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Noche Eterna por sakura hiwatari malfoy

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Notas del capitulo:

Hola a todos, espero que estén bien y bueno les traigo nuevo capitulo aunque de nuevo ando con prisas asi que solo dire:

 

Gracias  a todos por seguir y leer mi historia y por supuesto, un gracias especial, a quienes me escriben que son un sol y me animan a seguir escribiendo.

 

En fin les dejo leer, disfruten.

CAP. 6  primera parte.

ENCUENTRO Y BODA

 

Camino a Lloegr, un día antes de la boda.

Los  vampiros sin duda eran bastante snob en muchas cosas. Una de ellas era su manera de transportarse, pues si bien podían llegar más rápido a cualquier lugar haciendo uso de sus poderosas alas negras y su velocidad sobre humana, preferían trasladarse usando carruajes elegantes y ostentosos.

Por supuesto, la familia real  y los acompañantes al enlace de Draco no eran la excepción. Cinco grandes y fastuosos carruajes de un profundo negro con adornos en oro puro transportaban a la distinguida comitiva. Dichos carruajes eran modelos de comodidad y lujo.  Y, contrario a los antiguos vehículos, estos se impulsaban con energía en sus cuatro ruedas. Dentro de sus ejes, había cuatro esferas de color azul turquesa que eran una nueva e inusual materia que proveía energía.

Pimeä Aine era el nombre que le habían dado los vampiros a esta materia. Sin duda un brillante y útil hallazgo, descubierto gracias al período de paz.

Ahora bien, aunque Lucius estaba orgulloso del diseño de sus carruajes y de lo rápidos que eran, justo en ese momento no se sentía muy feliz; no podía estarlo cuando veía la expresión impasible de su heredero.

Estaba bien que no esperara que Draco estuviese rebosante de felicidad, pero la apatía que veía le era desalentadora y le ponía ciertamente tenso. 

Por supuesto, había sido un alivio cuando su vástago, hacía unos días, le anunciara que se enlazaría con Harry y dejaría al tal Evan, pero desde entonces Draco había mantenido esa fría indiferencia que le hacía desconfiar.

Definitivamente no estaría tranquilo hasta que el enlace se efectuara. Sin embargo no pudo quedarse más tiempo callado.

 

–Podrías cambiar ya esa cara, estamos por llegar a Lloegr –dijo el rubio Rey, con cierta irritación provocada por la intranquilidad que sentía.

Draco, que iba observando el paisaje por uno de los ventanales del carruaje, dirigió su mirada plata a su padre al escuchar sus palabras.

–Lo lamento padre, pero no tengo otra expresión –respondió con rotunda certeza el príncipe, regresando su mirada al ventanal.

Un bufido exasperado brotó de Lucius ante la respuesta de su hijo.

En verdad Draco estaba intratable, pero esperaba por su bien que cuando llegasen donde Tom y los suyos, mostrase otra actitud.

 

*”*”*

 

Lloegr, horas después

A un día de la boda había un movimiento inusual en la ciudad principal, todo se veía más agitado y concurrido. Pero era hasta cierto punto lógico, no todos los días eras invitado al enlace del hijo del líder Licántropo. Los afortunados que asistirían eran mayormente, como era de esperarse, licántropos, y sólo unos poquísimos humanos, pero todos estaban ansiosos y honrados de poder presenciar tan crucial e importante momento.

Sí, no todos los días se enlazaban un licántropo y un vampiro tan importantes.

Y por ello el palacio Licántropo estaba tan o más agitado que la ciudad, pues ante tan trascendente acontecimiento todo debía estar simplemente perfecto.

Si bien faltaba un día para los esponsales, en unos instantes llegaría el Rey vampiro y su comitiva junto con el futuro esposo del hijo de su Alpha, así que los habitantes que servían en el palacio estaban dando los últimos toques a habitaciones y salones.

Todo debía estar impecable.

Y James lo sabía.Debido a esto, luego de terminar de arreglarse y supervisar a su hijo, se encontraba ocupado inspeccionando el salón en el que recibirían a los vampiros.

–Excelente, en verdad todo está inmejorable –halagaba el consorte del Alpha a los lacayos y mucamas encargados del acondicionamiento del salón–.Muchas gracias por su esfuerzo, ahora pueden retirarse, merecen un buen descanso.

–Muchas gracias, mi señor–habló el que era el jefe de lacayos, al tiempo que hacía una pequeña reverencia–.Nos alegra que le gustase el resultado, ahora, con su permiso, nos retiramos–terminó, indicando a los demás que iniciaran la retirada.

Cuando James estuvo solo, se permitió suspirar.

Todo estaba por cumplirse y aunque había mantenido buen ánimo, no podía mentirse así mismo, tal vez se encontraba mejor que su esposo pero ciertamente, entre más acercaban las horas para el enlace de su hijo, más le invadía la sensación de pérdida.

Desde la puerta de entrada, Tom, que iba en busca de su consorte, se quedó quieto un momento, simplemente observando a su James.

Hermoso.

Era lo único que se le ocurría para describir a su esposo en esos momentos y es que la túnica granate con bordados dorados que vestía James le daba un aspecto sencillamente sublime. Su esposo destilaba elegancia y encanto. Sus rasgos eran gratamente enmarcados con el elaborado peinado que ataba sus largos cabellos castaños, dejando que fueran sus expresivos ojos los que destacasen.

Sí, sin duda James se veía hermoso.

–Lamento interrumpir tus pensamientos, amor, pero debemos ir a la entrada. Lucius, su hijo y su comitiva están por llegar –expresó el Alpha luego de unos minutos de silenciosa observación.

James, que sorprendentemente no se había percatado de la presencia de su esposo, dio un ligero brinco ante las abruptas palabras pero pronto se giró hacia Tom con una sonrisa.

–Amado, no creo que sea bueno asustarme ahora,¿cierto?–Comentó, caminando hacia su esposo mientras su larga cola se movía con la misma elegancia de sus pasos.

–No quise asustarte –aceptó el pelinegro con una sonrisa antes de ofrecer su brazo a su marido–.Solo que te ves tan bello, que no pude evitar admirarte en silencio–besando la mano depositada sobre su brazo.

Los ojos avellana de James se iluminaron con el halago y una sonrisa aun mayor surgió en sus rosados labios.

–Gracias–murmuró, comenzando a caminar guiado por su esposo hacia la entrada del palacio.

No tardaron mucho en llegar y ahí se encontraron con Remus y Sirius, quienes les saludaron y se colocaron a su lado. Aunque no eran los únicos que recibirían a los vampiros;licántropos que conformaban la guardia personal del Alpha y su familia estaban formados de tal manera que flanqueaban el camino por el que entraría la comitiva vampira.

Cada miembro de la guardia estaba elegantemente ataviado con una brillante armadura de titanio, metal casi indestructible y reciente descubrimiento de los licántropos. Al centro de la armadura se encontraba grabado el escudo Licántropo junto con dos lobos que parecían custodiarlo. La armadura había sido hecha hacía poco, lucia nueva y elegante en cada elemento de la guardia.

– ¡Padre, papá! –Se escuchó de pronto la voz agitada de Harry, que al fin hacia su aparición.

La llegada del heredero licántropo provocó diversas reacciones en los presentes. Sirius y Tom miraban al chico con una media sonrisa, pero Remus y sobre todo James, parecían al borde de un ataque.

– ¡Harry James Riddle! ¡¿Qué demonios traes puesto?! –Reclamó un alterado moreno, que era sostenido por Remus pues en verdad pareciera que el consorte del Alpha fuera a saltarle a su hijo en cualquier momento.

Pero no era para menos, Remus entendía la molestia de su querido amigo con Harry.

El joven pelinegro no vestía la bella túnica dorada y blanca que James mandó a hacer con cuidado para ese momento. Oh, no. Harry vestía una túnica corta más simple color azul, con solo unos bordados en las mangas y haciendo juego, unos pantalones sencillos de un color grisáceo que eran algo sueltos y de una tela más ligera.

–Bue… bueno, verás, papá… –Murmuró el más joven bajando la cabeza junto con sus negras orejas–.Es que la otra túnica era muy estorbosa y me era imposible caminar con ella además me daba calor y…

–Y nada–cortó un enojado James–,te dejé perfectamente vestido y peinado y mírate ahora–negando con reprobación–.Esa vestimenta no es adecuada y tu cabello es un desastre–dijo, mirando frustrado el largo cabello negro de su hijo atado descuidadamente en una coleta baja–. Harry,¿no podías por una vez hacerme caso? –Soltando un suspiro.

–Lo siento papá, pero no me sentía cómodo–levantando un poco la verde mirada hasta toparse con la mirada avellana–.Sería peor que me tropezase todo el rato delante de todos, ¿no crees?

James se limitó a mirar cansinamente a su vástago y estaba por decir algo más, cuando se anunció el arribo de la comitiva vampírica. Ante eso todos se pusieron serios y miraron hacia el frente.

Los carruajes fueron entrando en ordenada fila causando cierta sorpresa, pues no se esperaban la llegada de los vampiros de esa forma.

Aunque no todos estaban sorprendidos. Cierto pelinegro se encontraba más nervioso que otra cosa y sus manos entrelazadas lo demostraban.

–Tranquilo Harry, estamos contigo–murmuró Tom a su hijo.

Luego, todo fue muy rápido.Los vampiros comenzaron a bajar de sus carruajes presentándose ante Tom y su comitiva; las miradas curiosas  y algo pasmadas de algunos por supuesto se las llevó Harry, quien se limitó a asentir educadamente cuando llegaba su turno de ser presentado.

Sin embargo, cuando fue el turno de Lucius y Draco de avanzar y presentarse, todos parecieron contener la respiración.

–Este es mi hijo, Draco–anunció Lucius pidiendo a quien fuera que su hijo fuese por lo menos cortés, pues ya la mirada que les lanzaba Tom no le agradaba para nada.

–Un placer–se escuchó la atrayente voz del príncipe, aunque su tono era serio, casi indiferente al igual que su mirada gris cuando se topó con una mirada verde esmeralda que le miraba inocentemente impactada.

El tono en el príncipe vampiro le resultó fastidioso a Tom, tanto como su obvia indiferencia, pero debido a que Lucius había iniciado las presentaciones él debía seguir,por lo que con paciencia, expresó.

–Este es Harry, mi hijo–sus palabras, como siempre llenas de orgullo al igual que su verde mirada al posarla en su vástago.

Harry, que se encontraba totalmente abstraído viendo a quien sería su esposo, al escuchar a su padre y sentir las miradas sobre él desvió sus ojos esmeraldas de Draco y los posó en Lucius, su suegro.

–Mucho… mucho gusto–logró decir con firmeza.

Lucius detalló al joven licántropo. Ciertamente no era lo que esperaba, pero algo en Harry le agradó, no sabía si era su mirada que parecía limpia y cálida o la inocencia que irradiaba, pero el caso es que le dirigió una breve sonrisa a quien sería su yerno.

–El gusto es nuestro, Harry–mencionó, tomando la pequeña mano y besando educadamente el torso de ésta antes de mirar de reojo a su hijo y borrar su sonrisa un poco.

Draco miraba disimuladamente a otra parte.

– ¿No es así, Draco? –Le llamó en un tono sutil pero imponente.

Draco, a quien una vista de su prometido le había sido suficiente para darse cuenta que definitivamente no le agradaba, escuchó a su padre y por el tono empleado supo que debía ser más “gentil”, así que su gris mirada de nuevo se dirigió a Harry antes de asentir.

–Por supuesto–haciendo vagamente el mismo gesto galante y educado que Lucius hiciera.

Si bien Harry se había sonrojado con el gesto de Lucius, sus mejillas se tornaron aún más rojas ante el gesto de Draco y por primera vez en su vida sintió el acostumbrado revolotear de mariposas en su estómago del que mucho había escuchado y leído, quedándose sin habla y algo arrobado.

No obstante para Draco no fue más que un simple gesto, simple educación, un simple acto necesario para calmar a su padre.

Después de esto, tensión se sintió en el ambiente unos instantes. Varias miradas de reprobación se posaron en Draco pero no solo fueron de parte de licántropos, pues entre esas miradas también había vampiros que censuraban la actitud de su príncipe.

Afortunadamente, James intervino a tiempo y con su gran elocuencia y encanto logró distender el ambiente para luego hacer pasar a los invitados al palacio.

 

*”*”*

 

Varias horas pasaron entre las cuales los presentes, licántropos y vampiros, conversaron amena e incluso amistosamente. Aunque para desfortunio de Lucius, Draco no estaba para nada cooperativo y  seguía con esa seriedad mortal en el rostro.

–Esto no va bien, Lucius–se acercó Lucian a su amigo discretamente.

– ¿Y crees que no lo sé?Creí que Draco mejoraría su actitud al llegar –susurró el rubio, simulando estar hablando de algo agradable con su mejor amigo.

–Afortunadamente Theo y los chicos están entreteniendo a tu yerno.

–Sí, pero Tom ya lo notó.

–Todos lo han notado Lucius, mi ahijado no está siendo discreto.

El rubio Rey estaba por agregar algo cuando una profunda voz le interrumpió.

–Quisiera hablar contigo, Lucius–anunció Tom mirando de reojo al vampiro pelinegro–.A solas –agregó.

Lucian, ante esas palabras, se limitó a asentir y retirarse.

– ¿Qué sucede con tu hijo?–Preguntó sin rodeos el Alpha, moviendo cautelosamente su negra cola.

Diplomacia y aplomo, se recordó el rubio vampiro antes de mirar fijamente al licántropo frente a él.

–No es nada, no le prestes atención.Es solo que los viajes largos no le agradan.

Una de las cejas de Tom se elevó ante esas palabras, no creía nada de lo que Lucius decía pero tampoco quería iniciar una discusión justo ahora con el Rey vampiro, así que decidió ceder un poco.

–Entiendo, espero que mañana esté de mejor humor–mirando de reojo por donde el rubio príncipe se había prácticamente escabullido hacía unos instantes.

–Y lo estará, créeme–asintió el rubio.

Tom se limitó a asentir.

–Perfecto, pero espero que realmente no esté pasando nada Lucius, porque la felicidad de mi hijo es lo más importante para mí y Harry quedará a tu custodia y la de tu hijo a partir de mañana–aclaró con cierto tono intimidante antes de ir hacia Sirius, que conversaba entretenido con un vampiro, Severus, sobre la energía usada en los carruajes vampíricos.

Lucius no podía estar más irritado por la amenaza entre líneas en las palabras de Tom, pero también le entendía, si Harry mostrase la actitud que estaba mostrando Draco él mismo actuaría como el Alpha licántropo o quizás peor.

 

*”*”*

 

Fuera, en uno de los jardines del palacio licántropo y sin realmente importarle los problemas que estaba causando a su padre, Draco se apoyó en un pilar de piedra que formaba parte de una construcción en forma de arco.

Su impasible mirada gris-plata observaba a un punto en la nada, mientras su mente estaba a kilómetros de ahí.

No obstante un ruido a su espalda, como de algo cayendo, llamó su atención y, extrañado, volteó.

Lo que había escuchado caer era nada menos que su prometido, quien parecía haber tropezado con una rama y ahora mismo se estaba levantando y acomodando sus ropas. Sabía que lo adecuado sería ayudarle, pero en cambio se quedó en silencio mirándole.

Sus grises ojos le detallaron con más cuidado esta vez. Parecía menor que él, a pesar de saber que tenían la misma edad.No era muy alto, cuanto mucho le llegaría al hombro, su apariencias en general era… bueno, no era lo que se esperaría en un fértil y tenía unas curiosas orejas sobre su cabeza al igual que una larga y esponjosa cola negra, no que eso le sorprendiera realmente. Lo que sí le causaba cierto asombro eran sus ojos. No quiso reconocerlo hace un rato, ni siquiera quiso reparar mucho en ello, pero en ese momento podía admitir que esos ojos esmeralda le impactaban. Jamás había visto ese verde en ningún par de ojos.

Parecían en realidad dos esmeraldas.

Por supuesto aquello no hacía más grato a su prometido, claro, pero era un buen punto a su favor.

–Deja de hacer eso, simplemente harás más obvia la mancha–se decidió a hablar y cortar su observación al notar cómo el más bajo parecía haber ensuciado la túnica azul que portaba e intentaba en vano sacudir la mancha.

 

*”*”*

 

Harry por su parte se había escabullido del salón, no que no le agradasen los vampiros que amablemente conversaban con él pero desde que había visto salir a su prometido, no pudo evitar querer ir tras él, quería hablar con el rubio vampiro de modo que se conocieran aunque fuera un poco antes de los esponsales.

Así fue como una vez fuera, olfateó el aire y de inmediato captó un aroma desconocido pero agradable, ese debía ser el aroma de su futuro esposo, estaba seguro, por lo que se dejó guiar por el aroma y pronto a unos metros lo vio.

Cuan alto y gallardo que era el rubio se encontraba recargado contra un pilar con la mirada perdida, al parecer, en el paisaje.

Esa visión le sacó un inesperado suspiro al heredero licántropo que, apenado por esa reacción, se sonrojó y bajó la mirada nervioso. Sin embargo pronto se regañó por su actuar, él no era así, por lo que levantó la mirada de inmediato.

Había salido para hablar con Draco y eso haría, no había lugar en ese momento para actuar tontamente, sin importar lo que estuviese sintiendo, debía controlarse.

Con esa determinación caminó hasta su atractivo prometido, pero desafortunadamente a unos pasos, su descuido le jugó una mala pasada. No vio una rama salida y tropezó, cayendo estrepitosamente al césped.

De más está decir que totalmente apenado y esperando que Draco no lo hubiera notado se levantó de inmediato, acomodando su túnica la cual se había torcido un poco. Pero por supuesto su mala suerte no podía parar ahí, y mientras acomodaba la túnica notó una gran mancha de tierra en un costado.

Un gruñido salió de sus labios.

– “¡Genial, todo va genial!”–Pensó irónicamente sacudiendo la tierra, pero al parecer no estaba funcionando.

Su papá lo mataría esta vez.

Cuando estaba planeando regresar por donde vino y olvidar su intento de conversación con Draco, la voz profunda y cautivadora del vampiro rubio se hizo escuchar agitando sus orejas.

La mirada esmeralda se posó entonces en el rubio y aunque Harry se quedó un instante petrificado pronto se obligó a contestar y moverse.

–Eh, ¿sí? ¿Tú crees? Tal vez tienes razón–dijo, algo torpemente, dejando lo que hacía y caminando los metros que le separaban del más alto, tratando de sonreír cuando llegó hasta él.

 

*”*”*

 

Draco, con cierta reserva, le observó caminar hasta él. No quería hablar con el chico, es más, no planeaba tratar con él más que lo necesario, pero increíblemente la mirada esmeralda le incapacitó para moverse e irse. Por supuesto al rubio no le agradó la sensación pero al ver la sonrisa cándida que le era dada trató de ignorar el asunto y, en cambio, rompiendo sus intenciones de no hablar con Harry, dijo:

–Supongo que quieres algo ¿cierto? Dilo–aunque sus palabras no fueron precisamente galantes y agradables, por el contrario, el tono empleado fue seco y cortante, lo que le hizo sentir mejor consigo mismo.

–Bueno yo…–el pelinegro dudó y sus orejas bajaron levemente, y es que el tono de su prometido ciertamente mermó su valentía de querer hablarle a solas.

Tal vez no fue tan buena idea, parecía haber molestado a Draco.Y el rubio tampoco facilitaba las cosas a Harry, por supuesto.

– ¿Tu qué? Habla–expresó algo impaciente el heredero vampiro, clavando su gélida mirada gris en el más bajo.

–Yo quería conocerte mejor, que ambos nos conociéramos mejor–dijo por fin Harry, mirando a los ojos grises.

Draco alzó una de sus platinadas cejas y una media sonrisa casi imperceptible surcó su rostro.

– ¿Conocernos mejor? Pero si no nos conocemos.

–Bueno sí, pero es decir, verás yo… –Balbuceaba un nuevamente inquieto pelinegro, pero cómo no estarlo con esos intensos ojos grises fijos en su persona y con la media sonrisa de Draco, que sólo le hacía más atractivo.Definitivamente, una combinación devastadora para sus pobres nervios.

Observar los apuros de su futuro esposo para tratar de explicarse, causó en el interior del inexpresivo rubio una especie de ternura inesperada y desconocida que definitivamente Draco no pudo evitar sentir y le desconcertó. Harry se veía aún más joven en ese momento, joven e inocente, tierno tal vez. Pero no, él no debía sentir eso por el pelinegro, no debía sentir nada por él.

La imagen de Evan apareció en su mente y la mirada gris-plata que se había suavizado un poco se endureció de nuevo y la media sonrisa desapareció de su rostro.

–Basta –interrumpió el intento de explicación del más bajo–.Será mejor que regresemos adentro –dijo, volviendo al tono cortante y seco antes de comenzar a caminar sin dirigir una nueva mirada a Harry, ni siquiera para ver si lo seguía.

Quería alejarse del pelinegro y su extraña influencia.

Por su parte, Harry en silencio luego del abrupto cortón del más alto, le miró irse con desilusión y algo de culpa.

Sus ojos esmeraldas delataban lo que estaba sintiendo al igual que su postura decaída.

Había echado a perder el momento con su torpeza y parecía que de nuevo había molestado a Draco. Al parecer, como había supuesto, su presencia no le era grata a su futuro esposo.

–Creo que no tenías razón, Ron, Draco no se siente afortunado de enlazarse conmigo–susurró, soltando un ligero suspiro.

 

*”*”*

 

Después del momento vivido, ni Draco ni Harry volvieron a estar a solas y no volvieron a dirigirse más de algunas cuantas palabras. El rubio príncipe continuó con su actitud indiferente y desinteresada el resto del día, para molestia de Tom e irritación de Lucius.

Afortunada o desafortunadamente las horas pasaron rápido y cuando llegó el momento de retirarse a sus habitaciones, tanto vampiros como  licántropos se despidieron cortésmente. Los únicos que se quedaron hablando un rato más fueron Tom, James, Sirius y Remus.

–Ese chico está colmando mi paciencia con su actitud–habló fríamente Tom, apretando un poco más fuerte la copa de vino que sostenía.

–Bueno, amor, tal vez está nervioso y esa es su manera de afrontarlo–murmuró sabiamente James, que sentado junto a su esposo intentaba que éste no rompiese la copa.

–Sí, puede ser, además es obvio que no esté rebosante de felicidad, él y Harry no se conocieron hasta ahora y no tienen realmente ningún vínculo–agregó un tranquilo Remus, que estaba sentado en un sofá al lado de Sirius.

Éste, que se encontraba de pie recargado contra la chimenea, soltó un gruñido.

–Ustedes digan lo que quieran, pero yo estoy con Tom–dejando de ver el fuego que se consumía para ver a los presentes–.El tal Malfoy es atractivo, pero demasiado engreído y frío, casi insensible; no creo que merezca a nuestro Harry–moviendo su negra cola con molestia para luego fijar la mirada en su Alpha–. Creo que no deberíamos dejar que se enlacen.

– ¡Padfoot! ¡No le des ideas a Tom!–Regañó James a su primo antes de enfocarse en su esposo–.Y tú no le escuches, insisto en que deben ser nervios.

Un profundo suspiro salió de los labios de Tom, quien desvió su verde mirada de los ojos avellana de su consorte.

–Y si no lo son y si el chico es así, ¿qué le espera a Harry con él?Mi hijo no será feliz con alguien así.

El castaño entendía la preocupación de su esposo, él mismo estaba igual, pero debían de ser optimistas. Tal vez Draco Malfoy tuviese un carácter difícil, pero confiaba en que Harry podría librar eso y llegar hasta su esposo. Siempre y cuando él también controlase el carácter que había sacado de Tom, claro. Pero el comportamiento de Harry el resto del día le daba una esperanza de que eso no fuera un obstáculo.

–Eso no lo sabemos, además todos nos percatamos de que se ausentaron unos momentos, tal vez hablaron un poco y… –Pero antes de que James continuase, Tom le interrumpió levantándose abruptamente.

–Tú viste la mirada de Harry cuando regresó, trató de ocultarlo,¡¡pero yo lo note decaído!! –Habló en voz alta, su mirada verde tornándosede un leve tinte dorado–.No hice nada porque no tengo la certeza que el hijo de Lucius le hiciera algo, pero si la hubiera tenido…–soltó un gruñido amenazador.

–Si la hubieras tenido, habrías tenido que controlarte, Tom Riddle–se levantó también James–.Tú eres el ejemplo de todos y, si te alteras y te dejas llevar por tu mal carácter,¿qué crees que harán el resto de los licántropos?–Reprendió, empujando ligeramente al más alto.

–Bueno, será mejor que vayamos a descansar. Mañana tendremos un día pesado –intervino Remus antes de que sus amigos comenzaran una pelea innecesaria.

James miró a su amigo respirando hondo antes de dedicarle una sonrisa agradecida. Como siempre, Moony mantenía la cabeza fría y la calma, y era el pacificador en momentos como ese.

 

*”*”*

 

En otra parte del palacio licántropo, más específicamente en la habitación del príncipe vampiro, voces algo alteradas se escuchaban resonar.

–En serio, Draco tu comportamiento no es adecuado.Aceptaste este matrimonio ¿cierto?, pues compórtate a la altura–decía Thomas Zabinni, mejor amigo del rubio.

–Mi hermano tiene razón, estás en un plan patético y estás haciendo peligrar todo con tu actitud–agregó Blaise Zabinni, unos años menor que Thomas y Draco pero tan amigo del rubio como su hermano.

– ¿Y qué se creen ustedes –habló por fin un fastidiado Draco–, mis padres acaso? Ya tuve suficiente con los reproches de Severus, sus padres y mi propio padre… Demonios, sólo falta Pansy–gruñó iracundo. Sus grises ojos tomando un tenue rojizo.

Una sonrisa torcida adornó el atractivo rostro de Thomas antes de decir:

–Créeme que Pansy no dijo nada porque no le permitieron venir a verte ahora, pero está furiosa contigo y lo hará.

–Es cierto–confirmó Blaise antes de agregar–, además no entiendo, Draco, Harry es un joven lindo y agradable, tienes suerte.

El rubio le miró como si le hubiese salido otra cabeza.

– ¿Lindo? Creo que la vista está fallándote, Blaise, y no, no tengo suerte.Ese chico solo será una molestia–mencionó cada vez un poco más irascible.

–Ciertamente tu futuro consorte no es una belleza típica, pero no es feo, solo algo desgarbado y falto de delicadeza, pero para nada una molestia–expuso con seriedad Thomas, sentándose un momento de manera elegante en la cama.

–Y eso se puede aprender, además, es buen conversador –intervino Blaise imitando a su hermano y sentándose a su lado.

Una sonrisa sarcástica cruzó el rostro del príncipe vampiro al recordar la “conversación” que había tenido con Harry.

–Sí, claro, lo noté –dijo con ironía–.Pero igualmente, él no es mi tipo y jamás lo será, no me interesa.

–No, claro, tu tipo son más los putos ¿cierto?–Expuso Thomas con toda intención, irritado por lo cerrado que estaba siendo su mejor amigo.

Los ojos grises se tornaron completamente rojos ante ese comentario y, en un movimiento, Draco tomó de la chaqueta a Thomas, levantándole de un tirón. 

– ¿Que dijiste?–Gruñó intimidante.

–Lo que oíste–respondió el pelinegro vampiro, enfrentando la furia de su amigo–.La verdad duele, ¿no es cierto? –Murmuró, soltándose del agarre de Draco, pero sin retroceder ni un paso.

–Thomas, te lo advierto, retira tus palabras o no respondo –amenazó el príncipe vampiro mostrando levemente sus afilados colmillos.

– ¿Retirar mis palabras?–Mirando fríamente a su mejor amigo, sus ojos verde agua ahora tan rojos como los de Draco–. Jamás me escuchas y te diré algo más–tomando él esta vez al rubio de su negra chaqueta–.El tal Evan no merece que lo defiendas como lo haces, es un fatuo que sólo sabe ser una puta en la cama y te va a destruir si lo dejas, porque jamás te dará lo que tú crees sentir por él… amor… tú dices amarlo pero eso no es amor Draco, es pasión, sólo eso, tienes que darte cuenta –sacudiendo a su mejor amigo–.Tienes que hacerlo antes de que sea tarde y te pierdas de encontrar el verdadero amor con alguien que sí te merezca–sus ojos destiñéndose de rojo conforme fue hablando.

Finalmente las manos de Thomas soltaron al rubio y se giró a ver a su hermano menor, que simplemente les miraba sin intervenir.

–Vamos Blaise, ya dijimos lo que venimos a decir.Ahora depende de él si quiere seguir en la estupidez–señalando con la cabeza a Draco.

Ambos hermanos estaban por irse, pero antes de cruzar la puerta Thomas miró una vez más a Draco, quien se mantenía tenso pero no decía una sola palabra.

–Tú tomaste la decisión de aceptar este enlace,¿cierto?Pues compórtate como debes, Harry no tiene culpa de nada y tu deber es ser un caballero con él y comportarte con la educación que alguien de tu rango debe asumir, ante todo y sobre todo tú eres el príncipe de nuestra raza, no nos avergüences más con tu actitud–fueron las palabras del vampiro pelinegro antes de terminar de salir junto con Blaise.

Una vez solo, Draco apretó los puños, sus uñas un poco crecidas lastimaban sus palmas pero no le importaba. En su mente las palabras de Thomas daban vueltas, sobre todo las últimas que le dijese. Su mejor amigo tenía una extraña cualidad que ni siquiera su padre tenía, llegar a él cuando se cerraba y hacerle pensar en contra de sí mismo.

– ¡¡¡Demonios!!!–Gritó luego de un momento, sus ojos aun rojos cuando tomó un jarrón que había en la habitación y lo azotó contra el piso.

El jarrón se rompió en mil pedazos igual a como se sentía él, dividido entre el deber y lo que quería hacer. Y detestaba sentirse así, por eso no quería aceptar ese enlace, pero Evan había insistido y él había aceptado, y ahora estaba ahí con las palabras de Thomas torturándolo y apunto de enfrentar en unas horas un enlace que no había pedido con alguien que no quería, ni conocía o le gustaba siquiera.

Tenía mucho que meditar pero sobre todo, calmar la tormenta en su interior, pues como había dicho su mejor amigo y aunque le pesara, tenía razón en eso, como fuera y por los motivos que fueran había aceptado el enlace y no podía arrepentirse ahora.

Era tiempo de que se recordara quien era.

 

 

Notas finales:

 

Llegamos al final, les gusto? Espero que si.

 

Se acerca la boda!!.

 

Y que tal Draco?, algunas tal vez lo quieran matar cierto pero en su defensa puedo decir que el cree amar a Evan y que este realmente lo quiere por eso siente mal con todo eso de enlazarse con alguien mas a pesar de haber aceptado.

 

En fin, espero me dejen saber su opinión, me despido por hoy, cuídense mucho y ya saben pórtense todo lo mal que quieran. Un beso y un abrazo.

 

 


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