Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La Amistad Nunca Fue Una Opcion por Pocky Beagle

[Reviews - 13]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡hola a todos! Aquí les traigo otra pequeña historia que nació de una clase de filosofía. Mi profesor flashea y me hace delirar con lo que dice jaja y de allí nacen estas cosas (?)

Esto esta ubicado en First Class, y es otra de las tantas versiones que se pueden pensar sobre esta peli. Esta enumerado con fechas, arrancando el 30 de agosto del 62, teniendo en cuenta que Erik y Charles se habían conocido algunas semanas antes, mas o menos el 17 (?). Y las primeras escenas se desarrollan durante el viaje por carretera para reclutar mutantes. 

Esto inicialmente era un one-shot, pero como ya dije, al acabarlo me di cuenta que era muy largo y lo dividí en dos. Tendrán las segunda parte en unos días.

Ojala les guste, enjoy!

P/d: quizás el Erik aquí escrito les parezca medio OCC pero no me salio de otra forma, aunque intente arreglarlo. Pero bueno, yo creo que esta puede ser una de las tantas facetas de Erik.

La Amistad Nunca Fue una Opción



30/8/62

Charles miro de reojo a Erik que estaba intentando arreglar con sus poderes la pequeña estufita eléctrica que había en el cuarto. Podía escuchar por lo bajo el sonido del metal retorciéndose. Le causaba muchísimo agrado el poder de su compañero, la forma en la que se mostraba tan cómodo con sus propias habilidades. Era asombroso. El mayor estaba arrodillado en el piso, vestido bastante informal en comparación que otras veces que el telepata le hubiera visto. Una remera blanca y unos jeans gastados. A pesar de todo, tenía ese porto elegante que hacía que todo lo sentara bien. Los ojos azules se pasearon por el contorno de su espalda, por la nuca descubierta y adornada con pequeños rizos pelirrojos, por los brazos descubiertos y musculosos. Bueno, Erik consideraba su cuerpo un arma, era normal que lo tuviera entrenado como una. 

-La próxima vez pagó yo por la habitación, odio estos moteles baratos donde nos envía la CIA. No quiero ni pensar en la cantidad de gérmenes que debe tener la cama, y bloquear todos los pensamientos de carácter sexual que vienen de las habitaciones de al lado, es agotador-Erik se giró a mirarlo. Una sonrisa divertida danzaba en sus labios.

-¿Es por eso que la tele esta prendida?-asintió en respuesta. Prefería distraerse en las tonterías del programa de televisión y así ignorar más fácilmente cualquier pensamiento cercano. El magnético dejo escapar otra risa, y golpeo por última vez el aparato antes de darse por vencido-Me parecía raro que la encendieras, pensé que era porque no querías hablar-admitió, levantándose del piso y caminando con pereza hacia el baño. Charles evito seguirle con la mirada, prefirió estirarse a tomar el control remoto y hacer zaping hasta un canal donde la imagen no estuviera tan distorsionada. 

Llevaban dos semanas en ese viaje por carretera, pero era asombroso lo mucho que ya se conocían y lo bien que se llevaban. Erik y él congeniaban con facilidad, tenían temas de que hablar, y cosas por hacer. Charles solía conocer fácilmente a la gente por su actitud y el plus de tu telepatía, pero eso no significara que se llevaran bien ni mucho menos. Con el polaco todo era tan fácil, se entendían con solo miradas, y todo resultaba tan natural

-¿Quieres que…?

-Quiero las negras-fue la respuesta desde el baño. Charles sonrió, como un tonto, a la nada. No le hacía falta la telepatía para comunicarse con Erik. Y eso era tan raro, y extraordinario. Al principio se había preocupado por estar proyectando, pero luego de analizar eso un par de veces se dio cuenta de que había algo extraño en ellos que les hacía entenderse. Él no era aficionado de conceptos románticos y utópicos como los de “almas gemelas” o “media naranja”, pero a veces creía que podían aplicarse a su relación con Erik. Quizás serían más precisos esos términos si no correspondieran a amor del tipo romántico, si pudieran aplicarse a la amistad serían los adecuados. Pero pensar en un hombre como su otra mitad no era adecuado, la homosexualidad no era normal. Y Charles era normal. De a momentos quería replantear esos términos, de hacerse el rebelde y aclarar que sí, Erik era su otra mitad, nadie nunca había establecido que las dos partes de un todo debían unirse en forma romántica. ¿Acaso no podían ser almas gemelas los mejores amigos? Y por esa noche, decidió que sí. Que almas gemelas y mejores amigos eran compatibles. Era más normal encontrar en un amigo a tu igual que en una pareja, ya que hombre y mujeres en muchos casos pensaban muy distinto, y eso era lo atractivo. 

Mientras meditaba tomo el ajedrez de su maleta. Lo habían adquirido en los primeros días, habían ido a una tienda a comprar cosas que necesitaran y Charles aún recuerda con gracia como los dos lo tomaron casi al mismo tiempo. No había podido evitar sonreír lleno de gozo al ver que su acompañante disfrutaba de ese juego tanto como él. Se sintió aún más dichoso cuando descubrió que jugar con Erik era excitante, un oponente diestro, inteligente, impredecible. Las piezas y el tablero no tenían la típica elegancia que a él le gustaban, a veces hubiera preferido invertir un poco más de dinero en eso pero, por la emoción de descubrir que ambos querían lo mismo, compro el que habían tomado. Quizás algún día, en circunstancias más agradables, podrían jugar con el que él solía tener, elegantes piezas talladas a mano y un tablero prolijamente barnizado. 

Cuando Erik volvió tenía el cabello húmedo y peinado hacía atrás. Se descalzo empujando los zapatos con sus pies. Charles arrugo la nariz, ya que eso podía generar manchas al cuero. El magnético se recostó a su lado en la cama, el ajedrez entremedio de sus cuerpos. Habían probado varias posiciones, sentados cada uno en su cama, o cada uno acostado en la suya, y con el ajedrez en medio en una mesa, también sentados en la misma cama… a la larga descubrieron que era mejor con los dos acostados en la misma cama, aunque esta fuera pequeña. 

-¿Listo para perder?-el aliento a menta de la boca ajena lleno sus fosas nasales. Sonrió ladinamente, arrogante. Erik se equivocaba si creía que la tenía fácil. Inicio moviendo el peón, y fue jugada tras jugada acercándose cada vez más hacía la parte más emocionante donde había riesgo de perder las fichas. Mientras tanto hablaban de lo que sea, desde el doctorado de Charles, hasta las posibles mutaciones que iban a encontrar, o como la siguiente vez estarían en una habitación más digna. 

Cuando a Charles le quedaba su reina, un caballo y un alfil, Erik tenía una torre, un caballo y los dos alfiles. El telepata había sonreído con éxito al arrebatarle la reina-Sin su reina, el rey no vale de nada.-comento, jugando con la misma entre sus dedos. El polaco le miro con la ceja alzada.

- ¿Y eso por qué? 

- No lo sé, quizá está muy deprimido para luchar, la quería demasiado.-comento, fingiendo tristeza, logrando que su compañero estallara en una carcajada. Charles noto el brillo de picardía en los ojos celestes y entrecerró un poco los ojos.

-¡Claro que no! Aún tiene al alfil, que es su mejor amigo-comento, alzando las cejas. El telepata frunció un momento el ceño, sin perder la sonrisa de sus labios.

-Pensé que el caballero era su mejor amigo-comento, divertido. Erik volvía a sonreír, de esa manera en la que mostraba todos sus dientes. 

-No es un caballero es solo un caballo-

-Bueno, bueno, pero entendiste, representa la caballería, a un caballero-Erik rodó los ojos, restándole importancia a la explicación de Charles.

- Pero en todo caso, el caballero está más lejos, si el caballero es su mejor amigo, entonces el alfil es su amante-el menor abrió los ojos asombrado, conteniendo una risa incrédula.

-¿El alfil no es un obispo? Que corte más degenerada-comento. Los ojos de Erik le estudiaron por un momento con atención, antes de que este se encogiera de hombros. Tomando su alfil derribo la reina de Charles y acentuó la sonrisa en sus labios.

-No sé lo que será exactamente, pero el alfil o el caballo harían cualquier cosa para salvar a su rey. La reina no siempre lo es todo-comento, mirando la ficha entre sus dedos. Charles se quedó un momento en silencio, contemplando el semblante ajeno que era pensativo. Luego bajo sus ojos al tablero, pensando en que movimiento podía hacer. Estaban en igualdad de condiciones, pero dijera lo que dijera Erik, al menos en su juego, la reina era indispensable.

-Para mí es sumamente importante, no se jugar sin ella-comento distraído, mientras movía algo inseguro su caballo. Cuando miro a Erik este contemplaba atentamente el juego, analizando los posibles movimientos.

-Tendrás que aprender entonces-respondió, realizando su propio movimiento. 

El juego se prolongó más de lo que hubiera pensado. De a momentos sentía sus ojos arder, sus parpados pesaban. Pero no quería dejarlo a medias, ya que la partida estaba realmente interesante. Erik también estaba algo cansado, bostezaba de a momentos, pero tampoco parecía querer moverse a su propia cama. No supo exactamente en qué momento se quedó dormido, cuando despertó la luz aún estaba prendida, las piezas habían rodado por la cama, excepto el alfil que había quedado sujeto entre sus dedos. Erik estaba dormido a su lado, casi boca abajo, su mano tomaba el mismo alfil y sus dedos se rozaban. Realmente no podía recordar el último movimiento, si habían estado haciendo algo, o ambos tomaron la misma ficha en la inconsciencia del sueño. Pero ambos la sujetaban, y era la única pieza del juego que no se había perdido en el enredo de la cama. 

Charles contemplo a su amigo, la expresión relajada, los labios entreabiertos, la posición que parecía algo incomoda. Él no estaba en mejores condiciones. Se movió un poco, y la mano de Erik soltó el alfil, pero a los pocos segundos sujeto su mano. El telepata le miro, pensando que le había despertado, pero el hombre no se había ni movido. Volvió a contemplarlo, sin poder evitar lo atractivo que era su compañero. Sus ojos azules se posaron más tiempo del necesario en los delgados labios, los estudio con atención antes de voltear el rostro. Se levantó, haciendo que Erik le soltara, con suavidad para no despertarle.

Camino a apagar la luz del cuarto y luego se tiró en la cama de Erik. Despertarlo para que cambiaran de cama era una tontería, mejor lo dejaba dormir. No valía la pena despertar a su mejor amigo. 

**

3/9/62

Relamió el sabor del whisky entre sus labios. No se había equivocado en invertir en él. Erik también parecía disfrutarlo, en silencio, pero lo disfrutaba. Notaba el burbujeo de placer en su mente cada vez que daba un sorbo. Charles le miro de reojo, notando que su amigo miraba con concentración el vaso. Sus mejillas estaban algo ardidas, pero dudaba que estuviera ebrio. 

Volvió a mirar a las dos chicas con las que estaba hablando coquetamente. En realidad cuando empezó la charla había esperado poder conversar con la rubia, esperando pasar una buena noche con ella, y que Erik charlara con la morena. Pero su amigo no se veía muy interesado al respecto. Mentalmente le había ofrecido que charlara con la rubia, a él también le gustaba la morena, así que le daba igual… pero Erik había arrugado la nariz y comentado que prefería seguir bebiendo. La chica había intentado sacarle conversación, pero solo obtenía monosílabos en respuesta. Sintiendo que estaba por frustrarse, Charles se puso hablar con ambas, haciéndolas reír. La morena pareció relajarse y decidió que se podían quedar un momento más. 

Así, al final, termino conversando con las dos chicas, mientras Erik a su lado se ocupaba de beber. Quizás con otra persona le hubiera molestado que arruinaran su cuartada, o incluso hubiera insistido a que intentara ligar, pero… Erik se veía cómodo solo bebiendo, y él simplemente no quiso insistir. Cada tanto Charles se giraba a decirle algo y Erik le respondía con un comentario inteligente y una sonrisa ladina. Eso solo hacía que la noche fuera mejor para el telepata, se sentía bien teniéndolo al lado. 

Cuando la botella se había reducido considerablemente Erik se levantó, el menor se giró a mirarle con curiosidad-Me voy a acostar-comento el magnético. Su voz se escuchaba algo pastosa y tenía las mejillas algo ardidas. Pero no estaba ebrio, podía sentirlo. Charles se levantó de su asiento, ignorando el bufido de las chicas.

-¿Te acompaño?-Erik le sonrió dulcemente y levanto las manos para detenerle, mientras negaba con la cabeza. Luego le sonrió a las chicas solo un momento.

-Claro que no, por favor, estoy bien. Diviértete-se giró e hizo un gesto con la mano a modo de despedida mientras caminaba marchándose. Charles le siguió con la mirada un momento, contemplando lo bien que se veía con los pantalones y la camisa negra. Se quedó abstraído en eso hasta que la chica a su lado hablo.

-Es una pena que tu amigo no estuviera de humor, quizás la próxima vez-comento la morena. Charles la miro de reojo antes de sonreír, aunque por dentro no pudo evitar pensar que dudaba que eso pasara. Retomo su lugar en el asiento para continuar hablando con ambas. Iba a ser imposible llevarse una con él, ya que ambas esperaban volver juntas (o ligar juntas), pero igualmente él era una persona sociable y le subía el ego hablarles y que ellas rieran o alabaran su inteligencia. 

Al final de la noche volvió hacía su cuarto. Al menos tenía el número de teléfono de la chica. Pensó en golpear en el cuarto de Erik, pero suponiendo que estaba durmiendo prefirió no molestarlo. Cuando entro, encendió la luz y dio un brinco, sobresaltado, al ver a Erik removiéndose en su cama. Parpadeo confundido, mirando al polaco que de a poco parecía ir perdiendo la inconsciencia del sueño y reaccionando. Cuando los ojos celestes se posaron en los suyos no pudo evitar fruncir el ceño.

-¿Qué haces aquí?-no era brusco, pero no podía evitar sentir algo de curiosidad. Había pagado habitaciones separadas para que estuvieran cómodos (y con esa intención había querido ir al bar a ligar), asi que era una verdadera sorpresa que Erik estuviera allí.

-No lo sé-admitió el otro, sentándose en la cama mirando todo un poco confundido. Charles alzo la ceja, sin saber que responder. Una proyección rápida inundo su cabeza y le hizo cerrar los ojos con fuerza. Una imagen del holocausto.-Tuve una pesadilla, creo, pero…-la voz era apenas un murmullo, aun afectado por el sueño-No sé qué carajos estaba pensando, ahora me voy a mi….

-No, está bien-respondió, antes de pensarlo demasiado. Erik le miro confundido pero permaneció en la cama. Tenía una remera suelta y unos boxers. Chales sonrió mientras comenzaba a sacarse el traje-. Iré a cambiarme-dijo, tomando su ropa para dormir y encaminándose hacía el baño. 

Se alistó, colocándose una remera y salió descalzo, prendió el velador y apago la luz antes de dirigirse a la cama. Erik continuaba sentado en ella, al parecer sin saber muy bien que hacer. Charles se acercó hasta quedar al lado de la cama, sus ojos estudiaron el cuerpo de Erik y prefirió ignorar el calor que sintió en sus mejillas-¿Me haces un lugar?-pregunto apenas en un murmullo, sin querer romper la atmósfera relajada. Los ojos celestes lucieron algo confundidos, pero finalmente Erik se movió hacia un costado de la cama, dejando el resto para Charles. El inglés no pudo evitar agradecer el hecho de que la cama fuera lo suficientemente grande. 

Se recostó, encontrando aliviador el hecho de que las sabanas estuvieran calientes por la temperatura corporal de Erik. Se giró a mirar a su compañero, sintiendo que las narices de ambos se rozaban. Estaban demasiado cerca. Sus ojos se clavaron en los ajenos, estudiándoles con atención. Erik tenía los labios apretados, cosa que le robo una sonrisa. 

-Si piensas dormir, deberías relajarte-murmuro, antes de terminar de voltearse. Apago el velador, antes de enterrar su rostro en el pecho ajeno, fundiendo su cuerpo contra el del mayor. Sus brazos le rodearon, con naturalidad y cerró los ojos mientras acomodaba su rostro en el cuello ajeno, sintiendo su aroma. Erik pareció dudar antes de, con brazos inseguros, rodear su espalda acercándole aún más. Charles suspiro, sintiendo como el cansancio se le venía encima, dándole cada vez más ganas de dormir.

-¿Qué es esto exactamente?-pregunto la voz ajena, amortiguada contra su cabello. El telepata prefirió dejar de lado su racionalidad, simplemente se encogió de hombros. Lo pensaría después.

-Un amigo consolando a otro-dijo con simpleza. Sintió la vibración del pecho ajeno cuando el polaco soltó una suave risa. La mano de Erik había comenzado a acariciar su espalda, cosa que le hizo ronronear un poco y relajarse aún más.

-Me gusta-admitió Erik, presionando la cintura de Charles más contra su cuerpo. El telepata se sentía cada vez más adormilado.

-A mí también-concordó en un bostezo. Mientras la inconsciencia del sueño empezaba a embriagar su cabeza no pudo evitar pensar: ¿Por qué los amigos no podían ser almas gemelas y dormir abrazados? Después de todo, se sentía muy natural. Y si sentía natural, normal, y la compañía y el contacto de Erik le generaban tanta paz ¿Por qué sería incorrecto?

Eran amigos y almas gemelas, no había nada inmoral o sucio al respecto. 

**

17/9/62

Quizás que hubieran dormido juntos varias veces hacía que no se sintieran nada incómodos acostados en la misma cama, mirando a la chica que acababa de entrar. Angel alzo las cejas al verlos a los dos juntos.

-Saben que es más por los dos ¿verdad?-Charles no pudo evitar sonreír, aún más al sentir la risa de Erik a su lado. Con suerte les iría bien en esta oportunidad, y si no, igual lo estaban pasando de lo lindo. Obviamente la chica no se veía nada feliz con su propuesta, hasta que sus ojos brillaron al ver como el metal se movía solo. Sintió el orgullo y la diversión burbujeando en la mente de Erik, y no pudo evitar sentirse contagiado por eso. 

No quiso quedarse atrás, y llevando los dedos a su frente le mostró a la morena una imagen bastante peculiar. Realmente no quiso pensar demasiado de que parte enferma de su mente salió la imagen de Erik con ropas de mujer, pero al menos logro hacer reír a la chica. Acentuó la sonrisa cuando el polaco se giró a mirarle confundido, tuvo que contener el impulso de acomodar el flequillo rojo que (a pesar de todo) parecía acentuar lo celeste de su mirada. Erik tenía unos ojos muy expresivos.

-Nunca luciste más hermoso, darling-no pudo evitar murmurar. Erik proyecto sin proponérselo vergüenza y ansiedad, que solo género que el corazón de Charles se acelerara. Se contemplaron un momento, antes de que Charles volviera a observar a la chica, que continuaba riéndose. Las cejas del polaco seguían fruncidas, molestos por no entender qué demonios estaba pasando. 

Cuando la chica se fue, a terminar su turno, Erik miro interrogante a su compañero. Charles suspiro, ya que había querido escapar de aquello, pero era obvio que no lo dejaría pasar. Dio un sorbo a su copa antes de llevar los dedos a su frente y compartir la imagen. Los ojos celestes se abrieron con asombro antes de que los mirara con incredulidad. El telepata no supo entender si quería golpearle o reírse. Finalmente el polaco pareció preferir la segunda.

-Tienes una mente enferma-comento, aun incrédulo, con la sonrisa adornando su boca.

-Si. Empiezo a creer que soy raro-se encogió de hombros. Aunque aun tenía la duda de que parte de su mente había salido eso. ¿Por que demonios había imaginado a su amigo con ropa de mujer?

-Bueno, la normalidad esta subestimada.-respondió Erik, mirándole con atención. Luego el mayor dio un largo trago, concentrándose en observar el contenido de su copa. Parecía que su mente había sido atrapada por algo en particular, pero Charles respeto su contrato y no se adentro para saber en que cosa. Igualmente no le quito los ojos de encima, deseando saber que era lo que había abstraído la mente del polaco. Finalmente Erik le miro de reojo y sonrió un poco-Me gusta lo raro. 

El telepata sintió alarmas sonando en su cabeza y volteo el rostro, sin saber exactamente por que. Sentía su corazón latiendo con mucha fuerza. La mirada de Erik le estudiaba, así que no se sintió en confianza de volver a mirarle. Bebió con lentitud de su copa, buscando como cambiar de tema. Cuando el contenido se acabo se sintió un poco más suelto. Volvió a mirarle con una sonrisa traviesa.

-¿Vamos a ver si conseguimos un par de chicas? Quizás alguna cumpla tus expectativas-noto como Erik desviaba la mirada hacía a fuera, como estudiando el lugar. Finalmente sonrió, ladino.

-Eres un mujeriego...

-Oh, no, claro que no-interrumpió divertido, sin poder contener la risa-. Soy un admirador de la belleza. Y en este lugar, mi amigo, vi varias bellezas escasas de ropa. ¿Es un pecado divertirse?-pregunto, alzando las cejas. Erik termino su propia copa y rodó los ojos.

-Vamos a ver que consigues-comento, comenzando a levantarse de la cama. Se acomodo el traje y dejo la botella de champagne a un lado. La música sonaba, y se podía ver las luces y el contorno de los cuerpos bailando a través de la puerta entreabierta. Charles se levanto emocionado-. Teniendo en cuenta que aquí se paga por mujeres, seguro podrás tener a quien quieras...

-Oh, no, no. Es desagradable pagar por ese tipo de compañía. Me las ingenio muy bien para conseguirlo por mi cuenta-dijo, acomodándose tanto el traje como el cabello. Se miro en el espejo, poniendo su sonrisa mas coqueta. Su mirada choco con la de Erik, mirándole por el reflejo. El magnetico parecía estar recorriendo su cuerpo, y eso le devolvió el nerviosismo-. Incluso podemos conseguir algo para ti. Tus estándares parecen altos, pero seguro alguna dama los llena.

-¿Dama?-Erik no pudo evitar reírse ante la elección de la palabra, justo en ese momento, en ese lugar. Negó con la cabeza divertido y luego abrió la puerta, saliendo del pequeño cuarto-Prefiero dejarlas para ti-al escucharle el telepata se removió un poco inquieto. A Erik nunca le interesaba ligar con mujeres... eso le perturbaba un poco. ¿Acaso era por que no quería distraerse de su meta de hallar a Shaw? ¿Quizás era de esas personas más conservadoras que preferían conocer a la mujer de su vida y casarse? ¿Quizás...?

-Bueno, al menos veamos un baile ¿si? ¿O vas a decirme que no sabes apreciar la belleza de una mujer?-comento, como si nada. Aunque sus ojos lo miraron de reojo, bastante atentos, mientras caminaban entre las mesitas y los pequeños escenarios. Erik había sonreído, y le miro de reojo un momento.

-Claro que se apreciarla-le hizo seña a una moza que rápidamente fue a buscar una nueva botella para traerles-¿A donde vamos, tigre?-pregunto. El telepata no pudo evitar notar que Erik no miro a nadie en particular, solo lo miro a él. Apretó los labios un momento y señalo con la cabeza a una chica pelirroja que estaba bailando en el caño. El magnetico sonrió y camino con seguridad hacia allá. Se dejo caer en una silla muy cercana, la chica le sonrió coqueta pero él se concentro en rellenar su copa. Charles decidió ignorar eso, sentarsele al lado y extenderle un billete a la chica que comenzó a bailar insinuante.

Charles miro de reojo a Erik un momento. ¿Y que si a su mejor amigo, que también era su alma gemela y con quien dormía abrazado eventualmente, no le interesaban demasiado las chicas? Ese no era su problema. No iba a preocuparse por eso, podía aceptarlo. Si... podía hacerlo. 

**

20/9/62

-No puedo creer que lo hallamos hecho-dijo Erik entre risas, apoyándose en la pared del ascensor. Sus ojos quedaron mirando atentamente la luz del techo, como si pudiera ver más que solo una luz. Charles se rió también, y le miro con concentración. La piel de Erik tenia un color asombroso, y su cabello destallaba de a momentos, con unas brillos rojizos que aparecían y desaparecían todo el tiempo, como estrellas fugaces. Cuando el polaco se giro a mirarlo aun con una sonrisa Charles se estremeció. 

-Pareces tiburón cuando sonríes-acoto, como si fuera un gran descubrimiento. Erik se quedo estático y parpadeo un par de veces. El telepata no pudo evitar admirar que los ojos de su amigo no eran simplemente celestes, sino que tenían una pizca de verde. Si tuviera que hacer ese color en una pintura... seguramente usaría turquesa y comenzaría agregarle blanco y blanco y más blanco hasta llegar a ese tono claro y hermoso. Aunque el brillo de su mirada sería imposible de imitar. Charles acababa de decidir que su nuevo color favorito era un turquesa muy muy claro. Iba a pintar toda su casa con ese color. 

-¿Tiburón?-dijo el otro, mostrando nuevamente todos sus dientes. Charles se les quedo mirando y asintió.

-Si, si... si me mordieras me arrancarías un pedazo...-asintió.

-Bueno, morderte no es precisamente lo que quisiera hacer. Aunque si te muerdo y te arranco un pedazo, como profesor de genética que eres, ¿creer que podría clonarte?-Charles miro al frente frunciendo el ceño. El sonido de la campanilla les anuncio que habían llegado a su piso, segundo antes de que la puerta se abriera. 

-Espero que no, no me gustaría que hubiera dos yo. Geneticamente hablando, si pudieras...-se detuvo ante el movimiento de mano de Erik, que estaba negando con la cabeza.

-No, no te gastes... no entiendo nada. Te miro y solo pienso en... ¿usas lápiz labial?-parpadeo varias veces desconcentrado por la pregunta. Erik enfrente suyo tenía el ceño fruncido y sus ojos estaban clavados directamente en su boca. Él se la toco por instinto, pensando en si había besado alguna chica como para que le quedara labial. Pero no, no que el recordara-Tus labios son como... muy rojos-continuo el pelirrojo. Finalmente Charles sonrió, Raven le decía eso todo el tiempo. Erik le seguía mirando como si el universo estuviera en sus labios-Creo que la droga nos afecto demasiado...

-No es droga-protesto Charles, tomando las llaves y comenzando a renegar con la cerradura. Cuando no pudo hacerlo miro a Erik que sonriendo divertido movió la mano y la puerta se abrió al instante. El telepata volvió a sonreír tontamente-Mi héroe-entro y comenzó a sacarse el traje, arrojándolo sobre una silla. Ya ni se molestaba por pagar dos habitaciones, prefería compartir. Nunca sabía cuando iban a terminar durmiendo juntos. Escucho como la puerta se cerro luego de que Erik entrara. Se estaba sacando el chaleco mientras su compañero se sacaba la campera de cuero. Los ojos celestes le estudiaban con atención-. No es droga.-repitió tras varios minutos-Es... una planta-parpadeo unos segundos y luego soltó una risa-. Bueno, bueno si es droga, pero... no es tan mala. No es como si estuviéramos alucinando ¿verdad? Es... relajante.

Erik frunció el ceño mientras le miraba-Es una droga. ¿Por que aceptaste?-pregunto curioso, mientras pateaba lejos su zapatos. Charles se inclino a recogerlos y ordenarlos en una orilla. Ya se había acostumbrado a que Erik se los sacara rápidamente, era como si no los soportara cuando estaban en la habitación-¿O acaso le aceptas drogas a todo adolescente que te la ofrece?-soltó una risa mientras caminaba hacía la cama (su cama, no pudo evitar notar Charles) y se dejaba caer.

-Ya había fumado en Oxford, sabía que no era tan malo, de hecho es muy groovy y... quería que aceptara. Y funciono, ¿verdad?-se estaba quitando el chaleco, dejándolo sobre el traje en la silla. Luego se quito la corbata. Cuando quedo solo con la camisa blanca se desabotono unos botones y camino hacía la cama, recostándose al lado de Erik, quien lo miraba atento.

-El pasado oscuro de Charles Xavier-se burlo, poniéndose de costado para poder continuar observando a su amigo. El menor cerro los ojos, pero igual era consciente de como miraba su cuerpo, la piel que había dejado descubierta al desprender su camisa. Paso saliva al pensar en como Erik le miraba-. Funciono, ahora tenemos un adolescente pelirrojo drogadicto en nuestra lista de reclutas-Charles sonrió aun con los ojos cerrados y le pego un codazo a Erik, justo en las costillas. 

El pelirrojo se quejo, y luego paso algo muy bizarro a los ojos de Charles. El magnético perdió la compostura, se le encimo y estaba haciéndole cosquillas. Funciono al instante, por que Charles era sumamente cosquilloso. Comenzó a retorcerse, removiéndose como loco, queriendo alejarse y tomar aire al mismo tiempo. Sus manos intentaban sujetar las del polaco pero no podía. Joder, nunca había estado en una situación así, bueno, solo con Raven cuando eran pequeños. Finalmente cuando sentía que no podía respirar no tuvo piedad y entro en la mente de Erik, con algo de torpeza por la agitación y el efecto de la marihuana. El mayor se quedo quieto al instante, respirando agitado y sus ojos brillaron enfadados pero divertidos.

-Eso es trampa-dijo la voz divertida de Erik. Charles sin perder la sonrisa, recuperando el aliento, negó con la cabeza. Sentía las mejillas arder, y no podía dejar de sonreír. Salio lentamente de su cabeza, dándole una advertencia con la mirada. Erik no hizo más nada, simplemente se quedaron contemplándose, los ojos ansiosos, sonrientes, felices. 

El menor finalmente se mordió el labio, cuando sus ojos estudiaron las facciones ajenas antes de volver a conectar sus miradas-La paso muy bien cuando estoy contigo-admitió, sin poder acallar las palabras. Noto como la sonrisa de Erik se ensanchaba un poco más-. Soy feliz...-continuo. A cada palabra su corazón latía más acelerado. 

-Yo también. Nunca pensé que podría ser tan feliz-los ojos celestes brillaban con fuerza, Charles no podía apartar su mirada de ellos. Eran hipnotizantes. Erik era guapo, tan masculino, y con esa sonrisa que parecía hacer resplandecer su rostro-. Nunca pensé que merecería serlo, pero contigo... yo podría s...

-Claro que lo mereces. Eres la persona más maravillosa que he conocido-sus manos volaron al cabello pelirrojo y lo acomodaron un poco. No le paso desapercibido la forma en la que Erik cerro los labios y paso saliva. El pelirrojo se inclino un poco hacía adelante, y el telepata sintió su cuerpo tensarse un poco. Estaban muy cerca. Su mirada bajo a los delgados labios de Erik, tenían una incipiente barba pelirroja que brillaba con fuerza cuando la luz la iluminaba. Volvió a mirar los ojos ajenos y noto que sobresaltaban mucho... tanto como esa vez que el flequillo pelirrojo lo cubría. 

Recordó de nuevo como había imaginado a Erik vestido de mujer tres días atrás. Ahora de pronto parecía entender por que su inconsciente había creado aquella representación. El polaco le hacía feliz, era su alma gemela, y si él fuera mujer, ellos podrían...-Desearía tanto que fueras mujer-dijo casi sin pensarlo. La sonrisa de Erik se borro al instante y los ojos celestes se apagaron. Charles podía sentir lo tenso de su cuerpo.

-¿Por que?-la voz enronquecida, pero claramente confundida lo hizo sentirse algo culpable. El magnetico no se veía enojado, pero si como si no entendiera nada, o como si no quisiera entenderlo. La tristeza no era fácil de disimular en esa mirada.

-Por que entonces yo podría...-Charles apreto los labios y bajo la mirada-Nosotros podríamos...

-¿Que?-cuando volvió a mirarle tenia los labios apretados nuevamente. Toda felicidad se había borrado de su rostro.

-Pasa que esto es como me imagino que debería ser-susurro muy bajo. Bajo el rostro y luego se acerco más, se pego contra su cuerpo, enterrando su rostro contra el pecho ajeno-Abrázame.-susurro bajito, amortiguado contra la ropa ajena. Los brazos de Erik vacilaron un momento antes de rodearle y apretarle con fuerza, pegandole tanto como fuera posible. Tuvo que morderse los labios para no suspirar.

-¿Como debería ser que?-pregunto Erik en su oído. El telepata tomo la decisión más cobarde de su vida y respiro profundo y lentamente, haciéndose el dormido-Dime-ordeno Erik segundos después, escuchándose algo más tenso. Pero él prefirió mantener su actuación de estar dormido. Pasaron varios segundos más antes de que el magnético lo apartara un poco-¿Charles?-pregunto en un susurro, y él realmente tuvo que esforzarse para no abrir los ojos. Era un cobarde, no era capaz de enfrentarle.

Erik suspiro, con pesadez, antes de que sus labios le depositaran un beso en la frente. Sintió un ruido, que indicaba que la luz había sido apagada. El ingles se obligo a quedarse quieto, y cuando el otro volvió a abrazarle simplemente se dejo hacer. Se mantuvo tranquilo, hasta que sintió la mente de Erik dejarse llevar por el delirio del sueño. En ese momento se aparto un poco para mirarle y se quedo observando sus facciones, tanto como la oscuridad lo permitía.

Su mejor amigo, que era su alma gemela, con quien dormía eventualmente abrazado y a quien no le interesaban las mujeres, lo hacía sentirse asi.

-Asi me imagino que debe ser estar enamorado-susurro muy bajo, para no despertarlo. Se mordió los labios angustiado, antes de volver a enterrar su rostro en el pecho ajeno, respirando profundo su aroma, queriendo que eso lo relajara. 

Su mejor amigo, que era su alma gemela, con quien dormía eventualmente abrazado y a quien no le interesaban las mujeres, lo hacía sentirse enamorado. Y él no podía sentirse enamorado de un hombre.

Él no era raro. 

** 

30/9/62

Moira lo había echado de su cuarto. No había esperado ser rechazado, pero al parecer no agarro a la agente con muy buen humor. Bueno, tampoco él estaba con muchas ganas de andar ligando, pero sentía que necesitaba hacerlo, para reafirmarse algo así mismo. Entro al cuarto y vio a Erik buscando algo de ropa en su maleta, sin remera. Parecía que estaba a punto de bañarse. El polaco se giro a mirarlo y alzó la ceja. 

-¿Y esa cara?-pregunto con curiosidad. Charles se encogió de hombros y entro. En ese momento odiaba compartir cuarto, en realidad había estado feliz de compartirlo con Erik (Hank y Sean compartían el otro, Alex y Darwin otro y Raven y Angel otro), pero últimamente se sentía abrumado con pasar tanto tiempo juntos. Y no, no tenía nada que ver con el improbable hecho de que definitivamente no estaba enamorado de él-¿Acaso te rechazo alguna chica?-el magnético sonreía burlón mientras se desprendía el pantalón. Prefirió desviar la mirada, para darle algo de privacidad que no había pedido. 

-De hecho, si-admitio. Cuando miro de reojo a Erik este había dejado el pantalón en su lugar, aunque desabrochado, y lo miraba atentamente, con el ceño ligeramente fruncido. 

-¿En serio? ¿Encontraste con quien coquetear aquí? Me sorprendes-el magnetico parecía pensativo-¿La cocinera? Es un poco robusta para ti, pero tenía una mirada sumamente du...

-¡Claro que no es la cocinera!-protesto indignado, recordando a la mujer que prácticamente lo doblaba en edad.

-Oh, no sabía que fueras tan elitista. Seguramente la rechazas por que es una pobre mujer que no anda tan elegante como tu por que...

-Dios-el tono dramático ajeno termino robandole una sonrisa. Era tan fácil olvidarse de todo lo de más cuando estaba con él, incluso con conversaciones tan...vacías.-. Claro que no es eso. ¿Acaso no notaste que tiene 50?

-Y tu tienes 30, no es tanta diferencia-Erik alzo la ceja-¿O te gustan las menores? ¿No me digas que te gusta Angel? Hubieras ido solo ese día, de paso imaginabas ese vestido en un cuerpo más apropiado-mientras comentaba esto Erik se quito el pantalón, quedando solo con los bóxer. Charles volvió a desviar la mirada, mientras recordaba esa noche. La noche del vestido que le divertía y le turbaba a partes iguales.

-Oh, vamos, te encanto usar vestido-se sentó en la cama mientras veía como Erik iba al baño-. Pero no, no es Angel tampoco.-el magnético alzo la ceja.

-¿De verdad entraste con esa cara solo por que te rechazo?-Charles asintió, aunque algo en su cabeza le dijo que no era eso. Hacía días que andaba así por que desde la noche de su epifanía estaba confundido. No sabía que pensar y mucho menos que hacer. Erik había trastrabillado su mundo en formas que no le agradaban para nada-Debes ordenar tus prioridades-comento el polaco antes de terminar de entrar al baño. 

-Quizás-admito él, antes de ver al polaco que volvía a salir solo con una toalla envuelta en la cintura. Erik se apoyo en el umbral de la puerta, con los brazos cruzados. Una sonrisa traviesa bailaba en sus delgados labios.

-Quien te rechace esta loco-admitió, y Charles sonrió en respuesta, intentando que eso le animara. Aunque bueno, el rechazo no había sido el mayor problema, él tenía suficiente ego para creer que podía conquistar a cualquiera que se propusiera. Noto como Erik miraba un momento sus propios pies antes de emitir un suspiro, la sonrisa era distinta ahora-. Si tu estuvieras interesado en mi...-los ojos celestes volvieron a clavarse en los suyos y el telepata sintió todo su interior cosquillar, como un millón de mariposas, u hormigas, o cualquier otro maldito insecto moviéndose erraticamente en su vientre. Tuvo que contener la respiración-Yo nunca te rechazaría-y el magnetico sonaba tan malditamente serio. Sonreía aun, pero sus ojos traslucidos trasmitían tantas cosas. Tanta seriedad. ¿Lo decía en serio? 

Charles sonrió algo nervioso, sin saber que responder. El corazón latía como loco en su pecho-Tu eres mi mejor amigo-fue lo más ingenioso que se le ocurrió decir. Erik alzo la ceja ante su respuesta, su sonrisa disminuyo un poco, casi imperceptiblemente, pero con lo mucho que Charles había llegado a conocerlo, a sus ojos era bastante obvio. 

-¿Soy tu mejor amigo?-pregunto el otro, en un tono que el menor no supo descifrar. No sabía si estaba molesto, feliz o desilusionado. Quizás era una mezcla de las tres cosas. Quizás ni el mismo Erik sabía como se sentía. No cuando todo era tan confuso entre ellos. 

-Claro que si.-aseguro, para evitar tensiones, para asegurarse de que todo iba a quedar bien entre ellos. Erik apreto los labios, su expresión estaba algo tensa. Justo lo que Charles había querido evitar.

Luego el polaco bajo una mano y soltó la toalla, dejándola caer sin menor importancia al piso. Charles abrió los ojos sorprendido y no pudo evitar que su mirada bajara a esa virilidad, que tenía un monte de vellos pelirrojos justo encima. Se quedo estático, sin saber que hacer y sin poder apartar la mirada. Si no veía esa virilidad, sus ojos se paseaban por el largo de esas piernas, de esos músculos marcados... o ese vientre delgado y trabajado, ese pecho, esos brazos. Cuando finalmente le miro el rostro la expresión sería se transformo en una ligera sonrisa arrogante.

-Entonces no me mires así-dijo la voz ronca ajena. El ingles sintió una descarga que inicio en su nuca y que parecio explotar en su espalda baja. Un cosquilleo llego a rincones de él que nunca pensó que serían sensibles. Quiso obligarse a apartar la mirada, pero simplemente no podía hacerlo. La imagen de Erik desnudo lo tenía completamente hipnotizado.

El magnetico se dio la vuelta, dispuesto a entrar al baño, pero lo hizo sumamente despacio, completamente a propósito. Charles tuvo la oportunidad de estudiar su amplia espalda, las pecas y lunares desparramados en la blanca piel, la estrecha cintura, el pequeño y musculoso trasero, las piernas tonificadas.

Erik le sonrió por encima de su hombro, soltó una risa antes de cerrar la puerta con un sutil movimiento de muñeca. El sonido sordo, acompañado al instante por el ruido de la ducha hicieron que el telepata reaccionara y se levantara de un salto de la cama.

Necesitaba huir de allí. Necesitaba distraerse, necesitaba ordenarse. 

Dios santo, su mejor amigo, que era su alma gemela, con quien dormía eventualmente abrazado, a quien no le interesaban las mujeres y que lo hacía sentirse enamorado, era... era jodidamente perfecto. Tan hermoso, tan atractivo, tan masculino. Un Adonis.

Pero no había nada de malo en eso, no era malo tener un amigo atractivo. ¿Verdad?

Notas finales:

Bueno, hasta aquí por ahora. En unos días subiera la segunda parte que sería el final de esta mini historia. 

Espero que les haya gustado. 

¿Comentarios? Besicos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).