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Dance por ShuKoi

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Notas del capitulo: ¡Hola! Al menos con dos review soy feliz, ya que en los otros.. bueno, es un poco deprimente. Digo que en éste capítulo necesitarán una canción. La canción se titula Cuando, y es cantada por Ricardo Arjona. Cuando de el aviso, si la pueden descargar, pónganla, les será de ayuda para imaginarse a aquellos dos. ¡Espero que les guste este capítulo, puse todo mi esfuerzo en terminarlo hoy! ¡DEJEN REVIEW! [y sí, ésto va principalmente para Eiji-chan que nunca me deja review ¬¬]
Dance

Track Two – Dance With me

Regresaron a la mesa, riendo con Killua lleno de chocolate y Gon intentando limpiarlo. El morenito miró a su amigo castaño, y éste le guiñó un ojo. Ellos así se entendían. Cada vez que llamaba a Gon era para preguntarle por Kurapika, ya que no tenía el valor suficiente para llamarlo. El pequeño desde hacía dos años que sabía los sentimientos de su amigo por el Kuruta, era un poco obvio. Cuando se sentaron, notaron que Hanso estaba bailando con aquella examinadora amargada del Sushi y cabellos rosas, pero que tenía unos buenos atributos físicos. Notaban que, en la mesa del Shinobi, Pockle tenía cara de indigestión. ¿Celos, tal vez? Rieron un poco los cuatro, al parecer estaban pensando en lo mismo.

Bajo la mesa, las manos de Killua y Gon estaban entrelazadas. Les daba un poco de vergüenza pero después de todo, eran una pareja, y de eso no debían avergonzarse, Leorio estaba enamorado de Kurapika, ¿No? Mientras ellos estaban en el baño…

Flash Back

Gon apoyó de forma distraída su cabecita en el hombro de Killua, sonriendo levemente. Quería bailar con él. – Etto… Killua… ¿Tú sabías que yo…? –

- No, no sé, no vivo contigo.- Contestó “fríamente” el albino, riendo y estrujándole una mejilla. –Te ves tierno sonrojado. –

- ¿Yo? – Se sonrojó aún más al notar que estaba sonrojado y se pateó mentalmente. – Etto… Bueno, yo… - Cerró un poco los ojos. Estaba demasiado nervioso.

- Tú… - Rió un poco. Ya sabía lo que Gon quería decirle, lo sabía desde hacía ya mucho tiempo, pero quería oírlo. Quería sentir que era correspondido.

- Desde… siempre… he sentido… algo… - Empezó.

- ¿Algo? ¿Algo como qué? – Divertido, agachó su cabeza a la altura de la de Gon, haciendo cruelmente que se pusiera aún más nervioso.

- Algo como… que… yo… como que yo… me… yo… te… ¡Ah! - Cerró los ojos y se le lanzó encima, besándolo. Eso era mejor que algunas palabras, ¿no?

Ninguna de las demás personas presentes en el lugar se percató que, bajo la mesa de Gon, estaban él y Killua besándose, ya que la música no permitía escuchar sonidos ajenos a ella (Gon había pegado aquel semejante grito…). Zaoldyeck no esperaba que se le lanzase encima a besarlo, pero aquello se sintió bastante bien. Le correspondió, con el corazón acelerado, e incluso un poco ruborizado, abrazándolo fuertemente a su cuello. Sonrió, levantándose difícilmente con Gon encima abrazándolo. – Me gustas, me gustas mucho, Killua… - Repetía, emocionado.

- Ya lo noté, baka… tranquilo, ¿sí…? – Lo abrazó un poco más y le susurró al oído. – Tú también a mí, mucho, mucho, mucho… - Le dio un leve beso en el oído que dejó medio sordo a Gon quien rió un poco también, sonrojado. Entrelazaron sus manos bajo la mesa cuando notaron que Leorio y Kurapika regresaban, y se sonrieron con complicidad. Ahora les tocaba a ellos.

Fin del Flash Back


Todos se dieron cuenta cómo Pockle no soportaba más aquella visión, y se dirigía resignado al baño. Leorio, con un gran sentido de la responsabilidad, se acercó a Hanso, y le susurró al oído mientras tomaba a la chica para bailar con ella – Ve por Pockle. – mientras le pateaba un tobillo por despistado. La mujer se negó rotundamente a bailar con Leorio, pisándolo de golpe y se fue a sentar, molesta.  Leorio le sacó la lengua infantilmente y también se fue a su mesa. Esperaba que Hanso no metiese la pata más hondo con el pobre Pockle. Kurapika se quedó anonadado y sonrojado al mismo tiempo. ¡Su corazón latió fuerte cuando Leorio colocó sus manos en la cintura de esa mujer! ¿Qué demonios le estaba pasando? ¡No lo entendía para nada!

El médico se dedicó a contar varias cosas acerca de su trabajo a los pequeños, y Gon y Killua hicieron lo propio. El único que permanecía callado era el Kuruta, demasiado ensimismado en sus pensamientos como estaba. Estaba intentando analizar los apresurados latidos de su corazón cuando notó que Leorio se levantaba de la mesa, disculpándose y dirigiéndose a quién sabe donde. Kurapika lo siguió con la mirada todo el trayecto, temblando un poco por el frío que hacía (NDA: Perdón otra vez por interrumpir… pero estaban en pleno otoño y hacía frío… *tiembla* aquí tambien hace frío en este momento XD) ya que estaba cayendo la noche.

Gon notó la ausencia mental de Kurapika y aprovechó unos cinco segundos para besar a Killua mientras el Kuruta estaba en su mundo traumático. Zaoldyeck respondió un poco reticente pero sintiéndose como niño que hace una travesura, acariciando el cabello del otro y mirando de vez en cuando a Kurapika. Lo que no recordaban era que, además de Kurapika había más gente en aquella fiesta.

Leorio, que iba camino a la mesa, se quedó estático en su lugar, ruborizándose de golpe. ¿Gon y… Killua? Bien, más de una vez se los había imaginado, pero… la realidad supera a la ficción. Sintió que le fallaban las piernas. Era como ver… a lo más parecido a un hermano besándose con otro tipo. Serían celos sanos, pero igual eran celos y se sentía extraño.

En ese preciso instante, Pockle salía aún algo molesto con Hanso, pero se le pasó la molestia y se reemplazó por vergüenza a ver a sus otros dos amigos besándose. Cubrió su boca con su mano derecha, ruborizándose. Hanso se dio cuenta de que Pockle estaba retrocediendo y al ver a la pareja, se sonrojó y abrazó al pequeño contra sí, tapándole los ojos. Deseaba reír maliciosamente, y le salió una risa escueta. Era… un poco desconcertante.

Gon y Killua seguían besándose, ajenos a ellos. La verdad era que el sentimiento era tan placentero que no les importaba lo que pensaban los demás. Cuando se separaron, se miraron a los ojos, y Killua abrazó contra su cuello a Gon, que sintió ruborizarse de golpe al sentir miles y millones de miradas sobre ellos. – Killua… creo que nos olvidamos del resto… pero estoy seguro de que Kurapika no nos vio…- Susurró contra el cuello del albino. Killua rió. Luego, envió una mirada asesina a las demás personas presentes, advirtiéndoles claramente “Nos llegan a molestar y los mato”, acariciando con delicadeza el cuello del ruborizado morenito.

Leorio, alertado por la “simpática” y “dulce” mirada de Killua, se dirigió a la mesa, sentándose al lado del Kuruta y pasándole una mano por delante del rostro para que despertase de aquél extraño trance. Luego, miró a la pareja, que tenía ahora las manos entrelazadas y Gon no se atrevía a mirarlo a la cara. Rió un poco. Parecía un niñito que acababa de ser reñido.

- Gon, no te avergüences. Después de todo… no eres el único aquí, ¿eh? Mira a aquellos dos… - Señaló disimuladamente a Hanso y Pockle, quienes se besaban supuestamente escondidos detrás de uno de los arbustos de otoño plantados en el recinto. Lo que no sabían era que estaban tan concentrados en su beso que se habían movido de su escondite y estaban a la vista de todos. Gon rió, sonrojándose un poco por la imagen que tenía frente a sus ojos, y ocultó un poco más su rostro en el cuello de Killua. – Gon… sabes que estoy enamorado de Kura… - Pero sintió que mencionando su nombre lo escucharía, así que se detuvo de golpe. – Bueno, ya sabes de quien. No te avergüences, amas a quien amas, sin importar qué, ¿bien? –

Una suave música con una guitarra y una trompeta empezó a sonar, y Leorio se vio alertado. Se acercó a Kurapika a paso lento, sintiéndose con las mejillas ardiendo y estirando una mano hacia el Kuruta, que se vio sorprendido en un principio. (Bien, les digo. Ahora es el momento cuando entra la canción, pero imaginen que la introducción está un poco más larga para que Leorio pueda…)

- Kurapika… - Carraspeó un momento, intentando evitar que las manos se le pusieran frías pero sin lograrlo. - ¿te gustaría…? – Las palabras simplemente no salían. ¿Porqué demonios estaba tan nervioso? Bueno, tal vez fuese el hecho de que el Kuruta era técnicamente un asesino y podía ahorcarlo en cualquier momento, pero eso no iba a pasar, ¿o sí? Sonrió nervioso y terminó. - ¿Bailamos…? – Cerró los ojos.

El Kuruta sintió sonrojando, observando primero a su alrededor. Pockle y Hanso bailaban, también otras personas. Bueno… tal vez así su atención no se centraría en ellos. Respiró profundamente, y se armó de valor, asintiendo con la cabeza y tomando la mano de Leorio.

El castaño posó una mano en la delgada cintura del Kuruta, haciéndolo sonrojarse de golpe. Luego, tomó su mano derecha con su mano izquierda, entrelazando nerviosamente los dedos, y Kurapika posó su mano libre en el hombro de Leorio. El mayor suspiró, y abrazó un poco contra sí al Kuruta, deseándolo cerca, más cerca que nunca. Como el Kuruta ya casi estaba a su altura, aprovechó para acercarse a su oído, y empezar a susurrar la letra de la canción que estaba sonando.

¿Cuándo fue la última vez que viste las estrellas…
con los ojos cerrados?

El rubio se ruborizó de golpe al sentir el aliento del castaño en su oído, era cálido. Se estaba estremeciendo a cada palabra. Cerró los ojos fuertemente, sintiendo que con esa canción Leorio le leía la mente. Técnicamente, estaba… viendo las estrellas a su lado.

¿Y te aferraste como náufrago a la orilla…
de la espalda de alguien?”

Recordó en ese instante el abrazo que se habían dado cuando se reencontraron. No quería soltarlo, era cierto, de verdad, lo necesitaba a su lado. Dios, Leorio… lo estaba abrumando. Se estaba sintiendo demasiado bien y no quería separarse de él. Eso… no era correcto.

¿Cuándo fue la última vez que se te fue el amor
por no dejarlo libre…?


Leorio abrazó un poco más al Kuruta, susurrándole momentos después. – Nunca me sueltes. Y si lo haces… ni con eso me apartaré de tu lado.-

¿Cuándo fue la última vez que te besaron tanto…
que dijiste mi nombre?
¿Cuando te ganó el orgullo y escogiste el llanto
Por no perdonarme?”

En la primera parte, sólo sintió temblar. Y luego, en la segunda frase, su corazón latió de prisa. Más de una riña con Leorio había terminado en lágrimas, era cierto. Se encerraba en donde encontrase lugar, y golpeaba todo lo que estuviese a su paso. Aunque… no podía recordar al menos una riña en que Leorio no forzase la puerta y lo abrazase fuertemente, pidiéndole perdón.

¿Cuándo fue la última vez, que un simple déja vú
me llevo hasta tus brazos?


Cerró los ojos, abrazándolo. Tenía tanta razón, tanta. Leorio se movía al compás de la música y con suaves movimientos. Estaba siendo delicado, amoroso. El Kuruta recordó esos malditos nervios que había sentido antes de que Leorio apareciese.

En el coro, Leorio lo abrazó, besando de una forma imperceptible la mejilla del Kuruta, y prosiguiendo a susurrarle en el oído las hermosas estrofas del coro.


"¿cuándo…? ¿Cuándo fue la última vez que te quisieron tanto?
¿Cuándo…? ¿Cuando te ganó el orgullo y escogiste el llanto?
¿Cuándo…? ¿Cuándo volverás a ser lo que no fuiste nunca…?”

Kurapika tenía tantas ganas de llorar. Leorio estaba siendo tan dulce, atento, suave… Simplemente no era el mismo, y poco a poco su corazón latía acompasado y su cuerpo temblaba bajo el tacto del castaño. ¿Por qué? ¿Por qué Leorio lo trataba así? Estaba tan confundido…

¿Cuándo fue la última vez que te sentiste sólo
y llegaste a odiarme?
¿Cuando llegó a convencerte el maldito despecho
que un clavo saca a otro?
¿Cuándo te olvidaste que el caso no es entenderse
sino que aceptarse?

Cerró los ojos una vez más, entregado totalmente a la música, al baile. A Leorio. No podía pensar en nada más, solo en la voz suave de Leorio susurrándole todas esas cosas a su oído, haciéndolo estremecer, temblar. Su corazón latiendo y sus mejillas ardiendo en rubor. Se sentía tan… bien…

¿Cuándo…? ¿Cuándo fue la última vez que te quisieron tanto?
¿Cuándo…? ¿Cuando te ganó el orgullo y escogiste el llanto?
¿Cuándo…? ¿Cuándo volverás a ser lo que no fuiste nunca…?

Se abrazó un poco más a él, apoyando la cabeza en su pecho en la parte más rápida de la canción, donde Leorio lo alzó un poco del suelo y dio unas cuantas vueltas para volver al ritmo normal.

Si se sano tu herida, borra también la cicatriz”

Venganza. Esa era su herida, y la cicatriz no sanaba.

Y si un día nos vemos… haz el favor de contestar…

¿Cuándo…? ¿Cuándo fue la última vez que te quisieron tanto?
¿Cuándo…? ¿Cuando te ganó el orgullo y escogiste el llanto?
¿Cuándo…? ¿Cuándo volverás a ser lo que no fuiste nunca…?

Cuando el ritmo de la música se acompasó, el rubio subió su rostro ruborizado para mirar a los ojos a Leorio. El médico sonrió, sintiéndose enteramente bien sosteniendo entre sus manos la delgada y suave cintura de Kurapika. Bajó un poco el rostro, víctima de sus ganas, de sus deseos. Cerró los ojos, y el Kuruta hizo lo propio, alzándose levemente. Pero al sentir el roce de ambos labios, se separó bruscamente sonrojado, tocándose los labios con los dedos. ¡Había estado a punto de besarse con Leorio! ¡Y encima con tanta gente alrededor! ¿Qué le estaba pasando?

Abrumado por completo, se dirigió a la mesa donde estaban sentados anteriormente, bebiéndose un trago de champagne de golpe. Dios. ¿Qué le estaba pasando?

Mientras, el médico bajó la cabeza, triste y un poco decepcionado. Le hizo una seña a Gon, indicándole que estaría afuera en el balcón del edificio, y salió, con la cabeza gacha y las manos en los bolsillos. Tenía ganas de llorar.

Gon y Killua miraron de forma severa al Kuruta, pero cuando observaron su rostro confundido y frustrado, cambiaron de parecer. Realmente no había tratado mal a Leorio porque… fuese Leorio, sino porque estaba total y completamente confundido.

- Kurapika… -

- Dime, Gon.- Saltó Kurapika.

- Mira… Vi lo que pasó allá. – Empezó entonces el morenito. – Quiero hacerte una pregunta… ¿Cómo te sentiste bailando con Leorio? –

- ¿Qué? –

- Lo que oíste. Cómo te sentiste bailando con Leorio. Simplemente respóndeme, no es que esté curioso, sino que intento ayudarte.-

- Yo… - Sus mejillas enrojecieron, tanto por el alcohol como por dar a conocer todos sus sentimientos en ese momento. Pensó en todos esos escalofríos que le recorrieron, y no precisamente por el frío. En las veces que se ruborizó, en el suave tacto de las manos de Leorio sobre su cintura… - Gon… me sentí… mejor que nunca… Leorio fue muy… dulce y yo… yo no sé qué hacer… Sentí un millón de veces mi corazón palpitar rápidamente… mis mejillas ruborizarse… - Cerró los ojos, apretando su túnica entre sus manos. No entendía sus sentimientos, simplemente no podía.

- Mira, Kurapika. Te voy a decir algo, estoy seguro de que Leorio me golpeará si se entera, pero… tengo que hacerlo. ¿Has hablado con Leorio últimamente? No, ¿Verdad? Pues tienes que saber algunas cosas de él. – El pequeño tomó aire, y prosiguió. – Leorio no tiene un hogar definido. Se la pasa viajando de aquí para allá debido a que siempre lo solicitan para operar en otros países como África, debido a que es un gran cirujano y no cobra. Todas las veces que me ha llamado han sido desde hoteles, y siempre ha estado en un país diferente. Todas las veces que lo ha hecho… Leorio siempre me ha preguntado por ti, Kurapika. Siempre me ha cuestionado el hecho de que si te he visto o no, si podía describirte. Me decía que no se atrevía a llamarte porque no sabía cómo ibas a reaccionar, y… - Rió un poco. – Se ponía nervioso cuando empezaba a marcar. Yo tampoco podía ayudarle mucho, debido a que una de las cosas ocultas para mí en este mundo era tu paradero. – Cerró los ojos, mirando fijamente al Kuruta. – No tiene un lugar a donde regresar. – Dijo. – No confía en nadie sino en Killua, tú y yo. Especialmente en ti. Él tiene… profundos sentimientos para contigo, te quiere demasiado. Kurapika… -


- Si de verdad lo quieres, si te sentiste cómodo bailando con él ve a hablarle. – Interrumpió Killua. – Haz algo… mira, haz lo siguiente. Tómalo de las manos, y míralo a los ojos. Lo que te pase por la mente en ese instante, díselo. Él te escuchará. – La verdad era que le estaba cansando tanto rodeo por parte de Gon y decidió intervenir.

El Kuruta, abrumado por tanta información, sonrió finalmente. Haría lo que le dijo Killua. Se levantó con paso firme y decidido. Luego, volteó su cuerpo totalmente, yendo a paso lento a donde suponía, encontraría a Leorio, lanzándole una última mirada a los otros dos. Luego les agradecería el favor.

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 Me tiene harta este problema con los espacios, pero ya se como solucionarlo. Aclaración Shinobi=Ninja en japonés. Espero que les guste y sí, la pareja de Pockle y Hanso está un poco rara XD


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