Reía, no podía evitar hacerlo cuando la mirada de Saga fulminaba. Lo recuerdo perfectamente, tumbado en unas de las mesas traseras, acompañado de Nao y de una botella a la cual le calculaba unos minutos de vida; pensar que momentos atrás se encontraba bromeando acerca de una boda y, ahora evitando que nuestro batero le quitase el vaso de las manos.
Era la fiesta del fin de año. Usaba un trabaje negro, sabía perfectamente que ese color le gustaba a Taka. Para aquella fecha también corté mi cabello; debía captar su atención, lucir bien para él. Deseaba que me viera ya que desde hacía una semana apenas me dirigía la palabra, por haberlo dejado plantado el 24 "Tuve una navidad asquerosa" sin lugar a dudas, era un loco impulsivo.
Conforme la noche transcurría de igual manera los invitados se retiraban. A decir verdad no pensábamos ser de los primeros, pero con Saga en ese estado es mejor prevenir que lamentar. ¿Desfiguros? No, al menos no había hecho demasiados.
— Tora, llévalo a su casa. — Indicó el Rey Demonio, invadido por los celos ya que Takashi no soltaba ni un momento a su novio, justificándose que sólo su amigo podía hacerse cargo de él, nadie más.
— Déjamelo a mí ¿Quieres? — Claro que me haría cargo.
— Nao, tus brazos son tan fuertes.
Maldito Sakamoto ¿Ahora se dedicaba a coquetear con Nao? Menos mal que les seguí. ¿A quién engaño? Cuando trata de él me vuelvo un paranoico.
— ¡Puedo decir que los he trabajado bien! — Respondía nuestro ex líder de camino al estacionamiento.
— ¿Yo debería... hacerlo?
— ¿Hacer qué?
— Ya sabes... trabajar mis brazos, o simplemente ejercitarme. Creo que me estoy poniendo gordo de tantas pizzas. — Decía mientras palmeaba su vientre, pero por favor, que alguien le diga que no está ¿Gordo? Sólo un poco loco.
—... Ahhm. Murai, te busca Show. Yo puedo llevar conmigo a Saga. Anda, vete ahora que puedes. — Y pensar que a escasos metros lo esperaba aquél castaño de mal carácter.
— ¡Por favor! — Exclamó de inmediato con su chillona voz.
No le hacía un favor a él, mucho menos a Kohara, únicamente me hacía cargo de mi pequeño problemático.
Llevarlo hasta el auto no fue tarea sencilla, amenazaba con regresar al salón y beber todo el alcohol que tuviera a su paso. Pero no era de ese tipo de ebrios que no dejaban hasta la última gota, su caso era distinto, se le soltaba la lengua con la bebida incluso cuando sus parpados tendían a cerrarse.
— Nao-shii... ¿Viste a ese idiota? — ¿Tanto era el alcohol en su cuerpo que no se percató cuando Nao se fue?
— Sigue hablando Takashi, no te quedes dormido por favor.
— ¡Eso hago! El 24... El 24 quería estar con él. Le iba a decir "Creo que te amo" — Las lágrimas no tardaron en mojar su enrojecido rostro.
Romperse por dentro... No sé si era la sensación que me abordaba, pero se asimilaba. Estaba completamente en blanco.
— ¿Crees que lo amas? ¿O lo amas? ¿Quieres que ponga un poco de música? — Un par de preguntas para indagar y disipar el nerviosismo.
— No te hagas el... amable, Nao-shi... — Mascullaba entrecortado. — Lo amo, claro que lo hago. A veces me siento como un tonto al observarlo ¿Crees que lo note?
Lo notaba, por supuesto que lo notaba, incluso cuando a los segundos él intentaba disimular de cualquier manera. ¿Acaso no se percataba de las sonrisas que me provocaba? Tanto provocaba en mí que en ocasiones intentaba abrazarlo, más cuando lo escuchaba reír.
¿Cuántas preguntas hizo? Quería decirle que dejarle claro que estaba equivocado en tantas cosas, también decirle que lo amaba con todo y su locura de la que en algún momento se quejó.
Al día siguiente no tuve otra opción más que encararlo, era hacerlo ese mismo día o perder la oportunidad. Las horas transcurrían demasiado lentas para mi gusto, una hora, dos, una hora más... alrededor de las 11 de la mañana no podía esperar otro poco, por lo mismo no dudé en ingresar a la habitación.
— ¿Takashi, no piensas salir de la cama? — Al parecer no tenía nada mejor que decirle luego de encender la luz. Rogaba porque estuviese dormido, así podría "Escapar" no tenía palabras en ese momento.
— Tu lengua se suelta cuando la mezclas con alcohol y ese enojo que no sabes controlar. Tienes idea de lo que hablo ¿Cierto? — Por favor, di algo, no quiero seguir hablando al azar.
Debía verme seguro. Posteriormente me senté a su lado, sino cubría su cuerpo desnudo no podría concentrarme al hablar.
— También me besaste, Takashi. — La sensación del día anterior me invadía, aunque lo abrazara en aquel momento y aunque las circunstancias estuvieran a nuestro favor no pude evitar reír, debido al nerviosismo. No tardó en disculparse, no entiendo porque lo hacía si yo estaba abrazándolo de la espalda ¿Qué otra evidencia necesitaba para asegurarle que había disfrutado de aquel beso?
—… Vamos, Taka. Deja de mentir, más cuando yo también te amo, idiota. — No era la mejor declaración de amor, pero había que hacerle entrar en razón de inmediato.
129 días han transcurrido desde que di un gran paso en mi vida, sí, es un gran paso, ya que jamás me había sentido tan completo. En este periodo también he aprendido a lidiar con los celos de Saga hacia chicken y viceversa.
Hace un par de semanas Takashi fue arañado y hasta mordido por chicken, dejándonos sorprendidos, jamás pensé que los gatos fueran tan territoriales, y Saga tampoco sé queda atrás respecto al tema.
Las cosas han marchado bien, nada aparte de algunas cuantas discusiones sobre tuits de supuestos maullidos míos y de una chica atrevida que se le confesó a mi novio.
—¡Sakamoto! Deja la guitarra un momento. — No sé cuántas veces tengo que repetir esa oración. Desde que se propuso componer apropiadamente la canción que tarareo en el DVD del tour por Asia no ha dejado la guitarra un momento.
— ¡Queremos hacer canciones para que los fans disfruten, no lo olvides! — Se excusa para no prepararla las maletas y dejar su casa. Él le teme a los compromisos, tanto que no ha aceptado vivir conmigo, aunque de vez en cuando consigo que pase semanas enteras conmigo. Soy tenaz y esperaré por un "Sí" de su parte.