Se giró para salir por la puerta; entonces hice lo más estúpido que en mi vida había hecho. Lo jale con brusquedad de la manga fina de su traje y acerque mis labios a los suyos reclamando atención, atrayendo su nuca más a mi persona y profundizar mi beso…
PROSTITUTA CATÓLICA.
Lo tenía aprisionado, sentía la suavidad de sus labios, seguramente Harry tenía los ojos bien abiertos, no se había esperado semejante beso y aunque después iba a ser reprendido por mis actos no me detuve. Lamí el labio superior y succione el inferior cuando sentí que me separaban de esos labios bruscamente tirándome al suelo.
Salí de esa ensoñación, esa fantástica ilusión, ese hermoso momento era destruido y hecho trizas por el mismísimo que me lo daba ¿Cómo una persona podía convertir el cielo en un segundo en el peor de los infiernos? Harry era el único que podía hacer eso.
Me miraba lastimosamente con el antebrazo en sus labios era la primera vez que le veía sonrojado de esa manera el bien arreglado e inmaculado cabello se le había desecho por mi culpa.
-¡¿Qué te sucede Eggsy?!- Hablo en voz alta reclamándome, mientras en su mirar se veía la confusión, la concertación completa.
Me reincorpore en el suelo mirándolo furioso – ¡Tu! Tú me sucedes Harry. Nada y al mismo tiempo todo, no tengo explicación para lo que me pasa; pero tú tienes la culpa.-
Harry asustado me miro una última vez fulminándome con ese mirar castaño, intimidándome solo para hacerme saber que me odiaba, que ya ni siquiera me quería y salió del cuarto cerrando la puerta con llave en un instante dejándome encerrado en aquel elegante cuarto de huéspedes. Me levante en un brinco y me dirigí para confirmar lo más obvio, gire la chapa dándome cuenta, cuanto me pesaba saber que no me correspondías ¿Durarías mucho tiempo molesto conmigo? “Mierda, soy un completo idiota” ¿En qué carajos pensaba? No debí de haber tocado indebidamente a mí Harry, Malditos celos incontrolables, maldito cuerpo el mío que se había movido por una orden ridícula del corazón que ciego por el enojo de no ser dueño de los sentimientos ajenos de aquel Kingsman lo había tomado con violencia como solía tomar las cosas que quería. Harry no era una cosa cualquiera, es mas no era una cosa, era la más grande maravilla, mi sol, mi luna, la única estrella en mi firmamento. La única persona que me había tratado como un ser especial, alguien único. Me había hecho sentir querido cuando ni yo mismo me amaba y ahora yo había mandado todo a la mierda por mis absurdos sentimentalismos ¿Qué tan idiotas podemos ser cuando nos enamoramos?
Volví a la cama con gran pesar, cansado por mi fatigoso día, cansado de mí mismo. Me deje caer en el suave colchón, oliendo al instante esas fragancias que usaba Harry normalmente al lavar su ropa, el suavizante que utilizaba era simplemente el mejor como siempre… el perfume que inundaba la habitación aun olía a Harry ofuscando mis sentidos, anonádame por completo, volviéndome sumiso y obediente.
Cerré los ojos, me sumergí en el sueño profundo, no pude despertarme; pero tuve un hermoso sueño en donde Harry Hart, el hombre de hielo, el caballero entre los caballeros, volvía a la habitación, me despojaba lentamente, con sumo cuidado de la sudadera amarilla y mis tenis para acomodarme en la cama, cobijarme y al final me daba un suave y casto beso sobre mis labios. Si… seguramente había sido un sueño porque cuando me desperté a pesar de no tener mi sudadera ni mi tenis Harry no estaba. Solo estaba esa obscuridad que tanto me inquietaba, me hice un ovillo tapándome de pies a cabeza y sin poderme contener un poco más empece a llorar, sollozaba tonterías, me volvía un niño nuevamente “Nunca fui malo y aun así la vida me golpeaba con brusquedad”.
- ¿Eggsy?- escuche de pronto de la nada, como si mágicamente mi mente absurda y descabal me trajera una ilusión vivida de Harry. No conteste, no dije nada, no me creía capaz de articular palabra alguna por que tan solo era una ilusión más de mi mente.
– Eggsy.- insistió tomándome por el hombro con ternura deshaciéndome por completo y aun así no me atrevía a mirarlo si era un Harry verdadero o falso no me creía digno de verle directamente a los ojos, temía rotundamente que si le mirase una vez más descubriría nuevamente que lo nuestro nunca seria, es como negarle a tu corazón la oportunidad de latir alegremente ante el destello de un nuevo día.
- Déjame dormir.- me escuche brutalmente hablando, me sentía como un animal salvaje herido, no quería ayuda de nadie más que no fuese la mía misma. El rencor que sentía hacia mí mismo no podía ser calmado por nada ni nadie, ni el tiempo, ni dios…. No podía hacer nada más que sentirme miserable. Miserable por lastimar a mi querido Harry y aun asi el estaba ahí a mi lado, sentado en un costado de mi cama, no podía culparle a el por no amarme, por no sentir lo mismo que yo sentía por no quemarse por dentro como lo hacia yo al verlo, no podia culparle por no quererme como algo que no fuese un niño por que a sus ojos yo era exactamente eso… un niño, un idiota, uno más del montón. Yo no era trabajo, yo no era especial, yo no era alguien para el… solo era un chiquillo como cualquiera que vez pasar, un chiquillo al cual lo concurría únicamente a su soledad.
- Eggsy- me suplico con un tono tierno que se anido en mi corazón quien rápidamente se ilusiono y empezó a latir con emoción.
- Harry…- me escuche con voz quebrada. – Harry..- ¿Qué tan miserable podía ser como para aferrarme a su nombre como un idiota? – Harry – me gire con los ojos llenos de lágrimas envuelto en nostalgia mientras me topaba con su persona en aquella obscuridad y me lanzaba a sus brazos.
Me sorprendí al sentir como Harry me envolvía en un cálido abrazo, que tanto me hacía falta mientras mojaba esa ropa fina que tanto cuidaba el grandioso Kingsman como su propia vida “El traje es la armadura del hombre moderno” me recordé cuando me apegaba más a él, sintiendo esa fragancia masculina que tanto me gustaba.-
-Ya, ya, ya…. Eggsy, tranquilo está bien.- Lo escuche decir con tristeza tratando de calmarme como un padre que consuela a su hijo, lo cual me lastimo más porque yo no quería ser visto como un hijo, quería que me viera como algo más, como un adulto del que se podía enamorar, como un hombre al que pudiera abrazar como a un amante.
- No…- le dije lastimosamente – Me siento peor que una prostituta católica en tus brazos, me siento el peor en todo el mundo porque me enamore de ti, me enamore de ti y no sé porque, si pudiera hacer algo para no sentir esto lo haría…- Harry me levanto el rostro con cuidado y lo mire a sus grandes ojos fijos en mi persona, se acercó con cuidado a mi rostro, lento sin dejar de mirarme. En ningún momento me soltó del rostro y cuando hubimos unido nuestros labios cerramos los ojos, por que…. Porque los mejores sueños los tenemos con los ojos cerrados; y ante el contacto íntimo de esos suaves labios le brindaba una constelación de promesas venidas desde el alma.
Con mayor o menor conciencia de que ambos habíamos cerrado los ojos ante el mundo para fundirnos en el mismo lugar en el que estábamos.
Nada existía en torno nuestro, solo existía esos labios, esa lengua, esa boca, esa humedad y Harry, lo más importante de mi mundo. HARRY HART