba al lado de su copa y saco el hermoso anillo y lo tomo entre sus temblorosas manos —. ¿Esto es lo que creo que es En-chan? —, preguntó con una desbordante alegría, sin duda fue una grata sorpresa.
—El castaño sonrió levemente y con sus manos tomo las de su novio. —Atsushi, sé que no hace que nos conocemos, sé que pasaste por un terrible dolor, pero también sé que nos amamos el uno al otro, por eso hoy ante la hermosa luna como nuestro testigo te pregunto...¿quieres casarte conmigo? —, preguntó con total pena y nervios.
—Comenzó a llorar, pero no de tristeza, luego le sonrió entre lágrimas —. Si...si quiero casarme contigo —, respondió con emoción para después lanzarse a los brazos de su ahora prometido.
Ambos cayeron sobre aquel tapete, el peli azul sobre el castaño, pero no por eso se separó de él, al contrario, ambos se abrazaron y besaron con pasión desmedida.
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Cuando llegaron a casa del doncel, los padres de ambos estaba juntos, eso solo quería decir una cosa, que al castaño no le resulto lo "incógnito" y lo habían descubierto.
—Bueno, aprovechando que todos están juntos les informo que Atsushi y yo nos vamos a casar —, reveló el castaño.
Claro que, en vez de saltar de alegría, las madres suspiraron y los padres los abrazaron y felicitaron, era como si ya sabían que eso pasaría.
—Eso siempre lo supimos, pero ustedes dos se empeñaron en esperar, eso sí se casarán en dos meses —, sentenció con una victoriosa sonrisa la rubia madre de En.
—De hecho, ya tenemos el salón, la iglesia y las invitaciones listas —, dijo la peli gris cómplice de su amiga.
Ambas mujeres corrieron lejos, antes de que recibieran un merecido regaño, en cuanto a la joven pareja, ambos suspiraron por las ocurrencias de sus madres, pero en el fondo les alegraba y agradaba aquella descabellada idea.
Continuará