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Mi ángel por kiriyo

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Notas del fanfic:

¡hola! espero que disfruten el fic. :3 

siempre quise ver a Takao seme, pero no encontraba ninguno así que yo hice uno C: 

Notas del capitulo:

:3

Ni en mis más locos sueños imaginé tener sometido al bello ángel de hebras verdes, debajo de mí, suspirando cuando detengo los roces, jadeando cuando le robo besos en el cuello, gimiendo con incomodidad cuando dejo marcas indicando que es de mi propiedad.

La hermosa imagen que me regala al descubrir su celestial cuerpo, su piel fina como la cera, el delicado rostro cubierto de sudor y  sus espléndidos orbes esmeralda, sin nada que los cubra, los lentes quedaron olvidados en aquella vehemente habitación.

—Takao detén esto—suplicó mi bello ángel, pero él lo disfrutaba yo lo sé, su orgullo no lo dejaría admitirlo —, por favor.

Un líquido carmesí recorría sus muñecas, las cuales sujetaba por encima de su cabeza. Su rostro tenía numerosos golpes al igual que su torso y sus piernas… Ah sus piernas no las puede mover, todavía tengo en mi mente el sonido de sus huesos rompiéndose. Sus aullidos de dolor, todo.

Me deleitaba con su figura. Mis ojos recorrían todo su ser, hasta finalmente observar su rostro en donde lágrimas de cristal salían de sus esmeraldas y se mordía el labio inferior para no sollozar.

Perfección.

Él ahora es mío, solamente mío. Me pertenece y siempre estará conmigo.

—Eres mío—mencioné en su oído. Él no respondió, pero cerró los ojos y dejó salir un sollozo. —. No llores mi ángel, ahora estás conmigo.

Mi locura ahora es compartida y el ferviente amor que siento no pudo ser ocultado. Esta habitación va a ser testigo de nuestra unión.

Mis manos recorrían su cuerpo herido, se retorcía del dolor cuando tocaba esos puntos. Siempre quise verlo suplicar, sollozar y caer rendido ante mí. Probar sus labios, los cuales ahora eran mi adicción, el sabor metálico de la sangre me encanta si proviene de él.

Me acerqué a su rostro y lo besé mordiendo sus labios en el acto, provocando que los abriera. Me abrí camino entre su boca, mi lengua recorría su cavidad. Él seguía negándose, pero empecé a jugar con su lengua, haciendo que ésta intentara escapar de mí, pero empezamos un salvaje vaivén; cayó en mi juego.

Me separé de él y besé su rostro mientras mi mano acariciaba sus pezones, mi ángel jadeaba, ¡demonios! ¿Acaso hay algo más perfecto que esto?

Dejé de jugar con sus botones y con los dedos acaricié sus labios, delineándolo, grabando en mi mente cada movimiento y expresión que hacía. Finalmente mi ángel abrió los labios, tal parece que entendió el mensaje.

Pero cuando introduje los dedos me mordió.

Intentaba sacarlos, pero no me soltaba, empezaba a salir sangre. Aunque eso no es lo que más me duele, ¿por qué me traicionas así, mi amor? Yo intentaba ser suave contigo, lo estabas disfrutando, entonces, ¿te insulté al hacer eso? ¿Dañe tu orgullo?

—Mi amor, suéltame—dije con la voz más suave que pude, pero no hizo efecto alguno. Si seguía así me arrancaría los dedos. —. Cariño detente.

Seguía con mis intentos, a pesar de que todos eran fallidos. Mi vida, por favor,  no quiero hacerte daño.

Finalmente mi puño impactó en su rostro, pero ya era tarde. Me había arrancado un trozo de carne.

Grité, pero seguía arriba de mi ángel. Duele, duele mucho.

Sujeté una de sus manos y retiré sus vendajes con dificultad. Con delicadeza los coloqué en mis dedos, mi ángel mantenía la mirada alejada de mí. No puedes escapar, ya eres mío, ¿no es más fácil ceder ante mí? 

Volví a besarlo, sus labios son deliciosos, nunca podría cansarme de ellos. Mi otra mano bajaba a su entrada, uno de mis dedos jugaba, rozándolo, entrando un poco. Hasta que lo introduje, logrando que nuevas lágrimas cayeran de sus orbes. Mi amor, fue tú culpa por no lubricar mis dedos. Éste es tu castigo por morderme.

Mi dedo se movía en forma circular y hacía imitaciones de embestidas. De la misma manera introduje otro, callando los sollozos con besos. Ahogando los jadeos en su garganta.

Me deshice de mi ropa interior y saqué los dedos de su entrada. Mi miembro entró en él de una sola estocada, haciendo que se retorciera. Yo sé que esto te gusta tanto como a mí, lo disfrutas y vas a pedir más, nunca olvidarás esto.

En emboscadas salvajes entraba y salía de él, mi ángel se mordía el labio acallando los gemidos, sus lágrimas no se detenían y su expresión era una que  no había visto antes.

Tomé su miembro y empecé a masturbarlo.

Me alegra que lo estés disfrutando, eres mi ángel. Tú me sacaste de la obscuridad, ahora yo haré lo mismo por ti. Ya no tendrás que preocuparte por cosas insignificantes, yo estoy contigo. Ya no volverás a ver a nadie, yo seré la última imagen que tendrás.

La cama rechinaba al compás de nuestros movimientos, el placer inundaba nuestros sentidos. La lujuria; mi pecado preferido. Que se esparcía sin misericordia por mi cuerpo.

Después de dejar mi semilla en su interior volví a tomarlo una y otra vez. Mi ángel ya no suplicaba que lo dejara ir, sus lágrimas cesaban y estaba cayendo en la inconciencia. La sangre se mezclaba con el sudor y el semen.

Tu cuerpo y alma ahora tienen mis marcas, el líquido carmesí que está en tu cuerpo lo limpiaré y volverá a ser de porcelana. El  bello ángel que emergió de la obscuridad y me envolvió con su luz ha sido el responsable de mis pecados, de mis sueños, de mis actos.

Tú que en mis sueños estás y de una forma u otra logras escaparte de mis manos, que luchan contra una corriente. Una corriente que no tiene misericordia de mis más sinceros sentimientos, hice lo imperdonable por ti. Me deshice de la persona que te molestaba, ¿cómo se llamaba?

Murasakibara Atsushi.

Esa persona estaba todo el tiempo contigo, me hiciste a un lado. ¿Por qué estabas con él? Siempre lo insultabas y aun así, no te alejabas de él. Siempre fruncías el ceño cuando hablabas de él y aun así, sonreías cuando estabas con él. Nunca sonreíste para mí.

Nunca dijiste que me querías, pero escuche como profesabas tu amor por él.

Yo te amo y aun sabiendo esto, te alejaste de mí.

—Shin-chan—mencioné con la voz quebrada.

Las lágrimas no se detenían y caían sobre el rostro de mi ángel que seguía dormido, quien empezó a abrir los ojos con pesadez.

—Shin-chan, ¿me quieres?

Sus ojos reflejaban miedo, un miedo que yo sembré. Pero su respiración estaba calmada y no podía mantener los ojos abiertos por mucho tiempo.

—No—dijo en un tenue susurro.

Cerré los ojos y me deje caer sobre él, aprisionándolo contra mi cuerpo y la cama. Lastimándolo.

—Di que me quieres—ordené

Tomé su rostro y lo obligué a mirarme.

—No.

La ira se apoderó de mi cuerpo, no me di cuenta cuando empecé a golpearlo, ni cuando dejo de suplicar para que me detuviera.

No me di cuenta cuando dejo de respirar.

Le hice el amor a su cuerpo sin vida una y otra vez, ya no lloraba. No gritaba.

Mi ángel había muerto, yo lo maté.

—No te preocupes cariño, a donde vayas te seguiré. 

Abrí el frasco de pastillas para dormir, coloqué la mitad en mi mano y con un movimiento rápido las lleve a mi boca.

Me subí a la cama y abracé el cuerpo de mi ángel.

Ahora y para siempre estaremos juntos.

 

 

 

Notas finales:

¡gracias por leer! apreciaría que me enviaran un Review, si les gusto, si no :3 

de nuevo ¡gracias por su tiempo!


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