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Noche Eterna por sakura hiwatari malfoy

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Notas del capitulo:

Hola a todos espero que estén teniendo un buen fin de semana, yo por mi parte aquí estoy con la segunda parte del cap de ayer.

 

Pero antes agradecimientos:

 

1 Gracias a quienes solo leen y siguen la historia pues 9185 leídas son bastantes para solo tener 11 caps.

2 Y por supuesto un enorme gracias a quienes a parte de leerme también me escriben:

Anairafuji, YaoiMania, Leti y Noe, Anonimo, Mabe_Love, Romi, Aylin, Maria Fernanda y Ann ustedes son geniales y me sacan sonrisas con sus palabra aparte de darme muchos animos para seguir escribiendo.

 

En fin luego de esto a leer.

CAP. 8

DESPEDIDAS, NOCHE DE BODAS Y DECEPCIÓN. Segunda parte.

 

Valakya, horas después

Durante  el viaje en el carruaje, Lucius hizo conversación con un nervioso Harry, que a pesar de todo intentó contestar a su suegro con gentileza. Sin embargo Draco, para disgusto de Lucius, estuvo muy callado interviniendo solo algunas veces cuando él le instaba a participar.

Aunque esta vez los ojos gris/plata del príncipe vampiro no dejaron de observar a su esposo en todo el camino, provocando un ligero alivio en el Rey y mayor inquietud en Harry, quien se removía en su asiento y balanceaba su cola intranquilo debido a la perturbadora mirada de la que era objeto, mientras se preguntaba qué tanto podía estarle observando Draco en ese hermético silencio.

Y, a decir verdad, Lucius también se lo preguntaba.

¿Qué estaría pensando su hijo?

La respuesta era más o menos sencilla. Draco, desde del incidente en el baile hasta el momento que partieran de Lloegr, no dejaba de darle vueltas a las mismas cuestiones. Lo que Harry le hacía sentir, lo que pasaría cuando llegaran a Valakya, y Evan.

Y es que era claro que su esposo vestido de esa manera, en verdad lucía tentador y no le costaría nada consumar ese matrimonio, pero ¿y después? Harry había sido muy sincero con sus palabras en el enlace y él no podía darle lo mismo, pues estaba Evan. No podía traicionarlo aún más. Porque había aceptado enlazarse debido a que este se lo había pedido con la promesa de que no lo abandonaría, que seguirían siendo amantes. Pero ahora, luego de ver a Harry, de observarlo y sobre todo luego de que este dijera lo que dijo en la ceremonia, no sabía qué hacer.

Su cabeza, todo su ser era un caos que se debatía entre ignorar al joven licántropo y no permitir que este le afectara, no permitir que este se convirtiera en algo más que la molestia que pensó que sería al principio y continuar sus planes con Evan,  u olvidar todo  consumar esa unión y darle una oportunidad a su esposo, respetarlo aunque no lo amara.

En verdad se sentía dividido, con dos fuerza contrarias tirando dentro de sí en direcciones opuestas  y él en medio sin saber qué hacer.

Y para ese momento, mientras llegaban a Valakya y el príncipe vampiro seguía observando a su esposo en silencio, lo único que este quería era ir a su habitación y olvidarse de todo.

Aunque por supuesto, no podía hacerlo, nada era tan fácil.

 

*/*/*/*

 

Castillo Vampiro, momentos más tarde.

Después de cruzar por la ciudad y causar revuelo con su llegada, el carruaje donde viajaban Lucius, Draco y Harry se dirigió hacia el castillo donde el monarca vivía con su hijo.

Los altos muros del castillo fueron atravesados y  la pesada puerta cedió el camino al vehículo real, que a paso lento atravesaba el sendero hacia la entrada principal. 

En el interior del carruaje, Harry había dejado de conversar con Lucius y en su intento por ignorar la inquietante mirada de Draco observaba hacia afuera al que sería su nuevo hogar. Su mirada esmeralda escrutando cada rincón con curiosa expresión.

El castillo de los vampiros sin duda era diferente al palacio licántropo, parecía ligeramente más grande y más ostentoso y el camino era algo largo hasta la entrada, con amplios jardines frontales y algunas fuentes.

– ¿Qué te parece Harry, te gusta? –Preguntó Lucius.

El joven licántropo de inmediato dejó su observación y enfrentó la mirada de su suegro, asintiendo.

–Sí, todo es… hermoso–murmuró, no encontrando otra palabra para describir lo que había visto–.Demasiado–quiso agregar, pero por educación y temiendo que Lucius o Draco lo mal interpretaran, se reservó ese comentario.

–Me alegra que te guste, si hay algo que te gustaría cambiar tu solo dilo y se hará, ¿no es así, Draco? –Expresó el Rey vampiro viendo de reojo a su hijo.

–Sí, claro –fueron las simples palabras que salieron del más joven, quien para cierto alivio de Harry al fin desvió su mirada gris/plata hacia otra cosa que no era él, cuando el carruaje se detuvo y el cochero anunció que habían  llegado.

Con este anuncio, toda conversación se detuvo y la puerta del vehículo fue abierta. El primero en salir fue Lucius, que con su magnífico porte caminó hasta la entrada donde ya les esperaban  un gran número de sirvientes.

Por su parte Draco aspiró hondo antes de mirar una vez más a su esposo y ofrecerle su brazo de manera galante, tal  y como correspondía a la situación.

Harry miró al rubio vampiro un momento, sintiendo de nuevo el sonrojo subir a sus mejilla cuando este le ofreció su brazo. Debía acostumbrarse a esos gestos, lo sabía, pero mientras lo hacía se sentía tan tonto por sonrojarse, por sentir su corazón latir tan fuerte simplemente ante ese sencillo gesto. Por no saber cómo reaccionar.

–Vamos–instó Draco ante el mutismo del más joven, que simplemente miraba su brazo, sonrojado y sin moverse.

–Eh, sí, claro, lo siento –murmuró el licántropo pelinegro saliendo de sus pensamientos y reaccionando al fin al escuchar la voz profunda y varonil de su esposo llamarle.

–Ten cuidado con tu túnica–agregó el rubio en tono neutro antes de que bajaran, al recordar que su nuevo esposo casi tropieza con el borde de su túnica cuando iba a subir al carruaje.

Las mejillas del licántropo de ojos esmeralda se tornaron aún más rojas con ese comentario. Vergüenza, era eso lo que sentía de que Draco recordase su torpeza al querer entrar al vehículo real hace unas horas.

–Sí, gracias –susurró, tomando con firmeza el brazo del más alto con una mano y con la otra alzando ligeramente la túnica de bodas para evitar volver a trastabillar.

Finalmente los dos esposos bajaron del carruaje y los ojos de los sirvientes se dirigieron a la pareja deteniéndose, como era natural, en el acompañante del príncipe. El nuevo consorte real.

Harry sintió esas miradas y aspiró hondo, nunca le había gustado ser el centro de atención y ahora lo estaba siendo. Por lo menos todos parecían verle bien, incluso con ¿admiración, tal vez? No lo sabía, pero agradecía verse presentable y dar una buena primera impresión, aunque de seguro cuando esos hombres y mujeres le vieran como era realmente se decepcionarían.

Pero no era momento de pensamientos deprimentes, se recordó el heredero licántropo poniendo su mejor sonrisa al tiempo que se dejaba guiar por Draco hasta donde les esperaba Lucius. Además, debía concentrarse para manejarse con la dichosa túnica de bodas y no caer en el intento, borrando así los rostros afables de aquellos que le miraban y de paso avergonzando a su esposo.

Afortunadamente para Harry nada sucedió, sus pasos fueron seguros y ligeros sin contratiempos. Y los rostros de los diversos sirvientes mostraron aún más encanto por el consorte real y la perfecta pareja que hacía con su príncipe.

Al final Lucius, Draco y Harry entraron al castillo. Y como el joven licántropo había supuesto todo ahí era fastuoso y lujoso al mismo tiempo que delicado y refinado, haciendo que este de pronto se sintiese un poco fuera de lugar pues temía moverse y romper algo. No obstante Harry no tuvo mucho para pensar en eso, pues los sirvientes que les esperasen fuera entraron tras ellos y entonces la voz de Lucius se escuchó.

–Me permito presentarles –dirigiéndose con seriedad a los sirvientes que en fila estaban frente a ellos–, al consorte de mi hijo, Harry Malfoy, quien desde ahora será tan amo de este castillo como mi hijo y yo. Debe ser respetado y obedecido o habrá consecuencias –advirtió sutilmente antes de girarse hacia la pareja y observar a Harry con una leve sonrisa–. Harry, ellos son quienes trabajan en este castillo, cualquier cosa que necesites solo pídela y te la darán –expresó a su yerno.

Un poco tímido por ser de nuevo el centro de atención, el joven licántropo se limitó a asentir antes de murmurar:

–Un gusto conocerles a todos–dijo con gentileza, dándose cuenta ahora que los veía mejor y podía captar su aroma, que todos eran humanos.

Ante sus palabras a coro los sirvientes respondieron:

–El gusto es nuestro, Su Alteza.

Luego de las presentaciones, Lucius les despidió a todos o a casi todos. Solo una chica de cabellos castaños y ondulados, vestida con un vestido sencillo que llevaba bordado el inconfundible símbolo vampiro, se quedó a unos pasos.

–Acércate –ordenó el Rey vampiro a la joven, que sumisamente hizo lo solicitado–. Harry, ella será tu doncella personal, su nombre es Hermione Granger, supuse que te sentirías más en confianza con alguien joven como tú –mencionó Lucius con una calidez que hizo que la joven le mirara de reojo algo sorprendida.

El pelinegro, que miraba con singularidad a la joven que se empeñaba en ver hacia abajo,  posó sus esmeraldas ojos en su suegro antes de sonreírle.

–Gracias majestad… perdón, Lucius –agregó al notar la nota de reprobación en los ojos grises cuando lo llamo majestad–. Mucho gusto, Hermione –soltándose de Draco para tomar las manos de la chica y besar su mejilla–.Espero que nos llevemos bien.

La impávida joven no pudo evitar mirar al que sería su señor ante tal gesto extraño de familiaridad y asintió.

–Se–seguro que sí, Su Alteza –recomponiéndose de la impresión antes de hacer una reverencia–.Será un honor servirle.

Harry estaba por decirle que le llamara por su nombre y que no eran necesarias las reverencias, pero Lucius se le adelantó.

–Bien, Harry, ve con Granger a la que será tu habitación, debes estar cansado del viaje y debes querer cambiarte y prepararte. No te preocupes, Granger te ayudará, sabe lo que debe hacerse–mirando a Draco–.Mi hijo estará contigo en unos momentos, necesito hablar con él de algo importante.

Ante la mención de la habitación, cambiarse y prepararse, el pelinegro se tensó de las orejas hasta la cola y su respiración se cortó. Claro, había llegado el temido momento. Sin embargo él era valiente y además intuía que Draco sería gentil, debía serlo e incluso podría ser placentero, su papá lo había dicho, por lo que intentando convencerse que todo saldría bien, afirmó.

–Está bien, con… con su permiso, entonces –susurró hacia ambos antes de seguir a la amable chica castaña que ya le indicaba el camino.

Sin embargo, antes de alejarse lo suficiente, sus verdes ojos se dirigieron hacia su rubio esposo y un suspiro casi imperceptible salió de sus labios.

 

*/*/*/*/*

 

En el despacho de Lucius, este entraba seguido de Draco luego de dejar a Harry. Ambos tomaron asiento y entonces el Rey vampiro comenzó, sus ojos grises brillando con cierta irritación.

–No sé qué demonios te sucedió, creí que tenías mejor disposición a todo esto pero tu comportamiento en la recepción fue nefasto, evitaste mirar a tu esposo todo el tiempo y no le dirigiste una sola palabra –reprendió–.Aunque ciertamente mejoraste en el baile –aceptó–, pero luego de nuevo caíste en este exasperante mutismo, ¿qué pretendes, Draco?, te lo advierto, no voy a permitir que trates mal a Harry, no solo por la Alianza sino porque es un buen chico.

– ¿Y quién habla de tratarlo mal? –Contraatacó el rubio, saliendo del silencio auto impuesto que había mantenido–.Dame más crédito padre, es solo que no le conozco y tenía cosas que pensar, eso es todo –mintió a medias desviando sus ojos grises de la mirada escrutadora de Lucius.

Por supuesto, no en vano Lucius había vivido mucho más que su hijo y no en vano le conocía bien, por lo que sus ojos se entrecerraron con sospecha.

– ¿Cosas que pensar? ¿Qué cosas?

–Cosas, padre… ahora, si solo me quieres aquí para regañarme como si fuera un niño, mejor me voy, tengo un matrimonio que consumar, ¿no es así? –Sonriendo con cierto cinismo que irritó aún más al mayor.

– ¡Es que te comportas como un niño!–Agregó el rey vampiro subiendo un poco la voz, sus ojos tornándose levemente rojizos ante esa sonrisa–.Pero tienes razón, no debo entretenerte más –aspirando hondo para calmarse, no debía perder los estribos ahora–. Solo quería decirte que espero que seas un caballero con Harry, él no es como “esas entretenciones” que acostumbras –diciendo esto con desprecio al recordar a cierto vampiro–.Él es tu esposo, llevará a tus hijos y debe ser tratado como corresponde, además es virgen–aclaró, recordando la decoración en el enlace y la recepción–.Te lo digo por si no te quedo claro.

Draco volvió su mirada hacia su padre y le miró largamente antes de contestar.

–Lo sé padre, estuve en el enlace y lo noté, sé que Harry es virgen y no necesito tus consejos para saber cómo tratarlo. A pesar de cómo se dio este matrimonio, sería incapaz de tratarle mal como tú piensas –mencionó con frialdad–. Ahora, sino tienes nada más que decir, mi esposo me espera –levantándose y caminando hacia la puerta.

La puerta del despacho se abrió y se cerró con un sonoro portazo.

Dentro, Lucius suspiró, en verdad esperaba que su hijo recapacitara y luego de este día sin el tal Evan en su vida, su actitud respecto a Harry, respecto a su matrimonio, cambiara.

Fuera, Draco se quedó un momento contra la puerta, sus puños apretándose ligeramente mientras sus ojos grises se cerraban un instante y su cabeza descansaba contra la madera a sus espaldas. No lo podía creer en serio, ¿su padre pensaba que dañaría a su esposo? ¿Que sería un patán con él en su primera vez?

Sí, aceptaba que hasta el momento no se había comportado como debía ser con Harry pero de eso a desquitar con él algo de lo que no tenía culpa alguna... No, no podría hacer tal cosa.

 

*/*/*/*/*

 

En la habitación nupcial

Luego de pasar por diferentes pasillos y subir algunas escalinatas, Harry y Hermione llegaron a la habitación que sería de los nuevos esposos.

Al entrar Harry pudo comprobar que su nueva habitación era como todo en ese castillo, lujoso y bellamente decorado. Desde el piso hasta la chimenea, pasando por los sillones y la enorme cama que se veía al fondo, todo estaba coordinado en tonos madera, ocre y blancos. Cada mueble, cada cojín, cada una de las cortinas, todo era impecable y digno de un príncipe.

La habitación perfecta para alguien como Draco, aunque no sabía si para alguien como él. La que había sido su habitación era ciertamente cómoda y de buen gusto, pero no ostentaba tanto fastuosidad, tanta perfección. Solo esperaba sentirse a gusto y no romper nada valioso, fue el pensamiento del joven licántropo antes de terminar de ingresar en la estancia.

De inmediato Hermione le indico que los baúles con sus cosas ya estaban ahí y que todo ya había sido debidamente acomodado en su  lugar. El joven licántropo le miró curioso y sorprendido ante eso.

¿Tan rápido? Era increíble, se dijo antes de asentir moviendo levemente su cola mientras escuchaba las palabras de la chica, que siguió hablando al tiempo que él le observaba. Hermione le agradaba e  intuía que se llevarían muy bien.

–Bien, es hora de alistarlo, sígame por favor–musitó respetuosa pero cálidamente la joven castaña, indicándole el camino al baño.

Harry afirmó pero de nuevo sintió los nervios hacerle presa, sin embargo, intento disimular y esbozó una sonrisa antes de seguir a la chica.

¿Había notado Hermione los nervios del más joven? Por supuesto que lo hizo, era una joven inteligente y observadora, además que el nuevo príncipe consorte no era tan bueno ocultando lo que sentía pero ella no dijo nada, no quería incomodar al recién casado. Además estaba el punto que Harry le agradaba, a pesar de no llevar mucho hablando y conociéndose, podía decir que era un joven honesto y sencillo y esos dones en Valakya eran muy escasos sobre todo entre los vampiros, fértiles o no.

Sí, sin duda los licántropos y sobre todo este no eran como la joven doncella imaginó.

– ¿Éste es el baño? –Se escuchó la impactada voz de Harry cuando ingresaron a dicha habitación.

–Sí, así es, Su Alteza –respondió Hermione con un poco de gracia al ver la expresión en el más joven.

–Vaya… pero es que todo aquí tiene que ser tan…–dejando al aire la frase pues no supo qué agregar que pudiese describir lo que veía.

El baño de esa habitación era casi tan grande como la habitación que precedía e igual de  magnifico, el piso de mármol sólido era de colores crema y los muebles estaban tan bellamente hechos como los del dormitorio. Pero lo que más llamo la atención del joven licántropo era la bañera, era enorme y ocupaba una buena parte del espacio en el fondo.

–Extravagante –se atrevió a terminar la joven con una media sonrisa. Harry, quien aún observaba a su alrededor pasmado, asintió.

–Bueno, ya se acostumbrará, créame –mencionó comprensiva la castaña antes de indicarle que debían empezar con su arreglo.

Lo primero era quitarle la túnica de bodas y que tomara un baño con diversas esencias. La enorme bañera ya estaba lista para recibirle, por lo que pasando saliva e intentando una vez más disimular su nerviosismo, Harry afirmó.

El pelinegro no estaba acostumbrado a que le ayudasen a bañarse o cambiarse, pero su papá dijo que los vampiros tenían esa costumbre y que debía adaptarse, por ello hizo su mejor esfuerzo por no denotar la cierta incomodidad y pena que de pronto le asaltó cuando Hermione comenzó a despojarle de la túnica. Cuando estuvo listo y totalmente desnudo, trató de olvidarse del pudor aunque aún así sus ojos verdes jamás se encontraron con los de la castaña hasta que estuvo propiamente dentro de la  inmensa tina y la cálida agua cubría su desnudez.

Hermione, por supuesto no comentó nada y se dedicó a lo suyo, pero le parecieron tiernas las reacciones del más joven.

El baño fue cuidadoso y esmerado aunque no duró todo lo que Harry hubiese deseado en vista de lo relajante que estaba resultando. Casi hizo que olvidara lo que debería suceder después. Casi, pues la castaña le hizo salir justo cuando notó que el pelinegro estaba comenzando a cerrar los ojos y con ello Harry se espabiló y la ansiedad regresó, mientras salía de la bañera y era envuelto en  una acolchada bata de baño.

Con Hermione guiándole, el más joven salió del cuarto de baño por una puerta lateral y diferente a por donde había entrado, lo que le hizo fruncir el ceño pero aun así no preguntó. Igual, no fue necesario que lo hiciese pues en cuanto entraron a la nueva habitación fue obvio donde estaban. Un espacioso vestidor con, en efecto, todas sus cosas acomodadas y mucho espacio para más cosas, fue lo que sus ojos esmeraldas contemplaron.

–Como puede observar este es su vestidor–comenzó a explicar Hermione ante una nueva mirada impresionada del pelinegro–. Esa puerta–señalando por donde habían entrado–, conecta, como pudo observar, al baño y ésta –señalando otra a unos metros–, conecta a la habitación.

–Oh ya… ya veo–fue todo lo que pudo decir Harry que seguía observando a su alrededor sin creer que todo eso fuese para él o más bien ¿para ellos?, pero entonces notó algo importante, las cosas de Draco no estaban ahí, lo cual llamó su atención e inevitablemente preguntó–. ¿Y las cosas de… de mi esposo? –Cuestionó tímido, bajando sus orejas y sonrojándose un poco aun sin acostumbrarse a llamar al rubio vampiro, esposo, pero ciertamente gustándole cómo sonaba esa palabra en sus labios.

La castaña volvió a dirigir una sonrisa comprensiva al licántropo pelinegro antes de responder lo que se le ordenó, que si bien no era una total verdad, era lo que debía decir.

–Las cosas de Su Alteza, el príncipe Draco, están en otro vestidor que es el que le corresponde, este es sólo suyo –murmuró.

– ¿Otro vestidor? –Abriendo enormemente los ojos ante esa información–. ¿Hay otro vestidor en esta habitación? –Ganándose un asentimiento–.  Pero si este es muy grande y a mí me sobra espacio –explicó señalando los espacios vacíos.

–Tal vez, Su Alteza, pero el príncipe Draco me temo tiene más cosas que usted y necesita un vestidor propio– explicó con paciencia Mione.

–Oh, ya veo –susurró Harry moviendo descuidadamente su cola mientras pensaba que tantas cosas podría tener su esposo.

Hermione sintió de nuevo aprecio y simpatía por el chico y se apenó de mentirle. No que todo lo que hubiera dicho fuera del todo mentira, era cierto que había otro vestidor donde irían las cosas del rubio príncipe, lo que era mentira era que estuviesen ahí. Draco había ordenado que sus cosas permaneciesen en su habitación hasta nueva orden sin importar lo que dijese su padre.

Esta decisión por supuesto causó revuelo y suspicacias en la servidumbre, pero la castaña no era del tipo de personas que disfrutase del cotilleo y las indiscreciones por lo que se limitó a escuchar, callar y obedecer cuando el mismo Draco la había llamado para decirle lo que debería mencionar a su futuro esposo si acaso preguntaba por ese detalle.

– Bueno Su Alteza, debemos continuar o su esposo vendrá y no estará listo–anunció la castaña luego de unos momentos de silencio.

Las mejillas de Harry enrojecieron una vez más en ese lapso de tiempo pero consintió a lo dicho por su doncella.

En poco tiempo estuvo vestido con el camisón que su papá había mandado a hacer para esta ocasión. Era de una tela suave y ligera, de un blanco impoluto solo con algunos bordados en oro que le llegaba hasta las rodillas. Desde su perspectiva, le hacía ver más joven y más como… bueno, como un fértil, que lo que usaba usualmente para dormir pero su papá había insistido en que ahora debía usar ese tipo de cosas y mucho más en ese día.

–Listo, Su Alteza–interrumpió Hermione sus pensamientos–.Se ve hermoso, si me permite decirle–agregó, terminando de acomodar la larga cabellera negra que caía con gracia y sedosidad por la espalda ajena.

–Eh… ¿Tú crees? Yo no se me siento cómodo con esto puesto–dijo con sinceridad viendo a los ojos marrones de la chica.

–No se preocupe, seguro no lo llevará mucho tiempo puesto–se atrevió a decir la castaña con cierta mirada perspicaz.

La respiración de Harry se contuvo ante aquello y desvió la mirada sin saber que decir.

–Tranquilo Su Alteza, mejor regresemos a la habitación, seguro Su Alteza el príncipe Draco no tardará en llegar–mencionó Mione con calidez queriendo confortar al primerizo joven, arrepintiéndose un poco por sus anteriores palabras.

Harry se limitó a asentir y dedicar una tímida sonrisa a la chica antes de que ambos saliesen del vestidor.

 

*/*/*/*/*/*

 

En la habitación de Draco.

Luego de dejar a su padre, el rubio vampiro, aunque sabía a dónde debía dirigir sus pasos, no lo hizo, no podía, simplemente, en ese momento enfrentar a su esposo y lo que debía suceder entre ellos.

Ciertamente Harry ya no le parecía una molestia, pero a pesar de lo que pudiera provocarle, su mente no dejaba de pensar en Evan. Consumar el matrimonio sería una traición a lo que sentía por el vampiro de plateados cabellos.

Deber y deseo se debatían una vez más en su interior. Su deber para con su nuevo esposo y su deseo de mandar todo al diablo. Pero era muy tarde para esto último y él lo sabía, estaba enlazado a Harry por la eternidad y aunque su padre y todos pensaran que esto no significaba mucho para él, lo hacía, sabía que debía respetar al joven licántropo aunque no lo amara.

Pero era difícil, tan difícil cuando tu corazón quiere una cosa y tu mente te manda a hacer otra. ¿A quién escuchar?  ¿Qué hacer? ¿Tal vez debería ser sincero con Harry y contarle de Evan?

Pero, ¿si el joven licántropo no entendía? ¿Y Si él provocaba una nueva guerra con su confesión?

Con esas preguntas y más, Draco se sentía definitivamente demasiado turbado para ir con su esposo, por ello dirigió sus pasos al único lugar donde podría pensar tranquilo. Su habitación. No demoró mucho en llegar y en cuanto abrió las puertas y cerro tras él, fue hacia uno de los sofás de la lujosa estancia y se sentó.

Sus ojos grises fijos en la chimenea apagada mientras intentaba conciliar ambas partes de su ser. No supo cuánto tiempo pasó ahí inmóvil hasta que algo, o más bien alguien, interrumpió sus meditaciones. Un gran cuadro que le mostraba a él de cuerpo entero fue movido y por un pasadizo secreto que había ahí salió una figura envuelta en una capucha negra.

– ¿Evan?–Murmuró el rubio vampiro levantándose de un impulso, sorprendido por esa inesperada visita.

¿Que cómo sabía que era el vampiro peli plata?, era sencillo, Evan era el único aparte de su padre y él mismo que conocía ese pasadizo hasta su habitación. Y además el aroma dulzón del más joven era inconfundible.

El rostro del encapuchado quedó al descubierto junto con su platinada cabellera y el mencionado vampiro dedicó una bella sonrisa al rubio.

–Mi príncipe–susurró con falsa adoración el más joven caminando hacia el más alto y arrojándose a sus brazos en un aparentemente anhelante abrazo.

A Draco, tanto la presencia como ese abrazo no dejaban de extrañarle tanto como sorprenderle, pues Evan y él jamás quedaron en ese encuentro por lo que a pesar de corresponder el mismo, le fue inevitable preguntar.

– ¿Qué haces aquí? ¿Cómo…? –Aunque no pudo terminar, pues levantando la cabeza de su pecho, el peli plata enfocó sus seductores ojos lilas en él y habló.

–¿Cómo sabía que estarías aquí?–Terminó Evan dándole una sonrisa comprensiva–.Mi príncipe–acariciando la blanca mejilla con delicado toque–, te conozco muy bien, sé lo que debe estar atormentando tu cabeza y tu corazón en estos instantes–siguiendo su caricia aunque esta vez con obvias intenciones en sus ojos lilas que no expresaban otra cosa que deseo.

Draco dejó que la caricia de Evan continuase y se perdió en ella, como se perdía siempre  ante el toque del más joven. Aunque aún así no se perdió de sus palabras que le trajeron un poco a la realidad.

– ¿Así que lo sabes?–Cuestionó sosteniendo la mano que le acariciaba y dando un suave beso en ella.

–Por supuesto que lo sé, como supe que estarías aquí–recorriéndole con la mirada–.Te ves realmente magnífico, envidio a ese esposo tuyo por haberte visto primero con tan magnífico atavió–expresó con una media sonrisa–.Aunque le tengo ventaja, yo he tenido el placer de verte sin nada puesto–alzándose de puntillas para tomar los labios del rubio vampiro en un devastador beso.

El deseo y la pasión cruda se dispararon en Draco con ese beso y correspondió con vehemencia atrayendo el cuerpo más joven. Todas sus dudas, sus preocupaciones, todo diluyéndose de su mente con asombrosa rapidez ante ese simple contacto que sabía cómo encender sus más bajas pasiones dejando de lado su sentido común y raciocinio.

Al final Evan rompió el beso y sonrió ampliamente cuando notó los ojos grises totalmente rojos viéndole con el familiar ardor, con la familiar fogosidad. Todo salía bien para el vampiro de ojos lilas, ahora solo debía hacer su movida final y el nuevo esposo se quedaría esperando en vano a Draco.

–Como dije–separándose un poco del rubio, quien gruñó en descontento, causándole  mayor satisfacción–, sé lo que atormenta a tu corazón y a tu mente y vine a salvarte–desatando con lentitud la larga y pesada capa que le cubría–.Vine a aliviar el peso de la obligación que cargas–quitándose con movimientos sensuales la capa y mostrando su perfecta desnudez–.Soy tuyo, mi príncipe–susurró con sumisa incitación pero seguro de su triunfo.

Y lo había hecho, la intriga había triunfado en esta ocasión como lo mostraba la mirada y la expresión de Draco, que con una sonrisa encantada y casi lasciva y una mirada perdida por el deseo y la pasión, se acercó al cuerpo más joven y lo tomó entre sus brazos, llevándole hasta la cama que tras ellos esperaba una entrega más de ambos vampiros.

Dentro del quemante calor que incendió esa habitación en la que solo sonidos de placer se escucharon. Un plan comenzaba. Un plan cuyo único propósito era destruir lo que ambas razas habían logrado luego de años de esfuerzo.

 

 

 

Notas finales:

Les gusto? Quieren matarme? Espero que no por que sino no podría continuar la historia mejor maten a Evan el si lo merece.

 

Hablando en serio, al parecer varios si se esperaban que pasara esto y espero no haber decepcionado tanto a los que no pero asi debía ser.

 

Pero intuyen que pasara después? creo que si, pero tal vez se lleven una pequeña sorpresa esta vez. Sigan diciéndome sus teorías que me encanta leerlas y contestarles.

 

Oh si antes que lo olvide les dejo links de algunas imágenes mas.

 

Camisola de Harry en la noche de bodas.

https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10204029647691987&set=a.10203947345154475.1073741837.1547616796&type=3&theater

 

Habitación de Draco y Harry

https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10204029764934918&set=a.10203947345154475.1073741837.1547616796&type=3&theater

 

Habitación de Draco. La imagen no es exactamente lo que tenia en mente pero no encontré alguna que se acercara mas.

https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10204029846176949&set=a.10203947345154475.1073741837.1547616796&type=3&theater

 

Cuarto de baño de Draco y Harry. Tampoco es una imagen tan exacta a lo que imagino pero se acerca.

https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10204029802535858&set=a.10203947345154475.1073741837.1547616796&type=3&theater

 

Ahora pasando a la próxima actualización, les tengo una buena noticia, tendrán un nuevo cap el lunes.

 

En fin me despido por ahora, espero que tengan un excelente inicio de semana pero lo que resta del fin de semana pórtense mal. Un beso.


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